Sanji tenía puesto un traje. No lucía muy diferente al que conocía hace 2 años, la única diferencia era su modo de fumar, había algo extraño en eso. Se dio un manotazo en la frente cuando notó que no había preguntado a las Okama si Sanji usaba boquilla.
Su postura seguía siendo buena y usaba el traje con su soltura característica como si estuviera usando ropa suelta y cómoda.
En caso de que su sueño y lo que dijeron las Okama fueran reales, entonces sería bastante extraño verlo usar esas cosas con tanta soltura.
Pero lo que le parecía extraño era que Sanji parecía totalmente desacostumbrado al contacto del cigarro en su boca. Eso no era normal en Sanji.
Cuando tuvieron que subir al ave parecía un tanto distante, algo incómodo, y cuando tuvo el desangramiento de nariz se sintió inseguro respecto a lo último que le susurró Perona antes de subir al ave -Lo de mujeriego es sólo una fachada, no quiere que descubras que le gustas- y ya no supo que hacer, así que guardó silencio.
Cuando llegaron al barco y el rubio comenzó a desangrarse gritando los nombres de las chicas, se sintió como si fuera obvio que debía rendirse. Sin embargo tenía el vestido y los zapatos guardados en su túnica, mojados sí, pero... Quería confrontarlo y dárselos.
Cuando encontrara una oportunidad de hablar a solas con él se los daría, ahora partirían hacia la isla Gyojin y el Nuevo Mundo esperaba por ellos, era tiempo de una nueva aventura.
Después de varios inconvenientes para llegar a la isla Gyojin, por fin se adentraron en ella y se separaron, Zoro estaba preocupado por la condición del vestido así que lo sacó de la bolsa y comprobó que estaba empapado. Entonces llegaron a ofrecerle entrar en el palacio Ryugu, donde pidió que secaran el vestido y se lo devolvieron al poco tiempo, debidamente planchado y doblado, era una verdadera lata estarlo cargando.
Pronto se quedó dormido, y lo encarcelarían en... ¿Una jaula de aves gigante? Ahí despertó rato después y para cuando se dio cuenta el vestido debía estar mojado de nuevo, era un fastidio.
Cuando secuestraron el castillo, pidió a escondidas que lo secaran de nuevo, y pronto buscaron llegar al barco, entonces fue a esconderlo en el cuarto de vigía y rápidamente volvió a sus ocupaciones.
Al ser herido en la batalla, supo que dejar el vestido había sido lo mejor, pues lo hirieron justo ahí donde lo ocultaba, se hubiera manchado de sangre y se hubiera arruinado, de hecho le parecía gracioso e hilarante el que le preocupaba más el vestido de Sanji que su condición en ese momento.
Cuando ganaron, como algunas veces sucedía, los transformaban en héroes, y ser héroes era bueno a veces, pero llamaban demasiado la atención como para estar tranquilos y así iba a tardar mucho en poder hablar con Sanji y confrontarlo con lo que dijeron las Okama. Cuando por fin parecía que iba a tener oportunidad de hablar con él, Luffy ya se les había pegado, y con los problemas que causó en la fábrica de dulces… Se le quitaron las ganas de una conversación incómoda.