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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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Notas del capitulo:

ULTIMAS NOTICIAS: 

Despues de dos meses (mas o menos) estoy de vuelta para actualizar.

 

Una disculpa enorme por todo esto, con el temblor en mi pais todo se me complico, no tuve tiempo para escribir, me dedique a ayudar en todos lados, paricipe en brigadas, repartia alimentos y agua, incluso estaba entre la gete que ayudab a bajar los viveres de los autos. En fin, despues de eso regresar a la "normalidad" no fue tan facil, pero bueno. Sigo con vida.

 

Nos leemos abajo.

En ese último mes muchas cosas habían cambiado, por fin estaba comprometido con la persona que amaba, no es que fuera un hecho extremadamente raro, incluso podría decir que fue un poco más sencillo de lo que imagino. Resultó que Narcissa solo le había pedido una cosa a la cual no tuvo oportunidad de negarse. Para bien o para mal ya todo estaba hecho, era libre.


 


Libre de vivir su vida con quien más quisiera y no había nada en el mundo que deseara más que vivir con su amado Remus. En todo el tiempo que llevaban juntos había llegado a la conclusión de que era su beta, su persona destinada y no habría nada en el mundo capaz de separarlos. Al menos había sido así hasta que se enteró que el egocéntrico, niño mimado, narcisista y bastante odioso Black se encontraba viviendo con su prometido.


 


No hay manera para describir no solo el enojo o los celos que eso le producía, sino también la confusión. Bien sabía que eran amigos pero tenía muy presente que su amado en algún momento había estado perdido por el Black, así que de inmediato fue en su búsqueda. De una manera u otra planeaba sacarlo de la casa. ¿Qué consiguió? Pelear con su futuro esposo y ver la estúpida sonrisa de satisfacción en la cara de Sirius, bueno, eso y un toque de tristeza mal disimulado. ¿Lo bueno? Pues había obtenido su propia llave del lugar y podía ir de visita siempre que quisiera, aunque eso también implicaba el tener que convivir con los padres de Remus.


 


Para bien o mal había terminado visitando aquel lugar más veces de las que desearía admitir pero quería hacerse a la idea que en poco tiempo todos serian familia, además de querer estar presente por si al fin Sirius decidía contarle la causa del comportamiento de Severus, algo sorprendentemente raro pues era incapaz de mirarle a la cara. Le tomó tres visitas y un muy buen whisky de fuego para poder hacer hablar al merodeador.


 


Debía de admitir que tan pronto escuchó la historia no sólo agradeció que estuvieran  solos (por lo excesivamente gráfico que había sido), estaba convencido que de no ser así jamás se hubiera enterado. La única razón por la que habían comenzado a platicar era porque el león necesitaba su ayuda.


 


—Lo digo en serio Malfoy, no hay manera humanamente posible para que Snape me perdone, no más. Lo lastime, lo traicione, le robe su virginidad ¡Soy el más grande idiota! ¡Seguro me odia!— recordó aquellas palabras y sonrió como la primera vez que lo vió casi llorando.


 


Más que tristeza o enojo Lucius se sentía muy confundido. Se había enterado de la boca de su amigo sobre las intenciones serias que tenía el merodeador con Severus, lo que no sabía era que Snape estuviera igual de interesado.


 


Porque él  podía entender que quisiera echarle la culpa todo lo que quisiera a qué falló su inhibidor, que sus celos de sincronizaron, pero nada explica porque fueron tres días seguidos. ¡Tres días! ¡Por Merlín! Claro que lo había disfrutado, un inhibidor preparador por el mejor pocionista de la época fallaba tres veces seguidas ¿En serio? Severus tendría que escucharlo muy seriamente.


 


Y ahora Lucius tenía frente de sí a un hombre diferente, contento y elegante. Era un Gryffindor, sí. Un maldito León, pero era ese mismo león que había visto sufrir durante semanas esperando tener el perdón. No sabía cómo lo había conseguido solo sabía que iría de pareja con Snape y en realidad nada le daba más gusto en ese momento.


 


Aunque fuera egoísta admitirlo, durante esas semanas Remus se mostró alejado y algo distante, como si tuviera algo más importante en su mente. Lo peor es que sabía que ese “algo importante” no era el mismo.


 


Un poco triste Lucius volteó a ver a su pareja quien acababa de entrar a la habitación. Llevaba un elegante traje color vino, elección del Slytherin, que le hacía resaltar sus ojos. Sonrió cuando sus miradas se cruzaron.


 


Al bajar el beta se dirigió a lado de su mejor amigo, lo tomó del brazo y caminó rumbo a la chimenea para transportarse al salón donde se llevaría a cabo la boda Prewett-Black. El corazón del rubio se contrajo, sabía que si no lograba que Remus olvidará a Sirius entonces siempre sería el segundo en su corazón.


 


Y Lucius Malfoy siempre es el primero.


 


~°o°~


 


El salón era grande, pulcro, con adornos dorados y color ocre por todos lados, las flores eran todas rosas rojas, las velas flotaban y el techo tenía de fondo las estrellas que le habían dado nombre a Regulus Arcturus Black. Muchos magos de sangre pura habían llegado aunque no eran los únicos.


 


Entre los invitados había simpatizantes de no magos y matrimonios mestizos. Todos amigos del ahora esposo del joven Regulus.


 


Decir que el ambiente era algo pesado era poco, entre los sangre pura y los simpatizantes de muggle llevaban generaciones de pelea sobre quién tendría la razón. Incluso durante la ceremonia de había logrado escuchar el cuchicheo de la gente y el claro “Yo me opongo” de más de uno. Para su desgracia el padrino era Severus Black y con un solo movimiento de varita hizo que perdiera de forma temporal la voz cada persona que osaba evitar esa unión.


 


¿Cómo no hacerlo? Uno de sus mejores amigos se había casado con alguien a quien amaba, si bien lo había conocido por compromiso hoy podía cerciorar que realmente sentía algo fuerte por él, y ese pobre incautó se veía mucho más feliz aún. Era todo lo que necesitaba para darles su bendición.


 


Por otro lado estaba su fiel esposo… Tenía casi un mes desde que no se veían, se habían puesto de acuerdo para asistir a la boda por carta, quizá lo peor había sido verlo llegar con Lupín del brazo, aunque claro se notaba que a Lucius le hacía la misma gracia.


 


Tan pronto Sirius se percató de la agria mirada que le dirigían a su amigo lo soltó y salió corriendo a besar a su esposo. Fue rápido y apenas un roce leve pero logró hacer que se tiñeran de rojo las mejillas del Slytherin.


 


—Te extrañé— le susurró al oído, sonriendo con clara superioridad se acercó nuevamente a su rostro para darle un beso con más pasión, pero desafortunadamente fue detenido por los dedos de su amado.


 


—Aun no estoy feliz contigo— contestó tajante y se maldijo mentalmente por no sonar todavía peor.


 


—Nunca estás feliz conmigo— volvió a sonreír aunque con leve tristeza, quería creer que eso no era cierto, pero nadie lo negó.


 


Caminaron juntos, con uno de sus brazos entrelazados. Sirius lo había guiado con porte y elegancia a dónde se efectuó la ceremonia, ahora se encontraban en el salón saludando a los invitados. Era su deber no solo como hermano del novio, sino como los padrinos del matrimonio.


 


Poco a poco los ilustres sangre pura comenzaron a llegar, en sus rostros se podía notar el desdén que tenían muchos al encontrarse cara a cara con el mestizo que había logrado unirse a la familia Black. Logrando un ambiente de incomodidad inmediato cada que se negaban a estrecharle la mano al esposo de Sirius.


 


Aunque bueno, este último nunca había sido conocido por ser alguien paciente y cada que alguien se atrevía a querer dejar en ridículo a su esposo tomaba esa oportunidad para besarlo en la comisura de los labios o para exclamar su entera belleza frente a todos. Incluso, cuando se trataba de alguna de sus exnovias, hablaba sin parar de que había tomado la mejor decisión de su vida.


 


—Gracias— le dijo Snape una vez se alejaron las últimas arpías… es decir, las últimas novias que había tenido su supuesto marido.


 


—No se porque agradeces, lo digo en serio. Ir a vivir a ese departamento es la mejor decisión que he tomado— sonrió como solo él sabía hacerlo, le gustaba esa sensación que sentía en su pecho casi tanto como verlo a los ojos.


 


—Muy lindo, sigan hablando de lo mucho que se quieren mientras los invitados van llegando— sonrió con satisfacción, tenía mucho que no los veía.


 


—Nadie me dijo que te habían invitado— contestó Sirius de mala gana, no le gustaba nada lo que estaba sucediendo y aún peor, en el fondo sentía que debía de darle las gracias.


 


—Es obvio que estoy en la lista, soy buen amigo de tú familia— sus ojos brillaban con palpable superioridad, hacía rato que esperaba ese encuentro.


 


—¿Es a ti a quien debemos agradecer que mi supresor haya fallado?— preguntó Severus temiendo la respuesta. Lo sospechaba desde ese mismo día pero no había tenido oportunidad de encarar al doble cara de Riddle.


 


—¿Sólo por eso? Pensé que ahora su matrimonio iría viento en popa, incluso imaginé que estarían esperando cachorros—


 


—Gracias por haber venido, seguro a mi hermano le gustará verte— intervino Sirius al darse cuenta que comenzaban a llamar la atención del resto de los invitados que venían llegando —Espero tu mesa esté lejos de la nuestra.


 


Sin embargo sólo logró que Tom se le acercará de forma peligrosa al rostro, si se hubiera tratado de otra persona seguro habría muerto de nervios, se sonrojaria y no sabría que hacer, pero se trataba del primogénito de los Black, no era la primera vez que alguien lo ponía en esa posición, es más. A él le gustaba hacer eso mismo.


 


Severus se quedó callado observando y con el ceño fruncido. Parecía que ninguno se iba a rendir, peor fue darse cuenta que el atrevido de Tom le estaba susurrando algo al oído a su “esposo”.


 


—¡Hermano!— se escuchó gritar a Reg demasiado cerca como para ignorarlo. Eso sólo marcó el punto de separación entre ambos orgullosos hombres. —¿Se puede saber qué haces seduciendo a un invitado frente a tu esposo?—


 


—¡¿Yo?! ¡Pero eso es lo último que quisiera! Lo que sucede es que Tom y yo estábamos hablando sobre su candidatura en el ministerio y lo difícil que sería ganar siendo un Omega— si, porque lo había dicho para herir el orgullo del Slytherin aún sin darse cuenta que su amado también lo era.


 


—Mira quien viene Sirius— comentó Snape quien no podía apartar su gélida mirada de una sola persona. Hacía rato que habían visto al verdadero culpable de su “matrimonio” aunque aún no llegaba la hora en que pudieran conversar como es debido.


 


Sin nada más que decir Tom se retiró de escena un tanto enojado, pero con más ganas que antes de su próxima jugada.


 


—¡Hermano! Te perdí de vista por un segundo, pensé que habías prometido que no seducirias a nadie durante la fiesta— comentó Gideon sin dejar de sostener por la cintura a su ahora esposo.


 


—¿Lo prometí? Seguro estaba ebrio o algo, pero ve el lado amable. Ahora sólo se tienen que preocupar de un hermano ya que el legendario seductor tiene la correa en el cuello— ni siquiera intentó disimularlo, dirigió su vista a Sirius quien se contuvo para no arruinar la boda de su único hermano.


 


—Se le llama encontrar el amor, Fabián deberías intentarlo— contestó su hermano rápidamente temiendo un enfrentamiento. Era verdad que ya se habían encontrado antes cara a cara sus hermanos y siempre que se veían parecía como si tuvieran algo entre ellos, una riña bajo la alfombra de la cual nunca hablaban pero siempre parecían querer atacarse.


 


—Me alegra que tú lo encontrarás y es por eso que quisiera darte un regalo por tu boda— y se dio cuenta entonces que no había sido lo bastante claro. —a solas...—


 


Disculpándose por la forma tan abrupta de su hermano Gideon se retiró durante un rato dejando a su ahora esposo en las mejores manos, junto con su hermano y su cuñado.


 


La realidad es que no entendía porque tanto descontento por parte de su gemelo, incluso su hermana se había alegrado cuando le dio la noticia de su boda, pero él quién era la persona más amada y cercana que tenía no disfrutaba de la felicidad que Regulus le daba a su vida.


 


Durante la ceremonia se dio cuenta, había varios que buscaron oponerse a su unión, entre ellos su propio hermano. Sería un completo inútil si no se hubiera dado cuenta que su ahora cuñado había sido el culpable de callar a su gemelo. Al menos eso le quedaba de consuelo, parecía caerle bien al hermano de su amado.


 


—Te amo hermano— sabía que no tenía que decirlo, a final de cuentas se lo había demostrado los últimos 28 años de su vida, pero esta ocasión sería diferente, se arriesgaba a perderlo —pero no puedo aceptar tu matrimonio, no quiero que seas el segundo en el corazón de tu esposo—


 


—¿De qué hablas? Regulus me ama, sino no habría aceptado este matrimonio. No lo force a nada— tenía razón en lo que decía, todo ese tiempo, desde la primera vez que lo vio se dio cuenta que era un ángel, un ente celestial fuera de su alcance pero solo de verlo sonreír se llenaba de dicha. Fue en ese momento en que quiso ser la razón por la que sonriera, quería hacerlo feliz toda la vida, cuidarlo y protegerlo. Estaba convencido que incluso moriría por él, porque esa sonrisa lo había sacado de un pozo sin fondo del que creyó jamás podría escapar.


 


—Él te va a usar como tú lo estás usando ¡No te ama! La única razón por la que se casó contigo es porque su verdadero amor ya está casado y eso es todo mi culpa. Si yo no hubiera interferido esto no habría pasado—


 


—¿Interferido?—


 


—Si, todo es mi culpa. Yo averigüe con quién te estabas viendo, aunque no hice del todo mi tarea y esto falló— al notar la mirada de duda de su hermano no pudo hacer otra cosa más que detenerse a explicar —Supe que te veías con un Black, así que investigue y me enteré que su heredero era Sirius Black. Estuve preguntando en mis contactos sobre a quien le gustaba el joven Black de Slytherin, porque bueno, creí que todos los Black iban en la misma casa… En fin la respira: Severus Snape. Y fue así como hice dos pociones multijugos. Una para Sirius y la otra para Severus, un buen amigo nuestro me ayudó y fue cuestión de semanas que hice que se “casarán”, además de ponerlos a vivir juntos—


 


—Pero hiciste eso pensando en que yo quería casarme con Sirius y él estaba enamorado de Snape— poco a poco comenzaba a entender el plan.


 


—Exacto. Luego te vas a una fiesta y regresas contento diciéndome que el hermano de tu conquista está casado ¡Te imaginas cómo me sentí! Use muchos recursos para intentar separarlos y así solo te deje la puerta abierta— en serio era verdaderamente frustrante, ¿Quién diría que llegaría el día que un Black terminará con los Gryffindor?


 


—Aun así parece que no te equivocaste, ese par de ve muy enamorado y solo ayudaste a mi esposo a olvidar un amor no correspondido, a pesar de que tus intenciones no eran buenas me ayudaste— tenia razón, porque ese día era uno de los más felices de su vida y no lo iban a arruinar con tal facilidad. Había sido complicado pero terminó conquistando a Regulus que es lo más importante ahora.


 


—Me equivoqué. Regulus ama a Severus y tú solo vas a usar a ese pobre chico para olvidarte de Louis Winnar ¿Acaso tan rápido lo has olvidado? Le dijiste que lo amarias toda la vida, que estarías siempre a su lado, que lo protegerias de todo pero no lo hiciste. ¡No lo protegiste ni a él ni a su hijo! ¡Tú hijo!— estaba furioso, lleno de ira. Su recuerdo le dolía.


 


—No fue mi culpa Fabián ¡Yo no sabía! Se fue de misión sin avisar, con lo terco que era. ¡Ni siquiera está enterado que estaba embarazado! ¡Fue un ataque sorpresa! Yo… yo… no pude hacer nada, me llamaron cuando estaba en el hospital solo para notificar que había fallecido. Que habían fallecido. ¡Tú lo sabías!— las lágrimas comenzaron a correr por su rostro, aún dolía el recuerdo, pero había decidido superarlo. Ya habían pasado dos años.


 


—Debiste de haberlo protegido— más que para su hermano parecía un reclamo a sí mismo.


 


—Hice todo lo que pude, lo ame todo el tiempo que estuvimos juntos. Louis no querría que sufriera toda la vida, le gustaría que fuera feliz y es justo lo que estoy haciendo. Encontré a alguien más para amar, a quien proteger y estaré a su lado toda la vida—


 


—¿Cómo lo olvidaste? Yo...— sus ojos se enrojecieron, cada vez se hacía más difícil controlar sus reacciones faciales.


 


—No lo he olvidado, pero tengo derecho a ser feliz, el que seas mi hermano no hace que puedas decirme cómo debo de vivir mi vida— habían peleado desde hacía mucho por lo mismo, cada que se tocaba el tema era igual.


 


—Lo se—


 


—Él me eligió a mi, es momento de que lo superes— no quería ver a su hermano porque sabía la clase de dolor que seguiría después de eso. Prefería no mirar para evitar abrir nuevas heridas, había encontrado otro amor, otra oportunidad de ser feliz y no iba a desaprovecharlo.


 


—Yo solo quería que abrieras los ojos, él no te ama y tú tampoco lo haces— sin embargo sus palabras fueron ignoradas, pronto vio desaparecer a su hermano de la habitación. Suspiro hondo y lloro tendido, ya tendría tiempo de recomponerse durante el banquete, un pequeño “glamour” y todo sería remediado, pero nunca podría olvidar que si Louis lo hubiese elegido talvez estaría con vida ahora…


 


~°o°~


 


Hace no mucho que había comenzado el banquete, los invitados estaban distribuidos en mesas circulares con capacidad de diez personas. Lo que ocasionó que al momento de repartir las mesas y, buscando un punto medio entre los invitados ciertamente hubo algunos descuidos de la pareja. Sobre todo en la mesa que se encontraba el hermano de Regulus.


 


En primer lugar tenían a la pareja favorita de todos: los “casados” Sirius y Severus Black, despues venia el futuro matrimonio Malfoy-Lupin, el mejor amigo del hermano; James Potter y su esposa Lily, al amante Tom Riddle con su nueva adquisición Fenrir Greyback (un viejo conocido de Remus) y claro no podía faltar el buen amigo Peter Pettigrew con su novio Bartemius Crouch Jr. No hacía falta pasar cerca de la mesa para ponerse a pensar ¿¡A quien se le ocurrió!?


 


De puro milagro la cena había llegado hasta el plato principal sin contratiempos, había tensión entre los invitados pero ninguno se atrevió a decir algo al respecto. Al menos no hasta que cierta persona comenzó a hablar de un tema delicado.


 


—¿Sabían que fuimos aceptados como aurores?— comentó Lily como si fuera la mejor noticia del mundo, porque ¿vamos? ¡lo era! Al menos para los leones que estaban muy emocionados del entrenamiento que pronto empezaría pero no todos lo veían igual  —Pronto seremos entrenados para enfrentarnos a todo aquel que incumpla con la Ley, ya saben como los extremistas de sangre y esas cosas. Digo, estudes son Slytherin estoy más que segura de que saben de lo que hablo—


 


Eso último solo logró que su esposo casi escupiera su trago. No sabía hasta dónde quería llegar esa mujer con aquel comentario pero estaba seguro de que no lo había pensado lo suficientemente bien. Sobre todo por la mirada gélida que tenía Tom en el rostro, sino lo conociera y solo Merlín sabía lo mucho que lo hacía, diría que le enviaria un “cruciatus” en ese mismo instante, el único problema era la cantidad de testigos.


 


—Por otro lado, Lucius y yo queremos hacer una recepción pequeña para nuestra boda, pero aún no decide si lo haremos en la Mansión Malfoy o en alguna de sus otras residencias— comentó la voz de la razón tratando de evitar la discordia, pero en ese preciso momento ni su prometido estaba escuchandolo.


 


Todos guardaron silencio nuevamente, una vez alguien dijo: “Si no tienes nada agradable que decir, no lo digas”, un problema importante para este dicho es que no siempre quieres decir cosas agradables, es más a veces solo estas esperando el momento justo para arruinarle la vida a alguien porque sabes que si te adelantas no lo disfrutaras tanto como deberías.


 


El ambiente tenso, las ganas de salir corriendo de ese lugar, la música tomando un ritmo diferente y la gente levantándose a bailar. Esa fue la pauta para comenzar a abandonar la mesa con la única excusa de dar unos cuantos pasos al son de cada balada. Pronto la mesa quedó parcialmente vacía, ya solo una pareja estaba en ella y aunque uno parecía querer correr de allí con todas sus fuerzas se quedó, no se podía evitar lo inevitable.


 


—¿Entonces?— preguntó Snape un poco impaciente por la mirada fija que tenía él león justo a sus ojos. Decir que le incomodaba no era del todo acertivo, pero no le fascinaba tener esos hermosos abismos plateados clavados en él.


 


—¿Quieres ser mi esposo?— a pesar de saber que legalmente estaban casados eso no le impedía hacer esta pregunta por primera vez en su vida, pero no la última.


 


—Ya soy tu esposo— comentó como si fuera lo más obvio del mundo.


 


—Lo se, pero esta vez me gustaría hacerlo bien— no quería perder de vista esos ojos color ónix, aunque fue inevitable tan pronto el Slytherin desvió la mirada.


 


—Primero deberiamos ser novios— susurro de tal modo que solo su compañía pudiera escucharlo —Ya si me convences podría aceptar tu propuesta— no se atrevía a alzar la mirada, era la primera vez que estaba verdaderamente intimidado por Sirius, nunca, a pesar de los golpes, de las bromas pesadas, de sus peleas e insultos, jamás había bajado la mirada ante él. Solo ahora que tenía que escuchar palabras dulces lo hacía y es que en realidad no estaba acostumbrado a escucharlas, jamás su verdugo se había arrepentido de tal manera. No hasta ahora.


 


—Ya que me lo estas pidiendo de ese modo: acepto. Severus Black, acabas de conseguir un novio que está dispuesto a todo y más con tal de enmendar sus errores. Lo único que deseo es hacerte feliz— le besó un poco inseguro de la reacción que recibiría, pero afortunadamente nada malo paso. Fue un beso suave, superficial, pero vaya que lo necesitaba. Necesitaba disuadir esos temores que se habían instaurado en lo profundo de su corazón, ese temor a perderlo ahora y por siempre.


En otro lado del salón Lily Potter acababa de perder astutamente a su esposo, quería estar a solas con cierto Slytherin que ya se había tardado en enfrentar. Sin importar lo que dijeran de ella, de sus capacidades siendo hija de muggles, de que la menospreciaban solo por no ser sangre pura ella era una mujer sumamente lista. Y a pesar de ser una leona podía llegar a ser tan despiadada como fuese necesario.


 


Todo había comenzado hace ya un par de meses, cuando noto lo diferente y triste que se veía James en casa. Busco algún indicio de lo que estuviera sucediendo sin embargo lo único que encontró fueron dos tickets de compra, uno de un bar bastante lejos de donde vivían, el otro era de una colonia de la cual ni el nombre sabía, chocolates suizos y un lubricante anal. Eso último fue lo más alarmante ya que con ella no lo necesitaba, nunca lo hacían de esa manera.


 


Por un momento quiso creer que lo estaba malinterpretando, muy seguramente eran cosas que le había pedido Sirius, él siempre compraba ese tipo de cosas raras, y aún así su curiosidad pudo más. Un día sin que James se diera cuenta ella lo siguió a ese bar que al parecer frecuentaba pues el guardia de la entrada lo saludo muy animadamente. Quería encontrar dentro a sus amigos, los quería ver bebiendo a todos felices y juntos pero no fue así. Solo vio a su esposo sentado triste, esperando a alguien, lo vio sacar un espejo y recibir una respuesta, le vio sonreir, escucho un ligero “donde siempre” y lo vio retirarse a toda velocidad.


 


No quiso seguirlo despues de eso. No lo necesitaba, una noche cuando James estaba dormido intercambio aquel espejo por el cual se comunicaban, iba a hacer que perdiera todo contacto con aquella persona que se estaba viendo. Y así lo logró, despues de un tiempo viendo triste a James se dio cuenta de que su plan había funcionado, no se veían de otra forma, no se comunicaban de otra manera, incluso los dias que llegaba tarde porque esta con sus “amigos” eran cada vez menos.


 


Todo le sabía a victoria en ese momento. Al menos así fue hasta las vacaciones. Ciertamente no habían sido nada de lo que habían planeado, Sirius casado con su ex-amor, Remus saliendo con el insoportable sangre pura de Malfoy, teniendo un Pettigrew solo y abandonado que quería hacerle la platica  cada rato, pero lo peor fue conocer al amante, porque eso era Tom M. Riddle. Y lo confirmo de la peor manera.


 


Había despertado sola en plena madrugada, preocupada salió en búsqueda de su marido y lo encontró al cabo de unos veinte minutos y es que no esperaba encontrarlo en la habitación de Tom, la única razón por la que había entrado es que la confundió con la de Peter. No solo lo encontró, sino que lo vio desnudo, abrazando el cuerpo desnudo del que se revelaba frente a sus ojos como el amante. Los vio exhaustos, sudados, abrazados y profundamente dormidos. Corrió lo más lejos que pudo intentando no gritar, intentando no llorar durante su trayecto y no lo hizo hasta que se encontró completamente sola.


 


Lloro larga, profunda y dolorosamente, con cada grito sentía que se le desgarraba la garganta, le fallaba la respiración pero quería seguir llorando.


 


Es por eso que ahora se encontraba allí frente al culpable de su sufrimiento, su aventura iba a acabar ese mismo día. Con toda la determinación que pudo le pidió al joven Riddle que la acompañara a una recamara más tranquila pues tenía algo importante que decirle, algo relacionado con su esposo. No tuvo que decir más para tener al Slytherin siguiendola por los pasillos de mala gana.


 


—Habla— pidió de inmediato el Slytherin que no quería seguir perdiendo su valioso tiempo con una sangre sucia —¿Si sabes lo mio con James entonces porque te molestas en traerme hasta aquí? ¿Acaso crees que eres rival para mi? Jamás me ganarias un duelo de magia, ni siquiera si no tuviera mi varita—


 


—No necesito un duelo, solo quería informarte que James y yo decidimos ampliar nuestra familia. Estoy embarazada. Es momento de que te alejes de él, ya tomó una decisión y no fuiste tú— era verdad, se había enterado hace una semana que estaba en cinta y ese fue el motivo principal por el cual quería terminar con la aventura de su marido, no quería que su hijo creciera en una familia fragmentada.


 


—¿Cuándo?— se podía notar el enojo de su voz, sin duda eso no estaba en sus planes, había pensado que separar a SU James iba a ser mucho más sencillo, pero sin duda alguna ese niño solo venía a complicar las cosas.


 


—Me enteré hace una semana— contestó triunfante, ahora solo se limitaría a observar cómo se iba aquel perdedor.


 


—Me refiero a cuando James te dijo que te había elegido— si bien a partir de ese momento pelear por ese Alfa sería complicado no se iría con las manos vacías —Porque si bien recuerdo apenas ayer estábamos juntos en el jacuzzi hablando sobre que haríamos la semana que viene, ya sabes, cumplimos ya 8 meses juntos—


 


Lily no pudo decir nada, no quería. En un impulso quiso tomar su varita pero no podía convertir eso en una pelea de magos, no por la seguridad de su bebé. Así que solo se limitó a salir corriendo de aquel lugar. Se había acabado esa ronda y perdió, pero era solo una batalla y no la guerra. Sabía que solo existía una persona capaz de acabar con eso, le diría a James toda la verdad y lo haría elegir definitivamente.


 
Notas finales:

Espero que les haya gustado este capitulo de regreso, pronto me pondre a contestar los Rws que han dejado. Muchas gracias a todos por su apoyo.

 

Nos leemos dentro de una o dos semanas (depende de lo que el fin de semestre depare).


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