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Viviendo con el enemigo por Yusei156

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Notas del capitulo:

Hola mis amados lectores, por primera vez en mucho tiempo y como una disculpa para todos ustedes publicare el capitulo 30 aqui primero (en Wattpad sera hasta el miercoles... quiza) en fin, espero lo distruten. 

¿El recuerdo más reciente que tenía?


 


Estaba en la habitación de Severus, lo veía tranquilo, dormido. Igual de dormido como en los últimos cinco meses, en coma. Con una recien adquirida esperanza para poder despertarlo, de volver a estar juntos. Riddle le había advertido sobre los riesgos, algo había entendido sobre una probabilidad de coma y otra cosa sobre una poción que debía de tomar para poder despertar. Claro que este prometió administrarsela tan pronto le fuera posible para reunirse nuevamente con su amado.


 


Tuvo que beber una poción al inicio de coloración azul grisea y consistencia espesa, ademas de tener un sabor particularmente amargo. Después todo se tornó aún más borroso, si es que eso era posible. Un momento sintió como empezaba a escurrir un líquido caliente de color carmesí de la palma de su mano. Tenìa la sensaciòn de que en algún punto habìa inhalado algún tipo de extracto de valeriana o quizá térmica, lo que fuera le había causado aquello. Tomo otro frasco aunque en esta ocasión no pudo notar sabor alguno, llego el punto en que perdió la conciencia. Bueno, hasta ese momento en que acababa de despertar.


 


Con cansancio abrió los ojos y  pudo distinguir con claridad su habitación, se encontraba en su casa, en su cuarto, en su cama, pero no tenia idea de cómo había llegado hasta allí, la idea de que Snape lo hubiera llevado hasta allí le vino de inmediato a la mente, estaba ansioso de verlo, impaciente, aunque por un momento temió que todo fuera una mala jugada de su mente. ¿Y si esa cura nunca había existido? ¿Y si era su forma de evitar enfrentarse a la realidad?


 


Con temor salió por fin de entre las sabanas, comenzó a caminar hasta la puerta pero un ruido le hizo detenerse. Se concentró un rato, tratando de distinguir de qué se trataba. El ruido provenía de la cocina, parecía que alguien estaba cocinando por el sonido de una cacerola hirviendo y platos sonando, también escucho un ligero susurro, parecía una platica amena, casi cariñosa. Lo que mas le dejo sorprendido fue las risas de un niño pequeño, de un bebé quizá. Ese fue su detonante para al fin aventurarse a salir.


 


Dio pequeños pasos por el pasillo principal, temía hacer ruido, temía espantar lo que sea que fuera a ver, si se trata de un sueño o la realidad en verdad no importaba mucho, solo queria estar con la persona que amaba aunque sea un rato. Cuando por fin llego a la cocina lo que vio parecía sacado del más hermoso sueño.


 


Allí estaba su esposo, cocinando tan concentrado como cuando hacia una poción, el cabello recogido en una coleta alta y unos cuantos cabellos rebeldes sueltos que sabia solo lograban enmarcar su bello rostro. Este le estaba dando la espalda, podía verlo trabajar sin interrupción alguna, tenia puesto un delantal blanco del cual desconocía su existencia, sin poder evitarlo sonrió como si de un niño se tratase. Camino lentamente tratando no alertar al pocionista de su presencia por temor a que pudiera desaparecer en cualquier momento.


 


Estaba a tan solo un par de pasos de distancia de su amado cuando una risa traviesa lo alerto, como acto reflejo volteo a su izquierda para ver de donde provenía ese sonido, quizá lo más impactante de ello fue encontrar unos ojos grandes, brillantes que reflejaban curiosidad e inteligencia. Eran unos ojos color café avellana, pertenecían a una bebé de apenas unos meses.


 


—¿Sirius?— pregunto confundido Severus quien le vio sorprendido —¿Qué haces aquí? Deberías de descansar, aun debes sentirte mareado. La pocion que tomaste es demasiado peligrosa, solo un verdadero idiota se atrevería a hacerlo— sentenció mirándolo de forma inquisidora desde su lugar.


 


—¿Quién es ella?— pregunto señalando a la bebe con uno de sus dedos, sin poder evitar el querer tocarla para saber si no lo estaba imaginando. Con mucho cuidado colocó una de sus manos en su cabeza y la acaricio, tenía el cabello aun corto, era suave, se sentía cálido el solo estar a su lado. Sintió una sensación de paz que le duró tan solo unos segundos antes de que la niña comenzara a llorar.


 


De inmediato e ignorando al confundido Black, Severus fue por la pequeña y la tomo entre sus brazos, la sostuvo protectoramente y comenzó a mecerla en un ritmo suave. Le tarareaba palabras dulces sin perderla de vista, hasta que por fin la niña dejo de llorar y le dedico una tierna sonrisa. La cosa fue distinta para el Black quien se alejó unos pasos para contemplar la escena. Nunca había imaginado algo así pasaría, nunca había tenido un sueño tan vivido como aquel y sinceramente no quería que acabara jamás, podía vivir una vida entera allí mismo.


—Eres un perro estupido, no puedes espantar a nuestra hija y quedarte quieto sin hacer nada— le reclamo Snape tan pronto lo vio parado lejos ajeno a lo que estaba pasando. Era difícil tener que hacer todo esto solo.


 


— Te amo tanto—  dijo Sirius conteniendo las lágrimas en sus ojos. Su mente debía de estarlo torturando, no podía ser posible que de un momento para otro estuvieran juntos los tres, siendo una familia. Se había convertido en padre, pero sabía muy bien que esto no podía ser verdad, lo había vivido, vivió el perder a su amor, el perder a su hijo no nato. Era demasiado cruel todo lo que estaba sucediendo. Sobre todo por lo bello que era —No te alejes nunca de mi Severus, no desaparezcas...—  susurro mientras los tomaba entre sus brazos.


 


El calor que emitían sus cuerpos era tan real que lastimaba, le abrazo con un poco más de fuerza evitando el lastimar a la pequeña que yacía entre los brazos de ambos. Era una gran dicha la que tenia en ese momento, era doloroso el solo pensar en ello. La pequeña comenzó a moverse un poco inquieta , pero no parecía molestarle la proximidad del hombre que no conocía. Quien no estaba tan tranquilo era el más joven de los adultos.


 


Snape no sabía como reaccionar a aquellas palabras, se aferró a la niña para no dejarla caer pero eso no evitó que unas traicioneras lágrimas salieran de sus ojos, bajando por sus mejillas hasta terminar saboreando ese sabor salado tan característico. No sabía como reaccionar a aquello.


 


— De verdad eres un idiota—  murmuró al fin Severus cuando pudo controlar el tono de su voz —No estás soñando, esto es real, muy real—  acto seguido le dio un suave beso en los labios. Por primera vez en varios meses volvió a sentir ese sentimiento de protección, de tranquilidad, como si al fin estuviera en su hogar.


 


—No puede serlo—  afirmó con tristeza —Mi amado está dormido, está tan profundamente dormido que no se cuando podria despertar. Y esta niña, esta bebe tan hermosa no puede ser nuestra, un monstruo mató a mi hijo, a nuestro hijo… No importa lo feliz que me hagas, yo se que la persona que amo no esta aqui y aun así, si despierta en diez años, en veinte, no importa cuantos lo voy a esperar.


 


—Sirius...


 


—Vete, solo me lastimo más con este tipo de ilusiones— el tono de su voz era por lo menos frio, distante, como si toda esperanza que hubiera tenido apenas unas horas atras no existiera. Sin embargo y antes de que pudiera hacer otra cosa recibio un golpe contundente en su mejilla izquierda.


 


—¡Esto es real Sirius! Desperté, tú me salvaste y ahora yo te estaba cuidando hasta que te estabilizaras— a decir verdad le había tenido demasiada paciencia hasta ese momento, era el colmo que aun besandolo no reconociera la realidad de su fantasía.


 


—Pero… ¡¿Y la bebe?!— pregunto alarmado intentando comprender qué había pasado, dudaba haber estado dormido más de un año para que Severus se le montará, se embarazara y tuvieran otro hijo sin que se hubiera enterado.


 


El rostro de Snape perdió luz al escuchar esas palabras. Sabía que tenía que explicarlo tan pronto como se despertará pero aún no había encontrado las palabras correctas para contárselo. Camino con la niña en brazos hasta la sala y tomo asiento, quizá eso sería lo mejor para los tres.


 


Sin decir nada y después de apagar lo que sea que estuviera en la estufa, el Gryffindor le siguió como si de una orden muda se tratará, tenía mucha curiosidad de quién era ella sobre todo ahora que le había puesto atención. Era castaña y de ojos cafés, definitivamente no era hija de ellos.


 


—Cuando desperté en el hospital estaba muy confundido. Me notificaron cuanto tiempo había estado en coma y también de la pérdida de nuestro hijo, sin embargo y sin importar que pasará tu nunca fuiste a verme. Pensé que todo había sido tu culpa hasta que Riddle y Lucius me lo explicaron— suspiró hondo antes de proseguir, temía su reacción por lo siguiente —Tuve que aceptar un trato con Riddle para que me diera la forma de despertarte y esta niña es parte del trato.


 


Black trago hondo sin poder evitar imaginarse lo peor, no entendía para qué diablos querría ese tramposo Slytherin a una niña pero tenía muy presente que el aún le debía un favor al cual no se podría negar.


 


—¿Es tuya?— preguntó con temor. Quizá lo peor que pudiera hacer Riddle era que de alguna forma convenciera a Snape de quedar embarazado de otro hombre y así tal vez sobornar a esa persona usando a la niña.


 


—No— con un ligero tono de tristeza vio de reojo a la pequeña que se encontraba dormida entre sus brazos. Sinceramente era como un ángel —Ella es hija de muggles, Riddle la encontró y contacto con ellos. Básicamente intervino en todo hasta convencerlos de que la dieran en adopción. En realidad no estoy seguro de cómo los encontró ni de nada, solo llegó hace dos días con la niña y me dio a firmar un documento.


 


Sirius guardó silencio un breve lapso de tiempo, necesitaba pensar en lo que estaba pasando. Era claro que Riddle quería su venganza en contra de su ex mejor amigo lo que no le gustaba en absoluto es que creyera que era el único que merecía tomar cartas en el asunto.


 


—Yo aun tengo que hacer algo por esa serpiente tramposa, no me dijo que pero era condición para despertarte— tenía que contarle todo si quería que ambos salieran bien parados de esa situación, más bien los tres.


 


—Ese idiota cree que es el único que merece tener una venganza contra el mal parido de Potter, pero no tiene idea, yo lo mataré con mis propias manos— declaró Snape intentando no hablar muy fuerte para no despertar a la pequeña.


 


—No— le respondió su pareja con un tono de autoritarismo nada usual en él —Yo mataré a James, si llegarán a atrapar a alguno lo mejor será que yo vaya a Azkaban. Tú debes ser libre mi amor, debes de vivir por los dos.


 


—¿De qué hablas Sirius? Yo lo haré, no hay razón alguna por la cual deban de atraparme.


 


—No entiendes Sev, ahora somos padres de esta pequeña y quién dice que no tendremos otros niños en el futuro. Si a alguien necesitan será a ti y todo el amor que puedas darles. Yo me vengare por ambos para proteger a nuestra familia… por el sueño que nos han arrebatado.


 


Snape no pudo decirle nada. Se levantó y se dirigió a su habitación dejando a un confundido Sirius en el sofá absteniéndose de decir una palabra y siguiéndolo en silencio. Así se dio cuenta que la que antes era la habitación de Snape se había convertido en el cuarto de esa pequeña. La habitación era un lugar lleno de luz, pintada de un color lila ya que sabía de buena fuente que el color rosa repelía a su bello esposo. Tenía cortinas blancas y cientos de peluches y juguetes, era como si la hubieran esperado desde hacía años.


 


Finalmente Severus acostó a la bebé en su cuna y la miró dormir durante unos minutos antes de decidir retirarse de la habitación. Al voltear encontró a su esposo mirándolo con ternura desde el marco de la puerta. Se sentía como si realmente esa hubiera sido su vida desde hace años.


 


—Vamos a la habitación— No tuvo que repetirlo dos veces para que el heredero de los Black le siguiera, aunque parecía un poco nervioso.


 


Una vez allí y sin que el mayor se lo esperara se fundió con él en un beso, que al contrario a los anteriores cada que Snape iniciaba el contacto era más suave, más pulcro, se notaba el pudor y el recato de su persona. Pero esta vez era diferente, parecía estar atacandolo en un beso desenfrenado transmitiendo el miedo que tuvo al perderlo, el amor que sentía y el dolor de la pérdida que aún era reciente.


 


Un par de segundos fue lo que tardó en reaccionar y corresponder el mayor de ellos. Hasta ese momento no se había percatado de lo mucho que extrañaba aquel tacto, sus suaves manos, sus caricias, de lo embriagador de su aroma y lo hipnotizante que el cuerpo de su bellos esposo podía llegar a ser. Contrario al resto de las veces que habían estado juntos esta era la primera en la cual quien iniciaba era Severus, aunque si le hubieran pregunta a Sirius como se sentía al respecto con toda seguridad él habría afirmado que su esposo era el ser más erótico sobre la tierra.


 


Con tacto comenzó a desvestirlo, como si de su primera vez se tratara, y no la primera vez que habían tenido tan apasionante y llena de hormonas, no. La primera vez que siempre merecieron tener, cuando todo es tan nuevo y tan íntimo que al despertar la mañana siguiente sabrían que ese dulce secreto sería guardado por las sabanas de seda y el sentimiento de añoranza y amor que se producía en su corazón cada que pensaban en el otro. Sin afán de apresurar las cosas, Snape se limitó a observar como cada uno de los botones de su camisa eran abiertos con total recato, le sorprendía lo elegante que se podía ver su esposo sin importar que es lo que estuviera haciendo. Con su pecho desnudo y las manos del mayor acariciandolo centimetro por centimetro no puedo hacer nada más que limitarse a soltar pequeños gemidos cada que uno de sus puntos sensibles eran encontrados.


 


La lengua húmeda del animago comenzó a pasearse sin pena alguna por los pezones de su pareja, parecía disfrutar cada uno de los movimientos contrarios y esto solo incitaba aún más de ser posible a Sirius quien trataba de contenerse para no atacar a su pareja. Hacía su máximo esfuerzo para tenerlo entre sus brazos, sometido, desnudo, hacía lo que estaba en su alcance para no caer solo por el aroma de su amado porque su instinto no le hiciera cruzar la única línea que tenía con su esposo.


 


—Mmm… Sev...— gimió al momento de empezar a juguetear con la entrada del recién mencionado, le atraía tanto la idea de penetrarlo sin siquiera prepararlo que se maldecía por dentro recordando que lo último que quería era hacerle daño.  Con toda la concentración que podía tener en ese momento se encargó de prepararlo detenidamente, primero uno hasta que se acostumbro. Dos cuando el mismo necesito escucharle gemir más alto, cuando llegaron al tercero su paciencia parecía estarse agotando al igual que sus ansias.


 


La voz que producían esas cuerdas vocales era tan lasciva, tan excitante, tan todo que no había forma de que escuchara ni sus propios pensamientos. Cansado de tanto esperar y convencido de que no había forma en que pudiera dañarlo se dispuso a colocarse frente suyo entre sus piernas, le acaricio con detenimiento alzandolas hasta tener sus tobillos en los hombros. Le miró con deseo, recordando lo mucho que había extrañado ver tan bellos ojos que solo estaban concentrados en su persona, suplicantes. Sin contenerse más tiempo por fin se unió con su amado.


 


Sintió la presión en su miembro y el glorioso gemido de su pareja que no dejaba de resonar una y otra vez. Comenzó a moverse lentamente, luchó contra su instinto que le exigía marcar al Omega como suyo, que le gritaba incontrolable que no importaba lo que hiciera, que le penetrara sin compasión. Pero no empezó a moverse rápido hasta que sintió las caderas impacientes de su amado comenzar a moverse como acto reflejo de su deseo. Fue entonces que sus movimientos se aceleraron, soltó un gemido de placer y sin embargo trato de contenerse para poder seguir escuchando la orquesta más erótica que una persona podía producir.


 


Todo el cuarto estaba inundado de sus bellos gemidos, de sus respiraciones agitadas y el sonido de los fluidos corporales que compartían, uno tras otros pasaron los minutos sintió ensancharse dentro de su amado y posteriormente llegar al climax con su amado, pero las cosas no quedaron allí. No, esa noche no le dejaría descansar tan pronto, no cuando aun tenía esa sensación y miedo a que todo fuera un engaño para si mismo. Comenzó a besarlo suavemente tratando de recuperar el ritmo normal de su respiración, todo el cuarto tenía el aroma de sus feromonas en el aire y nada le hacía más feliz que marcarlo con su propio olor y que quien lo viera pasar por la calle de inmediato reconociera que se trataba de su pareja y de nadie más.


 


—¿De nuevo amor?— susurro al oído de Snape para posteriormente lamer su lóbulo de manera sensual, si había algo en lo que fuera experto era en sacar el lado lujurioso de cualquier persona que estuviera a su merced.


 


—¿Me amas?— pregunto un poco inseguro Severus mientras le miraba fijamente, en realidad no tenía razones para dudar de lo que sentía el Black pero sin duda alguna que se lo reafirmará sería igualmente hermoso. Pronto de respuesta tuvo a su pareja encima suyo, cuidandolo, mirándolo a los ojos. Le miraba como si no existiera nada más en esa habitación con esos ojos plateados tan resplandecientes que parecían brillar como una estrella, le sonrió con esa sonrisa tan malditamente perfecta y seductora característica de su dueño y sin duda por un segundo y sin decir una palabra este lo transmitió todo con un inmaculado beso.


 


—¿Aún puedes dudarlo? Te amo tanto que pondría mi vida en peligro cuantas veces fuera necesario para poder ser feliz a tu lado— la sonrisa en su rostro y su tono de seguridad confirmaban cada una de sus palabras.


 


—Marcame— le pidió con un tono de inseguridad que era nuevo para él pero a su vez sus ojos reflejaban una decisión que pocas veces había logrado ver.


 


—¿Seguro?— pregunto un tanto aturdido el Alfa quien intentaba disimular el tono de emoción que reflejaba su voz, esto era lo que había estado esperando desde hacía ya un buen rato.


 


—No te lo repetiré dos veces Black— contesto sin fingido enojo para posteriormente levantarse de su lugar. Con la mirada atenta de su amado, Severus se levantó de su cómoda posición  para colocarse sobre de él y plantarle un beso apasionado sorprendiendolo —¿Qué esperas “mi amor”?— imito tiernamente el mismo tono con el que lo había llamado minutos atrás, perdiendo de vista el rostro confundido de su pareja entonces se coloco con ambas piernas y los brazos en la cama en una posición que le dejaba no solo desprotegido sino insitando a ser atacado.


 


Sirius habrá tardado alrededor de veinte segundos en reaccionar y cuando por fin lo hizo no pudo resistirse a aquella bella imagen, era la primera vez que Snape se colocaba en cuatro para el, bueno, la primera vez que lo hacía sin incitarlo primero. No perdió mucho tiempo antes de colocarse tras suyo, acarició con ambas manos los glúteos de su  amado y con sumo cuidado acerco su nariz para captar mejor su aroma. Lamio de manera sensual toda su columna hasta llegar al cuello y comenzar a llenarlo de pequeños besos y ligeras mordidas por todo el camino. No estaba seguro de cuánto tiempo pasaba y a decir verdad tampoco le importo.


 


No sabría como describir la emoción y el miedo que a la vez lo estaban inundando, estaba por unirse con su ser amado y a la vez tenía miedo de lastimarlo. Pronto y antes de que los nervios le traicionaran dejo a su instinto actuar con libertad, se unió nuevamente con su amado y comenzó a moverse lentamente hasta adquirir un ritmo bien definido, no dejando que en momento alguno se dejase de escuchar aquellos gloriosos gemidos, con sumo cuidado comenzó a mordisquear en la parte de atrás del cuello, lamiendo hasta trazar un círculo invisible de saliva. Lo siguiente se torno un poco más confuso.


 


Escucho un grito de dolor mezclado con gemidos de placer, sintió una sustancia cálida con sabor a hierro recorrer sus labios, adentrarse en su boca y la saboreaba con su lengua, hundió todavía más sus colmillos al ritmo que seguía con las estocadas, quería distraerlo del dolor, que sintiera placer pero era conciente que a final de cuentas para unirse tenía que perforar su carne. Instintivamente se separo de Severus para poder voltearlo y mirarlo al rostro. Sus ojos negros estaban vítreos, había vestigios de lágrimas debido al dolor causado y aun así este no parecía asustado. Le beso con ternura y se unió nuevamente a él, lo sentó sobre sus piernas abrazándolo, acariciando su espalda, le penetraba suavemente.


 


Cuando al fin tuvo una respuesta positiva por parte de su amado aumento el ritmo, siguió besándole y susurrando cosas tiernas al oido, le amaba y ahora parecía que todo lo que sentía por él no había hecho otra cosa que ser intensificadas de tal manera que no podía creerselo. Jamás había imaginado enamorarse de alguien y ahora estaba allí, no solo amandolo como no sabía que era posible, sino que desde ese momento y hasta que la muerte los separará le amaría cada día más que el anterior, estaba convencido de ello.


 


Sintió como su pareja arqueaba la espalda y comenzaba a tensarse, sabía que estaba a punto de terminar cuando su miembro se ensanchó en su interior y a su vez su pareja se contrajo entre el dolor y el placer. Primero termino Severus no pudiendo evitar soltar gemidos de satisfacción, adolorido y cansado, haciendo que poco después su pareja terminara en su interior nuevamente. Ambos se tumbaron en la cama uno a lado del otro, instintivamente Sirius lo rodeo con uno de sus brazos y lo atrajo a su cuerpo, necesitaba abrazarlo y saber que todo estaba bien.


 


—No me odies Snape, yo en serio te amo— le susurro tratando de mirarlo a los ojos. Sin embargo este frunció el ceño y desvió la mirada con un claro enfado.


 


—Ya no me apellido “Snape”, desde que se supone que nos casamos soy un Black que no se te vuelva a olvidar— su claro tono de fingido enojo no hizo más que hacer sonreir a su compañero de vida, claramente estaba encantado con la idea.


 


—Eso me recuerda señor Severus Black-Prince, que tu y yo nunca tuvimos la boda que mereces— intentó incorporarse y con pesar se separo de Severus quien le miraba intrigado mientras este recorría su propia habitación y se adentraba al armario. No tardo mucho en encontrar una caja metálica la cual abrió con un hechizo mudo, del interior por fin saco una caja de terciopelo blanco.—Si no te molesta, ¿Te gustaría casarte conmigo?— preguntó abriendo la caja dejando ver un anillo de oro blanco con una piedra en el centro la cual parecía contener una estrella de cuatro puntas.


Los ojos de Severus se abrieron a la vez que asentía sin siquiera molestarse en intentar formular una palabra. Pronto la joven pareja se encontraba besándose nuevamente de una forma tierna, hasta protectora. Con cuidado Sirius agarro el anillo y lo puso en el dedo anular de la mano izquierda.


 


—¿Qué piedra es esta?— preguntó Severus observándola con detenimiento, nunca en su vida había visto nada igual. No iba a admitirlo pero estaba feliz de al fin poder deshacerse del anillo que habían comprado para su matrimonio falso.


 


—A esta piedra se le conoce como Diópsido o Black Star, sin duda la indicada para el amor de mi vida— contesto con galanura, era evidente que lo había planeado desde hace un tiempo —Pensé que lo más apropiado para ti seria una piedra que contuviera una estrella porque a final de cuentas tu siempre tendras mi corazón. Además tú eres mi luz.


 


—Sirius...— no quiso decir nada más, estaba más que dispuesto a besarlo nuevamente, pero un ruido casi inconfundible le hizo reaccionar al fin y es que no estaban solos en ese departamento que ahora se sentía cada vez más pequeño. Con trabajo intentó incorporarse para ir a ver a la pequeña pero el dolor en las caderas se lo impidió.


 


No necesito hacer un segundo intento pues el Gryffindor le hizo señas y fue directo a la habitación de la pequeña. Tardo lo que en tiempo real serian unos diez minutos que para el pobre omega parecieran horas antes de que por fin regresará su pareja aunque ahora estaba acompañado por la bebé quien parecía iba a llorar si no la alimentaban pronto.


 


—No tengo ni idea de como hacer una mamila— le confesó Sirius mirándolo con preocupación. Esperando que la bomba de tiempo que sostenía entre sus brazos no estallara estrepitosamente.


 


—Deje una preparada en el refrigerador, cerca de lo que iba a ser nuestra comida— sonrió ligeramente, no pudo decir nada más pues el animago se dirigió de inmediato por la botella con la bebé en brazos. En cuanto regreso se la tendió a Severus esperando que el supiera que hacer, sin embargo este solo tomo la botella y con un hechizo la calentó lo suficiente como para que la bebé pudiese consumirla —Aprende a alimentarla o no sabras hacerlo cuando tengamos uno propio.


 


Sirius sonrió con la idea y con algo de miedo tomo el biberón y cargo a la niña, recargo su espalda en el respaldo de la cama y la miro alimentarse sin problema alguno, claramente no era una bebé pequeña pues no era como se imaginaba a un típico bebé que solo llora, come y caga.


 


—¿Cuántos meses tiene?— pregunto observando sus traviesos cabellos.


 


—Nueve meses— sabía que tenían que hablar sobre ella en algún momento.


 


—¿Cómo se llama?— quizá eso era lo que más miedo le daba saber, una vez con su nombre estaba casi seguro de que se encariñaría con ella y es que sinceramente no tenía la culpa de lo que sea que estuviera planeando Riddle para su futuro.


 


—Hermione Granger, aunque cómo sus padres renunciaron a ella tomará el apellido de tu familia— le comento como si de una condena se tratará, aunque no estaba nada alejado de la realidad, sobre todo porque tendría que presentarla frente a sus padres.


 


—¿Qué estará tramando Riddle?— preguntó para el aire mientras seguía alimentando a la pequeña que claramente estaba muy cómoda entre sus brazos, no tenía idea de porque pero al parecer hasta ella tenía su propia debilidad con su nuevo padre.


 


—Lo que sea que trame, no importa. Nos vengaremos de Potter cueste lo que cueste, vengaré la vida de nuestro hijo así tenga que pisotear a Riddle—  el tonó de voz que tenía el ahora señor Black-Prince podría helar la sangre de cualquiera. Esto apenas estaba comenzando y claro que le ayudaría en todo lo que quisiera, a final de cuentas ahora estaban enlazados.


 
Notas finales:

Hola de nuevo! 

Espero les haya gustado el capítulo, un poco dulce para variar con todo el daño que ha sucedido en los ultimos. Pronto seguiran apareciendo personajes ya conocidos y los planes de Tom se iran revelando, esten atentos.

 

Nos leemos luego, que tengan buen inicio de semana.

 


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