Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vinculados por koru-chan

[Reviews - 125]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.


Capítulo trece:


Aquel hombre que creí conocer  [Parte tres]


.


—Ten—tomé con mis manos un tibio cartón humeante. Me encontraba sentado en la parte trasera de aquel vehículo mientras el frío descendía y el cielo invernal, con gran rapidez, comenzaba a oscurecer; con suerte se veía a lo lejos claros de luces violáceas y rosadas entre la nubosidad. Soplé la boquilla acariciando aquel vaso desechable cálido sintiendo como mi cuerpo entumido volvía a revitalizarse con aquel sorbo haciendo soportable aquel clima gélido—. ¿Qué pasará ahora?—se atrevió a hablar después de varias horas únicamente acompañándome en mi soledad. El muchacho se recargó contra el auto aún fuera a la intemperie esperando mi respuesta con toda la paciencia del mundo.


—No estoy preparado para volver a la ciudad…—dije bajito. Era viernes en la noche, ¿Yuu estaría en casa?


—¿Y qué piensas? ¿Dormir acá? Ese no es tu estilo, princesa—esbozó el chico con una de sus típicas  palabras para disolver aquel viciado ambiente tras lo acontecido. Sonreí con melancolía recordando lo que estaría haciendo un viernes en la noche. Aquella falsa perfección se había ido para siempre. Sorbí otro poco de aquel recipiente para pasar el nudo de mi garganta.


—Sí volviera, estoy seguro que ni siquiera podría dormir. Estoy aterrado.


—¿De qué?—despegué mis labios mientras visualizaba un inminente encuentro con su progenitor; verlo, hablar, me hacía temblar.


—De la inclemencia del futuro—susurré. Ahora en adelante estaría solo a la deriva; sin él, ni su contención y cuidados. Por el silencio que se propagó, asumí que no fui oído por el rubio—. ¿Tú que harás?—me senté con las piernas fuera del auto para mirarlo de cerca—. Tu tocas en las noches con  tu banda—lo miré extrañado seguro ya debería estar por allá preparando su equipo.


—Olvídate de eso. Estoy libre—hizo un gesto con su mano restándole importancia—. Por cubrir tu culo y enfrentar a la víbora de Yutaka, estoy fuera de 1991. De todas formas el lugar era una mierda—se carcajeó sin humor. Lo observé con desazón mordiendo mi labio inferior.


—Esto no debía haber pasado. ¿Para qué te involucraste, Akira?—entoné sufrido.


—Por qué quise, ¿si? Sabía a lo que me tenía que atener. Ahora sólo debemos buscar otro lugar y comenzar desde cero—hice una mueca de medio lado. Todo este embrollo había traído consigo más de lo que pensaba—. Así que me quedaré esta noche contigo—suspiré—. Tendrás el privilegio de tener mi compañía. Bebió de un sopetón el líquido de su vaso desechable y arrebató desde el interior del auto una manta roja—. Ven. Olvídate de toda esta mierda—me sonrió tendiéndome su mano junto con una sonrisa dulce. Sorprendido por aquel gesto tomé la extremidad y, tras el cierre del único auto aparcado en aquel desolado mirador frente al mar, caminamos hacia la arena donde nos esperaba aquel diminuto paraíso.


.


Nos sentamos sobre la fría superficie y nos cubrimos con aquella mullida manta muy cerca oyendo la armonía marina y calma nocturna. Temblé por el helado ambiente acurrucándome en el pecho cálido de mi hijastro quien frotó mi hombro diestro en muestra de contención.


—Ya no serás más mi hijastro—entoné con nostalgia como una forma de romper el hielo.


—Jamás me gustó ese parentesco—lo miré y le sonreí recibiendo de su parte una mueca agria.


—Lo sé. Era extraño. Más cuando no tenemos tanta diferencia de edad—hice una pausa—. Podríamos ser hermanos; mis hermanas tienen la misma edad que tu—dije teniendo en mente su imagen infantil; no me podía imaginar cómo estarían ahora.


—¿Tienes hermanas?—se volteó mirándome confundido.


—Sí, bueno, medias hermanas…—dije atiborrado de malos recuerdos—. Hace muchos años que no las veo. Me duele pensar que no las reconocería si se plantaran frente a mí hoy en día.


—Seguro yo tengo medios hermanos por ahí… Como Yuu, al parecer, tiene el área pélvica excesivamente sociable…—lo oí carcajearse con malicia mientras yo fruncía mis labios. Inevitablemente terminaríamos hablando de él. Suspiré largamente. Mi pecho se sentía pesado.


—¿Qué sucedió allá?—pregunté curioso de lo ocurrido después de mi huida.


—Me cabreé y molí a golpes al idiota de mi padre—miré despavorido al chico quien rodó los ojos—. Ojalá  hubiera pasado eso. Pero no, sólo discutimos y nos empujamos. Antes que alcanzáramos a golpearnos llegó un encargado y me echaron de ese lugar de mierda. Seguro que esos dos terminaron fornicando—cerré mis ojos con pesar—. Ah, mierda...—el chico se separó levemente de mí para mirarme sin saber qué hacer. Sus ojos pardos arrojaron algo de culpabilidad por lo anterior dicho.


—Seguro que eso hicieron—afirmé seguido de un bufido calmo y una sonrisa tristona—. Debo ser consiente y hacerme cargo: Tengo parte de culpa en todo esto…


—Dime qué he oído mal—negué con mi cabeza mudo.


—Una relación se hace de a dos y lo que dijo Tanabe es cierto. Fallé y me siento muy avergonzado por ello.


—Créeme que si hubieras sido una puta en la cama mi padre se hubiera fornicado igual con otros u otras. No es tu culpa es su hipersexualidad no diagnosticada que lo tiene así—hice una mueca de medio lado.


—¿Una enfermedad?—suspiré—. No lo es. Hubiera intentado hablar conmigo; es completamente consiente de lo que hizo y yo soy completamente consiente de lo que hice…—bajé mi vista hacia mis manos inquietas y sudorosas mientras sentía la inquisitiva mirada de aquel hombre con el cual ya no compartía un vínculo.


—¿Te violaron cuando niño?—giré mi rostro hacia la derecha con pavor.


—¡¿Qué?!—grité finito estupefacto de aquella pregunta vociferada de forma tan banal—. ¡No!—negué con énfasis con mi cabeza—. ¿Sabes lo delicado que puede ser aquello para ser preguntado a alguien tan a la ligera? ¡No puedes llegar y decir aquello como si nada!—le  fruncí el ceño.


—No seas grave, sólo intento entender tu falta de apetito sexual—me mordí mi labio inferior sintiendo como la temperatura subió de golpe a través de mi cuerpo.


—Tengo deseos, Akira. Soy humano—esbocé mirando hacia el horizonte nuboso y oscuro sintiéndome avergonzado por tomar aquel tema intimo con quien se supone era mi hijastro—. Fui criado de forma reprimida; todo lo que hacía, decía o pensaba estaba malo y era muy severamente castigado. Todo lo que supe y aprendí del sexo fue de forma muy tardía y tras acarrear estas reprimendas del pasado es que me vi acorralado y torturado por mi subconsciente: ¿Esto está bien o está mal?—cerré mis ojos sabiendo lo ridículo que sonaban aquellas palabras para un hombre de mi edad. El chico junto a mi suspiró largamente.


—Una mierda—escupió. Lo miré con el ceño fruncido viendo su perfil el cual admiraba las olas sutiles—. Mi padre no supo como hacerte el amor—despegué mis labios sin dejar de mirarlo. Él se volteó levemente alzando una ceja tras mi inquisitivo analice—. ¿Qué?


—Estoy seguro que el 90% de las veces que te has acostado con alguna chica, ni siquiera llegas a saber su nombre, ¿y me hablas sobre “hacer el amor”?—se carcajeó frente a mi rostro impávido.


—¿Cuál es la importancia de un nombre? Hacer al amor implica: Adorar; idolatrar un cuerpo. Hacerlo perder la razón entre gemidos. Si mi padre no supo como hacerte olvidar de toda tu carga pasada, entonces es un muy mal amante—quedé sin habla viendo a aquel muchacho que ni se había inmutado por sus palabras.


—No lo había visto de aquella forma—me sonrió.


—¿Debo darte clases de vida? —esbocé una sonrisa antes de hablar.


—Pienso que se puede amar de todas las formas. De la que tú hablas es una de ellas, pero es vacía ¿por qué después del acto que te queda?


—Muchas personas dicen: “Te amo” sin sentir aquel sentimiento. Pienso que eso es peor—mordí mi labio inferior sintiendo como mi mentón se estremeció y como fue inevitable que mis ojos se llenaran de agua; derramé un par de lágrimas recordando a aquel hombre decir aquello una y otra vez sin cansancio. Maldecí a mis adentros, ¿cómo fui tan ingenuo? Me quedé sometido a un llanto silente. El chico junto a mí se percató. Pero impasible dejó que aquello sucediera; era inevitable después de todo.


Sorbí mi nariz admirando a Akira, era un chico que estaba comenzando una vida independiente; recientemente pasó de la adolescencia a la adultez; se independizó. Aparenta ser un niño inmaduro, pero era capaz de hablar cosas tan sumamente profundas. Me sentí un indefenso crio a su lado. Me sentía patético, porque lo que él decía era cierto. Fui, por años, absorbido por falsas palabras; viví una mentira, ¿por lastima? Suspiré sintiéndome vacío—. ¿Qué harás mañana?—cuestionó el rubio luego de unos largos minutos mientras me limpiaba el rostro y calmaba mi respiración sintiendo, a la vez, la brisa marina golpearnos de sopetón. Ordené mi cabello antes de hablar.


—Pienso en volver al departamento; empacaré lo que más pueda y me iré—sequé mis ojos con la manga de mi suéter sobresaliente bajo mi abrigadora chaqueta. Inspiré largamente—. Luego iré donde Kaolu…


—Pensé que aún te quedarías en casa—articuló. Su tono se oyó aliviado.


—Si no tuviera donde ir, no me quedaría de otra, Akira. Al menos sí tengo un lugar.  


—Si no tuvieras donde ir, te llevaría a mi departamento—me volteé a mirar su rostro esperando alguna réplica burlesca, pero, en cambio, choqué con un gesto facial pacífico junto a sus hebras rubias flotando al aire. Caí en cuenta que su cabello había crecido bastante desde que se había ido de casa. Me senté más cerca de él percibiendo como un cosquilleo cálido se expandía por mi pecho. Sabía que aquellas palabras banales era su forma pura de demostrar aprecio. Sonreí hacia el mar y con delicadeza posé mi cabeza sobre su hombro. Sentí como se tensó y luego bufó, mas no se apartó de mí.


—Tú siempre lo supiste…—afirmé al viento.


—No sé si siempre, pero poco a poco fui uniendo las piezas—alcé mi cabeza. Su perfil osco de facciones duras me mostraba lo mucho que había sufrido en silencio.


—Siempre pensé que me odiabas por estar con tu padre, pero en realidad lo odiabas a él.


—Yo los detesto a ambos. Pero sí, mi odio principal es hacia a él; por engañar a mi madre, por engañarnos a todos— frunció su mandíbula.


—Gracias—hice una pausa volviendo a posar mi cabeza sobre su hombro—, por estar aquí…—cogí su mano diestra posada sobre su muslo viendo como se dejaba hacer con esa extraña docilidad que siempre me sorprendía cuando la obtenía del huraño veinteañero.

Notas finales:

¡Hola!

Un nuevo capítulo por acá. La próxima actualización será el final de este enorme capítulo trece. Y habrán sorpresas… Quizás un acto que se esperaban en la parte anterior. Quizás sea algo que yo quería escribir. Okey, ¡no digo más!

¿Qué piensan sobre ésta plática sincera de Akira y Takanori?

¿Qué piensan que pasará a futuro entre estos dos?

Me tomaré la licencia de opinar como lectora y no como autora: Me gusta que Takanori vea Akira como “hermanito.” *Risa malvada*

Estoy muy feliz por sus lecturas y porque se toman el tiempo de escribirme. Eso es muy hermoso y lo aprecio enormemente. ¡Son geniales! Gracias, bellezas. Me alegra ver como sale su pasión lectora y la expresan.

Nos leemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).