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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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Notas del capitulo:

Y listo! Continuación recién horneada, espero les guste. Nos leemos abajo.

Todos los recuerdos parecían borrosos, el sol le lastimaba mientras se colaba sutilmente entre las cortinas, su cuerpo se sentía pesado y sinceramente no quería levantarse. No tenía idea de cuantas veces lo habían hecho en esos tres días. Sí, porque tres días era lo que había durado su celo. Tres días fue el tiempo en que se sometió y le rogó de mil y un formas -que de solo recordarlo se le hacían bochornosas-  que lo poseyera, que lo hiciera suyo. Habian sido tres largos e intensos días. Tres estupidos días en los que no pudo controlar a su cuerpo. Esos días marcaron un cambio para siempre en la vida de Severus, esos días se había entregado a la persona que más daño le había hecho en su época escolar.

 

Se había entregado sin pensarlo dos veces, había seguido sus más bajos instintos, instintos que lo gobernaban durante el celo. Peor aún, ni siquiera podía culpar del todo a Sirius, quien pese a su larga lista de conquistas pensó que las cosas podrían ser diferentes. Pero no fue así. Esa mañana al despertar había sido muy diferente a las anteriores. Por fin su exponencialmente peligrosa producción de feromonas había cesado, se encontraba bastante tranquilo con eso pero sentía un terrible vacío en su corazón.

 

Todas las veces anteriores Sirius había despertado a su lado, le daba dulces besos, lo mimaba y claro, no lo dejaba solo por nada del mundo. Ese último punto era el que más pena le daba, ahora le era difícil imaginar el pasearse por cualquier cuarto del departamento.

 

Lo habían hecho en la ducha, en el sofá, sobre la mesa de la cocina, contra la pared, frente a un espejo, sobre ambas camas, en el suelo…

 

Era difícil recordar a aquel tan apasionado Sirius que le había prometido el mundo entero, que cada que estaban juntos le decía lo mucho que le quería  y saber que la mañana en que todo acabaría no estaba allí. De mala gana trato de levantarse del colchón.

 

—Hummm....— Una pequeña queja salió  y de sus labios, estaría mintiendo si dijera que no le dolía el trasero.

 

Se incorporó tratando de ponerse de pie en vano, no porque fuera tan difícil (que sí lo era) pero simplemente tenía miedo de salir de la habitación y darse cuenta de que todo el piso estaba vacío. Y es que no necesitaba recordarse que lo habían dejado, que despertó solo. Solo no estaba seguro de si estaba completamente arrepentido.

 

—Veo que mi chico lindo despertó— dijo al mismo tiempo en que entraba a la recámara con el desayuno en las manos —No pensé que me fueras a ganar, quería sorprenderte—

 

Con toda la energía que le quedaba, Snape se levantó prácticamente corriendo solo para golpear en el rostro al león que lo miraba confundido, a lo cual no ayudó en nada que seguido de eso terminará siendo besado de forma tan dulce por parte del Slytherin.

 

—Imbécil— sin poder siquiera evitarlo sus ojos comenzaron a humedecer. Las sensaciones, los sentimientos, todos sus sentidos, estaba abrumado. No había explicación alguna que le diera a entender el porqué había terminado de tal manera con el animago, no entendía cómo es que sus celos se habían sincronizado, que estuvieran tres días juntos como si fuera lo más normal del mundo.

 

No lograba comprender lo que había pasado, ¿Cómo es que su poción había fallado? ¿Cómo mierda había fallado? ¡El mismo la había hecho! Sonaba completamente inaudito. Lo peor, no entendía cómo y a pesar de todo el daño que le había causado existía una parte de él que no se arrepentía de nada.

 

—Entiendo— se limitó a decir Sirius mientras fijaba su penetrante mirada en esos ojos negros tan profundos que quería perderse en ellos, quería que fuera todo lo que existieran en ese momento, al menos quería poder verlos una última vez —Fui un imbécil, te arrepientes de lo que hicimos— decir eso última había sido más difícil que lo que había imaginado.

 

—Black, yo...— separó la mirada, la clavó en la pared, esperando no volver a encontrarse con esos bellos ojos, lo último de quería era verle al rostro en ese momento —necesito pensar sobre esto, sobre nosotros, pero sobre todo necesito que estés lejos de mi… al menos por un tiempo—

 

El semblante del mayor cambio por completo, una parte de su interior había deseado que no llegarán a eso, que mágicamente Snape se hubiera enamorado de él en esos tres días. Pero no fue así, ahora su peor miedo se había hecho realidad, tenía que dejarle tranquilo por una vez en su vida aún si eso significaba que no volverían a estar juntos.

 

Trató de respirar calmado pero todo intento fue en vano, el pecho le oprimía, le dolía, le costaba trabajo hasta el más mínimo movimiento. Se contuvo lo más posible, se acercó al Slytherin a paso firme y con todo el auto control que tenía le dio un casto beso a su esposo.

 

—Te quiero Severus—

 

No dijo nada más, ni siquiera intentó mirarle porque sabía muy bien que si lo hacía no querría dejarlo, no querría irse, si lo miraba y le encontraba triste se formaría dentro de él una esperanza que seguramente lo consumiría con el tiempo, lo mejor era dejarlo tranquilo, alejarse y que fuera feliz. Pero eso no evitó que al cruzar el umbral de la puerta derramará una lágrima.

 

oOo

 

¿Qué es lo maravilloso del tiempo?

 

A veces pasa tan rápido que no te das cuenta de lo que te pierdes, es tanto que desearía que fuera cada vez más lento para poder disfrutar al máximo cada experiencia, cada aroma, cada sensación.

 

En cambio, ocurre que a veces pasa tan lento que te mortifica…

 

Tres semanas habían pasado sin saber ni una sola palabra de Sirius. No había intentado contactarlo pero aún así debía de admitir que esperaba que el león regresará sino al segundo quizá al minuto rogando porque siguieran juntos, porque dejarán atrás todo lo que había sucedido y una parte de él deseaba lo mismo.

 

Porque ya nada tenía la misma sensación que antes, el departamento se había vuelto demasiado grande, la sala ahora era fría, la comida parecía perder sabor e incluso su propia recámara se había vuelto gris y vacía.

 

Todo le recordaba a Sirius, todo. El baño donde había tenido aquel accidente los primeros días que había vivido juntos, la cocina donde lo encontró acomodando las compras, la entrada donde se daban dulces besos de bienvenida, el día que intentaron crear un aniversario perfecto, incluso su propio laboratorio tenía la marca Black impregnada.

 

Odiaba quedarse solo en aquel lugar, en ocasiones entraba a la habitación de Sirius a hurgar en sus cosas, incluso había adoptado una de sus chamarras para su uso diario. No quería extrañarlo pero allí estaba él, esperando que cada que sonara la puerta se tratara del animago.

 

Suspiro cansado antes de volver a adentrarse en su laboratorio, lo último que había dejado allí Black había sido una curiosa flor azul de la cual aseguraba le serviría para potenciar la visión. Hasta ese momento no se había percatado de todo lo que hacía Sirius con tal de tener su atención. Para él solo era el molesto Gryffindor de siempre intentando que las cosas fueran un poco más amenas… ¿Quien diria que le extrañaría?

 

Aun ahora lo único que se le ocurría es que seguramente estaría en algún bar con sus amigos, probablemente viviendo en la sala de Potter. Lo único que lo mantenía tranquilo es que como seguían “casados” estaba seguro que no iría a las andadas con cuanta perra se le cruzara en frente. Unos sonidos en la puerta le hicieron salir de sus pensamientos y un rayo de esperanza se formó en el.

 

—¿Sev? Soy yo— aquella voz era tan conocida para el que no dudó en abrirle al Black.

 

—Cuanto tiempo Reg, no te esperaba por aquí— trato de disimular la decepción en su rostro aunque le fue imposible, al menos eso notó su amigo.

 

—Si, bueno tenia que hablar contigo— no espero a que lo invitara a pasar y como si fuera costumbre se dirigio al sillón —Sirius me lo contó todo—

 

—¿Todo qué? Me estas diciendo que sabes...—

 

—Si, el matrimonio falso, su gran actuación, el porqué decidiste ser parte de esto, tambien se quien te dio ese collar y claro, tambien se porque el estupido de mi hermano esta deprimido y lo siento mucho por él, yo mejor que nadie se lo que es amar a Severus Snape y que este te rechace. Pero no puedo dejarlos así, ¡el es mi hermano y no va a asistir a mi boda si tú no vas con él!— enojado era poco para describir cómo se sentía el menor de los Black en ese momento. Le había costado superar el amor que le tenía a Snape y aunque contra todo pronóstico esto fue gracias al alfa con el que se iba a desposar dentro de pocos dias, lo unico que le impedía tener su “boda perfecta” era ese mismo omega.

 

—¡Eso es ridículo! ¡Estu boda! Reg no importa lo que él diga jamás en el mundo se perdería un evento tan importante— quiso creer completamente lo que acababa de decir pero no sería cierto, lo odiaba, odiaba pensar que esa era la excusa que estaba esperando para volverse a ver.

 

—¿Ridículo? Frente al mundo mágico ustedes están casados y él se niega a hacer una aparición en público si no estas a su lado—

 

—¿En público? Así que Sirius no ha salido de casa de Potter hasta ahora...— alivio y preocupación era lo único que tenía en ese momento, jamás imaginó que Sirius fuera de la clase de persona que se deprimia por un no.

 

—Te equivocas, se está quedando con Lupin— debía admitir que la expresión de preocupación muy cercana a los celos que tenía su amigo era inigualable —Fue su primera opción, al menos hasta descartar mi nuevo hogar—

 

—Cuanto cambian las cosas en un par de semanas— no quiso decir más, quizá había obtenido toda la información necesaria, la única razón por la que Sirius no lo buscaba es porque se encontraba con la otra persona que amaba, con la primera persona que amo.

 

—Déjalo ya Severus—

 

Eso último llamó la atención del mayor haciéndolo salir de sus pensamientos, nunca pensó que hubiera una persona que fuera capaz de leerle el pensamiento o quizá sus sentimientos eran demasiado obvios. ¿Cómo era posible? ¿Cómo iba a saberlo Regulus si ni él mismo entendía que era lo que sentía por el primogénito de los Black?

 

—No se de que hablas— trato inútilmente de ocultarlo todo, hasta el mismo debía admitir que había sonado como un idiota.

 

—Hablo de que quieras o no aún no olvidas a Sirius, has estado enamorado de él por años y ahora hasta tu virginidad le entregaste. No sé qué quieres hacer pero te diré algo: si no le das una oportunidad TÚ eres quien se quedará con las ganas— no quería decírselo así, pero sabía que esa era la única forma de que el necio de su amigo reaccionará.

 

—No es eso Reg, a mí ya ni me gusta tu hermano— trato de sonar convincente y solo para él mismo había logrado su objetivo.

 

—Sirius podrá encontrar a alguien más, quien sabe. Quizá en estos días que ha estado viviendo con Lupín se está volviendo a enamorar de él. No lo pierdas por ser testarudo— no dijo nada más, solo se levantó y se dispuso a irse definitivamente. Sabía que tenía que dejarlo a solas para que pensará.

 

—Gracias Reg— dijo el mayor mientras seguía con la mirada a su amigo que se encontraba en el umbral de la puerta —necesitaba escuchar eso—

 

—Otra cosa Sev, mi hermano compro un libro muggle y creo que podría interesarte leerlo— dejo el pequeño libro envuelto sobre la mesa que se encontraba en la entrada —considéralo mi regalo de bodas—

 

Tardó un minuto o dos antes de decidirse a tomar aquel pequeño libro, no estaba seguro de que era lo que quería encontrar pero necesitaba respuestas.

 

—“El significado de las flores” menudo nombre para este libro— comenzó a ojearlo hasta que se dio cuenta que había varias páginas que estaban subrayadas.

 

Peonía: me avergüenzo de lo que hice, te quiero pero no me atrevo a decirte...

 

Esa había sido la primera que le había regalado Sirius. Una gran entre blanco con rosa. Pronto comenzó a leer las páginas con más y más prisa.

 

Francesilla roja: no entiendes mi amor por ti, lo tienes todo para seducirme.

 

Clematis blanco: espero poder llegar a tu corazón.

 

Jazmín blanco y amarillo: comienza a quererme y seré todo tuyo.

 

Aciano: mi amor es puro y limpio.

 

Esa era la última flor que le había regalado, no podía creer que hasta ese momento no se diera cuenta ¡Ni siquiera lo sospechaba! Jamás se habría imaginado que habría un significado oculto tras cada detalle que le había dado.

 

Por si fuera poco entre las últimas hojas del pequeño libro había una nota que esperaba impaciente por ser encontrada. Sin demora tan pronto la tuvo entre sus manos comenzó a leerla.

 

“Mi amado Snape, soy un idiota. No debí de dejarte ese día, todo en mi ser me gritaba que tenía que regresar al instante y tenerte entre mis brazos, tenía que estar a tu lado. Pero decidí respetar tu opinión y fue lo más estúpido que he hecho, si te hubiera ignorado en estos momentos podría estar abrazándote, persuadiendote para que sea mío.

 

No me mal intérpretes, te quiero pero eres demasiado complicado para mí, por eso hice todo esto. No sé qué cara poner cuando nos volvamos a ver pero quería poner todas mis cartas sobre la mesa. Vendré en unos días para que nos pongamos de acuerdo en la boda de Reg, porque asistiremos ¡Sí o sí! No tienes opción.

 

Te quiero.


De ahora en adelante y hasta que me rompas el corazón; Sirius Black (por siempre tuyo).

Notas finales:

Hola, una disculpa nuevamente por tardar en actualizar, en serio lo siento.

 

Por otro lado estoy muy orgullosa de que nadie sospechara de las flores (o al menos no comentarán nada jaja) pues bueno, espero les haya gustado.


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