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Si me ves llorar por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Do I wanna know?

Crawling back to you
Ever thought of calling when you've had a few?
Cause I always do
Maybe I'm too busy being yours to fall for somebody new
Now I've thought it through
Crawling back to you

Cuando Sabo salió del club el auto de Dragón se encontraba al frente, no se lo pensó dos veces para subir en aquel y, abrochándose el cinturón de seguridad, dejar que el mayor lo llevase a donde quiera que quisiera.

—Entonces estabas aquí cerca…—Había un leve toque incriminatorio en la voz de Sabo, el silencio del moreno no le gustó. —¿Divirtiéndote mucho sin mí? ¿A cuantos chiquillos has engatusado últimamente “Papá”? — murmuró con cierto resentimiento el rubio, aquello último parecía hacerle gracia al hombre que sonriendo un poco se había dignado a lanzarle una breve mirada de advertencia, el peligro en esa forma de mirar haciendo al rubio estremecer deliciosamente.

—No tantos como tú, aparentemente, Sabo. — ¿Era reproche eso en la voz del señor Dragón? Por motivos que desconocía la idea de ser celado por aquel hombre le gustaba.

—Te extrañaba…— admitió Sabo, mirando a otro lado.

—Solo nos vimos una vez mocoso, no tienes que fingir. —

Técnicamente era verdad, a pesar de eso la sensación era demasiado distinta a la de alguien que solo se ha visto una vez.—Sabes que no es así. — Ambos guardaron silencio ante esa verdad, como si se hubiera quebrantado una especie de acuerdo mudo.

Dragón había estado ahí, observándolo desde mucho antes de que se hablaran siquiera, sus miradas, cuando llegaban a encontrarse, siempre eran intensas y ahora que Sabo las había notado se había hecho consciente también de que normalmente las rehuía a propósito, porque podía sentir al hombre penetrar hasta lo más profundo de su ser con una sola mirada ¿Cuántas veces había lucido sus encantos para ese hombre de manera inconsciente? Sonriendo sus mejores sonrisas y bailando con otras personas mientras, de manera fortuita, se cercioraba de que aquella persona estuviera viéndolo. De que no despegase su mirada de él.

Se alimentaba de esas miradas de forma que no podía haber sabido hasta que las echara en falta.

—Extrañaba tu forma de mirarme…— se aventuró a decir el rubio, sintiendo su rostro comenzar a tomar un poco de color, quizá estaba siendo impertinente, no quería voltear a ver si el pelinegro lo observaba o no así que simplemente se había fijado en el paisaje que corría aprisa por su ventana, las luces de los bares y las discotecas se habían perdido detrás de ellos rápidamente, tal como la primera vez ¿Le llevarían de nuevo a un cuarto de hotel alejado del centro de la ciudad? La discreción era algo importante para un hombre casado seguramente, y mientras más se extendía el silencio más idiota se sentía Sabo con sus palabras, ellos no eran nada para extrañarse.

Solo habían sido un polvo casual, las miradas de Dragón eran casuales y fortuitas, nada especial. —Pero supongo que cualquier chiquillo está bien para mirar ¿No? — El auto se había detenido lentamente, a un lado de la carretera, ni siquiera un descanso, el rubio mordió sus labios al pensar que le harían bajar del vehículo justo ahí por su impertinencia, era el alcohol y los sentimientos hablando de más, seguro que ya había importunado suficiente con su llamada a aquel hombre que quizá se encontrase en algún otro bar con un chico menos entrometido que Sabo. Y ahora seguro que se pensaba que había sido un error ir por él.

Podía sentir un leve nudo en su garganta, no suplicaría, eso sí que no lo iba a hacer, sobre su regazo una mano tosca y grande hacia lucir sus muslos un poco más pequeños, la mirada del rubio se clavó sobre el dorado aro que aún adornaba el dedo anular de Dragón pero aquel nudo en su garganta se había ido deshaciendo cuando sintiese la boca cálida y suave de su acompañante sobre la suya.

El beso le había sorprendido a tal grado que había sido incapaz de corresponderle por unos segundos, cerró los ojos para entregarse a él al tiempo que entreabría los labios, dejando que el sabor amargo de whisky y cigarro le llenara la boca cuando la lengua de dragón se adentrara a acariciar la suya, el sonido de los cinturones de seguridad desabrochándose le llego poco antes de que el mayor se separase lo suficiente para retirárselo.

Quiso protestar pero solo atino a suspirar, cerrando los ojos mientras dejaba que Dragón reclinase su asiento y lo hiciera un poco hacia atrás, colocándose de manera que quedaba prácticamente sobre él. —Me extrañabas pero solo llamaste por error. — La afirmación pesada y serena sobre su oído era una acusación que había hecho a Sabo suspirar nuevamente, los mechones obscuros del cabello de aquel hombre le caían por el rostro y solo atino a embriagarse con el aroma de aquellos mientras podía sentir una de las manos del moreno colarse bajo su camiseta, levantándola y desacomodando la ligera tela, haciendo que se sacase parte de ella por la cabeza pero sin quitársela por completo, solo dejándola ahí para su deleite personal. —Sabes que te miraba solo a ti y tú te lucias para mí, seduciéndome hasta que no pude aguantar más ¿No Sabo?— un pequeño pellizco en una de las tetillas del menor, no esperaba respuesta, solo el suave gemido que escapó de los labios de Sabo como reacción a la manera como comenzaba a tocarle, estaba ya entre sus piernas y el cuerpo dispuesto, debajo de él, se dejaba hacer fácilmente.

Tan fácilmente como se hubiera dejado hacer por cualquiera, porque si, lo había estado observando lo suficiente para saber que aquel mocoso rara vez repetía amantes. Sus miradas furtivas y sus sonrisas discretas le eran suficiente para calentarse, para llenar su libido, Dragón creyó que podía vivir de ellas y resistir así para siempre, le decía, le gritaba “Mírame, ve lo que hago, obsérvame perderme entre la decadencia de la carne y sueña conmigo en tu cama, con mis piernas alrededor de tu cintura, con mis gemidos en tu oído, con la calidez de mis muslos y mis manos.” Y lo había hecho, obediente cual perro necesitado había soñado con eso y mucho más.

Una mordida en el níveo cuello de aquel amante fortuito, en el lugar más visible que podía, seguida del hondo gemido y las manos del chico arañando su espalda por encima de la tela de su camisa, bien le hubiera gustado sentirlas directamente sobre su piel pero sabía que aquello era imposible. No iba a arriesgarse a una pelea marital.

—Dragón…— Una pierna traviesa acompaño aquel sonido gutural de necesidad y placer que se intentaba hacer pasar por su nombre, rosando contra su ya excitada hombría, aquel hombre debajo suyo era más una sirena, destinado a llevarlo a su perdición ¿A cuántos marinos habría hundido ya de la misma forma? —Mhhh…— Manos deslizándose hábiles entre sus cuerpos, empujándolo para que pudiera ver la obra de arte debajo suyo, las pequeñas marcas notorias contra el blanco de la piel, los rubios cabellos desordenados y el claro pecho subiendo y bajando de manera notoria y llamativa.

En el exterior algún auto pasando a gran velocidad había hecho resplandecer la sonrisa que el rubio le dedicase en aquel momento y el brillo orgulloso en los ojos de quien se sabía deseado le hacía desearlo aún más, las manos del chico deslizándose por su propio pecho de manera hipnótica habían guiado su mirada hasta la piel de sus caderas, observando atento como el menor comenzaba a desabrochar los pantalones ajustados, bajándolos lentamente junto con la ropa interior hasta sus rodillas para dejar expuesta la morbosa imagen de su figura semidesnuda y dispuesta, llamándolo con el movimiento de uno de sus dedos. —¿Puedo llamarte cuando quiera entonces? — solo había esperado a que el mayor se acercara para comenzar a desabrochar sus pantalones, no había demasiado espacio y no era una posición precisamente cómoda pero poco le importaba, necesitaba eso y tampoco sería la primera vez que lo hiciera en un auto.

Sabo coló su mano en la ropa interior del moreno, deleitándose con la tibia carne palpitante del miembro ya semierecto del mayor, no había tomado demasiada estimulación ponerlo completamente a tono y si Dragón pensaba responder a su pregunta o no ya poco le interesaba, sus gruñidos de placer como los de un perro que intenta no atacar le hacían relamerse los labios a lo que venía. —Dragón… por favor…— ya se había preparado desde antes, porque sabía que ese bruto inexperto con los hombres no lo haría por él y planeaba disfrutar más esa noche que la anterior. —Fóllame, por favor…— Si Dragón era alguna clase de canino, él mismo no estaba lejos de la categoría de mascota en aquel momento, sus gemidos de necesidad no eran una pantomima aprendida si no una verdad que bien le hubiera gustado negar, quería… necesitaba a aquel hombre con la lastimera necesidad de un cachorro que ve a su amo tras semanas de viaje.

Sí, solo observar a esa sirena Dragón podía perderse en el mar sin fondo, escucharle y tocarle era navegar en aguas profundas sin brújula ni timón, con sus manos recorrió los muslos del chiquillo, haciéndolo levantar las caderas para acomodarse contra su entrada, dejándose introducir lento pero sin pausa alguna, disfrutando de cada centímetro de piel que se abría para recibirlo deseoso, carne caliente envolviendo su necesitada hombría.

La espalda de Sabo se había arqueado por la intromisión, sus piernas no pudiendo asirse a ningún punto firme simplemente se habían estremecido hasta encontrar cierto apoyo de sus pantorrillas contra los hombros del mayor, no había reprimido el profundo gemido en ningún momento y al sentir las caderas ajenas chocar con su trasero simplemente se había removido como minino necesitado, esperando a que su dueño decidiera cuidar de él, alimentándolo con eso que necesitaba.

—Mmmm…— los suaves movimientos de cadera no habían demorado en convertirse en un fuerte ritmo; rudo, acelerado, sin consideración por su cuerpo. El moreno le tomaba como si se tratase de una mujer que pudiera recibirle y acomodarle por completo sin mayor esfuerzo, Sabo estaba seguro que de no haberse preparado el mismo un poco antes de salir del baño ya le hubiera roto, y a sabiendas de eso no hacía nada por contener al hombre encima suyo que le embestía hasta hacerle estremecer todo el cuerpo, llegando a lo más hondo, haciendo su interior contraerse contra el grueso miembro que lo invadía, apretando y tensándose por el leve dolor y la forma cruenta de llegar a sus puntos sensibles.

Sus gemidos más altos cada vez solo se contestaban por los jadeos calientes de su compañero de cama… o asiento… o lo que fuera.

—Drágon… Nhhh… Drágon...—el nombre del mayor era lo único que salía de sus labios cada vez más resecos de gemir sin contenerse, sus ojos apenas si conseguían enfocar en la oscuridad interrumpida de vez en cuando por farolas de otros autos el rostro de aquel señor que descargando todo su brío contra el indefenso cuerpo del rubio solo conseguía hacer que este gritase, se removiera y comenzara a babear ligeramente, entregándose al dolor y placer que se le daba de manera completa, aferrándose cual si su vida dependiera de ello sus manos a la camisa del moreno por el frente mientras sus piernas resbalaban, poco a poco hasta que solo sus tobillos quedasen sobre los hombros del mayor y eso únicamente porque sus pantalones, tras la cabeza del hombretón, se habían atorado a forma de no poder moverse más de lo que las embestidas ajenas le movían, con el alcohol relajando aún sus ánimos apenas si sentía el dolor que se le causaba.

Cuando una mano gruesa y curiosa roso su hombría apenas si pudo aguantar, los ojos de Sabo, abiertos como platos, imitaban a su boca, en su garganta el aire no parecía querer cooperar y simple y llanamente se atoraba de manera estruendosa mientras los espasmos de placer le hacían apresar con más fuerza aquel intruso en su interior. Terminó sobre la mano del mayor sin remedio alguno, sintiendo a Dragón acabar dentro suyo.

Su respiración seguía pesada  cuando recuperó apenas y un poco la noción de sí mismo, casi como en trance Sabo dedicó una de sus más resplandecientes y encantadoras sonrisas al sujeto encima suyo que lo observaba con una especie de mezcla entre rencor y frustración que al menor le parecían profundamente divertidas.

—¿No lo disfrutaste papi?¿Por que esa cara?—susurro, divertido, comenzando a repartir pequeños besos por las mejillas ajenas, acariciando estas con suavidad casi delicada.— Prometo llamarte mas a menudo...—

Sintió al más alto salir, haciéndolo soltar un suave quejido placentero.—No me llamarás de nuevo Sabo, lo haré yo.—

En el momento simplemente le pareció una petición curiosa, sin importancia y hasta normal, el moreno era casado y no podía simplemente estar llamandolo asi como asi

—Está bien, esperaré por ti, cariño.— en el momento le había parecido lo normal… claro que no estaba seguro en qué punto esperar por alguien que no era suyo podía haberle parecido normal.

.

.

.

Continuara.

 

 

 

Notas finales:

Con amor para el gato <3

 

bueno, tecnicamente esto es parte del capitulo anteriro pero bueno... espero que lo hallan disfrutado y los comentarios son apreciados <3


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