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Vinculados por koru-chan

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Capítulo treinta y tres:

 

Resentimiento

 

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Me bajé un par de cuadras antes porque el chofer del transporte público nos indicó que la calle estaba cerrada. Extrañado descendí viendo como jóvenes transitaban, en aquel atardecer, hacia la misma dirección que iba yo. Cuando llegué a la esquina―donde se ubicaba el local con numeración 1991―, me detuve al ser impactado por una plataforma con instrumentos y un lienzo con el nombre de una agrupación que conocía. Me sorprendí viendo como bajo la tarima jóvenes en masa se disponían a la espera que esta apareciera. Todos se notaban entusiasmados por su pronto arribo.

 

Me quedé en la acera, en la esquina, debatiendo mentalmente si debía permanecer ahí a la espera que aquel concierto terminase para hablar con él. Al final, decidí que lo mejor sería volver otro día. La situación actual estaba algo caótica. En realidad, aquel instante, no iba a poder hablar con el bajista. No con ese acontecimiento tan masivo pasando frente a mis ojos.

 

Hice una mueca de medio lado algo decaído. Retrocedí un paso grabándome el revuelo que estaba formando aquella banda cuando esta aún ni pisaba la tarima. Me volteé analizando como a mí en torno más aficionados llegaban a llenar el lugar.

 

Caminé un tramo corto yendo de forma contraria a la masa. Y antes que mi huida surtiera efecto, me detuve viendo como, de frente, dos pares de ojos marrones similares se acercaban. A aquellos, los conocía. Los maquillados me analizaron inexpresivos y los de marco grande se abrieron estupefactos cuando me captaron. Los tres nos detuvimos y una de ellas se acercó incrédula al verme ahí sin razón aparente.

 

Separé mis labios sintiendo como unos delgados brazos rodearon mi cintura. Sin dudar contrajo mi cuerpo al suyo haciéndome percibir, en seguida, un aroma a flores característico de ella. La menor se despegó levemente y me sonrió. Sus ojos, tras cristales, brillaban mirando mi rostro con detención como si mi imagen frente a ella no fuese real.

 

―¡No puedo creerlo! ¿Por qué estás aquí? ¿Has vuelto?―indagó Kathy quien terminó por coger mi mano tras aquel efusivo gesto. Le acaricié la nuca contagiado por su afectuoso trato e inspiré dispuesto a contarle de forma rápida mi actual situación, pero recordé que Lucy sabía los por menores. Miré a su gemela quien sólo estaba ahí observándo la escena algo incómoda. Su cuerpo estaba rígido y sus ojos analizaban los alrededores con nerviosismo.

 

―He vuelto―le sonreí a la de cabellera larga lisa y lustrosa―. Pensé que Lucy te lo había mencionado―dije extrañado.

 

—Lo olvidé—articularon aquellos labios de un borgoña mate mientras se encogía de hombros. Kathy miró desaprobatoriamente a su gemela. La observé con detención sin tomarle importancia a ese dato.

 

―Te mencioné que volvería―le dije a Kathy ordenando sus lacios cabellos oscuros hacia tras de sus hombros.

 

―Claro, pero no sabía cuándo―me miró con una sonrisa dulce.

 

―Y, ¿qué haces acá? Realmente nos hemos llevado una sorpresa―habló Lucy.

 

—Vine a ver a Akira—respondí escueto; aún pasmado por la coincidencia—… ¿Qué hacen ustedes aquí? Y, ¿Erika?—cuestioné curioso. Kathy jamás había pisado 1991 y Lucy ya no frecuentaba el recinto desde su embarazo y el inminente quiebre de ambos chicos… Pero, ¿acaso, sería posible que esos dos estuviesen, nuevamente, juntos? Fruncí mis labios. Y Si aquella suposición fuera real, ¿por qué no lo mencionó con anterioridad? Lucy y yo hablábamos bastante, creía que había alguna clase de confianza...

 

Pero, la presencia de Kathy no me encajaba. Suspiré desechando lo anterior de mi cabeza. Al menos hasta que los hechos no sólo se basaran en una conjetura.

 

—Me di un respiro—dijo bufando terminando con una sonrisilla—. Además, quería venir a ver el regreso de Gazette. No te lo mencioné, pero los chicos hicieron una pequeña gira y decidieron terminar aquello con un concierto a lo grande—asentí pensando lo bien que le estaba yendo a los muchachos. Jamás me imaginé que en un año su música se volvería tan masiva al punto de tener que cerrar una calle para contener la cantidad de público—. Mi papá no me quería dejar venir, no confía en mí después de quedar embarazada, así que… pude salir de casa con una chaperona—miró a su hermana junto a mí quien arrugó su nariz.

 

—Yo no hice nada para que me castigaran así—murmuró molesta la chica junto a mí mientras se cruzaba de brazos y, en el proceso, volteó su cabeza hacia la plataforma tras el chillido de los fans el cual nos envolvió al momento que los focos se encendieron.

 

—¿Perdón?—entonó sarcástica a la primeriza madre—. Quería tomar otro aire, posiblemente sentirme joven otra vez—negué y ella rió por mi reacción—. Sé que soy joven, Taka, pero la nena me quita las escasas energías que siento y volver a 1991 es como… vivir nuevamente aquellos días de juventud locos y desinteresados—me regaló una sonrisa amplia mientras acomodaba su cabellera hacia su costado derecho e introducía sus manos en su chaqueta de mezclilla clara y deslavada—. Además, de verdad quería venir a ver a la banda. Sé que desde un inicio estuve detrás de Reita como loca, pero soy fan de Gazette también, y este regreso de la agrupación después de aquella gira por las prefecturas vecinas es bastante emocionante. Les fue muy bien y su primer álbum se está vendiendo como pan caliente—habló emocionada.

 

—¿Ustedes dos no están juntos?—cuestioné directo. Me miró desencajada—. Pensé que…

 

—¡No! Dios, no—tocó su pecho con pesar—… No tropiezo con la misma piedra, hermanito—me rasqué la nuca incómodo—. Nosotros tenemos que llevarnos bien. Después de todo tenemos una hija en común. A fuerza debemos relacionarnos. Ya sabes—se encogió de hombros mientras escuchábamos como la muchedumbre enloquecía cuando los músicos comenzaron a subir al escenario.

 

Escuchamos un par de canciones. Lucy, a mi lado, cantaba a la par con el vocalista. La miré sorprendido y esta me guiñó un ojo alzando sus brazos.

 

Nosotros estábamos un poco lejos, algo fuera de la periferia de la banda y de las luces que se hacían más intensas cuando la noche comenzó a caer. Nos encontrábamos en la acera mientras la masa negra se aglutinaba contra el escenario y se movían al compás tal y como el vocal animaba a la alocada multitud.

 

—Fue un mal momento para venir a ver a Akira—solté viendo como la joven madre me volteaba a ver.

 

―Bastante―me gritó sobre la música mientras mis ojos estaban adheridos en el rubio de rostro cubierto quien tocaba su instrumento con profesionalismo.

 

Después de cuarenta minutos, hubo una pausa y los chicos abandonaron la escena. La muchedumbre pedía más completamente frenética. Y en el proceso, mi hermana me tomó del antebrazo y haló de este para que la siguiera. Vi como Kathy caminó detrás de nosotros con una mueca molesta, pero apresuró el paso cuando tomé su mano contra la mía.

 

—¡¿Dónde van?!—cuestionó la de anteojos mirando fastidiada a su hermana.

 

—¡Vamos al frente!—gritó jovial la madre de Erika.

 

—No, no, no—dije parando en seco aquella caminata rápida―. Hay mucha gente. Nos perderemos. ¡Es mejor quedarnos atrás!―la de labios pintados me miró detenidamente mientras alzaba una ceja.

 

―Estoy con Takanori. Es demasiado fácil perderse en un lugar así―habló la otra chica pegada a mí. De un minuto a otro, preferí quedarme sumergido en las sombras porque no quería que el músico me viera. Al menos no ahora.

 

—¿Qué les pasa? ¡Vamos, no sean aburridos!

 

―No lo somos, Lucy—entonó entre dientes la contraria―. La diversión es subjetiva―la tatuada entre cerró sus ojos.

 

―¡Quién dice algo así, no conoce el significado de diversión!―decretó. Yo fruncí mis labios viendo la escena. No sabía si ahí se estaba iniciando una discusión o, simplemente, estaban platicando―. Vamos―con agilidad caminó abriéndose paso entre la masa sorteando cuerpos que se mimetizaban a la perfección con la noche. Tomé de la muñeca a la de flequillo recto y seguimos a nuestra hermana hasta que nos detuvimos al costado zurdo de la plataforma.

 

Mi corazón se apretó al ver tan cerca aquel bajo blanco del rubio.

 

―¿Crees que Akira nos podrá ver desde esta posición?―murmuré. Lucy se volteó al oír mi voz pensativa.

 

―Posiblemente. ¿No querías verlo?―me miró desentendida. Yo le dije que venía a ver al músico, pero no lo quería ver de esta forma porque no sabría como actuaría. Sí, con el fracaso de mi visita, me había acobardado.

 

―Es que de esta forma puede ser algo… desconcertante para él―exhalé. Lucy me miraba atenta, y Kathy, detrás de mí, había enmudecido. Seguro estaba molesta por tener que andar detrás de su hermana como se lo prometió a Kiyoharu―. La última vez que lo vi fue cuando nos encontramos en tu casa y el desenlace fue… difícil. No sé de él desde entonces―mi hermana despegó sus labios y pareció meditar sus palabras, pero al final no dijo nada. Se volteó cuando las luces del escenario se prendieron nuevamente por completo y los músicos volvieron con aquella pose tan segura.  Tomaron sus respectivos instrumentos y los puestos que les correspondían. La chica se giró otra vez, me miró un par de segundos y luego se acercó. Cuando estuvo próxima a mi oreja, habló.

 

―Te gusta Reita, ¿cierto? ¿Por eso volviste?―me quedé boquiabierto mirando a la menor despavorido.

 

―¿Qué?―titubeé sin entender cómo es que ella... ¿Acaso Akira le había dicho?―los acordes comenzaron a sonar fuerte y pesados; la muchedumbre nuevamente comenzó a perder la cordura y a saltar de un lado para otro mientras Lucy y yo nos mirábamos. La chica se veía decepcionada.

 

―Ay, Takanori… No te hagas el desentendido―bufó―. Los escuché hablar―hice mis labios una línea―. Entre todos los chicos, ¿no te podrías haber fijado en otro?―dijo con resquemor mirando hacia el suelo; a sus botas largas que le llegaban hasta sus muslos, de negro terciopelo y de tacón alto.

 

―¿Tú sigues enamorada de él?―pregunté sin aliento. La muchacha tatuada alzó su vista acongojada. No necesitaba afirmarlo. Era evidente.

 

―Es difícil, más aún el ver que él parece tener sus ojos fijos en ti―no sé por qué tenía la maldita manía de querer arreglar lo que en realidad no tenía forma de repararse. Guardé silencio cuando de mis labios se iba a escapar un: “Quizás… si lo intentas nuevamente“. Akira me había dejado en claro que no había forma, pero a mi me dolía ver a mi hermana sufriendo y, más aún, cuando yo estaba involucrado en el asunto.

 

―¡Dios! Que manipuladora eres, Lucy―me giré levemente para ver como Kathy tenía mi brazo cogido y miraba a su hermana con molestia―. Eres una pésima perdedora. Ese idiota mal teñido jamás, repito, JAMÁS le gustaste. ¿Entiendes? Sólo te usaba para un fin. Y está de más decir para cual―apuntó a la chica con su dedo índice―. No sacas nada con decir: “Aún estoy enamorada”. Cuando, claramente, a él le pareces cero interesante.

 

―Cállate―entonó entre dientes colérica por las palabras de su hermana mientras yo me quedé mirando a la joven junto a mi quien frotaba mi brazo de forma contenedora.

 

―Creo que Reita es un tonto sin cerebro, pero si ustedes dos se gustan está perfecto para mí―le sonreí tímido buscando con la vista a su hermana quien se había dado vuelta hacia la tarima. Mientras todos a nuestros alrededores saltaban y gritaban ella estaba inmóvil; pensativa, quizás.

 

Observé lo que parecía quedar de espectáculo cuando una energética melodía abrazó mis tímpanos. Los intérpretes, sobre la escena, se veían satisfechos por lo que provocaban en la multitud. Y confiados por sus vigorosos fans improvisaron gran parte de la canción para calentar aun más el ambiente.

 

La música se cortó al igual que la iluminaria y, entre las sombras, se oyó el sonido del bajo; sólo sin ningún instrumento de acompañante. Las luces se encendieron y Akira se acercó a la orilla provocando con más énfasis los frenéticos griteríos. Cuando acabó su solo, la batería sonó y éste se quedó mirando al público junto a una sonrisa, pero esta se esfumó cuando sus ojos se posaron en Lucy y luego en mí. Éste, pasmado, pareció perderse un poco del ritmo de la canción siguiente, pero, tras un golpecito del guitarrista, retomó las notas que había descuidado dándonos la espalda.

 

Mi hermana se giró para buscarme tras darse cuenta del actuar del músico. La miré y luego alcé mi vista hacia el escenario. Akira no volvió a mirar hacia nuestra dirección.

 

Ahí entendí que mi presencia había destruido todo lo que ya parecía normal en su vida.

Notas finales:

Hola, ¿cómo están?

He escrito tanto últimamente que me quedé sin saber que acotar en una nota final. Estoy seca de palabras. Preocupante...

Muy bien, tenemos dos situaciones aquí.

Punto uno: La actitud de Lucy.

Punto dos: La actitud de Akira.

¿Por quién nos preocupamos más?

Ojalá que el rumbo de la historia les esté interesando porque yo estoy disfrutando mucho escribir esta tercera parte.

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Estoy subiendo una historia nueva:  Ni la muerte nos separará. No suelo publicar dos historias a la vez. De hecho, tuve en mente hacer un Oneshot de esto, pero luego se me ocurrió hacer un mini fanfic. Llevo tres años con Vinculados, algo nuevo refresca mi mente. Este proyecto es completamente diferente a lo que he escrito así que si quieren mirar por allá son bienvenidas. (Lean las advertencias si van para allá).

La historia en sí la pensé para Wattpad por lo que los capítulos son cortos y no puedo sólo subir un capítulo de 400 palabras por acá, así que decidí subir dos partes por capítulo. Son ocho partes en total.

PD: Gracias a quienes leen Vinculados y están siguiendo aquella historia. Ustedes están presentes en mi corazón.

Un beso.


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