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Enamorado del Señor Altin por Hiro Ismael

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Su día había comenzado como cualquier otro en los últimos 4 días que había comenzado su descanso de 2 meses del patinaje artístico.

Despierto desde las 5 de la mañana, se preparó y salió de casa a correr por la ciudad hasta que eran las 7 de la mañana, se bañaba, buscaba que desayunar. De 10 a 2 de la tarde realizaba sus estudios universitarios en linea y por último pasaba toda la tarde escuchando y mezclando música para trabajar en la noche como DJ en los bares. Después de todo, por su trabajo era que estaba en la ciudad de Londres, lejos de su familia.

Pero era necesario, con el dinero que ganaba una parte la ahorraba para tener su departamento y de la otra parte enviaba cierta cantidad a su madre y hermana y con lo que le sobraba se las arreglaba para comer. Tenía suerte de que debido a su fama como DJ, los dueños de los bares donde lo contrataban en la actualidad le daban un lugar gratis en donde hospedarse durante el periodo de trabajo.

Pero no siempre fue así. Desde siempre la música le había llamado la atención (como también el patinaje sobre hielo). Comenzó a mezclar música con una computadora que le había obsequiado su primo desde Estados Unidos, está la ocupaba más para sus estudios que para la música (aun la ocupaba y llevaba consigo para estudiar). Hasta que cumplió los 15 años y gracias a un amigo de su mamá es que logró su primera presentación de DJ en uno de los bares de Kazajistán. Esa también fue la primera vez donde conoció a sus amigos y ahora compañeros de trabajo.

Cuando fueron las 6 de la noche, Otabek listo para ir a trabajar, se encontraba recostado sobre el sofá de la habitación viendo al techo, en esos momentos pensaba en mucho pero a la vez en nada, con un suspiro cerró sus ojos intentando descansar las dos hora que tenía para ir a trabajar.

Se encontraba recostado sobre el césped de un hermoso patio, podía sentir la suave brisa chocar con su rostro, en dicho lugar se encontraba completamente en paz, pero por alguna extraña razón podía sentir que le estaban observando.

Incómodo por dicha situación se sentó de donde estaba y se dedicó a ver a todos lados, su vista por alguna razón su vista quedó fija en la nada detrás de él, con el ceño fruncido regresó su vista al frente, su sorpresa fue al encontrarse un par de ojos verdes esmeralda, tan serios y llenos de determinación.

Abrió su boca y entonces dijo.

-Iguales a los de un soldado- Ahora con los ojos abiertos. Suspiró resignando puesto que de nuevo a su mente volvía aquel niño de Rusia, "Yo que pensé que ya lo había olvidado" Pensó el Kazajo.

Cierto es que, desde aquella vez que había llegado a Rusia por complacer a Viktor, no había dejado de pensar en el rubio menor, no sabía cómo ni porque, pero ese niño era lo que en mayor parte del tiempo rondaba en su cabeza. Habían días en los que se preguntaba sobre la vida y salud del menor, en cambio otros se esforzaba por no pensar en él. Aunque en esto último, Viktor no le ayudaba mucho.

Llevó su vista al reloj que se encontraba en la pared del lado derecho, se levantó del sofá al ver que eran las 7:30 de la noche, es verdad que comenzaba a trabajar desde las 9 de la noche pero prefería llegar con tiempo anticipado para organizar y probar todo lo que iba a necesitar.

Al estar colocándose su característica chaqueta negra de cuero escuchó el sonar de su celular. No se sorprendió mucho al ver que era un mensaje de whatssap por parte del ruso mayor. Aun en la actualidad no sabía cómo el otro había obtenido su número si en ningún momento se lo había dado.

"Si se lo propone sería un gran espía" Pensó soltando una leve risa, la cual se borró y dar paso a un semblante serio al ver el mensaje de Viktor.

De: Sr. Nikiforov.

Mira quien te manda saludos. 

La foto que le enviaba consistía en un Viktor sonriente con un abrigo y junto a él se encontraba un pequeño niño ruso de cabellera rubia y quien tenía un leve sonrojo en sus mejillas, el pequeño del cual Otabek no había logrado olvidar.

Otabek: No lo moleste, Señor Nikiforov.

Buenas noches.

"Así que el soldado también puede ser un lindo gatito" Fue lo último que pensó antes de salir del departamento e ir al bar al que le tocaba trabajar durante ese mes.

Estaba seguro que pronto volvería a ver al pequeño ruso.


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