Corrió detrás de Maru por mucho tiempo. No sabía cuánto había pasado, solo sabía que estaba cansado. Reconoció el lugar, al fin había llegado a casa. Atravesó la cortina verde y allí estaba la torre.
Ya era de noche y todo se encontraba a oscuras. Corrió detrás de la cascada, tomó y encendió la lámpara, y camino a través del túnel.
Tras varios minutos apareció en la chimenea, al cruzarla, el pasadizo se cerró. Soltó un suspiro aliviado. Tenía que aparentar que nunca salió.
Tras el cuento con los hermanos, se había hecho muchas preguntas.
¿Por qué su tío le ocultaba los reinos?
Mari llegó a su lado y notó la hora del reloj. Eran las 11 de la noche
Tenía que apresurarse a terminar las tareas. Su tío regresaba al día siguiente.
——
El regreso de su tío se llevó sin contratiempos. Y también revisó cada rincón de la casa.
—Esta vez hiciste bien las cosas.
Asintió nervioso.
—Prepárame el baño.
—Ya está listo. La merienda también.
—Bien. Lleva la merienda a mi habitación.
—Sí— observó a su tío alejarse y corrió a la cocina a preparara bandeja de la merienda.
Cuando terminó, se dirigió a la habitación y dejó la bandeja en el buró. Justo en ese momento su tío salió del baño.
—Voy a dormir toda la tarde— el castaño asintió —. En las bolsas hay comida y en otra pintura. Esos pasteles tuyos se vendieron muy bien. Prepara dos para pasado mañana. El relleno de durazno.
Sonrió feliz — Sí, tío.
Corrió a la cocina y reviso las bolsas.
———
Termino de cepillar su cabello, y se acostó.
Sonrió feliz al recordar el hermoso reino que yacía a unos kilómetros, Rakuzan...
El recuerdo del joven pelirrojo llegó a su mente. Era muy guapo. Y también el peli celeste, sin duda era un doncel, y uno muy bello.
Sabia el nombre del doncel, Tetsuya, pero no el del varón.
¿Cómo se llamará? ¿Volveré a verlo?
Waaaaa ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él?
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—Sabia que te encontraría aquí.
—Tetsuya— giró y allí estaba su inexpresivo hermano menor.
—Tienes una semana visitando este lugar.
—Tiene una vista magnífica— respondió observando la cascada y árboles.
—Sí, tienes razón— miró a su hermano mayor —. También un hermoso doncel que necesite ser rescatado de las trampas del reino de Seirin.
—¿Qué quieres?
—Padre te está buscando. Le dije que saliste de caza.
—Bien.. supongo que tendré que cazar algo.
—Ya tengo la caza.
Observó al caballo de su hermano menor, un conejo blanco yacía muerto —Tetsuya.
—Ya iba a morir. Lo encontré desangrado.
— Bien— su hermano era incapaz de matar por placer, normalmente era para no hacer sufrir más al animal — Vamos a casa.
Se dirigieron a los caballos.
—¿Crees que aparezca?
—Eso espero, Tetusuya.
—¿Lo vas a cortejar?
—Humm quien sabe.
—Mientras no sea del reino de Seirin, padre no se opondrá.
—Lo sé. Por eso necesito saber su orígen. Vamos. Tenemos que llegar antes del anochecer.
Observó el lugar una última vez y se dirigieron a casa.
En es semana había regresado todos los días, a la hora que encontraron al castaño, y no había aparecido.
No entendía porqué quería verlo. Por qué no podia dejar de pensar en él.