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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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La brisa del mar era fresca, el cielo estaba algo nublado pero eso no impedía que la temperatura rebasará los 30 grados. La arena era blanca, húmeda y algo caliente, la vista simplemente hermosa, el agua era clara, tan clara que al pasear por el muelle podías mirar a bajo y distinguir a los peces nadando. Lo más hermoso de la vista era el peli negro que caminaba con una gran sombrilla para cubrirlo de los rayos del sol. Ciertamente era la primera vez que James iba al mar, peor aún, era la primera vez que iba al mundo muggle para vacacionar, pero a pesar de que todo era nuevo su mirada rara vez dejaba de seguir al omega de sus sueños...
 
Era increíble la cantidad de personas que habitaban aquel lugar, según entendía en la noche esa pequeña isla quedaba casi deshabitada, ya que solo vivían unos pocos locales y algunos turistas que habían rentado una de las pocas cabañas allí. Claro, solo ellos y quienes se hospedaban en “La casa de Mario”, por fuera de la fachada era un pequeño lugar con apenas unas cuántas habitaciones pero eso sí, estaba justo al frente en la playa. En la noche cuando la marea subía era imposible entrar a no ser que fuera nadando. Ese lugar era un famoso hotel mágico en Puerto Vallarta debido a la innumerable cantidad de sitios en los que podían salir a través de una única puerta, el hotel daba acceso libre a Las Animas, Punta de Mita, El Malecón, entre otros sitios de interés.
 
En ese momento los ocho se encontraban en la playa de las ánimas eran apenas las diez de la mañana y aún así se sentía tanto calor como en la noche. El día que recién habían llegado Sirius se negó a salir de la habitación para conocer la isla, alegando que después de las siete de la noche ya empezaba su tiempo en pareja y que por nada del mundo dejaría escapar a Severus de la habitación.
 
De mala gana James terminó aceptando dándose cuenta de que en realidad estaba solo, no podía disfrutar tiempo con sus amigos porque tenían pareja, no podía quedarse a solas con su novia porque tenía un amigo soltero y claro, no podía quedarse a solas con el chico de sus sueños porque bueno ¡estaba su novia! Ese primer día había sido frustrante y por eso estaba seguro de que este sería mejor.
 
Iban caminando todos buscando el mejor lugar para dejar sus pertenencias y disfrutar del día entero en la arena. A decir verdad había muchos puestos en la parte central y en la zona de la derecha, por lo que no dudaron en caminar rumbo a la izquierda lo más lejos de locales y claro, de muggles. 
 
Pronto instalaron unas cuantas sombrillas y pusieron toallas en la arena, cortesía del hotel, si bien ellos no gozarían de camastros ni nada parecido por temor a levantar sospechas, tenían la oportunidad de conocer todos los lugares cercanos al alcance de una misma puerta.
 
Remus había extendido dos toallas bajo una gran sombrilla y allí mismo había dejado su mochila con algunas provisiones, justo antes de comenzar a quitarse las prendas hasta quedar únicamente en traje de baño, de todos parecía el más animado en entrar al agua y sin esperar a que los demás pudiera seguir su paso se metió de golpe.
 
-¡Está helada! Deliciosamente helada- le dijo a Lucius haciendo señas para que este entrará, aunque claramente se quería mentalizar antes de lanzarse torpemente como lo había hecho su pareja.
 
-¡Hey Remus! Pareces perro ansioso, debiste de haberme esperado-se quejaba Sirius quien apenas había acabado de arreglar el suyo, en realidad era sumamente exagerado. Había tres sombrillas en su sitio, una de Tom quien había hecho su lugar bastante cerca del suyo con Snape, otra clavada en la arena, la cual tenía debajo una única toalla bastante grande y la última parecía estar pegada a los brazos de Snape quien había decidido protegerla como a un tesoro.
 
Era irritante tener que estar allí, con esos chicos latosos, con el odioso de James, y su aún más odiosa ex mejor amiga que cada que lo veía ponía mueca de asco, al menos ahora entendía cómo se debió de sentir Sirius cada que él lo miraba del mismo modo. 
 
-¿No te quitaras la ropa amor?- preguntó Black mientras acariciaba la mejilla de Snape, parecía que le gustaba tocarlas pues se veía muy concentrado mientras le miraba a los ojos.
 
-En la noche- contestó mordaz, ocasionando que este se mordiera los labios. Severus no estaba del todo consciente sobre lo que ocasionaba en el cuerpo del animago, mucho menos de lo tentador que había sonado.
 
-En ese caso, amor ¿te quedarás con esa ropa o te veré en traje de baño?- preguntó amable, le había costado mucho trabajo convencer a Snape que se pusiera el traje de baño “por si acaso” como para no poder verlo. Ciertamente el tener a su pseudo esposo con un pescador azul, una playera blanca y una chamarra negra no estaba en sus planes.
 
¿Donde se había quedado la escena en que le ponía el bloqueador de forma erótica? ¿Cuando lo vería en solo una prenda y como,etamente mojado? ¿Que pasaba con todo el esfuerzo que había puesto en conseguirle un traje de baño sensual pero que el peli negro aceptara ponerse? 
 
-Tal vez más al rato, por ahora me daré leyendo, tú ve a nadar- contestó de forma neutral, ni siquiera parecía animado por quedarse allí leyendo, de hecho no lo estaba, para su desgracia había traído de lectura ligera un libro que había repasado ya unas ocho veces, maldecía el día en que aceptó que Sirius empacara las cosas por ambos.
 
-Bien- sin pensarlo dos veces se acercó para robarle un beso.
 
Un beso que se convirtieron en dos, después tres. Y luego no quiso dejarlo allí solo, Sirius comenzaba a considerar lo bonito que sería acostarse con Snape en la arena mientras este le leía todo el día. Podría escucharlo hablar todo el tiempo si eso significaba hacerlo feliz, y justo por esa razón se terminó separando de él.  Si seguía besándolo probablemente no querría dejarlo, si no lo dejaba le arruinaría el día, porque estaba convencido que su fantasía era lo último que el omega querría.
 
Con pesar se alejó de él no sin antes darle un último beso en la punta de la nariz y sonreírle para correr y meterse de la misma forma que el licántropo lo había hecho con anterioridad. 
 
-Vaya que te gusta-
 
-¡Claro que me gusta! Sino me gustara el agua helada no me habría arrojado de tal manera, aunque ahora estoy considerando abandonarte y regresar a la arena para arruinarle el día a Snape- no se lo pensó dos veces para intentar arrojarle agua a Snape quien afortunadamente salvo su libro pero terminó sacrificando la sudadera y la playera que traía puesta dándole una mirada de odio al animago que había atentado en su contra.
 
-No seas idiota con la persona a que te gusta- reprendió Remus quien lo veía como si de un cómplice silencioso se tratara, sin embargo la plática no continuo pues Malfoy se les había unido.
 
Poco tiempo después entraron Peter, James y Lily, pero lo hicieron con más demora pues habían intentado meterse poco a poco para que el cambio de temperatura no fuera tan abrupto, aunque el mar no tenía la misma idea y al cabo de un rato una ola de buen tamaño los mojo por completo sacándole carcajadas a todo aquel que había visto sus caras de rabia y sorpresa, sin mencionar del dolor de la caída. Esa era una de las desventajas de permanecer en la parte más cercana a la arena por tanto tiempo.
 
El pelinegro de ojos verdes perdió la cuenta de las horas que habían transcurrido, sabía muy bien que esos Gryffindor no podían vivir en el agua tanto tiempo así que no le sorprendió cuando comenzaron a salir para jugar con una red y una estúpida pelota, aunque quizá había hablado demasiado pronto, pues el heredero de los Malfoy y el idiota Black llamaban mucho la atención de los turistas.
 
Aunque sería un idiota si creyera que James no lo hacía, sabía muy bien que ese torso definido, esos brazos, las piernas marcadas y claro ese encanto que traía su sonrisa no llamaban la atención de nadie. Que gran mentira, si ni el mismo Riddle podía evitar observarlo con detenimiento en innumerables ocasiones.
 
No quería admitirlo pero extrañaba aquellas tardes que pasaba con James cuando se encontraban para beber café, mejor aún las noches que compartían entre sábanas de seda, con el aroma de ambos por todo el cuarto, el día siguiente teniendo el aroma de James acompañándolo a todos lados. Esos habían sido gloriosos días de encuentros sin responsabilidad, no había lamento alguno cuando al despertar faltaba alguien en la cama. 
 
Todo cambió el día que establecieron contacto por medio de una esfera de cristal, a Tom le había parecido una muy mala idea, no es que no le gustará verse con el joven Potter, pero debía de admitir que existía cierta magia en que todo fuera tan casual, como obra del destino, como si de una manera u otra sus caminos siempre se entrelazaban. Lo único bueno de su nuevo método de encuentro es que podía verlo siempre que quisiera, lo tenía a su disposición y siempre esperando.
 
Había perdido la cuenta de cuantas veces se habían acostado, de la cantidad de besos repartidos, de los constantes “te extrañé“ que siempre le decía cuando se reencontraban y claro del beso de despedida que terminaba prolongandose hasta terminar en una última ronda, siempre era así. Una última vez antes de que el Alfa regresará a su vida cotidiana rodeado de sus amigos que tenían vida propia, mucho más importante que para estar siempre a su lado, de una novia que ya no era tan perfecta como en un comienzo.
 
A Tom no le importaba ni un poco el haberse metido con un Alfa con pareja, aunque claro, sabía que no eran una pareja del todo, ella no llevaba su marca, así que tenía oportunidad. El único motivo por el que no mostraba interés en James es porque este lo había abandonado sin explicación alguna, intentó contactarlo varias veces como lo hacían de costumbre pero nunca respondió. Fue por eso por lo que terminó aceptando acechar a Sirius y también por eso comenzó a idear su plan para quedarse con el idiota que parecía felizmente casado. 
 
¿Quién diría que el destino lo regresaría con el idiota que lo uso y lo ignoro después? Al menos esta vez iba a usar su encanto para atraerlo a la trampa, una trampa de la cual nunca podría escapar. Porque cuando Tom Marvolo Riddle quería algo era seguro que lo conseguiría.
 
-¿Tu quieres?- escuchó de pronto Riddle, quien no se había dado cuenta de la cercanía que tenía el Black con ellos, al parecer llevaba ya un rato allí hablando con Severus pero no sabía que contestar a su pregunta así que se limitó a asentir.
 
Pronto lo vio alejarse mientras compraba quién sabe qué cosa con un hombre que parecía estar cargando algo muy similar a una nevera en aquel lugar. Sirius no tardó más de diez minutos en regresar con todos los presentes y mientras iba avanzando en dirección a Snape entregaba el pedido de cada uno. Pronto distinguió de que se trataba.
 
-Te traje una de limón, como no me dijiste de que la querías elegí la que más pidieron- le dijo de una forma sorprendentemente amable, al parecer el primogénito de los Black era más blando con el agua. Aunque tan rápido como había llegado se fue, estaba claro que otro era su prioridad.
 
Sirius estaba totalmente fascinado, sabía que Snape estaba enojado con él desde hace rato por haberle mojado la ropa, ya que había terminado cambiándose con cuidado y ahora se encontraba con el mismo pescador espantoso (a los ojos del Alfa que lo quería ver en bañador) y su sudadera, debía admitir que traer esa sudadera era lo mejor que se la había ocurrido hacer esa mañana.
 
Ver a Severus sentado en la arena, concentrado en su lectura, con esos ojos  negros tan hermoso y analíticos, con la sudadera que le quedaba un poco grande pero que le lucía tan bien, con el cabello recogido en una coleta alta y unos cuantos mechones enmarcando su rostro (cortesía de Remus), con esos deliciosos labios esperando ser besados, mordidos, esperando a que alguien reclamará su atención.
 
Sin pensarlo dos veces Sirius  lo beso con cuidado, sorprendiéndolo pero aún así este no rechazó aquel contacto. Inconscientemente se había acostumbrado recibir los suaves y dulces besos, pero aún así eso no evitaba que su cabeza diera vueltas y que si tierra una ligera presión en el pecho. Peor era saber que esas sensaciones no desaparecían cuando sus labios se separaban.
 
-¿Quieres mi amor?- Preguntó inocente Sirius acercando su paleta al rostro de Snape, cuando notó que este iba a reclamarle por aquel beso terminó metiéndola a su boca de forma abrupta. Como deseo que el tiempo se detuviera, lo tenía allí, sentado mirándole con reproche mientras tenía una de las imágenes más eróticas del mundo.
 
Sus mejillas sonrojadas, su mirada impasible, sus labios con ese dulce helado delimitándolos, eso hacía estallar la imaginación del Gryffindor quien sabía que ni en sus mejores sueños tendría a Snape así, con otra cosa metida en la boca. Para su desgracia el tiempo seguía corriendo y claramente el Omega se había dado cuenta de sus fantasías, sin pensarlo dos veces terminó arrancando un trozo de la paleta con una mordida que terminó despertando al Black de su trance.
 
-Deberías guardar esa imaginación para la noche- Le dijo antes de tomar de nuevo su libro del piso, era suficiente con tener que cargar su paraguas mágico (el cual le confería un clima mucho más agradable que aquel inmenso calor que había) también se dedicaba a leer y cambiar páginas con la otra, por un momento deseo usar magia libremente, nadie que no estuviera de bajo notaría el truco de la sombrilla. 
 
-¿Y si nos ponemos románticos en este momento? Nadie nos extrañara si nos desaparecemos un par de horas- Sabía que estaba jugando con fuego, pero no le importo, solo quería coquetearle, sonrojarlo un poco, quería llamar su atención.
 
-¿Que tal si mejor me preparas una sorpresa esta noche? Tal vez yo te sorprenda aún más- aunque ambos sabían que cuando llegaran esa noche al hotel no harían nada además de dormir coquetearse de esa manera llevaba a hacer que sonrieran aunque sea un poco, disfrutando de la farsa.
 
oOo
 
El día había transcurrido lo más normal que se podía para un grupo de jóvenes magos vacacionando en una playa muggle, habían  terminado comiendo en un puesto frente al mar, por sorprendente que pareciera la comida era verdaderamente deliciosa, lo único que sobraba era la atención, o al menos esa era la opinión de Lucius quien miraba con desprecio a cualquier hombre o mujer que se le acercara para coquetearle, peor aún aquellas personas descaradas que fingían que “la ola los arrastraba” hasta que muy casualmente terminaban chocando contra su pecho.
 
Peor era la descarada mujer que había perdido la parte superior de su traje de baño casual en el momento que había volteado para su lado, lo único que lograba alejar a todos los acosadores era cuando tomaba la mano de Remus al caminar. Sabía que este no estaba tan cómodo con la situación, pero igual le correspondía.
 
Lucius se odiaba por obligar a su actual conquista de hacer algo que no quería, si bien habían salido en varias ocasiones no tenían nada oficialmente, todo culpa de su estúpido compromiso. Peor aún era saber que no podía proclamar a Remus como suyo mientras este estuviera en pie, y por supuesto que él no aceptaría ser el otro.
 
Como fuera su relación estaba estancada hasta terminar con Narcissa, algo para nada sencillo pues sus padres habían decidido que estarían juntos mucho antes de que nacieran, en un inicio él también lo creyó, incluso  se había propuesto ser feliz con ella sin importar lo que pasará, pero era más difícil hacerlo realidad que solo sus pensamientos estúpidos e inocentes.
 
-¿Luc? ¿Me haces caso?- pregunto Remus quien claramente lo había sacado de sus pensamientos. 
 
-¿Qué estabas diciendo primor?- no podía evitar el sonreírle, ese beta podría proponerle cenar con los Weasley y él aceptaría solo para verlo sonreír. Deseaba que eso nunca sucediera, sería un gran golpe para su orgullo.
 
-Deberíamos de ir a bailar esta noche, me enteré que en el hotel abra un evento de viernes mágico, y me gustaría asistir, sirve que aprendemos sobre las tradiciones- Se veía muy entusiasmado, sabía que le gustaba bailar, a él también le fascinaba, pero dudaba seriamente poder hacerlo en cualquier ritmo acelerado.
 
-Si es dentro del hotel no tengo problema, odiaría tener que bailar entre muggles-
 
-¿En serio? ¡Pero Remsy investigó y hay un bar en el Malecón al cual queremos ir mañana- La voz de Sirius era irritante a oídos del heredero de la ancestral casa de los Malfoy.
 
-¡Es cierto! Será fantástico, hay música en vivo y queremos probar todo tipo de tragos que no se sirven ni en los bares ingleses, además dicen que en esta zona el tequila es el mejor- comento igual de entusiasmado James, quien caminaba contento a un lado de sus amigos. 
 
Para Malfoy todo eso era algo desconocido, sus amigos eran más serios, gozaban de un buen whiskey de fuego, con pláticas serenas, por ello no frecuentaba lugares como a los que asistían los merodeadores, al menos tenía a Snape a su lado en aquel pequeño viaje.
 
-¿Así que ya tienen decidido que es lo que se hará cada día?- preguntó Snape, no es que realmente le importara aquel viajecito, pero el ir en pareja lo condenaba a estar en el mismo sitios que Sirius, así que si, tenía que quejarse cuando algo no le parecía. Para él un bar muggle representaba todo lo que había odiado en su padre, por algo él básicamente vivía en uno.
 
-Quería sorprenderte cariño, además siempre que Rems elige un sitio resulta ser un buen lugar, de nosotros es el que ha vivido más tiempo entre muggles.
 
-Esto es mentira, yo he vivido toda mi vida con esas alimañas- pareció más un reproche de niño, cosa que causó no solo la risa de Sirius, sino que también la de Malfoy el cual jamás había presenciado una escena como esa con su amigo de protagonista.
 
-Pues si mi Remus lo eligió estoy seguro de que será un lugar maravilloso- 
 
-Ya basta, si siguen así iré a conseguir pareja ¡Se los juro! Es odioso tener que soportarlos, por un lado está James con la pelirroja, luego el rubio oxigenado y tú- Peter tragó saliva al notar que lo había dicho tal cual estaba en su cabeza- y bueno también Sirius con Snivellus, eso ya es demasiado...
 
-¿La pelirroja? Me llamo Lilian Evans para tu información- contestó indignada, nunca se había llevado del todo bien con los amigos de James, el que mejor le caía era Remus aunque ahora que salía con el racista sangre pura de Lucius comenzaba a cuestionar la integridad del joven, sobre todo porque sabía que este estaba comprometido. Después seguía Peter que aún siendo cobarde e idiota e incluso algo repulsivo no llegaba a ser tan malo como Sirius, él sin duda era el peor de todos, era quien se llevaba a James a bares, incluso lo llevaba consigo cuando buscaba conquistas, era un hombre que solo utilizaba a los omegas y luego los desechaba, estaba más que segura de ello ya que tuvo dos amigas que salieron con él y después del sexo termino botandolas, ése era el tipo de hombre que aborrecia, y desgraciadamente era el mejor amigo de su novio.
 
-Vamos no discutan, comamos, pasamos otro rato en el mar y luego arreglarnos para ir a bailar, será fantástico- decía James alejándose lo más posible de Tom, se le había quedado viendo todo ese tiempo, la única razón por la que reaccionó había sido al escuchar a Lili gritando. 
 
Realmente debía de alejarse de ese chico, parecía idiota porque no podía dejar de mirarlo, se sentía idiota por no poder disimular ni un poco, aún frente a su chica, al menos esperaba que ella no se diera cuenta, que no lo notará como Sirius lo había notado.
 
oOo
 
Una de las peores cosas que pueden pasar es tener que esperar con fingida paciencia en la cama de una habitación cuando sabes que una de las personas más sexys de la vida se está bañando justo a un lado. Para empeorar la situación tres de las cuatro paredes de la regadera estaban hechas completamente de cristal. 
 
Trataba de convencerse a sí mismo que resistiría la tentación pero no era así, disimuladamente lo espiaba por el espejo, sabía que si Snape se daba cuenta muy probablemente terminaría durmiendo en el piso. Pero la verdad la privilegiada vista que tenía valía la pena.
 
Quizá lo mejor de todo eso era saber exactamente cuáles prendas había traído para el viaje, seguro sería reprendido por el bello Slytherin pero no pudo evitar la tentación de colocar solo lencería de encaje para su uso todos los días. Al menos si dormía en el piso estaría satisfecho con lo que vio. Una vez escucho el agua dejar de correr cambió su posición, rápidamente se dirigió al balcón fingiendo demencia.
 
-¡Maldito chucho degenerado!- acaba de salir del baño y al buscar su ropa lo único que había encontrado eran prendas ajustadas, playeras y camisas semitransparentes en su mayoría y claro, no tenía ni un solo calzón decente, realmente había sido estúpido al creer que el animago tendría algo de cerebro al momento de empacar las cosas, aunque también era su culpa por confiar en él.
 
-¿Dijiste algo Sev? No te escucho bien desde el balcón- lo sabía, sabía muy bien qué era lo que le pasaba pero aún así prefirió ignorarlo, si tenía suerte Snape creería que estaba tan sorprendido como él.
 
Sin pensarlo dos veces el Slytherin tomó una de las prendas y salió casi corriendo al balcón procurando que la toalla que traía no se cayera, lo último que quería era exponer las feas marcas de su espalda. Decir que estaba enojado no sería del todo cierto, en realidad estaba confundido, sabía del despreciable sentido del humor que tenía el Gryffindor y de sus constantes intentos de seducción que seguramente vendrían acompañados con alguna broma cruel. No iba a dejarse engañar, no importaba que, pero caer bajo sus encantos no estaba en sus planes.
 
-¿Me puedes decir porque solo tengo “esto” de ropa interior?-preguntó lo más tranquilo posible.
 
-Porque te ves increíblemente sexy- “Idiota” pensó para sí mismo, con ese comentario se había acabado el fingir demencia.
 
-Debes ser él único en el mundo que cree eso- “debe ser una gran mentira” se repitió una y otra vez, no importaba cuanto se lo repetía Sirius, él no se sentía sexy, ni nada similar con esa prenda.
 
-Espero que sí, sino tendré que matar a quien te vea con eso, entremos- sin darle oportunidad a la objeción ambos regresaron a la habitación, lo último que Sirius quería es que alguien viera a Snape cubierto con solo una toalla.
 
-Dime la verdad, ¿por qué insistes en que use está cosa?-
 
-Ya te dije, eres sexy, póntela y mírate a un espejo si no me crees-
 
-Deberías checarte la vista Black, no soy para nada sexy, mucho menos con todas las marcas que tengo- era cierto, toda la vida creció escuchando que era un adefesio, que no valía nada en el mundo y que todo a lo que podía aspirar era a morir en silencio.
 
-¡Veo perfectamente bien! Eres tú el que no se da cuenta- estaba harto, no sabía cuántas veces tendría que repetírselo para que le creyera, incluso comenzaba a considerar que nunca le creería ni aunque le gritara.
 
-¡Si tanto lo crees entonces observa!-
 
No lo pensó dos veces, no se detuvo a analizar su decisión. Está fastidiado, le fastidiaba que Sirius le insistiera con tantas ganas, solo le hacía sentir peor, saber que alguien que no conocía el significado de la palabra imperfección lo estaba mirando detenidamente era muy intimidante, pero aún así no se detuvo, le dio la espalda para no verlo a los ojos, no quería, tenía miedo.
 
Miedo a ver la misma cara de odio y rechazo que le otorgaban sus progenitores, sabía que sus marcas en la espalda eran horribles, de eso se is encargado su padre. No habían sido hechas por golpes al azar, cuando Tobías las hizo se aseguró que lo acompañaran el resto de su vida, quería que el bastardo que había tenido estuviera marcado, solo quería afirmar que era un monstruo, un adefesio y que nunca debió de haber existido.
 
Lo más rápido que pudo se puso la lencería blanca que traía consigo, ni siquiera intentó mirar la expresión que tenía el Black. Igual ya se la había imaginado, una mueca de dolor, seguida por otra de asco y asombro, después este podría burlarse de sus marcas. Se sentía tan frágil, tan expuesto, como si una oveja se hubiera lanzado en medio de una manada de lobos, aunque bueno, solo había uno.
 
Pronto sintió los dedos del Gryffindor delineando cada una de las marcas que tenía en la espalda, se tomó su tiempo, como si fuera a romperlo, Snape no pudo hacer otra cosa más que temblar ligeramente, no quería dirigirle la palabra pero tampoco encontraba un modo de detenerlo. No entendía que pasaba por su cabeza así que se limitó a esperar. Espero hasta sentir un beso en su cuello, unos brazos rodeándole, lo estaba abrazando.
 
-Si pudiera regresar en el tiempo te protegería de quién te hizo esto- volvió a besarlo, con más cuidado que la vez anterior-Pero eso no quita ni un poco de lo bello que eres, no. De hecho solo me hace ver lo fuerte que has sido todo este tiempo, esas marcas son solo eso, marcas, forman parte de la vida, de tu pasado, pero de ahora en adelante evitare que tengas otra así.
 
-Sirius…
 
Fue interrumpido, no se había dado cuenta pero al mirar al suelo noto que entre las manos del mayor había una flor roja, no sabía cómo se llamaba pero era semejante a la rosa, como pudo la tomó entre sus manos, sonriendo.
 
-La llaman francesilla, pensé que te gustaría, además ese color combina a la perfección contigo- con cuidado tomó una y se la colocó en el cabello. 
 
-Gracias-
 
No necesitaron decirse nada más, estuvieron un rato abrazados hasta que por fin Sirius terminó el contacto. Este se fue hacia uno de los cajones en busca de su ropa, por poco se le olvidaba que tenían que verse con los demás en menos de veinte minutos, por un momento deseo no ir pero no podía fallarle a sus amigos, tomó su toalla y camino rumbo al baño, miro de reojo a Snape encontrándolo en la misma posición que lo había dejado, por un momento sonrío.
 
-Y por cierto, te ves jodidamente sexy, tanto que si quieres esta noche por fin podríamos tener nuestra “noche de bodas”
 
-Sirius-
 
-¿Si?-
 
-Solo bañate-

 

Notas finales:

Hola a todos, les dejaré este bonito dibujo como un regalo, espero les guste. El miercoles abra lemon (no soy muy buena, así que espero les guste) 

Gracias a todos por sus comentarios, en la semana iré contestándolos. 

Tengan un buen inicio de semana!! 

 


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