Ya habían pasado 2 meses desde el anuncio que se había dado mundialmente acerca de su descanso temporal. Y desde entonces ha estado viviendo en la casa de los Nikiforov, lo cual lograba que:
1-No lograse trabajar correctamente en la noche y concentrarse en sus estudios.
2-Que la convivencia entre él y Viktor se volviera más tensa.
Cada vez más se desesperaba por la actitud bipolar del ruso. Un día está feliz y tranquilo, incluso cariñoso y al otro está tosco, molesto y en cierto grado, hiriente con él. Lo bueno es que sabe contenerse y ser alguien de gran paciencia.
En esos momentos mientras ve la televisión recuerda a su pequeño amigo rubio. A su pequeño tigre. A su Yura. Entonces llega a su mente. Con rapidez busca en el calendario de su celular dándose cuenta que es 23 de Septiembre, en dos días deberá salir y sabe que no será nada fácil gracias a su novio ya que no sabe de qué animo estará ese día.
-OtaBear~- Escucha a Viktor llamarlo con una voz melosa. Tal parece que su novio hoy iba a estar más cariñoso que de costumbre. En otras palabras, quería sexo.
Suspira y sin ganas de hacer llorar al ruso, se dirige hacia la habitación del mayor preparado para complacerlo aunque él también se quita el estrés con una sesión privada de buen sexo.
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Yuri se encuentra preocupado y nervioso. Había visto el anuncio del retiro temporal del padre de sus hijos (Así es, a pesar de su momento de depresión, seguía con su idea de que Otabek se volvería su esposo y el padre de sus hijos) y desde ese día ni siquiera le había llamado o enviado el característico mensaje de saludo.
Por lógica sabe que el Kazajo se encuentra con Viktor, sino en su tierra natal con su familia. Pero eso no quita el hecho de que esté preocupado y para que mentir, también se encuentra triste, en verdad extraña los mensajes de Otabek.
Escucha su teléfono sonar, la esperanza de que sea el Kazajo desaparece cuando ve que quien llama es Yakov. Aunque agradeció por ello, ya que así se puede distraer por un tiempo, dentro de poco tiene un evento importante y necesita tener su mente serena.
Aun así, en su corazón albergaba la esperanza de verlo ese día, aunque sea por unos minutos.
Quiere ver al mayor cumplir su promesa.
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Faltaba unas horas para que el llegase el momento de ir a ver al pequeño ruso, le ha hecho falta el no verlo ni saber nada de él, después de todo el menor logró colarse en su corazón desde el primer día. Por ello para ese día le había dicho a Markov (un amigo de Viktor de la misma edad) que se encargara de Viktor, a acompañarlo mientras él se encontrase fuera de casa, agradecía mucho que le mayor hubiese llegado temprano.
No quería llegar tarde, quería verlo desde el inicio. Se ve en el espejo. Está listo, solo necesita salir de casa sin ningún inconveniente, pero al solo dar unos pasos le escucha.
-¿A dónde se supone que vas a esta hora?- Pregunta Viktor quien acababa de llegar a la sala y vio a su novio listo para salir.
-Saldré un rato, tengo que arreglar unos asuntos para trabajar más tarde en el bar- Menciona tranquilo ya que no quiere comenzar otra pelea, pero cuando ve la sonrisa forzada en el rostro del mayor sabe que eso no va a ocurrir.
-¿En serio? Pues que casualidad que Lyonya te mandara un mensaje en donde decía que todo ya estaba preparado solo para llegaras a trabajar… mañana- Termina de decir Viktor, quien cruza los brazos y mira con el ceño. Es obvio que está molesto- Ahora dime, Altin ¿Dónde demonios vas a esta hora?
-Voy al centro por unas horas- Vuelve a decir intentando de nuevo calmarse.
-Hoy vas a ir a verlo ¿No es verdad?- Eso llama su atención y al mismo tiempo hace que sus manos se formen en puños.
-Si ya sabías entonces para que estás preguntando-
-¡Tú tienes que estar aquí! ¡Yo te necesito conmigo!- Comienza a llorar de nuevo cambiando su ánimo de enojo a frustración -¡Yo soy tu novio! ¡¿Por qué tienes que ir con él?!
-Por qué ahora es él quien me necesita y no voy a dejarlo solo- Termina de decir y sin ver a Viktor sale de casa. Ya fuera puede escuchar el llanto del mayor y como este era consolado por su amigo.
Si bien su mente le dice que regrese y esté al tanto de su novio, su corazón le ordena que siga caminando y vaya en su motocicleta hacia aquel lugar. Donde su pequeño tigre.
Después de todo, él tenía una promesa que cumplir y una muy importante.
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Era hora, Yuri se encuentra nervioso, es su gran día. Lleva su mirada donde su abuelo quien le sonríe dándole su apoyo. Respira profundo, buscando la manera de tranquilizar sus nervios además de su corazón, al no verlo.
Pero antes de que realizar aquello que cambiaría el rumbo de su vida, ocurrió lo que más había esperado.
-¡Buena suerte, Yura!-
Una sonrisa sincera ahora adornaba su rostro como un bello sonrojo en sus mejillas.
“El sí vino… ¡Cumplió su promesa!”
Esa misma noche, todos los medios dieron la noticia de la nueva estrella del patinaje, Yuri Plisetsky.