James Potter estaba que se lo llevaba la chingada, no podía creer que su novio, su amante o lo que fuera que sea que tenía con ese muchacho se hubiera ido al traste. No importaba lo mucho que le llamara nunca recibió ni un mensaje, absolutamente nada. Hace apenas unos cinco meses había conocido al joven que describiría como “el Omega de sus sueños”. Era un chico encantador que frecuentaba el mismo bar al que solía ir cuando quería olvidarse de sus problemas con Lili, sus padres, incluso algunas veces de sus amigos.
Recién habían salido de Hogwarts y ya cada uno estaba por su lado. Lupin estaba muy ocupado preparando su examen de admisión para ser Auror y a duras penas había aceptado salir con él ese día. Sirius había decidió mudarse, llevaba más de una semana sin saber absolutamente nada de él ni siquiera cuando lo invitó a ir a su cantina muggle favorita, estaba decidió. Si para el sábado su amigo no daba señales de vida iría a ese dichoso departamento para exigir una explicación.
De Peter, bueno de Peter no sabía nada realmente. Quería creer que se debía igual al examen para auror ya que todo mundo sabía lo poco talentoso que podría ser su amigo en casi todo, o quizá en todo. En fin si no aparecía también iría a buscarlo en algún momento.
Comenzó la marcha rumbo a la cantina, estaba casi seguro de que Remus ya habría llegado, de todo siempre era el más puntual. Es por eso que se le había hecho raro verlo entrar a una tienda de trajes, si recordaba bien esa era la tienda predilecta de Sirius en el mundo muggle cuando de vestir elegante se trataba.
-Realmente curioso-una vez dicho esto James se apresuró a entrar a la tienda siguiendo a su amigo, estaba seguro de que aún faltaba casi medio año para el cumpleaños de Sirius así que no entendía qué hacía Rems ojeando el lugar.
Grande fue su sorpresa al encontrar a ambos amigos en la tienda. Lo primero que hizo fue dar un salto llamando la atención de los dos que se encontraban claramente sorprendidos, aunque Sirius más bien parecía algo asustado.
-¿Qué hacen aquí ustedes dos? ¿Decidieron reunirse sin mi o que diablos?!-claramente estaba enojado, era una gran traición que se hubieran quedado de ver sin comentárselo siquiera.
-¡James! ¡Hermano! ¿Que tal si se van adelantando a la cantina y yo los alcanzo tan pronto acabe con mis compras?-casi por inercia ya tenía agarrados de los hombros a sus mejores amigos rumbo a la salida. Con lo que no contaba es que sus amigos se resistirían al punto de que terminaron los tres tirados en el piso.
-¿Porque diablos nos corres? Solo esperaremos a que termines tus compras de niño rico, además siempre que no estamos contigo sueles probarte todo cuanto te guste y mirarte al espejo si Remus y yo no estamos aquí estoy seguro de que
Antes de que pudiera acabar su reclamo apareció una bella señorita, claramente una empleada por su uniforme, aunque debían de admitir que estaba muy bien proporcionada, era morena, alta, de ojos cafés penetrantes. Al parecer estaba confundida con lo que estaba pasando pero igual se acercó.
-Señor Black, su pareja está en la espera de la respuesta. Me pidió que le preguntara si con este último es suficiente-le comunicó cortésmente.
-¡Con que si picaron! Tienes un omega escondido por allí y no quieres que lo veamos-la deducción de James era casi correcta, cosa que solo alertó a Sirius, no sabía que tenía que hacer para alejar a sus amigos de Snivellus.
-Dígale que aún no acabo, llévele…-se quedó pensando, luego tomó cada traje que había a su alcance. Y se lo dio a la señorita-también busqué algo casual y que se lo pruebe todo-sin decir más salió con sus amigos de la tienda. No quería armar un alboroto allí y que Snape tuviera otra cosa con la que intentar extorsionarlo después. Ya tenía suficiente con que estuvieran casados.
-¡Debe ser realmente feo si no quieres que lo veamos!-grito James divertido al ver a su amigo reaccionar así-al menos espero no te arrepientas de lo que acabas de hacer.
-¿Lo que acabo de hacer?-no entendía a qué se refería su amigo, era obvio que no quería que se encontrarán con su pseudo pareja pero fuera de eso no le veía nada grave a sus actos. La risa de Remus lo sacó de sus pensamientos. ¿De qué diablos se estaba riendo
-¿No te diste cuenta verdad?-su risa se intensificó al ver la cara de confusión de su amigo, era claro que no sabía de qué le hablaba-Uno de los trajes que le diste a la señorita, era un traje de boda-Una vez acabado de decir eso sus dos amigos rieron como no lo habían hecho durante meses. Su risa fue peor al ver la cara de su amigo justo antes de que echara a correr rumbo a los vestidores de la tienda.
Sirius no estaba seguro de cómo se le había pasado aquel detalle, si Snivellus ya se lo había probado seguro querría matarlo en ese preciso momento. Deseaba con todo su ser que no se cambiara tan rápido, que no fuera de su talla o que le diera un paro cardiaco en ese mismo momento. Sin querer llegó corriendo y entro al probador.
-¿Qué diablos haces aquí?-estaba claro que no se esperaba que entrarán en el probador de tal manera, menos cuando se encontraba en calzones-¡Sal de aquí maldito perro pulgoso!
-¡Shhhh!-con su mano como pudo la colocó en su boca y lo arrinconó contra la pared, lo último que quería es que sus gritos se escucharan en toda la tienda, peor aún que llegará a los oídos de sus amigos-Mira amor, mis amigos están allá afuera, te dejaré la tarjeta para que compres lo que se te dé la gana, pero eso sí tendrás de límite 200€, no te excedas primor.
La situación era más que comprometedora, sin darse cuenta Sirius tenía acorralado a Snape de la forma más sensual que conocía, su pierna izquierda estaba colocada en la entrepierna del menor mientras le hablaba al oído. Cosa que hizo reaccionar a la empleada cerrando de golpe la puerta y disculpándose por su imprudencia al entrar con las tallas correctas.
-Hablaremos de esto en casa-dijo Snape soltándose del agarre propinándole un golpe en las costillas lo cual dejó sin aliento al pulgoso.
oOo
Aquella cantina se llamaba La Valenciana, su lugar favorito desde hace unos tres meses que llevaba de conocerlo y aún así el guardia reconocía a lo merodeadores cada que iban. En aquel lugar se sentía como en casa, es por ello que no le importo desinhibirse con sus amigos y solo vio pasar un trago tras de otro.
-¿Te encuentras bien?-preguntó Remus claramente preocupado, había escuchado algunos rumores en el mundo mágico sobre un reciente matrimonio en la familia Black y esperaba que Sirius no estuviera así de mal por su hermano, al parecer se había equivocado.
-¡Estoy de maravilla! ¡Traigan dos Miccahelas!-gritó intentando desviar la atención de él.
-¿Seguro hermano? Se está rumoreando que recién se casó uno de los Black sin permiso, mira sé que no conocí a tu hermano, pero ¿estás bien? ¿No te afecto que se escapara para casarse?-su mirada estaba justo en los ojos de su amigo, pero lo que vio en ellos no fue preocupación, tenía miedo, parecía que todo el alcohol que había consumido se le había bajado de golpe.
-Reg no se ha casado con nadie, pero sé que lo ha estado pretendiendo un alfa que está más que aceptado por mi padre-fue lo único que contesto, pero acabar con esa conversación antes de que hicieran la pregunta inevitable.
-¿Entonces de dónde vienen los rumores?-claro que eso le intrigaba, desde que habían comenzado a cortejarlo quería saber qué era lo que hacían las grandes familias para poder elegir a su compañero. Sobre todo porque ese “alguien” era Lucius Malfoy.
-No tengo ni idea-quería escaparse de allí lo antes posible. ¿Cómo iba a decirle a sus amigos que estaba casado con Snape y no lo recordaba?
-¿Estás seguro? Tu cara dice que sabes más-James miraba a su amigo a los ojos, no le gustaba que le mintieran y sabía que debía ser algo realmente malo para que se negara a decirle que sucede-no me digas… ¡Te comprometieron!
-¿¡Qué!? ¡Claro que no! Es solo que no quiero hablar de esto, es un tema algo complicado-muy complicado a decir verdad, aunque quizá la mejor forma de salir de ese problema era siendo honesto con sus amigos, quizás ellos sabrían qué hacer con todos sus problemas.
-¿Y si vamos a tu casa después de salir de aquí?-cornamenta estaba entusiasmado por ir, quería saber cómo era la guarida de su mejor amigo, y ya que ese jueves Lili se encontraba en casa de sus padres él era hombre libre.
-¡Todos a mi casa!-gritó Sirius sin siquiera pensar en lo que desencadenarían sus palabras. Quizá la mejor solución para sus problemas era contárselo a sus amigos.
No tomo mucho tiempo para que salieran todos del bar y se dirigieran al departamento de canuto. Habían comprado unas cervezas muggle durante su camino esperando celebrar la independencia de su amigo. Sin embargo justo al momento de abrir la puerta un extraño sonido se escuchó.
-¡Campeón! ¿Porque no nos lo dijiste?-la emoción que las palabras de James traían no eran para nada lo mismo que sentía su mejor amigo.
-¡No es lo que parece!-se alarmó y comenzó a gritar mientras impedía el paso al baño, peor fue su sentimiento cuando escucho la regadera cerrar. Quizá ahora sí, había metido la pata.
-¿Con quién vives?-preguntó Remus quien disimuladamente se acercaba a la puerta intentando escuchar la voz de quién sea que estuviera allí.
-Si se los digo no me van a creer.
-Pruebanos.