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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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Notas del capitulo:

Hola mis amados lectores, una disculpa pues no había podido actualizar, de hecho quería hacer capítulo doble pero la falta de tiempo me lo impidió...

 

Actualizare de ahora en adelante solo los domingos.

Capítulo 15. Inevitable

Un gran salón con ventanas alargadas, luces tenues y música romántica, no era lo que Remus había esperado pero sin duda alguna lo estaba disfrutando. Esa mañana se había enterado de que sería una fiesta tipo discoteca, no entendía qué estaba pasando ni cómo es que habían cambiado el tema al último minuto. Pero bailar abrazado a Lucius le hacía olvidar sus ganas de bailar alocadamente con sus amigos.

¿Estaba mal disfrutar el bailar entre sus brazos? ¿Era malo el querer pasar toda la vida a su lado? ¿Estaba mal que lo ayudara sin saberlo a olvidarse de Sirius? Si, estaba mal. Todo estaba mal, no debía meterse con él, para empezar estaba comprometido, no iba a ser suyo jamás y usarlo para olvidar a su mejor amigo era lo más egoísta que había hecho.

Quería amarlo, quería corresponderle. Quería amarlo genuinamente, pero se necesitaba más que unas cuantas semanas para olvidar a quien te hace feliz, para aceptar que lo perdiste contra alguien que no tuvo que hacer nada para ganarse su atención, para aceptar que existía una persona que le atrajera de tal manera que sin tener que esforzarse lo tenía por completo.

Le tenía celos a Snape, no entendía qué tenía de especial, pero lo que fuera le hacían único e intrigante. En sus años en Hogwarts nadie consiguió tener la atención de Sirius de tal manera, no importaba que tan atractiva fuera la Alfa, el Beta o la omega que estuviera a su lado, no había un solo día en que no notará como esos bellos ojos grises se enfocaban en una sola persona.

Incluso sus parejas se daban cuenta de que en realidad Sirius no les pertenecía, nunca tendrían el privilegio de ser en quien más pensara alrededor del día, nunca serían la persona en quien más dedicaba su tiempo. Quizá lo peor de todo eso es que su amigo era lo bastante idiota como para no haberse dado cuenta todos esos años.

Cuando salieron de Hogwarts pensó que superaría a Snape, que su extraña obsesión con él terminaría, que quizá podría al fin tener una oportunidad con él, triste fue darse cuenta de que a pesar de estar lejos de este no podía evitar el buscarlo de forma inconsciente. Los primeros días supo que iba al callejón de Diagon, más específicamente donde vendían ingredientes para pociones quizá ni él mismo se daba cuenta de lo que buscaba, sus sospechas se confirmaron cuando Sirius admitió que compraría un departamento en el Londres muggle, en un barrio cualquiera a las afueras de la ciudad, seguro pensando en poder encontrárselo.

Después de eso perdió contacto con él una semana entera y Malfoy apareció en su vida, había decidido mantenerse firme, no aceptar ser cortejado por este y terminó huyendo cada que se lo encontraba en el mundo mágico. Al menos eso hizo hasta que se encontró a Sirius en la tienda de ropa y bueno, lo demás es historia. No solo vivía con el omega al que le tenía celos, no, estaban casados, legalmente casados. Le rompió el corazón aún sin saberlo.

En ese momento quiso rendirse, sin importar que ellos no se querían entendió por fin el mensaje que le enviaba la vida. Parecía que solo se estaba burlando de él y sus esperanzas. Decidió darle una oportunidad a Lucius para conocerlo, y resultó ser galante, educado, algo arisco pero con un peculiar sentido del humor, comenzó a sentirse feliz a su lado, incluso podría afirmar que lo quería, lo quería y mucho pero no lograba sacar al Black de su mente.

—¿Te pasa algo?—preguntó Lucius mientras inspeccionaba su temperatura con la palma de la mano.

—¿Por qué crees que me pasa algo?—era un obvio intento por desviar de tema la conversión, cualquiera se daría cuenta de ello, sin embargo su pareja decidió ignorarlo, siguió bailando, sin intentar romper el contacto, le gustaba mucho aquella sensación.

No pasó mucho tiempo para que se olvidaran del baile, entre ellos había más que eso, por un lado estaba el aristócrata Malfoy deleitándose cada instante mientras memorizaba con detenimiento los detalles del rostro del Beta. Tenía una belleza fascinante, su mirada era hermosa y resplandeciente, tanto que se aseguró que no observará a otra persona, grato fue el sentimiento que surgió cuando se dio cuenta de que solo era para él esa mirada.

Pasó poco tiempo antes de que juntaran sus labios, degustaron el sabor de la boca del otro, no era la primera vez que sucedía, probablemente no sería la última. Por primera vez el Beta se dio cuenta de que estaba acostumbrándose a aquel tipo de contacto. Sus lenguas danzaban en armonía, como si estuvieran predestinados a estar juntos. Pronto sintió un par de manos paseando por su cuerpo sin pudor alguno, se dejó masajear, lo disfrutaba tanto que no se percató que aún se encontraban en la pista de baile.

Le rodeó el cuello con sus brazos tratando de eliminar toda distancia posible, le gustaba tenerlo tan cerca, su aliento era fresco. Remus estaba fascinado cada que veía al recatado y serio heredero Malfoy ser consumido por él, le gustaba esa sensación de poder, saber que era quien sacaba de su zona de confort al sangre pura lo hacía feliz.

—¿Subimos a la habitación?—parecían las palabras más dulces que podía decirle en ese momento, bueno, al menos las que más esperaba.

—Pensé que nunca lo pedirías—

oOo

Cuando conoces a alguien después de mucho tiempo es imposible no reconocerlo de cualquier forma o en algún momento del día. Por eso, a pesar de la luz tenue y la gran cantidad de personas en la pista de baile Severus no pudo evitar notar como su amigo desaparecía del salón con su casi pareja.

—¿Qué tanto estás viendo?—preguntó Sirius mientras le entregaba una copa de vino a Snape, sabía que no lograría llevarlo a la pista pero al menos le reconfortaba el poder compartir unos cuantos tragos.

—Como una pareja se retira a su habitación a tener sexo—tomó la copa sin molestarse en mirarlo. Por sorprendente que fuera era la primera vez que se daba cuenta de que les gustaba lo mismo. Ambos amaban el buen vino.

—No tienes que insinuarlo, solo pide y se te concederá—Sirius no dejo de verlo no podía, no porque quería analizar cada gesto suyo, quería encontrar algo de esperanza en sus acciones. Una chispa de ella surgió cuando sus mejillas se tornaron rojas.

—Me refiero a que Lucius se fue con tu querido amigo Remus a calentar el cuarto—quería esconder su enojo pero no podía, le resultaba molesto el coqueteo descarado que le estaban dedicando.

—Tu y yo podríamos romper un récord juntos—su proposición en un tono sugerente solo hizo ruborizar al pocionista.

—¿De cuantas horas duras en la cama? No gracias, prefiero nadar desnudo en lava—

—¿Y podría estar presente cuando lo hagas? No me quiero perder la vista de tu hermoso cuerpo— hizo una seña de brindis y tomó un trago, vaya que le gustaba hacerlo enojar.

—Jodete Black—se volteó indignado, no quería ni pensar en mirarlo, odiaba que lo dejaran así, confundido, ni siquiera esperó a que le contestara antes de beber por completo la copa, lo único bueno de acabarla es que el pulgoso animago tendría que ir por otra, lo dejaría solo un rato, por eso no estaba preparado para lo que vendría.

—Prefiero joderte a ti, digo, si me entiendes—

—Trae otro o déjame solo—en un rápido movimiento le quitó la copa de la mano, lo odiaba y mucho, y sabía que ese estúpidamente sensual hombre no se iría a menos que también le faltara bebida, de mala gana lo vio irse con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Severus suspiró cansado, tener al Black haciendo alusiones a su cuerpo era bastante incómodo, nunca había imaginado que sería elogiado por ese imbécil, mucho menos pensó que este se fijaría en él, no tenía nada de especial, nada, ni siquiera había salido con alguien antes, peor aún la única persona que había besado era a Sirius.

—Vaya no puedo creerlo, pensé que eran una pareja tierna, en casa siempre actúan así pero cuando coquetean solo puedo notar su agresividad y la gran tensión sexual que se tienen, si van a ir a tener sexo salvaje al rato asegúrense de dejar bien cerrada la puerta—Tom se había quedado sentado cerca de ellos casi desde que habían llegado a aquel lugar, odiaba admitirlo pero hasta el odioso de Pettigrew tenía una pareja para bailar.

—Igual nunca nos escuchaste—no quería hacerle caso, igual sabía que las cosas no se quedarían allí, o quizá era porque estaba acostumbrándose a actuar como el esposo de ese perro pulgoso frente al otro Slytherin.

—Me alegro, pero siempre me ha dado curiosidad, no es que quisiera verlos pero me pregunto ¿qué tal es Sirius? Supongo que te trata bien en la cama pero ¿Quien inicia? Es obvio que tú vas abajo pero ¿Han cambiado de posición antes?—

—¡¿Qué te pasa?!—podía sentir su rostro arder, de las tantas veces que habían hablado jamás se había tocado ese tema, no entendía el porqué ahora.

—Es simple curiosidad, muchos omegas tendría celos de ti, yo entre ellos—

—¿Celoso de mi? ¡Te gusta Sirius!—estaba claramente sorprendido, sabía que era un hombre apuesto además de un Alfa codiciado pero no creyó que quien los espiaba estuviera atraído por el.

—Me gusta lo que tienes con él, es difícil el casarte con un Alfa que no te trate sólo como un objeto sexual, pero te deja desarrollarte, quiere que seas exitoso en lo que mejor sabes hacer y no te ha marcado, lo que me hace pensar que respeta tu independencia. Si yo fuera tú tendría una cría con él para tenerlo atado—

—Si solo lo estuviera usando tener un hijo sería contraproducente, si no lo amara ¿para que traería un niño a vivir con una pareja que no quieres?—

—Simple, es un Lord, heredero de una gran y poderosa familia, quien dé a luz su primer hijo será su pareja toda la vida, esos sangre pura son muy cuidadosos con su estatus social, por eso tu boda causó tanta controversia—

—Si es así de sencillo ¿como es que no has conseguido casarte con algún heredero para tener su apellido, status y un hijo que no vas a querer ni un poco?—

—Paciencia, ya tengo a mi víctima, solo necesito un poco de tiempo—decidió no seguir hablando, acababa de notar la presencia del fastidioso del Gryffindor, esa conversación debía de seguir en otro momento.

—¿De qué hablan las señoritas?—preguntó Sirius quien colocaba los seis tragos que había traído flotando de la barra.

—Hablando de tu deficiencia sexual—la sonrisa de Riddle lo decía todo—bueno si me disculpan me retiro a mi habitación—

No había dado ni dos pasos para alejarse cuando se escuchó la risa de Snape, jamás había imaginado que conocería a alguien que pudiera dejar a Sirius sin palabras. Como deseaba el poder recordar ese momento por siempre.

—¿Así que hablas de nuestra vida sexual?—

—Lo hago todo el tiempo—contestó con sarcasmo.

—Vaya...—alzó una ceja, señal de que tenía una muy mala idea, al menos para la otra parte—En ese caso tú y yo deberíamos de apostar, traje seis plasmas, me dijeron que es tequila de no sé cuántos años y especialidad de la casa. ¿Que dices? Ambos somos nuevos en esto—

—¿Qué apostamos?—

—Si haces algún gesto te doy un beso, si yo lo hago…—

—Entonces yo te golpearé en el rostro y si ambos lo hacemos nos retiramos a nuestra habitación, no soporto estar más tiempo en este lugar—

—Bien, pero nos acabamos todo ¿hecho?—

No dijeron otra palabra, tomaron el primer vaso y dieron un pequeño brindis antes de vaciar todo el contenido sin considerar que tan fuerte sería. Aquel líquido tenía una tonalidad ámbar, y dejaba un leve cosquilleo en la garganta, pero como era previsto ya que ninguno lo había tomado antes no tuvo el mismo efecto. La garganta quema aún después de haberlo pasado, una ligera sensación de mareo se hacía presente quizá efecto del alcohol o por haber revuelto las bebidas, como fuera ambos habían perdido la primer ronda.

—Esto significa que nos vamos al cuarto—reafirmó Severus quien esperaba ansioso el momento de irse de aquel lugar, si tenía suerte los siguiente dos tragos terminarían igual.

—En ese caso habrá que disfrutar los que vienen, aún no pierdo las esperanzas de mi beso—no tuvo que hacer nada para sonrojar al joven pocionista.

De igual manera brindaron como la vez anterior, pero ninguno se empino el trago a la misma velocidad de antes, si bien no había sido una sensación del todo desagradable no era la favorita de Sirius, atribuía esto a su inexperiencia con la bebida. Lamentablemente aún era muy pronto para cantar victoria, se la había acabado, ambos lo habían hecho y aún así se repitió el mismo resultado anterior.

—La última y nos vamos—brindó Sirius tomando su trago, nunca había pensado que beber con Snape sería tan divertido, incluso pensó en que había sido un desperdicio no traer más de seis tragos.

Ya acostumbrado a esa sensación cálida, al ligero mareo y a ese aroma que nunca antes había percibido Snape tomó su último vaso, estaba más tranquilo que con los primeros dos, ahora las probabilidades de perder eran más altas, sabía de antemano que el pulgoso tenía experiencia de años con la bebida, cosa contraria a su caso ya que era un gusto que recién había adquirido.

Contra todo pronóstico esta última ronda había terminado como un empate, pero uno muy diferente a los otros dos, puesto que ambos habían ganado. Sin pensarlo dos veces Sirius se deslizó hasta el asiento de su pseudo esposo, quería su recompensa y la quería en ese momento.

Por eso al sentir el golpe en su rostro término algo desconcertado, sabía que se lo merecía pero creyó que con eso concluiría su beso. Sonrió, ahora no tenía un tiempo límite. No le importó cuántas personas los estuvieran viendo, ni siquiera si dos de sus amigos todavía estaban por el salón. Junto sus labios con deseo mezclado con una pizca de desesperación.

Le gustaba el tenerlo así, con una mano acariciaba
su cabeza le hacía reducir la distancia lo más que podía, con la otra lo tomaba por la cintura, le fascinaba el sentirlo y no tener que separarse. Pasó su lengua entre los finos labios de Snape, pedía permiso para entrar, rara vez se lo permitía, pero era una sensación fascinante.

Comenzó a marcar un ritmo, todo lo que sabía Snape lo había aprendido de él y eso lo enorgullecia, estaba acostumbrado a que su seguimiento fuera algo lento y torpe, aún así le gustaba, le gustaba porque así definía el ritmo, porque podía morder con suavidad sus labios y deleitarse con ellos, porque le fascinaba estar a su lado.

Un beso se convirtieron en dos y luego tres, después ya ninguno sabía cuántos habían sido, ni cuánto tiempo llevaban así, solo continuaban besándose, disfrutando. Las manos de Sirius había abandonado su posición original, ahora se encontraban repartidas por todo su cuerpo, acariciándolo delicadamente, procuro guardar algo de su compostura, no expondría la hermosa piel de Severus frente a tantas personas.

—Debemos de irnos amor, estoy ansioso de llegar a nuestra habitación—era impresionante la sutileza que podía llegar a usar Black cuando quería algo.

No espero respuesta y se levantó llevando consigo a Snape, quien terminó usándolo para mantener el equilibrio, había bebido de más y necesitaba un poco de ayuda para poder caminar. Antes de salir del salón la mirada del animal se cruzó con la de su mejor amigo. Alzó una de sus manos en señal de victoria, es lo que siempre hacía cuando tenía una conquista entre sus brazos, pero no llevaba una morena o una rubia, no, quien estaba entre sus brazos no era otro más que Severus.

Al llegar a la habitación siguieron besandose, habían caminado así desde el elevador hasta tropezar con la puerta, una vez cerrada está la inhibición de Sirius se perdió. Comenzó a besarlo, acarició cada rincón de su cuerpo sin pudor alguno.

Los brazos de Snape estaban alrededor de su cuello y sus piernas lo rodeaban mientras el mayor le sostenía de los glúteos avanzando a la cama, no dudó en aventarlo de forma brusca, se posicionó sobre de él comenzando a quitarle la camisa.

—No voy a ser el único desnudo Black—Snape se apresuró para comenzar a desvestirlo, su cabeza daba vueltas pero era mayor el calor que recorría su cuerpo. Pronto se vieron envueltos nuevamente, poca era la tela que cubría el resto de la piel.

Las manos de Sirius estaban dedicadas a acariciar y hacer gemir a Snape, cada que apretaba uno de sus pezones escuchaba ese sonido que lo deleitaba como si no hubiera un mañana, con la otra lo masajeaba de los glúteos, eran más duros y firmes de lo que había imaginado, lo único que le faltaba quitarle era esa bella prenda de encaje blanco, le fascinaba, agradecía cada euro que había invertido en ella, no podía imaginar a nadie más hermoso que ese bello Omega que estaba frente suyo.

Sus mejillas rojas de la vergüenza le hicieron continuar, jamás había visto ese rostro, jamás pensó que se sentiría tan atraído que seguro moriría si no se quedaba por siempre a su lado. Le beso con pasión y deseo, succionó sus labios como lo había hecho en innumerables ocasiones esa misma noche, se deleito con su sabor.

Con mucho cuidado de no mover la delicada prenda blanca metió su mano para poder acariciar por fin su miembro, estaba completamente erecto, cosa que sólo logró excitar lo más.

—Sirius, por favor…—le miró suplicante exigiendo atención, no podía seguir así, con la respiración incontrolable, el cuerpo sudado y esas ganas de continuar que gritaba su cuerpo contra todo pensamiento racional.

—Lo que tú quieras Sev, soy todo tuyo—sonrió para poder besarlo de nuevo, en ese momento era cierto, todo lo que quisiera se lo daría allí y ahora.

—Paremos, no puedo continuar, no quiero que mi primera vez sea así—no tuvo que decir más para sentir el peso del Black comenzar a disminuir sobre su cuerpo, le gustaba, pero no estaba listo para entregarse a quien lo había herido, a alguien que no amaba en cuarto y alma.

Se quedó quieto mientras veía a Sirius incorporarse, con algo de pena le vio recoger sus prendas del piso para comenzar a ponérselas, no se imaginaba lo que el Gryffindor estaba sintiendo, pero en el fondo sabía que había herido su orgullo, aunque en realidad más que su orgullo este si estaba dolido, quería pensar que llevar a cabo su conquista sería más sencillo, pero no, por un momento sonrió, le gustaban los desafíos y vaya que le empezaba a gustar Snape.

—Dormiré de nuevo en el sillón, así no tendrás que preocuparte por mi toda la noche—había un tono de aflicción en sus palabras, no es que no estuviera acostumbrado a dormir en un sofá, cada que Severus se enojaba con él lo hacía pero hoy era diferente, no tenía idea de cómo verlo a la cara de nuevo, ambos estaban algo ebrios, si, pero eso no había controlado sus acciones lo deseaba pero no podía tenerlo.

—Puedes dormir en la cama, solo no intentes nada—lo había hecho por compasión, por alguna extraña razón no le gustaba ver cabizbajo al Black, estaba tan acostumbrado a ver su radiante sonrisa que tener así, abatido, era una nueva experiencia para él.

Sin embargo no recibió respuesta alguna, vio a Sirius entrar en el baño y después de eso no supo nada más. Terminó durmiendo plácidamente en un lado de la cama ajena a cualquier cosa que sucedía en aquella habitación. Fue por eso que no se enteró de cuál fue el comentó en que Sirius salió para poder acercarse a la cama, ni que este le dio un dulce beso en los labios, ni siquiera se enteró de las palabras que le dijo antes de irse a dormir en el sofá.

“Buenas noches mi ángel”

oOo

Lily Evans estaba muy contenta en su habitación, esa había sido la mejor noche que tenían en el bello México, quizá porque no había hablado con ninguno de los pilones que los acompañaba en el viaje. Claro que todo era culpa de James, si en vez de invitar a sus amigos hubiera traído a personas que les agradaban a ambos las cosas hubieran sido mucho mejor.

El enterarse que la persona de quien te habías enamorado estaba ahora casada era simplemente horrible, pero saber que su esposo era nada menos que un Alfa sangre pura de la alta sociedad mágica era aún peor, pues se daba cuenta que jamás tuvo oportunidad y jamás la tendría. Cada que los miraba juntos se veían completamente enamorados, incluso esa noche en el baile ella espero no encontrárselos en la pista, gracias a Merlín que su ex mejor amigo no bailaba, pero eso sí, lo había visto besarse apasionadamente justo antes de subir a su habitación.

No era tonta, sabía que era lo que estaba pasando en ese momento, casi podía apostar que si iba y tocaba a su puerta nadie le abriría. Pero eso no era de su incumbencia, no. Se había convencido de que James era el hombre con el que pasaría el resto de su vida, llevaban apenas un año de salir y ya vivían juntos lo que la hacía pensar que en esas vacaciones le pediría matrimonio. Era todo lo que ella quería con él, una pareja, un hijo y claro, respeto de sus iguales, muchos la veían como inferior por ser nacida de muggles, pero si se casaba con un sangre pura como James las cosas serían más benéficas para ella.

Sin pensarlo dos veces comenzó a cambiarse, se puso su pijama que consistía en un vestido demasiado corto de color crema, era el favorito de James, más que nada por la facilidad con la que esa prenda desaparecía. Quería terminar su noche con un buen ejercicio en pareja, y cuando una mujer quiere sexo, sabe cómo conseguirlo.

Camino rumbo a la sala donde sabía estaba su novio acompañando a la serpiente solterona de allí, Lily estaba convencida de que ese omega siempre la miraba de mala manera, como si de alguna forma pensara que son solo verla podría matarla, pero no entendía el porqué esa actitud si no se habían conocido antes, ese hombre le daba mala espina.

—James mi amor, vamos a dormir—le dijo con tono seductor mientras se recargaba en el marco de la puerta de su habitación. Ese truco jamás le había fallado.

—Hola Lily, este…—no supo qué decir, por un lado estaba su hermosa pelirroja vestida solo para él como ella sabía que le encantaba, pero del otro estaba Tom, solo tenía los calzones puestos alegando que el calor de esa ciudad era infernal y que no se pondría otra prenda hasta que le dejaran congelar el departamento.

—¿Que sucede James?—preguntó más que molesta, ofendida. Era la primera vez que su truco no funcionaba de inmediato.

—Sucede que estamos platicando sobre mi carrera en el ministerio, supongo que te gustaría unirte—Riddle no tuvo que decir más al darse cuenta como el rostro de enojo de la pelirroja se contraía aún más. Sabía que James había considerado unirse al ministerio en vez de ser auror, al igual que su padre, además sabía que ella no tenía idea de lo que hablaban, no era la sangre sucia más hábil que había conocido.

—¿James?—estaba dudando sobre su actitud nunca la había tratado de esa manera, él siempre la había puesto en primer lugar, aún frente a sus amigos, esto era algo nuevo.

—Iré más al rato linda, si quieres tú vemir, es algo serio, ya sabes mi familia es importante y el es hijo de Dumbledore, debemos ponernos al día—

—Bien— no dijo nada y se retiró a su habitación, lo último que vio fue sonreír a ese par mientras seguían conversando, un día mataría a ese Slytherin.

Siguieron platicando cuando ella se retiró, una conversación banal de todo y nada, no dijeron nada sobre porque habían perdido contacto ni de la última vez que se vieron, cuando James le había prometido dejar todo el irse a su lado.

—¿James? ¿Recuerdas la última vez que nos vimos?—era trampa, claro, estaba seguro que no se le olvidarian aquellas palabras pero tenía que confirmarlo.

—¿Como olvidarlo? Ese día estaba completamente convencido de que quería mi vida a tu lado, que podríamos escapar y hacer una familia, ser felices juntos pero ahora es más complicado, estos meses que no nos vimos me hicieron pensar en los buenos momentos que pase con Lily, creí que le pediría matrimonio en estos días pero, bueno, es complicado…—

—No es complicado, si quieres estar conmigo y yo contigo lo que nosotros tenemos es inevitable, ni tu novia podrá interponerse, solo tienes que elegirme—

—Ya te dije, es más complicado que solo eso, si no hubieras aparecido no estaría en este aprieto—no quería ni verlo al rostro, le costaba trabajo aceptar que una parte de su corazón le pertenecía a ese muchacho.

—No decidas ahora, piensa, piensa solo en mi—no le dio tiempo a reaccionar, no le importaba que una parte suya estuviera pensando en la insípida pelirroja, esa noche serían solo ellos dos.

Comenzaron a besarse, sin pensarlo dos veces se retiraron a la habitación de Riddle, se entregaron el uno al otro como lo había hecho innumerables veces antes, sin importar lo que pasaría la mañana siguiente, esa noche eran solo ellos dos.

Notas finales:

Se que no es el lemon que esperaban, de hecho quiero traerles algo de mejor calidad, y aún no me decido si describiré el de todas las parejas o solo me enfocaré en la principal, pero me gustaría su opinión.

 

Tambien comenzare a responder los reviews, nos leeremos pronto!


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