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LO QUE SE PERDIO por Amaya Kurau

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III

ENCUENTRO

 

 

 

Se ajustó la pistolera y guardó su arma en ella, luego se colocó la gabardina y prácticamente de inmediato se puso a guardar sus cosas en la mochila. Evitaba pensar demasiado, su rostro permanecía inmutable y su mirada fría. Al final, corrió el cierre con brusquedad y se echó la mochila al hombro. Miró el sobre que había dejado sobre la mesa y sin dudarlo lo tomó y lo guardó en el bolsillo interno de su gabardina. Lo que tenía que hacer ahora era buscar un servicio de correo.

Se dirigió a la salida y antes de cerrar la puerta echó un último vistazo al apartamento. No pudo evitar apretar con fuerza su puño contra la manija al mirar la chimenea y el árbol de navidad ahora apagado. De nuevo sintió su sangre hervir, pero respiró profundamente para controlarse y finalmente cerró de un portazo para luego ponerse en marcha.

Afuera el día era gris y frio. La nieve se acumulaba incesantemente en las marquesinas y en las esquinas y orillas de las aceras y calles. Sin importarle, avanzó a paso firme por la calle. ¿Qué hora era exactamente?, no tenía la más mínima idea, pero como la luz iba disminuyendo; sin duda pronto anochecería.

¿Así que le había tomado prácticamente todo el día lamer sus heridas y tomar aquella decisión?. Sonrió con ironía.

En la calle los autos circulaban despacio salpicando ligeramente de vez en cuando y en las aceras la gente iba y venía envuelta en gruesos abrigos. A media que avanzaba entre las calles, las lámparas iban encendiéndose una a una y el ambiente se tornaba más frio. Instintivamente se arrebujó más con su gabardina y aceleró el paso.

Después de algunos minutos de andar, finalmente encontró lo que buscaba. Cruzó la calle corriendo esquivando un auto y llegó hasta el buzón rojo apostado frente a una cafetería que solía frecuentar. Extrajo el sobre guardado y lo observó unos segundos pensando en su decisión; sin embargo, pronto comenzó a nevar nuevamente y unos copos se posaron sobre el así que de inmediato lo introdujo por la rendija. Con eso no sabía si se había quitado un peso de encima o se había puesto uno más; pero estaba hecho. De todos modos, no podía volver, al menos no por ahora. Era una acción cobarde y lo sabía, pero después de lo que había hecho no podía simplemente volver a la asociación.

Él, un cazador, se había involucrado con un vampiro; aquello se mirara como se mirara, había sido traición. De hecho, aun le sorprendía que no lo hubiesen buscado ya. Quizá fuera porque se trataba de él, de lo contrario sin duda ya lo hubiesen mandado a llamar dado que no se había presentado a rendir su informe sobre la velada. ¿Pero qué podía decirles?, “me acosté con Kuran Kaname y por eso no lo hice. Ni siquiera sé cómo concluyó la dichosa velada porque él me arrastró consigo y no desperté sino hasta esta mañana, burlado y humillado”. Sonrió con amargura nuevamente, obviamente no, y tampoco era como que fuese a pregonar lo sucedido.  Ahora el punto en si era, que tenía que alejarse, no podía permanecer más tiempo allí, pues si lo hacía sin duda se lo toparía de nuevo y no podría controlarse. Incluso en este momento estaba luchado con el impulso de ir a partirle la cara. Sólo esperaba que Yagari-sensei y el director, aun sin explicaciones respaldaran su decisión de ausentarse temporalmente.

Con esto en mente se dio la vuelta y comenzó a alejarse. No sabía exactamente a donde iría, pero era consciente de que debía pasar desapercibido y alejarse.

Se adentró por algunas calles y callejuelas más, hasta que la alameda frente a la cual se encontraba situada la estación de trenes apareció frente a él. A su izquierda la gran catedral con sus enormes torres y sus vitrales, había encendido sus luces y podían escucharse los cantos que se entonaban en su interior. No pudo evitar evocar recuerdos del pasado con su familia que le provocaron nostalgia. Apretó la mandíbula y acomodó la mochila en su hombro y cruzó la calle hacia la alameda.

El cielo se había despejado nuevamente y la luz de la luna bañaba completamente todo a su alrededor iluminándolo y resaltando el hecho de que la nieve se extendía por las jardineras como un manto blanco. Aun así, las farolas habían encendido por completo en el lugar despidiendo su luz dorada sobre los adoquines. Algunas parejas iban y venían paseando por los parajes en total calma sin prestarle atención; sin embargo, él sabía que debía darse prisa o no tardaría en toparse con algún cazador haciendo su ronda; ya de por si estaba costándole trabajo ocultar su presencia.

Pensaba en esto cuando repentinamente sus sentidos se alertaron y le hicieron detenerse. Conocía muy bien esa sensación; era la presencia de vampiros. Estaban juntos y demasiado cerca. Miró a su alrededor buscando el lugar de donde provenía esa sensación y dudó.

Podía simplemente ignorarla. Si se involucraba sus planes se vendrían abajo y él tenía que marcharse. Recalcándose eso siguió avanzando, sin embargo, nuevamente la sensación se hizo más intensa. Debían haber encontrado una presa.

-   Tsk… maldición –. Susurró para sí y pese a lo que deseaba, se giró y comenzó a correr en dirección contraria a donde se dirigía.

Cruzó nuevamente la calle y se introdujo por una callejuela oscura cercana a la gran catedral hasta topar con unas escaleras que llevaban a otra calle más abajo. Una vez allí se concentró en el rastro y con sumo sigilo bajó los primeros escalones; pero luego, tomando impulso sobre la baranda de piedra, saltó. Apenas e hizo ruido al aterrizar e inmediatamente se puso de pie y extrajo la Bloody Rose y le retiró el seguro.

Con precaución avanzó por esa calle mientras observaba todo a su alrededor, hasta que después de unos minutos finalmente dio con ellos en un callejón oscuro y sin salida. Eran nivel E y su presa un hombre alto. Eso fue lo único de lo que tuvo tiempo de percatarse pues en el instante en que llegó allí, los nivel E se lanzaron contra su presa. Ante aquello apretó con fuerza la mandíbula y corrió hacia ellos. En un rápido movimiento logró interponerse entre estos y aquel hombre; y disparando varias veces sin dudar, hizo cenizas a todos esos nivel E.

Luego todo quedó en completo silencio en el lugar, con solo los sonidos de los autos de las calles principales rompiéndolo de vez en cuando. Inhalo profundamente y bajó el arma.

-   ¿Estás herido?

Cuestionó una vez hubo colocado el seguro a la Bloody Rose y disponiéndose a terminar su trabajo borrando los recuerdos de aquel hombre. Sin embargo, no recibió respuesta alguna a su pregunta por lo que se giró pensando en que probablemente éste estaba herido o se había desmayado. Pero no fue así; de hecho, al hacerlo un estremecimiento recorrió su cuerpo al mirarlo a los ojos.

En medio de aquel callejón, con apenas y unos rayos de la luz de la luna rompiendo la oscuridad. Esos ojos brillaban de manera extraña. Pero no sólo eran sus ojos. Aquel hombre despedía cierto aire imponente. 

De facciones afiladas, era más alto que él y vestía por completo de negro; incluso sus ojos y pelo ligeramente largo también lo eran; contrastando así con su pálida piel. Portaba en el cuello un crucifijo de plata con incrustaciones de piedras rojas y en una oreja un par de piercings también plateados. Pero todo esto no era lo que le había provocado aquel estremecimiento; sino el hecho de que ese hombre no parecía en absoluto asustado. De hecho, lo miraba ligeramente sorprendido a la vez que sostenía el pomo de una gran espada como si se hubiese estado preparando para atacar y al parecer él había interferido. Sin más su primer impulso fue retroceder y así lo hizo.

-   ¿Quién eres? – preguntó repentinamente el desconocido con un tono de voz tranquilo y a la vez profundo; pero dejando ver un par de colmillos.

Al escucharlo, Zero apretó la mandíbula. ¿Quién diablos era ese tipo?, ¿En que se había metido?

-    Esa… esa debería ser mi pregunta ¿no crees?; ya que tú al parecer, aunque portas colmillos, no eres un vampiro – dijo él con cautela.

-   ¿Un qué?

Zero frunció el ceño al tiempo que miraba aquella espada de nuevo.

-    Un vampiro -. Recalcó - Y tampoco eres un cazador. “Eso” no está hecho de metal madre. – el sujeto miró su espada un instante y luego lo miro nuevamente a él.

Zero iba a interrogarlo nuevamente pero repentinamente dos presencias le hicieron tensarse y volver el rostro hacia la entrada del callejón. Eran cazadores que venían hacia ese lugar. Frunciendo el ceño se giró nuevamente hacia el desconocido, pero en ese instante éste saltó hacia lo alto de la barda del callejón y desapareció. Zero frunció el ceño, no iba a dejar que ese tipo se escapara sin responder sus preguntas. Ahora estaba seguro que era él de quien esa mujer le habló.

En un rápido movimiento saltó también a lo alto del muro y lo vio alejarse por uno de los tejados así que fue tras él. Era rápido, pero no tanto, así que pronto le dio alcance. Al darse cuenta, el sujeto lo miró sorprendido mientras seguía corriendo y para evadirlo, de inmediato saltó a un callejón desierto y siguió alejándose.  Zero apretó la mandíbula y también saltó.

-   ¿Por qué me sigues? – le gritó el desconocido.

-   Porque no respondiste mi pregunta.

-   Tu tampoco.

-   Bien, entonces si no hay más remedio haré que te detengas.

Dicho esto, Zero se detuvo, desenfundo su pistola y la llevó hacia su rostro posándola sobre su frente.

-   Despierta Bloody Rose –. Al instante ramas platinadas surgieron de la pistola y se incrustaron en su brazo y luego se entrelazaron formando un lobo plateado que salió disparado hacia ese hombre. Éste apenas tuvo tiempo de esquivarlo y ponerse en guardia.

Zero realizó un nuevo disparo, pero aquel sujeto hizo aparecer una bola de energía violeta en la palma de su mano y la lanzó contra él. Era parecida a electricidad y chocó de lleno contra su lobo provocando un ligero estruendo y lo contuvo. En respuesta él apretó la mandíbula y sostuvo el arma con ambas manos. Aquel era fuerte y ese ataque era parecido a lo que hacían los vampiros nobles o los sangrepura; pero a la vez se sentía diferente. ¿Qué era ese tipo?, para saberlo tenía que atraparlo primero y rápido; pues también debía evitar atraer demasiado la atención.

Se concentró entonces y un halo de luz plateada surgió de él y recorrió las ramas de la Bloody Rose hasta chocar con esa energía y sin más la hizo desaparecer. El hombre lo miró completamente sorprendido y retrocedió un paso; pero casi al instante se recompuso y levantando su espada la hizo levitar de manera horizontal frente a él. Pronunció unas palabras extrañas y entonces la misma corriente de energía violeta la recorrió. Posteriormente la empuñó y se lanzó directo contra él logrando cortar su lobo de un solo tajo.

Sin embargo, Zero no se contuvo. Realizó otro disparó y pudo parar aquella espada. Así ambos quedaron muy cerca uno del otro. Fue en ese momento que Zero se percató que los ojos de aquel hombre no eran negros sino plateados y sus pupilas eran rasgadas. Al darse cuenta de eso, Zero se alejó de golpe.

Ese hombre sin prestar atención a eso, volvió a pronunciar algo y entonces dos enormes lobos negros aparecieron y se lanzaron contra Zero quien aún sorprendido logró esquivar sus ataques a tiempo que veía que el otro volvía a alejarse. Entonces Zero miró aquellos lobos que se preparaban para atacarlo nuevamente y se dio cuenta que no eran reales, así que sin más desplegó su energía y estos desaparecieron. El otro, al sentir aquello se detuvo y se giró hacia él y volvió a mirarlo sorprendido. En cambio, Zero de nuevo le apuntó con el arma.

-   Bien, ahora que has decidido detenerte, respóndeme; ¿Qué eres tú? – cuestionó.

-    Esa debería ser mi pregunta – dijo el otro.

-   No te atrevas a jugar conmigo. Responde, ¿Quién eres?, ¿Qué eres?

El azabache lo observó unos segundos, pero luego, mostrándose resignado a ya no intentar escapar, bajó su espada.

-   Mi nombre es Crosszeria Luka. Soy un Opast.

-    Lu… ¿Un qué?

-   Un demonio…Y supongo que tú también debes ser uno, aunque no logro reconocerte como tal.

-   Espera, ¿de qué diablos hablas?, ¿acaso estás loco?... ¿demonio?, los únicos demonios que conozco se llaman vampiros y yo los cazo. Y en definitiva tu no eres uno.

-    Entonces es cierto.

-   ¿Qué?

-  Que en este lugar no saben de nuestra existencia. Ahora comprendo porque esas criaturas no pudieron ayudarme y porque no puedo usar mi poder por completo.

El sujeto levantó la mirada al cielo y miró la luna.

-   ¿Cuál es tu nombre?

Zero dudó un momento, pero supuso que no había problema al decírselo.

-    Soy Kiryuu Zero, un cazador de vampiros.

-   Y supongo que este lugar no es Kioto.

-   ¿Cómo?

-   Bueno… a decir verdad eso ya lo sabía. Llevo días atrapado aquí, pero tengo que encontrar la manera de volver.

-   Espera, ¿De volver a dónde?

-   A mi mundo… tengo que volver y proteger a Yuki… tu…  ¿tu podrías ayudarme?

 

 

[…]

 

 

“Dime, ¿Sabes lo que es desear algo, tanto, que incluso puedes llegar a sentir que perderás la cordura?”

 

“Yo te deseo Kiryuu kun… y si no te tengo me volverle loco"

 

Se recargó sobre el marco de la ventana e inexpresivamente miró el exterior. La noche había caído y nuevamente comenzaba a nevar. Se llevó una mano al cuello y suspiró sutilmente ante la sed que comenzaba a aquejarlo. Había estado evitando pensar en él pero en este momento eso ya le era imposible; sólo esperaba que estuviese bien y que Seiren lo confirmara al traerle noticias suyas. 

“Zero, entre tú y yo no puede haber nada. Ambos lo sabemos. Tú tienes tu mundo y yo el mío y son completamente diferentes. Por favor te suplico que me perdones. Que me perdones; y si es posible, lo olvides”

Al recordar aquello que había escrito el cristal frente a él y varios más, se fracturaron.

-    Zero…

 

Toc toc toc

El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos y le hizo girarse hacia ella.

-    Adelante

A su indicación, Ruka, Aidou e Ichijou ingresaron al despacho. Los tres se veían algo tensos.

-   ¿Cómo está?

-   Aún continuaba un poco alterada, pero logró quedarse dormida.

-    Ya veo. Gracias Ruka.

-    No tiene nada que agradecer Kaname-sama.

-    Ichijou, ¿Hay avances en la investigación?

-  No, aún no Kaname, lo siento. Quien la haya atacado era profesional y sabía perfectamente lo que hacía. Y sobre la nota, tampoco hay algo que pueda darnos alguna pista. La caligrafía es desconocida y no hay huellas, ni esencia alguna.

-   Ya veo. Continúen investigando por favor.

-   Lo haremos.

-   Ahora, por favor déjenme sólo.

Los vampiros hicieron una reverencia y salieron del despacho. Él tomó asiento en su silla y miró de nueva cuenta la pieza de ajedrez y la pequeña hoja sobre su escritorio.

 

Hoy recibió muchos obsequios Kaname-sama. Algunos más especiales que otros, ¿cierto?

Espero que éste le haya gustado.

 

Sus ojos se volvieron carmesí. Aquella nota no estaba firmada. La dejaron en uno de los bolsillos del abrigo de Yuuki y cuando ella la vio se alteró nuevamente. Sin embargo, no fue colocada durante el ataque sino mucho antes, durante la velada. Quien quiera que haya atacado a Yuuki estuvo muy cerca de ella y también sabía que él no viajaba en ese auto con ella.

Se llevó una mano al rostro y se frotó con los dedos la sien. Estaba cansado y Seiren estaba comenzando a tardar.

Se puso de nuevo en pie y se acercó a la ventana.

 

 

-   ¿Zero?

El joven no respondió. Se había quedado completamente dormido. Él sonrió y acarició su rostro y luego capturó entre sus dedos un mechón de aquel cabello plateado que tanto le fascinaba. Zero ni siquiera se inmutó. Dormía con tanta tranquilidad. Volvió a sonreír y se acercó a su rostro dispuesto a besarlo. Quería hacerle el amor nuevamente; sin embargo, una presencia conocida alertó sus sentidos y le hizo fruncir ligeramente el ceño. Cubrió a Zero más con la manta y luego se incorporó y buscó por el piso su ropa. Una vez la encontró, se vistió aprisa y se dirigió hacia el pequeño balcón del apartamento. Su aspecto era completamente desaliñado; el pantalón sin ajustar adecuadamente, la camisa sin abotonar y el cabello revuelto; pero, no le importó. Si ella estaba allí solamente podía significar que algo había sucedido.  

-    ¿Seiren?

Apenas la llamó, la vampiro apareció frente a él haciendo una reverencia. Pese a su acostumbrada frialdad, esta vez, tras esa aparente calma se percibía nerviosa.

-    ¿Qué sucede?

-   Lo siento Kaname sama. Atacaron el auto de Yuuki-sama cuando se dirigía de regreso a la mansión.

Él abrió los ojos desmesuradamente y los cristales del apartamento vibraron.

-   ¿Qué?...

-   Fue cerca de la mansión. Un gran numero de encapuchados le cerraron el paso al auto y lanzaron varios ataques. Yuuki-sama les hizo frente, pero eran demasiados y recibió algunas heridas.

-   ¿Viajaban solas?

-   No. Akatsuki-san y Souen-san iban con nosotras y la auxiliaron. Logramos contener los ataques, y sólo unos minutos después llegaron los demás y fue entonces que los atacantes huyeron.

Kaname se giró y miró a Zero, éste comenzaba a removerse entre la manta por lo que intentó tranquilizarse.

-   ¿Cómo está ella ahora?

-   Sufrió algunas heridas que ya han sido tratadas y se encuentra descansando gracias a que Aidou-san la hizo dormir.  Apenas la llevamos a la mansión,  Ichijou-san me ordenó venir a informarle.

-    ¿Ya saben quién fue?

-   Aún no. Pero dejaron esto en el lugar.

Kaname tomó lo que ella le ofrecía. Era una pieza de ajedrez. La reina.

Frunció nuevamente el ceño. Esto era una clara declaración de guerra.

-   Bien, vuelve a la mansión. Que todo mundo se mantenga alerta, yo iré de inmediato.

-   Como ordene Kaname-sama.

La vampiro desapareció dejándolo solo en el balcón. El viento golpeaba contra él y los copos de nieve comenzaban a caer nuevamente. Se llevó una mano a la cabeza y se adentró de nuevo en el lugar. Se acercó hasta donde se encontraba Zero, seguía durmiendo ajeno a lo que acaba de ocurrir. Volvió a mirar la pieza.

-    Maldición.

Habían atacado a Yuuki aprovechado que él no estaba. Se habían atrevido a tacar directamente a su prometida.  Tenía que averiguar quien lo había hecho. Apretó la pieza y ésta se fracturó. Dejó los restos sobre la mesa y se inclinó sobre el joven, lo tomó entre sus brazos y lo llevó hasta su habitación.

-    ¿Saben que estuve contigo?

Miró detenidamente ese rostro apacible y acarició con la punta de sus dedos sus labios entreabiertos.

-   Debo volver. Yuuki me necesita. Prometí que la protegería.

El joven se removió un poco entre las sabanas acercándose un poco a él. Kaname apretó la mandíbula con cierta frustración.

 

Debo hacerle olvidar lo sucedido, si saben o no que estuve aquí, lo mejor es que Zero no recuerde nada y así no se verá involucrado.

 

Llevó una mano hasta la frente del cazador y comenzó a irradiar energía color violeta; sin embargo, de pronto la imagen de su rostro colmado de placer gracias a él, y el sonido de su nombre siendo pronunciado por sus labios; vinieron a él y le provocaron un nudo en el estómago. No podía, no quería hacerlo. No quería que Zero olvidara lo que había sucedido entre ellos. Alejó de golpe su mano y observó nuevamente al joven. No, lo que había compartido no podía desaparecer. Zero era suyo.

-  No, no puedo hacerte olvidar, soy tan egoísta que no quiero hacerlo. Sin embargo, tampoco puedo exponerte.

Posó su mano sobre la frente y esta vez irradió energía blanca para hacer dormir más profundamente al muchacho. Luego buscó tinta y papel y comenzó a escribir.

Cada palabra que plasmaba le hacía sentir miserable, pero sabía que era lo mejor. Cuando concluyó la carta, la dejó sobre la cómoda y luego se inclinó sobre Zero y le dio un largo beso en los labios.

-    Lo siento Zero, pero sé que si no los detengo podrían venir por ti. Así que en tanto no podré acercarme a ti. Aunque para todo el mundo tú me detestas, si por alguna razón saben o se enteran que estuvimos juntos, tienen que creer que me acosté contigo por una simple aventura, algo sin importancia. De esa manera estarás a salvo.

 

 

Sus ojos a su pesar, lucían nuevamente en carmesí. Zero; esperaba que estuviese bien. Ojalá hubiese podido ir él mismo a comprobarlo, pero no podía dejar sola a Yuuki.

Después de llegar a la mansión y leer esa nota que acababan de encontrar; temió que supieran en donde se había encontrado después irse en medio de la velada; y sin pensarlo dos veces, envió a Seiren para averiguar si el cazador se encontraba a salvo. Pero, después de estudiar el actuar de los atacantes, ahora sabía que no era así; sin embargo, ella no volvía, ¿por qué?, estaba comenzando a desesperarse.

 

 

Notas finales:

Hola de nuevo a todos los que siguen mis fics. ¿Cómo han estado?, espero que bien. ¿Qué les parecio el capítulo?, no duden en comentar. 

 

Con respecto a Luka, bueno, no estoy muy familiarizada con los personajes de URABOKU ya que no me he adentrado mucho en esa historia. A decir verdad  me parecio que  sus personajes se parecian fisicamente mucho a VK. Luka parece atractivo pero quien me llamó demaciado la atencion fue Reiga/Kanata creo que no es malo en realidad. Bueno, como sea espero que Luka, que será quien aparezca en esta historia, no me salga muy oc. 

 

Muchas gracias por leer y hasta pronto.


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