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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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Una luz tenue comenzaba a colarse por las cortinas de la gran habitación, dando directo a los ojos de cierto chico de pelo azabache que solo logró voltearse para evitar que le ardieran los ojos además del molesto dolor de cabeza que tenía, era la primera vez que se sentía de tal manera. Nunca en la vida había tomad tal cantidad de alcohol, siempre que era invitado a la Mansión Malfoy se limitaba a dos copas de vino si, y sólo si, se lo ofrecían.


No sabía que le había pasado pero estaba seguro de que solo había una persona en el mundo capaz de sacarlo de sus casillas y ese era Sirius Black. Con mucha vergüenza recordó lo que habían pasado la noche anterior, que había invitado al pulgoso a compartir la cama. El miedo y el pánico se apoderaron de él, aún sin poder abrir los ojos comenzó a inspeccionarse, se encontraba únicamente en ropa interior y sintió un poco de alivio, sobre todo cuando se dio cuenta de que no tenía ninguna clase de dolor extraño en las caderas.


Reunió todo el valor que tenía para abrir los ojos, por más extraño que resultara tenía nervios, por un lado quería ver a Sirius profundamente dormido, ignorando por completo su existencia, deseaba hablar con él para dejarle en claro que lo de la noche anterior no volvería a suceder, aunque lo más probable es que cuando abriera los ojos este no estuviera en la cama, estaba totalmente convencido de que lo trataría como a cualquier conquista y no se atrevería a amanecer a su lado.


Un sentimiento de decepción comenzó a inundar su corazón cuando verificó que no solo la cama, si no la habitación estaba vacía, parpadeo un par de veces hasta por fin acostumbrarse a la luz. Había sido un tonto al siquiera pensar que el idiota pulgoso estaría en la mañana a su lado, sobre todo después de haberlo rechazado de esa manera. No es que Severus se arrepintiera de detenerlo, no, de hecho agradecía que se hubiera controlado, pero una parte de él se había imaginado despertando entre sus cálidos brazos.


—¿Señor Black? Traje el servicio a la habitación que su esposo ordenó, ¿sería tan amable de abrirnos la puerta?— no necesito decir nada más para comenzar a buscar sus prendas tiradas en el suelo, pero no encontró ninguna, solo había una bata de seda a un costado de su almohada, supuso que Sirius le había dejado allí, así que se la puso de inmediato para abrir la puerta.


—Buen día— contestó lo más cortés que podía a las once de la mañana y con la cabeza que le daba vueltas.


—Buenos días joven Black, ya le dijimos esto a su esposo antes pero como una disculpa al no percatarnos de su presencia el hotel se honra en regalarles este desayuno de cortesía, además le trajimos estos bellos adornos de flores y claro el que mandó a traer su marido. Cuando regresen en la noche a su habitación les estará esperando nuestra sorpresa para recién casados. Con su permiso— sin decir más se retiró dejando atrás todo lo ya mencionado, en realidad Snape no había podido decir nada más por la vergüenza de estar casi desnudo bajo la bata que el hecho de ser llamado “señor Black”.


Comenzó a inspeccionar los arreglos de flores, el primero era uno clásico de rosas rojas, parecía sacado de un cliché romántico así que solo pudo imaginar que la sorpresa que le depararía para la noche seguro sería un corazón hecho de pétalos de rosa en la cama, probablemente almohadas rojas y claro, muchas más de esas flores por todas partes adornando.


El segundo era elegante, tal vez porque se trataba de una única flor flotando en medio de una maceta de vidrio, no tenía idea de que clase de flor era, solo podía decir que era blanca, algo grande, con muchos pétalos, casi podía jurar que había visto una igual en otro lado pero no estaba seguro de donde. Era obvio que era un regalo de Sirius, talvez esa era su forma de disculparse por lo que había sucedido la noche anterior.


Severus se estaba convenciendo sobre el grave error que había sido todo incluso comenzaba a pensar en dejar esa actuación, camino rumbo a su cama para poder degustar el desayuno, se trataba de una crepas con queso cottage y mermelada de calabaza. Pero de tan solo olerla su estómago se revolvió, corrió al baño de inmediato, sobra decir que sucedió.


Se miró al espejo y lavó su rostro, una vez terminado se dispuso a tomar el dentífrico aliviado de que el pesar hubiera disminuido. Noto un pequeño frasco con la leyenda “poción para la resaca de Sevi mi amor”. Sin quererlo sonrió para después beber la poción, incluso Sirius tenía lindos detalles con él.


—También eres mi amor—susurro para si mismo, cada que recibía esos pequeños detalles por parte del Gryffindor tenía esperanzas, sobre todo por lo mucho que se había enamorado de él durante la escuela. Sabía que estaba mal que era un error que solo un tonto amaría a alguien que se dedica a hacerle daño, pero aún así suspiraba cada que le veía sonreír esperando que la sonrisa fuera dirigida a su persona. Ahora tenía lo que quería, le sonreía, le coqueteaba, se besaban incluso habían estado muy cerca de tener sexo y aún así se sentía vacío, porque tras esos gestos no había amor, solo conveniencia. Severus lo sabía perfectamente.


oOo


La noche había sido completamente maravillosa, el mundo parecía brillar con cada paso que daba, al fin había conseguido un poco de tiempo con sus amigos, se habían levantado todos solo para ir a desayunar y después entrar a la piscina a disfrutar del caluroso clima.


Remus había puesto todo su esfuerzo para poder arreglar ese desayuno, había dejado a Lucius en la cama con la promesa de recompensar esa noche el tiempo faltante, en cambio Sirius había puesto toda su determinación para poder levantarse y no abusar del perfecto cuerpo que dormía plácidamente a su lado, por último tanto Peter como James habían escapado sigilosamente de la habitación que ocultaba su frenética noche.


—Entonces, resumiendo ¿Todos tuvimos sexo menos Sirius? Wow amigos, jamás pensé que este día llegaría— se burlaba James mientras le daba un sorbo a su bebida, esa era una oportunidad única en el mundo.


—¡El día en que Sirius sufre abstinencia mientras todos gozan!- gritó Peter entusiasmado, quizá se tratara de un evento cósmico único en la vida.


—¡Y pensar que Peter se acostó con un desconocido!— se unió Remus quien no paraba de reír, muchas veces antes había escuchado las mofas de su amigo por no tener pareja o sobre lo mucho que se divertía, que la vida se lo devolviera le hacía sonreír.


—Ya entendí, todos ustedes disfrutaron de una noche maravillosa pero al menos pude dormir en la cama esta noche— si, ese era el único consuelo que iba a decir, nada sobre los besos que le había robado, de esas caricias que le excitaban de sobremanera, mucho menos de su frustración desahogada en el baño.


—Ja ja, es lo más que vas a querer avanzar con Snivellus, si un día lo llegaras a ver desnudo se te que quemarán los ojos— y así siguieron los comentarios, uno tras otro, Sirius se limitó a ignorarlos, si algo había aprendido de la vida es que nunca debes de hablar excesivamente bien de alguien ya que podrías hacer que otros se enamoraran de alguien tan maravilloso que debía ser un secreto para el mundo.


Siguieron bebiendo, platicando por suerte habían cambiado de tema al galán que sedujo a Peter y se lo llevó a la cama en un dos por tres. Se trataba de un chico rico, hijo del ministro de magia, un par de años más grande que ellos, y según la descripción guapo, rubio de ojos azules, bronceado, con el cuerpo muy bien formado y según cuenta la leyenda capaz de seducir a una roca.


—Buenos chicos, quiero su opinión en algo, verán tengo un amigo, bueno de hecho ustedes también lo conocen pero mantendré su identidad en el anonimato porque es un asunto serio. Resulta que este hombre pues tiene una novia y viven juntos, incluso tienen planes para casarse en un futuro pero hay alguien a quien no puede olvidar, que le encanta y lo seduce, es como su amante—pauso su relato James quien por primera vez, desde que había comenzado su relato se atrevió a verlos a los ojos, para su sorpresa parecía que todos lo tomaban en serio—En fin el me pregunto si sería prudente dejar a su novia, digo el amante lo mueve como nadie más y están más que encantados, pero sabe que no lo va a esperar toda la vida, es más casi podría jurar que el amante sería capaz de matar a la novia.


—Bueno, y a todo esto en serio no nos puedes decir quién es, no sería lo mismo si aconsejara a Frank que a ti— comentó Sirius quien estaba seguro de que se trataba del mismo James, obviamente no sería Longbottom, ese hombre sí que amaba a Alice, tanto que moriría con tal de hacerla feliz.


—No lo diré, además si sospechan de Frank es porque le quedo el saco, así que no desvíen este asunto a mi—


—Bueno, bueno… llamemos a este sujeto Sames— aquel comentario solo ocasionó la leve risa de los otros dos interlocutores —En fin Sames está saliendo con “Pily” y resulta que se acuesta con “Cherry” así que Pily no es suficientemente buena para Sames—


—Pero Pily si es buena para Sames, quizá solo sea que Cherry es demasiado tentador para cualquiera ¿no? Podría ser que su relación con ella se basa en solo sexo— trató de excusarse James.


—Pero está claro que si Sames estuviera completamente feliz o si amara de verdad a Pily no tendría que ir a acostarse con Cherry no importa lo sexy que sea— dijo Remus quien estaba disfrutando del juego.


—¡Tal vez Cherry es demasiado buena en lo que hace!—


—¿Y Cherry gana algo al acostarse con Sames? o ¿lo hace gratis?—preguntó con picardía Sirius quien no tenía idea de que el amante de su amigo era quien lo vigilaba en su no relación.


—Se acuesta con él porque es guapo y le gusta, está claro que Sames no necesita pagar para tener sexo— comenzaban a subírsele los colores al rostro.


—Entonces Sames no ama a Pily, él solo tiene una relación de la que está inseguro y cuando apareció Cherry, tan sensual y seguramente perfecta no dudó ni un segundo para acostarse es más creo que Cherry quiere una relación pero Sames está tan cómodo que no quiere separarse de su novia, ¿Entonces James? ¿Porque no dejas a Lily y te vas con tu Cherry?—


—¡¿Pero qué dices?! ¡Claro que la amo! Yo solo les pedí consejo para un amigo, no quería que se burlaran de mí— Se había levantado de golpe, necesitaba tiempo a solas, tenía que pensar todo lo que estaba sucediendo, si dejar a Lily significaba que tendría que estar con Tom entonces ¿sería tan malo?


—¡Nos vemos en la noche, no lo olvides!— le recordó Remus quien estaba muy animado.


Lo había estado planeando desde que llegaron el bar CC Slaughters PV, había sido su primera elección. En cuestión de horas ya se encontraba preparándose para salir esa noche, irían a un famoso lugar muggle en la zona romántica de Puerto Vallarta, parecía un sueño, en esa ocasión se había encargado de elegirle a Lucius ropa acorde al lugar. El rubio platinado tenía el cabello suelto pero bien acomodado, una playera suelta de color gris oxford, mientras que Remus tenía una camisa verde con líneas grises que ayudaban a resaltar sus ojos.


Sabía que James se había adelantado con Lily, Peter y Tom. Ya solo estaban esperando al matrimonio Black. Ver llegar al lobby a su mejor amigo con el Slytherin a quien más le tenía celos, pronto se encaminaron a la salida rumbo al mundo muggle, caminaron rumbo al malecón, pasando por el mercado de artesanías hasta llegar a un puente que los conducía a la zona romántica, el lugar estaba lleno de luces tenues mientras paseaban a un costado del océano.


—Esto es bellísimo— se notaba el asombro en su rostro, siempre le había gustado el amar y apreciarlo caminando a un lado del chico que le gustaba bajo la luz de las estrellas no tenía precio.


—Casi tanto como tú— le alago Lucius depositando pequeños besos en sus mejillas.


—Busquen una habitación Snape y yo no tenemos que ver esto— se burló Sirius caminando justo detrás de ellos.


—Cállate Black, solo tienes celos de no poder tener una relación de verdad, lo cierto es que jamás la tendrás— había un tono de enojo en las palabras de Lucius, sobre todo porque siempre demostraba ser un idiota sin importar la ocasión.


—La tendría si tú amigo quisiera— sin pena alguna señaló a Snape a quien sin poder evitarlo se le subieron los colores al rostro.


—Deberás tener mucha suerte para poder quedarte con alguien tan maravilloso como él— y vaya que tenía razón, después de todo lo que había hecho se necesitaría un milagro para tener la oportunidad.


—Ya llegamos— interrumpió Snape, no necesitaba seguirlos escuchando, quería entrar de una vez para poder irse lo más rápido posible. Una vez entraron al lugar pudieron encontrar a sus amigos en una mesa cerca del balcón, para la sorpresa del Gryffindor había una serpiente extra sentada, no quería saber qué hacía Barty en aquel lugar, pero estaba convencido en que esa noche sería demasiado larga.


 


 


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