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Llama viva por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Me han dejado a cargo otra historia, espero la disfruten ^^

Así que debo aclarar que seguiré subiendo los one shots en este apartado babys~

XD

 

 

"Hay sentimientos tan fuertes que no pueden ser detenidos. La única forma de librarse de ellos... Es sufrir"

 

No lo hagas, es un suicidio social.

 

Eso le decían sus amigas, no querían que sufriera el rechazo de su amor secreto ni las burlas que eso acarrearía de todos sus compañeros de la escuela.

Ella ya lo sabía, él era el chico más popular de la escuela, capitán del equipo de Kendo. Su padre era miembro del congreso y su madre era una gran abogada que rara vez perdía un caso. Eso lo ponía por encima de los demás, difícilmente alguien le llevaba la contraria. Que ella supiera solo podía contar con una sola mano un puñado de personas capaces de no amedrentarse ante su senpai y los padres de este.

Pero lo quería, le gustaba mucho. No por la influencia de sus padres, no por su popularidad ni su atractivo. Le gustaba su pasión por el Kendo, desde la primera vez que lo vio combatir y vio esa seriedad, esa concentración en su rostro, y al final cuando salió vencedor esa enorme sonrisa llena de vida. 

Sabía que senpai se comportaba de manera arrogante y cínica, lo había visto de lejos muchas veces, pero sabía que dentro ocultaba algo bueno. Y eso la impulsaba a él.

Sus amigas solo querían lo mejor para ella, pero estaba decidida.

Confesaría sus sentimientos a Mochida-sempai.

 

.

.

.

.

 

—Me gustas, Mochida-senpai.

 

¡Listo! Lo había dicho. Ahora solo necesitaba la respuesta.

No importaba que la rechazara, con que lo supiera era más que suficiente. Pero está muy nerviosa, por dentro era un revoltijo de emociones.

 

—A mí no me gustas- de brazos cruzados le respondía — ¿Por qué me gustaría un asqueroso travesti?

 

No. Eso no podía estarle pasando.

 

 

—Yo no...

—Ni te molestes en negarlo, varios chicos te vieron cambiándote en los vestidores de chicas- se acercó a "ella" y le tomó el mentón para conectar sus miradas — No soy homosexual, me gustan las tetas y las vaginas. Tu no podrías darme hijos, porque eres un hombre. El que te guste es asqueroso y anti-natural — y se fue de ahí, la parte trasera de la escuela, dándole un empujón que la dejó en el suelo.

 

Lágrimas. Hace mucho que no lloraba.

No creyó que se supiera su secreto, creía que lo ocultaba de maravilla. Se parecía a su difunta madre, usaba el uniforme femenino, convivía con las chicas, usaba perfume, cremas y se depilaba. Se dejó crecer el cabello, se maquillaba. ¿Qué le faltaba?

Sabía que, aunque lo ocultara con la ropa su cuerpo tenía partes innegablemente masculinas. Operarse no era una opción, no tenía dinero para costear los gastos de semejantes operaciones más la estadía en el hospital para la recuperación. E incluso si se operaba, no podía cambiar totalmente. Podía ponerse pechos, podía incluso quitarse su "masculinidad", pero sería una pérdida de tiempo.

A nivel hormonal y físico era un hombre, no podía simplemente reemplazar sus órganos masculinos por femeninos. Aún con la medicina tan avanzada de hoy en día era demasiado difícil, complicado y costoso.

Se limpió el rostro y se levantó para recostarse en la pared, necesitaba calmarse y esperar que sus ojos perdieran todo rastro de llanto, o al menos un poco. No podía regresar y que todos la vieran así, no quería responder preguntas indiscretas, de esas que parecen de preocupación, pero son más de curiosidad.

No. Esperaría a que terminara la última clase, y cuando se asegurara que no había nadie más volvería por sus cosas. Lo primero que haría al llegar a casa será encerrarse en su cuarto y dormir hasta que su cuerpo le pida alimento.

Con esa idea en mente tarareó una canción por un rato viendo como de a poco se nublaba. A la media hora tuvo que sobarse los brazos por el frio viento otoñal que se levantaba, la idea de dormir en su cómoda cama bien calentita le resultaba más tentadora ahora.

La media hora restante le pareció una tortura hasta que escuchó la campana que anunciaba el fin de la jornada escolar. Aliviada se levantó limpiando su falda, y con cuidado de que no le prestaran mucha atención esperó a que todos sus compañeros de salón se perdieran de vista. Solo así fue capaz de dejar su escondite e ir con más confianza a su salón.

Recogió sus libros y útiles, ya después le pediría la tarea a una de sus amigas, por algo existía el whatsapp, y le venía como anillo al dedo. No quería ver a nadie por el momento.

Pero al llegar a la salida notó que el cielo descargaba su llanto, impidiéndole salir pues no quería mojarse y contraer una pulmonía.

 

—Dudo mucho que llore de tristeza, debe estar llorando de la risa- murmuró resentida y deprimida.

 

No le quedaba de otra que esperar a que parara un poco.

 

.

.

.

.

 

Una hora después.

Una-maldita-ahora esperando a que parara la lluvia, sin duda el día no podía empeorar. Así que resignada regresó a dentro a esperar, o tal vez buscaría algún paraguas olvidado.

Pero ya llevaba 5 salones y ni un solo paraguas, era demasiado frustrante. 

Salió del salón cerrando la puerta, y al girarse chocó con alguien.

 

—Perdón, no me fijé por donde iba.

—No pasa nada.

 

Aquella voz le causó un escalofrío, la reconocía.

 

—Hibari-senpai.

 

Hibari Kaya-sempai era la presidenta del Consejo Estudiantil, de todas las chicas de la escuela era la más hermosa, elegante, distinguida, sobresaliente, inteligente. "Perfecta" la definía a la perfección- valga la redundancia- Era una chica con una vida simple y sencilla, no tenía padres adinerados, pero era la "joya" de toda la escuela. 

Todos los chicos estaban tras ella, y quien puede culparlos, la belleza de senpai es hechizante. Su cabello lacio y largo color ébano se veía tan suave que parecía la seda más fina, tenía una piel blanquecina hermosa y de apariencia tersa y suave, hermosos ojos azules y pocas, pero lindas sonrisas. Además, su voz era suave pero madura al mismo tiempo, y su forma de usar el uniforme era totalmente elegante. Combinaba la falda azul con medias negras largas, la camisa blanca con un pañuelo azul también, y en sus hombros descansaba una chaqueta azul marino con botones y líneas blancas.

Ella es su modelo a seguir. Siempre deseó poder llegar a ser como ella.

 

—¡Discúlpeme, no fue mi intensión golpearla! — hizo una graciosa reverencia de 90°

—Dije que no pasa nada, no me hiciste daño. Pero más importante, ¿estás en algún club?

—¿Eh? No.

—Entonces no deberías estar aquí a estas horas — mira por una ventana — La lluvia te impide salir.

—Si. Esperé como una hora a que parara, pero como no lo hizo vine a ver si encontraba algún paraguas olvidado.

—Ya veo.

 

Admiró el rostro de su senpai contemplar la lluvia, era tan hermosa. Su corazón comenzó a golpear dentro de su pecho, sentía el rostro caliente, muy seguramente sus mejillas se sonrojaron. Así que aspiró profundo para calmarse, no quería pasar vergüenza con su senpai.

 

—Esta mañana se pronosticó intensas lluvias por la tarde hasta la noche. No creo que vaya a parar pronto.

—No puede ser.

—Tengo un paraguas. Te acompaño a tu casa si me esperas un rato.

—¿Eh? ¿En serio? — estar más tiempo con Kaya-sempai le haría feliz — Pero no quiero ser una molestia.

—No lo serás.

 

Siguió a su senpai hasta la zona de los clubes deportivos, ingresando al... ¿Club de arquería? No sabía que hubiera uno. Senpai al parecer practicaba arquerismo.

 

.

.

.

.

 

Distraerse le vino bien, ya no se sentía tan triste. Aún le dolían las palabras de Mochida-senpai, y le preocupaba que su secreto lo supieran todos en la escuela y lo molestaran. Pero ver a Kaya-sempai tan hermosa y elegante con su uniforme de arquería, sus movimientos fluidos al adoptar la posición de tiro, y ver como lograba dar siempre en el blanco la alejaban de todo pensamiento negativo, al menos por un rato.

Pero cuando ella le ofreció su arco para que probara lanzar una flecha se puso nerviosa porque jamás en su vida tocó un arco. No deseaba fallar frente ella, pero sus ojos la miraron tan fijo que sintió que leía todo su interior, y aceptó más por nervios que por gusto, para que dejara de mirarla.

Con su ayuda adoptó la posición correcta, tuvo que hacer un poco de esfuerzo para estirar la cuerda y mantener la posición sin temblar. Y la verdad...

... Se le estaba haciendo difícil teniendo a senpai tan cerca que sentía su respiración en el oído y el cuello, se le erizaba la piel. La sentía rozarse cada vez que corregía su posición para el tiro perfecto, era... Incómodo, pero agradable. Y le daba pena admitirlo.

 

—Respira lentamente. Contén el aire... Y antes de soltar la cuerda, suéltalo despacio, manteniendo tu posición.

 

Y siguiendo sus indicaciones soltó la cuerda.

¡Bum! ¡Justo en el centro!

 

—¡No lo puedo creer!

—¿Ves? No es tan difícil.

—¡Si! Tenías razón. ¡Gracias senpai!

 

Estaba tan contenta que no podía contener su alegría, le dolían las mejillas. En ese momento hizo una de sus "sonrisas raras", de esas que son tan grandes y muestran los dientes y encías.

Pero por unos segundos su corazón se detuvo, su mente en blanco. El sonido de la madera del arco chocando en el suelo la hizo consiente de los labios suaves pegados a los suyos.

Su mente no lograba racionalizar quien la besaba, sentía miedo. Pero al sentir un abrazo gentil reconfortándola y acariciando su espalda se sintió... En casa. Así que se dejó ir y correspondió el beso, devolviendo el abrazo. Y antes de cerrar los ojos y entregarse por completo a las sensaciones, vio el rostro de la dueña de su primer beso.

Kaya-senpai.

 

.

.

.

.

 

Nomás llegar a casa se metió a la bañera, bajo el chorro de agua caliente siempre lograba pensar mejor. Sin nada de ropa y con el cuerpo empapado y rodeada de vapor tocó sus labios.

 

Yo...

 

Recordaba la impresión que se llevó y el tacto de los labios ajenos.

 

¿Qué estoy haciendo?

 

Y a si misma correspondiendo.

.

Se suponía que le gustaba Mochida-senpai.

.

Además, fue rechazada.

 

.

Y dolió al punto que lloró.

.

... Entonces, ¿por qué no se sentía triste?

¿Por qué no le preocupaba que su secreto se supiera al día siguiente?

¿Por qué su corazón latía rápido y sentía el cuerpo dolerle de forma extraña, como un ligero dolor junto a un hormigueo?

 

Kaya-senpai...

 

Salió de la bañera y se secó concienzudamente, se cambió y cepilló el cabello antes de salir. No tenía hambre, todo lo que quería hacer era irse a la cama para seguramente dar vueltas y vueltas sin dormir, hasta que el efecto relajante del agua caliente hiciera su magia y la noqueara. Pero antes encendería la tv para ver el estado del clima, no ha parado de llover en todo el día.

Y como pensó no pararía. Según el servicio meteorológico hasta el miércoles de la próxima semana la lluvia seguiría.

Apagó el aparato y se fue a su cuarto, apenas tocó la cama sintió el efecto del cansancio mental, emocional, la ducha y el sonido de la lluvia presionando su voluntad para no dormir. Así que se acomodó cubriéndose con las sabanas, y antes de caer derrotada ante Morfeo deseó no tener que ir a la escuela mañana.

 

.

.

.

.

 

No lo podía creer.

Ese debía ser su día con más suerte en todo el año.

¡Estaba todo inundado!

La calle parecía un río de tanta agua que corría, y más encima seguía lloviendo. Lo más seguro que nadie fuera a la escuela, así que no tendría ninguna falta que justificar ni tampoco averiguar si su secreto seguía siendo secreto o no.

Estaba tan feliz que corrió a quitarse el uniforme y la mochila sobre su cama de manera desordenada para ponerse ropa más cómoda y abrigadora. Y pasó prácticamente toda la mañana sentada con las piernas bajo el Kotatsu, bien calentita mirando la televisión.

Cuando dieron las 12 del medio día fue a prepararse algo de comer, encendió la calefacción pues la casa estaba helada, claro que bajo el Kotatsu no se dio cuenta. Decidió hacerse una tortilla de papa con unas salchichas, nada muy complicado. La verdad gustaba más de la comida occidental que la local.

En eso estaba cuanto sonó el timbre, lo que le pareció muy raro. Se apresuró a ver quién era porque seguía lloviendo, y quien fuera debía estar empapado hasta los huesos. Al ver por la mirilla contuvo la respiración, ¡Era Kaya-senpai!

Se apresuró a abrir y como supuso, ella estaba empapada. Traía puesto un abrigo que se veía pesado, seguramente por el agua, seguramente de estar seco se vería muy abrigador.

Dejó para después el preguntarle de la manera más escandalosa y chillona que pudiera por qué estaba en su casa y por qué salió con la terrible tormenta. Lo primero fue hacerla pasar y llevarla al baño para que se duchara, ya luego hablarían, y senpai parecía estar de acuerdo ya que la siguió sin protestar ni decir nada.

Le preparó un buen baño caliente y salió para darle privacidad, ya luego volvería por la ropa húmeda para lavarla y secarla. Al cerrar la puerta respiró tranquila e inmediatamente se puso toda roja. ¡Kaya-senpai la vio con esas fachas! ¡Qué vergüenza!

Sintió un olor a quemado y cayó en cuenta que había dejado la tortilla en el fuego, salió disparada como bala a la cocina que estaba llena de humo y apagó el fuego. Abrió una ventana para que el humo saliera y le despejara la vista, y cuando eso pasó vio con hambre y tristeza que la tortilla había quedado incomible. La tiró a la basura con dos lagrimones y limpió el desastre. No tenía más remedio que improvisar.

Aunque ahora no estaba sola en casa, se preguntaba si senpai habría almorzado ya.

Fue al baño y llamó a la puerta.

 

—K-Kaya-senpai, vengo por la ropa. ¿Puedo pasar?

—Si.

 

Entró sin mirar nada, así que caminó algo torpe buscando la canasta de la ropa sucia. Fue en ese momento que su vergüenza aumentó al escuchar una risita de su senpai.

 

—Está bien, puedes abrir los ojos. 

 

Con algo de duda y mucha pena lo hizo, viendo que senpai estaba metida en la bañera, rodeada de... ¿Burbujas?

 

—Espero no te moleste que haya usado el baño de burbujas.

—¡N-No! No se preocupe — de hecho lo prefería así, se moriría de vergüenza si la viera desnuda. El solo pensarlo le calentaba las mejillas.

—Qué bueno.

—Um, voy a llevar la ropa para lavar.

—¿Podrías darme una toalla? Voy a salir.

—¡S-Si!

 

Le alcanzó dicha toalla, pero no se esperó ser jalada.

Lo siguiente que sintió fue estar empapada, y casi al instante de nuevo la sensación suave de los labios de Kaya-senpai.

Y como el día anterior tardó uno segundos en asimilarlo, para después corresponder sin importar da más.

 

.

.

.

.

 

—Hey, mira.

—Es ese travesti.

—¿De verdad es un chico?

—¿Qué hace llegando con Hibari-senpai?

—¿Quién se cree que es?

 

Eran los murmullos nada discretos de los alumnos que veían pasar a la castaña que según los rumores es en realidad un chico y la famosa Presidenta del Consejo estudiantil Hibari Kaya. A muchos les disgustaba que la Idol de la escuela caminara de la mano con quien por ese rumor considerarían un fenómeno. Muchos chicos, entre ellos Kensuke Mochida, pretendían a la reservada chica de cabello negro. La gran mayoría de las chicas eran admiradoras de la senpai, y un grupo no muy grande y oculto se sentían atraídas y enamoradas de ella, y por supuesto las envidiosas nunca faltan.

Por lo que esa cercanía entre ellas no era bien recibida.

Justo antes de entrar al edificio un grupo de varones encabezado por Mochida les cortó el paso.

 

—Sawada, ¿se puede saber por qué estas con Kaya? — le preguntó a la castaña mirándola con dureza, esta simplemente esquivó su mirada.

—¿Tiene algo de malo que esté conmigo? — le respondió la azabache.

—Disculpa Hibari, pero esto es entre ÉL y yo — resaltó el pronombre para intimidar más a la castaña.

—Ella está conmigo, así que es asunto mío también. Además, no recuerdo haberte dado permiso para llamarme por mi nombre.

—Hibari-senpai, Sawada no es una chica — se metió otro chico más bajito que Mochida.

—Así es — se metió otro chico con lentes — Por su disfraz y su rostro es convincente, pero es un chico. Un travesti.

—Si no nos crees podemos probarlo — dijo Mochida con malas intenciones — Solo hay que quitarle ese disfraz.

—Ni se les ocurra — ordenó la azabache.

 

Todos quedaron en silencio para escuchar las palabras de la azabache. Muchos más alumnos se acercaron a escuchar, quedando el grupo de Mochida con las dos chicas en el centro.

 

—Ya sé que Tsuki no es una chica — la aludida bajó el rostro con vergüenza y los comentarios no se hicieron esperar, Mochida y muchos más sonreían victoriosos con pose prepotente igual que algunas chicas, otros compusieron muecas de asco y desprecio, unos pocos más con la boca abierta por la sorpresa — Yo tampoco lo soy.

 

Se hizo el silencio absoluto, todos estaban paralizados y al parecer aturdidos por la afirmación de la azabache, las únicas no petrificadas eran la misma castaña que de vez en cuando levantaba la vista para mirar a los demás y a su senpai, la cual estaba de lo más tranquila manteniendo sus manos unidas.

El sonido de la campana anunciando el comienzo de las clases despertó a los demás alumnos, pero, aunque las clases estuvieran por comenzar, nadie podía moverse.

 

—¿Qué dijiste? — Mochida fue el primero en atreverse a hablar.

 

Sin decir nada la azabache llevó la mano que tenía desocupada- la izquierda- a su cabello, el cual jaló y se deslizó con suma facilidad por su cabeza hasta quedar en su mano. Debajo de ese largo y lacio cabello negro había una mata de cabello rebelde del mismo color, bastante más corta a comparación de... La peluca.

 

—Soy un chico, y mi nombre es Hibari Kyoya — volvió a ponerse la peluca — Y sí, soy travesti. ¿Tienes algo que decir?

 

Ahora sí que nadie podía hablar.

 

—Vamos — empezó a caminar con la castaña y hacerse espacio entre las estatuas vivientes.

—¿Está bien esto? — la azabache la miró — ¿Está bien que le dijeras la verdad a todos?

—Si — los pasillos estaban desiertos, así que no fue difícil que llegaran al salón del Consejo Estudiantil — Ya estaba harta de recibir confesiones de otros chicos, con esto me dejarán de molestar. A ti también.

—Yo creo que será lo contrario.

—No. Todos los chicos aquí son machistas, imagínate el shock que debe ser para ellos enterarse que el objeto de su atracción es alguien del mismo sexo que ellos. Se pondrán como locos al principio, pero después negarán desesperadamente ser homosexuales. Además, quien te preocupa más es Mochida, ¿cierto? Por sus padres.

—Si — le preocupaba que este en venganza utilizara la influencia de sus padres para hacerles daño de alguna forma.

—No lo hará, sé un poco acerca de sus padres. Dudo mucho que quiera que estos sepan que se sintió atraído por otro hombre y lo consideren homosexual.

—¿Y los demás? ¿De verdad piensas que no nos van a decir nada ni humillar?

—¡Basta! — hizo entrar a la castaña y ella después para cerrar la puerta y ponerle seguro. Volteó a verla, encogida sobre si misma seguramente porque le levantó la voz. Se acercó a ella y sin agregar nada más la besó.

Llevaba varios días haciéndolo, seis para ser exactos. Había llegado en el momento justo de la tormenta, el mal clima hizo imposible que pudiera regresar a su casa, por lo que Tsunayoshi- que es su verdadero nombre- le ofreció asilo hasta que pasara la tormenta.

Naturalmente esos días los aprovecharon para conocerse mejor, aunque costó un poco por la repentina timidez que atacó a la castaña luego de besarse en la bañera. Por eso, para que entrara en confianza, le contó su historia, y su mayor secreto.

Sus padres y su hermana mayor fallecieron en un accidente automovilístico, de los tres era con su hermana con quien tenía más afinidad, por eso su muerte tuvo más peso para él que la de sus padres. Tenía apenas 9 años cuando quedó huérfano, un amigo de la familia se volvió su tutor y se aseguró de que tuviera cubiertas todas sus necesidades básicas. Incluso le apoyó en su decisión de conservar el cabello de su hermana y volverlo una peluca. El cabello era el rasgo más distintivo que su hermana llegó a tener, y quiso conservarlo.

Fue gracias a eso que poco después decidió vestirse como mujer, para verse como ella. Y al ir creciendo y ver en el espejo como la imagen parecida a la de su hermana crecía de alguna manera sentirla cerca, y de esa manera al madurar y experimentar los cambios en su cuerpo masculino, lograr superar su muerte. Al menos así lo describió el psicólogo al que su tutor lo envió.

La verdad ya sabía el secreto de Tsunayoshi, bastaba con observar con atención sus gestos, su forma de caminar, e incluso las veces que su nuez de Adán se mostraba ligeramente. Pero quería que entraran en confianza y poder llegar a tener una relación más profunda, así que se abrió, y por suerte fue correspondida.

Seis días fueron los que permanecieron en casa de la castaña, la besó en muchas ocasiones, siempre suavemente y con respeto. No llegó a hacer más porque quería ir despacio, al menos en lo que sexualmente se refiere porque durmieron juntas todas las tardes y las noches.

Aunque eso no quitaba que la tocara de vez en cuando, como ahora. Mientras Tsunayoshi se preocupaba solo del beso aprovechó para acariciarle la espalda, y lentamente ir bajando hasta los glúteos, los cuales se limitó únicamente a acariciar sobre la falda. Y como esperaba, las mejillas se le coloreaban a la castaña, y sus movimientos labiales se volvían más torpes y rígidos. 

Como adoraba ponerla nerviosa y avergonzada.

Cuando se separaron para respirar de inmediato Tsunayoshi se abrazó a su cuerpo y hundió la cara en su pecho.

 

—Pervertida.

—Lo sé.

 

Si bien ambos eran biológicamente hombres, estaban muy acostumbrados a llamarse por su identidad femenina, así que no tenían problemas con seguir travistiéndose y "siendo mujeres" por un tiempo más. El tiempo que fuera necesario.

Kyoya entendía las preocupaciones de Tsunayoshi, sería tonto si no lo hiciera. Por eso tomaría medidas de ahora en adelante. El Consejo Estudiantil necesitaba un nuevo tesorero, así que le propondría unirse. Si acepta pasarían más tiempo juntos... Además, el Vicepresidente Kusakabe Tetsuya tiene varios hermanos y primos de apariencia intimidante, y como le debía un favor le pediría que los traiga para que en todo momento que no pueda estar con Tsunayoshi- pues tienen clases separadas en diferentes pisos- ellos lo protejan de posibles abusos y burlas, intimidando a los demás.

Sí, es un buen plan.

En cambio, Tsunayoshi- a pesar de su vergüenza- pensaba que deseaba estar al lado de Kyoya. Y que era en verdad una coincidencia- o una jugarreta del destino- que ambos siendo travestis se sintieran atraídos por el otro y terminaran juntos.

Algo que sabía muy bien era que probablemente iba a sufrir en el futuro, pero no por eso se quedaría de brazos cruzados. Sufrió al confesar sus sentimientos y ser rechazado por Mochida-senpai, pero gracias a eso increíblemente fue capaz de acercarse a su modelo a seguir, y ahora estar en una relación con ella. O bueno, con él.

Pero, aunque sufriera, si tuviera a Kyoya-senpai a su lado, se libraría de todo lo malo.

 

FIN.

 

 

 

Notas finales:

Notas finales 1827Forever1827:

“Bueno, esta ha sido la historia. 

Me quedó- creo- algo más larga que la anterior, pero creo que esta es más emotiva. ¿Qué me dicen ustedes?

Al principio tiene sentido la frase del comienzo, pero luego me desvié un poco. Después de todo amo el 1827, y a menos que me agarre la locura no voy a destruirlos jamás. 

De todas formas, espero haberlo encaminado de nuevo con el final

 

Aclaraciones: Para la actitud, carácter y comportamiento de este Hibari travestido me basé en el personaje de Hanazono Shizuma, de la serie yuri "Strawberry Panic". Si no la conocen búsquenla, porque no me refiero solamente a sus coqueteos de los primeros capítulos, sino a su elegancia natural, porte, y actitud madura y tranquila... Ahora, lo del arquerismo se me ocurrió ponerlo porque pienso que es un deporte elegante, disciplinado, honorable y noble.”

 

Notas finales Krat:

Bueno señoritas… no sé a ustedes, pero a mí me gustó mucho. En cierto punto se sabía que iban a ser dos travestis, pero no perdió el canto. Por otro lado, me reí cuando todo se “reveló” jajajja… no mames, que risa. Hasta me miraban raro en mi casa.

Mochida, algún día debes tener un fic donde seas el bueno, tal vez en el futuro me acuerde de ti, pero por ahora seguiré riéndome de ti XD

Esta mujer está cansada… así que… ñe, me da flojera seguir haciendo borradores. Lo siento, pero no actualizaré pronto… el cansancio mejor lo desquito estos días

Nos veremos~

Besitos~

 

 


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