12-Acosador
Seto se llevó a Wheeler de un brazo para dentro, en una serie de pantallas en la pared se podían ver varias vistas de dormitorios en el lugar con distintas temáticas y mientras el ojos azules se paró para mirar eso que nunca había visto antes porque el visitaba otra clase de hoteles con el otro agarrado de un brazo, Joey le observaba con un ojo atento y el otro cerrado como tratando de planear su escapatoria.
No sigas en esas que no voy a dejarte ir—dijo sin mirarlo el castaño.
Desgraciado—dijo el semi borracho rubio con vestido y peluca.
Sorprendentemente el idiota tenía otra tarjeta, esta plateada, en su bolsillo con la que pagó una habitación “Gótica” y se siguió llevando a rastras al melado, entrando al elevador.
En este también se metió un tipo bajo y forzudo que los miraba de soslayo mientras subían y que sorpresivamente bajó en el mismo piso aunque no se le veía con acompañante alguno. Misteriosamente también se bajó en el mismo lugar.
Aparte de eso, Kaiba siguió halando al melado junto con él pero tuvo problemas frente a la habitación porque ni bien sacó la tarjeta llave Joey empezó a forcejear para liberarse.
¡Déjame en paz! ¡Te he dicho que no soy gay! ¡Que no me gustan los hombres bastardo!—dijo la borracha cantante. Estaba entrando en pánico esta vez.
Eso hará las cosas más interesantes. ¿No es así?—preguntó el otro con una maliciosa sonrisa, mientras sonaba el click de la puerta al ser abierta la cerradura, cuando la llave logró pasar con éxito, a pesar del forcejeo.
¡Bastardo!—le gritó la rubia, entonces…
¡PAM!
Se oyó un golpe y el ojos azules aflojó su agarre, cayendo al piso para sorpresa de la melada. Lo miró impactada unos segundos antes de mirar hacia delante, detrás de donde había estado Seto parado se podía ver al hombre bajo y forzudo que vio en el ascensor. Este sin tiempo que perder agarró la llave y luego el brazo que el castaño había estado agarrando y la jaló con él a la habitación abierta para después cerrarla de un empellón.
Oye…--dijo algo sorprendido y turbado Joey, pues tenía una mala vibra.
Mi querida niña—dijo el tipo con una mirada de adoración absoluta y puso una de sus manos en la barbilla de Joseph—Ya no debes temer. Ese tipo no es digno de ti. Por eso te salve—
Si bien debió sentirse aliviado, algo turbaba un poco eso en Wheeler, quizás era que estaban en una habitación de hotel, quizás era esa cara de adoración o esas palabras edulcoradas, lo que fuera que lo tenía intranquilo se solucionaría de una sola manera.
Bueno, ya que lo desmayaste es mejor que nos vayamos rápido, pues se molestará cuando despierte—dijo ella cuando intentó salir de la habitación pero el otro no soltó su brazo.
Pero… ¿No merezco un agradecimiento por salvarte?—preguntó el hombre.
¿Agra…--se le atoró la palabra en la garganta a Joey. ¿En qué diablos estaba pensando ese perv…?
Un besito cuando menos—dijo el hombre—Sé cuan pura eres y no pediría nada más. Todo este tiempo he visto cuanto te niegas a las proposiciones de ese tipejo insistente y me has causado una gran admiración, es por eso que cuando hoy vi como te jalaba fuera del club y luego a este hotel, sentí la urgencia de rescatarte—
“Vaya” pensó para si la muchacha “Ahora si puedo considerarme famosa, tengo acosador propio y todo. ¡Esto da chucho!”
Muy bien, un besito y nada más—dijo el rubio acercándose y cuando posó delicadamente sus labios, con cara de besar un queso descompuesto, el otro lo atrapó por la espalda y lo apretó todo contra él intentando profundizarlo.
Esta vez te haré toda mía, mi pura doncella—dijo el acosador.
Entonces algo se quebró dentro de Joey y…
¡PAM!
Un rodillazo en cierto lugar si que duele y más cuando es dado con toda la fuerza de una juventud saludable.
¡Pura doncella mis pelotas!—gritó el harto melado sacándose la peluca con cara de gangster—¡Soy un tío, gilipollas! ¿Qué no ves?—