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Tentación por Naomiyaoi38

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Notas del capitulo: ¡Y al fin puedo publicar! Originalmente esperaba actualizar esto una vez por semana pero ahora tengo nuevo trabajo, paso más de quince horas ahora fuera de casa por ser en otro estado, ya no puedo ni con mi alma... Bueno, no creo poder seguir con el ritmo que planeaba pero al menos dos o al menos una actualización mensual espero hacer. :'v

Además saben que tardo pero no abandono, ah.

Este es un capi corto. Una pequeña pista sobre algo y el siguiente unas pistas bomba (? sobre una gran verdad. Solo espero no tardar siglos. (? Ok, no.
Una sensación de angustia crecía en su pecho. Gritos lejanos llegaban a sus oídos. Gritos llenos de tormento y dolor los cuales hacían que un gélido estremecimiento le recorriera.

Cuánto deseaba no escucharlos, acallarlos, mas al intentar cubrir sus oídos parecía como si su cuerpo no respóndiese, y ante ello contempló sus femeninas manos pálidas y delicadas, viendo con horror cómo la sangre las bañaba, y el temor y la angustia arañaron con mayor fuerza cada resquicio de su ser.

Asimismo, imágenes de sangre y cuerpos destrozados desfilaron por su mente incesantemente mientras ante sí unos ojos carmesí cobraban vida brillando con intensidad, mostrándose llenos de rabia pero al mismo tiempo llenos de un dolor y arrepentimiento tan intensos los cuales calaron en lo más profundo de su ser, haciendo que una opresión pareciera estar a punto de desgarrar su interior al ver aquellos ojos, pero sobre todo al ver cómo el dueño de aquella mirada extendía una mano en su dirección en un ademán suplicante.

Quiso tomar aquella mano extendiendo la suya hacia ella, mas repentinamente hombres sin rostro los cuales se tornaban en sombras oscuras se hicieron presentes, cerniéndose sobre el dueño de aquellos ojos con furia. Quiso gritar ante ello, viendo cómo aquellos ojos carmesí se llenaban de agonía, sin embargo los sonidos parecían perecer en su garganta y el terror y la desesperación le corroyeron con intensidad al ver cómo pétalos rojos los cuales dejaban un rastro sanguinolento cubrían aquella escena ante sí, a la vez que funestas sombras buscaban arrastrar su propio cuerpo a la oscuridad por más que buscara pugnar contra estas, siendo arrastradas inevitablemente hacia oscuridad mientras un último nombre perecía en su garganta: «Kaname.»







Zero despertó con un grito ahogado, su pecho subiendo y bajando al ritmo de la agitada respiración la cual se hacía presente. Inquirió agitado a su alrededor en busca de crueles sombras, de ojos carmesí, de una oscuridad aterradora, sin embargo no halló nada de ello. Solo halló algo lo cual reconoció inmediatamente: un lecho de sábanas rojas sobre el cual yacía y sobre todo aquella rosa roja que se encontraba sobre una pequeña mesilla de madera tallada al lado de aquella cama.

Aquella rosa, el aroma dulce y extrañamente especiado al mismo tiempo que emanaba era inconfundible.

Los recuerdos de lo sucedido con Kaname, sus palabras así cómo las imágenes de su reciente sueño le inundaron de golpe haciendo que un ligero aturdimiento así como un incipiente dolor de cabeza le aquejaran.

Se llevó una mano al rostro, percibiendo el sudor que cubría en esos instantes su gélida piel, intentando calmarse, encontrar algún sentido a aquella maldita situación, a aquel absurdo sueño. Sin embargo por más que rememoraba aquellas imágenes de sangre, aquel angustiante sentir, el hecho de extender una mano femenina que sentía propia hacia aquellos ojos, y en especial, por más que rememoraba la expresión de dolor y arrepentimiento en aquellos malditos ojos los cuales indudablemente reconocería en cualquier lugar, no lograba hallar ninguna.

¿Qué había sido ese sueño? ¿Qué habían sido aquellos sentimientos? ¿Por qué se había sentido tan real? ¿Real? ¿Cómo podía ser «real»? ¡Era imposible! ¡Era absurdo! Aquello no tenía ningún sentido. Mas en su interior una incipiente inquietud empezaba a formarse, un inquieto sentir acerca de que por más absurdo que aquello resultase; aquellas imágenes, aquellos recuerdos imposibles parecían fragmentos de una realidad perdida hacía mucho.

Sacudió su cabeza pugnando con aquella inquietud buscando intentar aclarar sus pensamientos. Pensar en absurdos, en algo sin sentido cuando su prioridad debía ser salir de allí sin importar lo que costase.

Decidido intentó incorporarse, tambaleándose ligeramente un segundo sintiendo cierta debilidad, mas tras apoyarse en las viejas paredes recuperó el equilibrio empezando a acercarse hacia la puerta, sientiendo la garganta reseca así como el sudor recorrerle ante la tensión a cada paso que daba.

Necesitaba asearse y estaba sediento, sin embargo en esos instantes solo había una prioridad: escapar. Ya luego tendría tiempo para aquellas cosas, siempre y cuando lograra huir de allí.

Con pasos presurosos abandonó la estancia, caminando por los estrechos pasillos, sin prestar atención en aquellos curvos y curiosos símbolos que decoraban algunas paredes. Lo único que interesaba era hallar la salida antes de que Kaname llegara hasta él, puesto que si había algo de lo cual tenía la certeza era de que de alguna forma este ya debía conocer de sus intenciones.

Aquel pensamiento hizo tornar su paso aún más presuroso, doblando en un pasillo, divisando al final una puerta la cual al llegar hasta ella la abrió de golpe.

Exhaló un suspiro al contemplar cómo ante él se extendía un inmenso jardín en el cual docenas de rojas rojas se mostraban orgullosas bajo la luz del atardecer que iba pereciendo. ¿Acaso había llegado a la salida?

Con cierta ansiedad atravesó aquel jardín, yendo cada vez más y más lejos, pareciéndole interminable mientras a lo lejos divisaba árboles frondosos, como si estuviera rodeado por un bosque pero mientras más avanzaba le era imposible alcanzarlos.

Frustrado corrió deseando llegar hasta ellos, arañándose en diversos lugares de su cuerpo con algunos rosales los cuales extrañamente parecían crecer, tornándose más densos y espinosos, lastimándole cada vez más. Aunque ignoró aquello, sumido por completo en la incipiente desesperación por abandonar aquel sitio lo cual en lugar de parecer cercano parecía cada vez más lejano, como si incluso regresara al mismo punto por más que corriera en dirección a los árboles, lejos de aquel maldito jardín, lejos del maldito de Kaname.

¡¿Qué mierda estaba sucediendo?!

Y, en ese momento recordó unas palabras de Kaname, las cuales le paralizaron, turbándole profundamente al comprender la verdad: «sé que intentarás escapar, y aunque lo intentes será imposible. Por más que intentes encontrar un camino fuera de aquí siempre regresarás a este lugar.»

—¿Al fin lo comprendes? —inquirió una voz a sus espaldas y Zero giró para mirar con furia a Kaname.

—¡Maldito bastardo! ¡Déjame ir! ¡¿Qué buscas teniéndome aquí?! —espetó furioso, un dejo de desesperada angustia tiñendo su tono.

—¿En verdad quieres respuestas? ¿Acaso la verdad no se empezó a mostrar ante ti aunque niegues esa realidad? —respondió serenamente acercándose a Zero quien se mostró desconcertado, aunque cierto temor revoloteaba en el fondo de sus pupilas al rememorar su sueño y aquella sensación de «realidad» en ellos.

Repentinamente negó furioso apartando de un golpe la mano que Kaname extendía hacia él, viendo cómo en aquellos ojos borgoña un fugaz dolor se reflejó ante aquel rechazó, y aquella expresión agitó algo extraño en su interior.

Kaname no podía mostrarse así. ¡Era un monstruo sin sentimientos! Seguía firme en su creencia de que un monstruo como él no podía sentir algo así. No podía....

—Sigues creyéndome un monstruo sin sentimientos —dijo Kaname y Zero dio un respingo al percatarse de que Kaname leía su mente—. Pero existen disrintos tipos de monstruos y algunos quizás no son como puedes creer.

»Si deseas conocer la verdad poco a poco te la mostraré. Poco a poco la sangre te la mostrará —habló acercándose nuevamente a Zero quien esta vez no se apartó, paralizado por alguna razón ante aquellos ojos llenos de intensidad, que mostraban por igual cierto «dolor».

Zero se estremeció cuando Kaname rozó con uno de sus dedos una herida en su brazo ocasionada por los rosales para llevarse a la boca los dedos manchados de sangre, lamiéndolos con seductora gula ante la fija mirada de Zero—. Tu sangre cuenta lo que quieres negar. Niegas la realidad...

—¡No entiendo de qué mierda me hablas! —espetó reaccionando con una violencia repentina ante la agitación y confusión que causaban las palabras y acciones de Kaname en él—. Realidad, recuerdos, sangre... Nada de esto tiene sentido...

—Ahora puedes creer eso pero pronto lo entenderás. Estás confundido, pero tu sangre comprende, recuerda claramente lo que quizás temes entender.

»Esta noche junto a mí comenzarás a entender. Te estaré esperando en el salón. Tu habitación tiene todo lo necesario para tu aseo y de tu alimentación no tienes de qué preocuparte, así que te estaré esperando, Zero —musitó en un ronroneo oscuramente incitante para luego desvanecerse ante Zero en cientos de pétalos rojos los cuales le rodearon, acariciándole en un toque el cual le estremeció de una manera sensual.

Y mientras los últimos pétalos se desvanecían Zero intentó alejar aquella sensación de su cuerpo, terminando por caer de rodillas al suelo, golpeando con su puño la tierra, intentando controlar todo lo que latía en su interior mientras las palabras de Kaname respecto a su «sangre» resonaban en su mente. ¿Por qué aquel absurdo parecía afectarle tanto?

Y ante aquel cuestionamiento un fugaz pensamiento le agitó tormentosamente; el fugaz pensamiento de que quizás entre Kaname y él había mucho más, una realidad que iba más allá del tormentoso, del oscuro y cruento deseo que le llevó hacia aquella oscura criatura desde el primer instante en el cual sus ojos se cruzaron con aquellos carmesí.

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