Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vinculados por koru-chan

[Reviews - 125]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.


Capítulo veintiuno:


Propuesta


.


—¡Taka! La p…erta! E…tan  to…ando…—oí distorsionado la voz de Kaolu dentro del baño. Me deshice de los audífonos que tenía en mis oídos mientras intentaba revisar material académico el cual estaba esparcido sobre un escritorio nuevo que me había comprado hace un par de semanas.


—¡¿Cómo?!—grité de vuelta alzándome de mi espacio de trabajo para aproximarme hacia aquella diminuta habitación y, en esa acción, oí que estaban tocando la puerta.


—¡Qué están tocando!—caminé hacia la madera situada al inicio de la morada. Gritando un:


—¡Ya oí! Tranquilo—entoné con la idea de cortar aquella molesta comunicación. Tomé el pomo de la puerta oyendo como el chorro de la ducha caía nuevamente sin señales de la voz de aquel dueño de casa.


—¡Seguro es la vecina que viene por su gato!—terminó mientras me rascaba la mejilla incómodo al descubrir de quien se trataba.


—Yuu—dije casi sin aliento. Miré hacia mi espalda pensando, paranoico, que Kaolu estaría detrás de mí. Pero, de inmediato, me golpee mentalmente al recordar que el sujeto se encontraba al interior del baño como cada sábado en la tarde, después de una ardua rutina de gimnasio. Era completamente absurdo que supiera lo que sucedía, en ese momento, en el exterior—. ¡Es ella!—mentí como adolescente para librarme de un futuro sermón. Sabía que Kaolu estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo con Yuu. Lo sabía, pero no opinaba. Sólo hacía preguntas banales y comentarios sugerentes cuando me desaparecía. Me observaba cauteloso como si estuviese esperando que todo se viniera abajo para actuar—. ¡La acompañaré. Iremos por su gato!—le hice una seña al moreno con mi índice sobre mis labios para que no dijera nada. Y, con una mano sobre su pecho, lo hice retroceder para que emergiera de aquella casa.


Me sentía horrible por mentirle a mi mejor amigo porque él me había tendido la mano una y otra vez con su elocuencia y variadas vivencias. Pero, en esta ocasión, sentía que sus consejos no me ayudarían. Él era concreto: Deja el pasado atrás y olvídate de él. Y yo necesitaba algo más que aquella obviedad. Necesitaba sentir que podía, por mí mismo, curar este vacío. Esta herida que había forjado Yuu de forma tan profunda y que todo este tiempo había anestesiado sin darme cuenta. A pesar de la incertidumbre de si lo que estaba haciendo era correcto o no, podía darme cuenta como estaba sanando con esta cercanía que estábamos manteniendo. Era increíble como aquello que un inicio parecía que jamás sanaría ahora estaba comenzando a cicatrizar.


Caminé hacia unos arbustos recortados de forma recta, los cuales delimitaban el terreno de nuestra vecina, para no ser vistos por el deportista. Yuu me seguía de cerca, pero su paso era lento. Me voltee viendo como me observaba de forma curiosa, seguro por mí actuar nervioso; parecía disfrutar aquella “adrenalina” del momento. Me acerqué a él y tomé su diestra para guiarlo hacia el punto que había trazado en mi mente como seguro. Pero mi inquietud seguía a flor de piel porque me encontré observando, con manía, el pórtico de la casa a través del follaje que contorneaba la figura del moreno.


—¿Está bien seguir saliendo a escondidas?—mis ojos dieron con el hombre frente a mí de forma dura.


—No estamos saliendo—refuté molesto por aquel entrometido arribo a la casa de mi amigo; sabía perfectamente que aquello estaba completamente prohibido dentro de nuestras “reglas”. Pero, Yuu, ignorando mi molestia latente por este hecho puntual, me miró con una sonrisa coqueta.


—¿Tener citas y sexo no es salir? Vaya con los jóvenes y su promiscuidad—chisté rodando mis cuencas por su nula cooperación.


—Sólo estamos… No es una relación seria, Yuu—recalqué lo obvio.


—No juegues conmigo, corazón—hizo un puchero falso acariciando la piel de mi pómulo zurdo. Suspiré mirándolo a los ojos—. Me divierte este estilo moderno de relacionarnos, pero soy un hombre mayor—arrugué mis ojos incrédulo. Siempre se jactaba de su longevidad cuando le convenía; mayoritariamente para hacerse el importante e interesante—, por ello quiero que dejemos las niñerías y que me permitas atravesar este muro que has impuesto. Quiero que vengas a vivir, de nuevo, conmigo. Y quiero, también, que le pongamos nombre a esta relación otra vez, amor—lo miré con una obvia negativa transmitida en mis cuencas, pero Yuu sonrió y del bolcillo trasero de su oscuro pantalón de mezclilla sustrajo una cajita de terciopelo negro y mis manos comenzaron a sudar frío—. Y no me refiero a cualquier nombre… —entonó abriendo aquel diminuto cofrecito rebelando una argolla simple en tono plata. Negué con mi cabeza sin un gramo de voz—.  Sé que esta instancia no es romántica ni llena de parafernalia ostentosa como me gustaría que hubiera sido realmente—sonrió mirando el contenido de aquella cajita—, pero no me pude contener. Quería ver tu cara de asombro cuando te preguntara si—pasó su lengua por sus labios y continúo—... ¿te quieres casar conmigo?


—¿Casarnos?—dije en un hilo de voz mientras frotaba mi cuello sin saber como decir que esto era una completa locura. ¿Cómo podría saber que Yuu haría semejante propuesta cuando en el pasado no se habló jamás de un vínculo de este calibre?


—¿Me dejarás con el brazo extendido?—articuló rompiendo aquella introspección que estaba sosteniendo tras aquel impacto. Tomé la cajita entre mis palmas mientras me revelaba con entusiasmo que la sortija tenía grabada nuestras iniciales y la fecha que nos conocimos. Tragué duro sin poder dejar de mirar aquel reluciente artilugio—. Puedes pensarlo. No te presionaré por un sí—despegué mis labios abrumado pensando que una respuesta más que clara me rebotaba en la cabeza. Había vivido ocho años con aquel hombre, pero me bastaron sólo tres meses para percatarme de mis reales sentimientos hacia aquella persona.


—Taka…


Miré hacia mi derecha cerrando, raudo, el cofrecito para guardarlo dentro del bolsillo central de mi sudadera cuando di, sorpresivamente, con la presencia de Lucy; quien, claramente, había percibido todo el trasfondo de aquel encuentro con el moreno. Además su sonrisa jubilosa entre sus labios en tono guinda perfectamente coloreados, delataba que nos había descubierto.


Miré a Yuu nervioso y, en el acto, decidí acercarme hacia la menor quien me guiñó un ojo jocosa. Le sonreí cohibido e ignorando aquel gesto, fui partícipe de como extendía una de sus extremidades para abrazarme mientras con la otra, sujetaba su amplio sombrero de la brisa cálida que se hacía presente antes de la próxima estación de calor. Acaricié su espalda cubierta por una camisa ancha de mezclilla separándome levemente para observarla con cuidado. Llevaba un vestido negro, ajustado y largo que terminaba bajo sus rodillas. Se veía cómoda ya que el material hilado se adaptaba a su figura contorneando a la perfección su barriga. La chica había entrado a su sexto mes y aquel estómago se hacía notar con creces.


—¿Qué haces acá?—dije aún sin hálito.


—Sólo salí a comprar un par de cosas, pero decidí venir a verte antes de hacerlo—me miró fugazmente para pasar a observar al hombre detrás de mí, quien, ajeno, nos miraba con las manos en los bolsillos. Había una inquisidora mirada en la menor. Y no era para menos, acababa de presenciar como aquel desconocido le proponía matrimonio a su hermano mayor—. Soy Lucy—entonó la chica presentándose al de madura edad quien la observó intrigado.


—¿Lucy?—el hombre me miró con asombro.


—Sí—dijo la menor—. Soy hermana de Takanori.


—¿Cuándo es qué…?—no entendía cómo había dado con mi hermana puesto que siempre, en el pasado, hablaba de ellas con nostalgia como si jamás tendría oportunidad de verlas nuevamente. Pero ahí estaba con una de ellas interactuando de forma natural como si jamás nos hubiéramos alejado.


—Es complicado, Yuu—hice una mueca de medio lado. El moreno iba a volver a abrir la boca cuando la menor llamó mi atención.


—¿Él es el papá de Akira?—entonó en voz discreta la embarazada. Miré al progenitor del chico mencionado quien estaba situado un par de centímetros frente a nosotros percatándome como había captado que la bajita estaba vinculada a su hijo menor. Y, con ese descubrimiento latente, lo vi observando el abdomen de la chica con notoria incertidumbre.


—Sí, es él—respondí incómodo sin quitar la mirada del moreno quien había palidecido un poco.


—¡Qué sorpresa! Mucho gusto, entonces—Yuu despegó sus labios con algo de pavor mientras me transmitía preguntas con sus inquietos ojos—.  No sabía si iba a tener la oportunidad de conocerlo; como Akira jamás me habló mucho de usted, al menos no de forma… rescatable—le sonrió al hombre acariciando su bajo vientre.


—Me imagino—articuló el mayor sin saber si preguntar o no del tipo de relación que mantenían ambos jóvenes.


—Interrogué a Takanori muchas veces para saber cómo era el papá de Akira; como ustedes se conocen muy bien, aproveché un poco para indagar—rió con gusto—. Taka me dijo que hablaría con usted para concretar un encuentro—el hombre me observó lleno de confusión mientras mordía mi labio inferior—, pero la instancia se dio de otra forma. A pesar de todo… me alegra que nos hayamos topado sin formalidades de por medio—me miró con tristeza la chica junto a mí. Sabía que ese “A pesar de todo” dolido se refería a la ausencia del padre de la criatura nonata—. Sé que siendo el abuelo paterno le agradará conocer al bebé, estar presente y mimarlo. Por lo mismo, quería decirle, personalmente, que no habrá ningún problema con ello—terminó por soltar con una sonrisa amena.


—¿Cómo…?—la mueca grata de la chica se borró  cuando vio como el futuro abuelo aún no procesaba la “nueva” noticia—. Akira será padre…—reafirmó en voz alta aún incrédulo llevándose las palmas de sus mano a su oscura melena mientras intentaba apaciguar el  cólera que estaba invadiendo sus entrañas.


—Él aún no lo sabía…—la embarazada llevó una de sus manos a su boca cuando le susurré—. Quería que Akira hablara con él, pero aquello no pasó y no pasará—froté sus hombros para que no se preocupase. Esto era inevitable. Tarde o temprano aquello debía ser revelado.


—¿Por qué no me dijiste?—entonó entre dientes. Su ira dirigida hacia su hijo, ineludiblemente, descendió en mí. Claro, nos frecuentábamos hace tres meses, pero no habíamos tocado ningún tema de índole denso; ni siquiera el paradero de su hijo había salido a colación. Quería, de forma fantasiosa, que su hijo se sentara a hablar con su padre y le contara que tendría un bebé. Pero ¿cuándo ocurriría aquello si yo no había sido capaz de disculparme con el rebelde chico?


—No es algo que realmente me corresponda a mí, Yuu—inspiró ofuscado.


—¿Y con tu hermana?—tiró al aire—. ¿Cómo fue eso posible?


—Hasta yo me llevé aquella sorpresa, pero también por este mismo incidente fue que di con ellas. No todo están escabroso—intenté sosegar un tormentoso futuro. La chica junto a mi atendió una llamada mientras nosotros volvíamos a discutir sobre el menor de los Shiroyama-Suzuki.


—Y, ¿dónde demonios está ese crio ahora?


—¿No se supone que tú eres su padre?—fruncí mi mandíbula—. Basta—lo miré firme para que terminara con el espectáculo que estaba formando en medio de la vía pública—. De Akira no he sabido nada—informé serio.


—Y, ¿qué se supone que piensa ese niño?—verbalizó exasperado como si yo tuviese la culpa de todo y me correspondiese dar respuestas sobre el joven bajista.


—Yuu, ¿qué demonios haces acá?—llevé mi mano hacia mi frente cuando aquella cuarta voz rompió aquella discusión por un tercero que no se encontraba ahí.


—Kaolu…—advertí mirando como su cuerpo recién bañado y cambiado se acercaba hacia la acera donde nos encontrábamos completamente fuera de la pared vegetal que nos brindó algo de privacidad hace pocos minutos. Lucy, tras cortar la escueta llamada, se acercó al recién aparecido abrazándolo con cariño mientras el dueño de aquella dirección nos miraba con molestia. Pero sus facciones se ablandaron al platicar banalidades con la menor quien, ajena al altercado familiar, entabló con Kaolu.


—Lucy, entra a la casa; yo iré de inmediato. Kaolu, por favor…—pedí suplicante que nos dejaran a solas. Este nos miró con sus brazos cruzados y, tras un bufido y que la chica se despidiera del futuro abuelo paterno con una seña tímida de su diestra, caminaron hablando como dos viejos amigos hacia el interior de la casa.


—¿Va a responder sobre esto?—cuestionó más calmado el azabache mientras cerraba los ojos y exhalaba largamente.


—Sí, o eso creo—me crucé de brazos sintiendo como aquella culpabilidad volvía a invadir mis entrañas al haber procrastinado por tanto tiempo aquellas disculpas que le debía al chico. Me quedé con los: No contesta ni las llamadas ni los mensajes” en vez de haber ido a buscarlo y no sólo pensar en mis asuntos dejándolo en segundo plano completamente olvidado.


—¿Crees?—el hombre se acercó a mí y acarició mi hombro y mi brazo diestro mientras permanecía estático mirando la desierta calle residencial de aquel tranquilo barrio.


—Tuvimos una discusión por este mismo tema. Akira se hará cargo, pero él tiene su ritmo para procesar las cosas… Hay que darle tiempo—dije mirándolo—, y se lo voy a dar. Por él pude volver a ver a mis hermanas e interactuar con ellas, Yuu. El asunto monetario correrá por mi cuenta.


—¿Tú te harás cargo?


—Sé que no tengo mucho dinero, pero es el suficiente para ayudar a mi hermana. Además, por boca de Lucy supe que a Kiyoharu se le ablandó un poco el corazón y ayudará a su hija en lo que necesite. Así, también, podrá retomar sus estudios.


—Esto es una  locura—entonó el mayor acariciando mi espalda mientras lo observaba—. ¿Viste a tú padrastro de nuevo?—asentí.


—No fue grato.


—Claro que no lo fue… Entiendes que tendrás que ver a ese bastardo de nuevo, ¿no? Cuando Lucy tenga a su bebé la reunión será obligatoria.


—Me estoy preparando para ello— dije sintiendo como los labios del mayor acariciaban mis mejillas y me abrazaba. Suspiré en su hombro.


—¿Te he dicho qué amo tu fortaleza?


—¿Qué fortaleza?—dije con mofa—. Estoy temblando por dentro—finalicé diciendo con vergüenza viendo como negaba y dejaba que uniera sus labios sobre los míos. Acto casto que repitió varias veces hasta concluir por besarme con mayor profundidad y significado.  Me alejé levemente sintiendo un duro pesar en el pecho. Le sonreí falso y, cuando iba a despegar mis labios para retomar el tema de la sortija, un sonido violento de un vehículo invadió la serenidad del barrio y un  frenar furioso terminó por romper la paz de aquel entorno. Miré hacia ambos lados de la calle para dar con aquel productor del rudo sonido encontrándome con una moto conocida. El sujeto sobre esta hizo rugir el motor y antes de marcharse bajó la visera del casco con hostilidad emprendiendo una marcha áspera de aquel sector. Observé a Yuu, parecía ajeno a lo que ocurría alrededor; estaba completamente hipnotizado conmigo. Y, tras robarme un último beso y recordarme que le debía una respuesta se marchó dejándome inmóvil sobre aquel sendero pavimentado poco transitado.


 

Notas finales:

Hola, pequeñas.

¿Qué les pareció el capítulo?

Hubo salto en el tiempo como les había mencionado en el capítulo anterior

¿Se esperaban ese tipo de “propuesta”?

¿Takanori dirá que sí?

No tenía muy en claro cuándo y en qué contexto se le iba a revelar a Yuu que sería abuelo. Pero la instancia se dio así…

El siguiente capítulo será narrado por Reita. Ya sé que lo esperan con ansias. <3

Gracias por su apoyo incondicional.

¿Las leo en los comentarios?

Un beso, enorme. Hasta la próxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).