Sesshomaru se encuentra profundamente dormido, hasta que siente que alguien lo mueve intentando despertarlo, se siente muy cansado, se voltea y siente los parpados muy pesados, pero intenta entreabrirlos, al hacerlo se da cuenta quien es la persona que lo arrebata de los brazos de Morfeo.
-Inu…yasha…- Sesshomaru se encontraba sorprendido, no entendía que hacia Inuyasha en su cuarto, despertándolo a mitad de la noche, tal vez estaba a punto de gritarle, de descargar todo lo que le había dicho, pero su semblante no era el de alguien listo para pelear, se veía sensible y nervioso, cualquiera podría notar que estuvo llorando, se encontraba parado a un lado de su cama, con una pijama que ha visto muchas veces, una playera color vino de manga larga y un pantalón a cuadros característico para dormir, podía ver como sujetaba nerviosamente sus mangas y apretaba sus labios.
- Sessh… y-yo no puedo dormir, me siento solo… ¿Puedo dormir contigo? – Las lágrimas asomaban por sus dorados ojitos y un sonrojo surcaba sus mejillas, y no paraba de temblar.
El ver así a su hermano menor realmente le partía el corazón, ¿a que punto lo había arrastrado?, era la única persona que tenía cerca, la única persona que podía protegerlo y lo había quebrado, justo como todo lo que tocan sus manos. Se preguntaba que tan mal tendría que estar Inuyasha para buscar consuelo con la persona que lo hizo pedazos.
Sesshomaru lo intento, de verdad quiso resistirse, pero como hacerlo, si lo tenía frente a él tan triste e indefenso, no tenía corazón para dejarlo solo, esto no podría perdonárselo, así que abrió la cama y se hizo a un lado, para dejarlo acostarse.
- Gracias – Inuyasha intento esbozar una sonrisa que nunca se formó y se acostó a un lado de su hermano.
Sesshomaru se dio la vuelta dándole la espalda a su hermano y se cubrió con las cobijas – que descanses – fue lo único que pudo decirle al que compartía su cama.
- Sesshomaru, tengo frio… ¿po-podria abrazarte?... por…favor…- Esto último le sonó más como un sollozo al mayor y moría por hacerlo, moría por sostenerlo entre sus brazos y curar todas sus heridas, abrazarlo hasta que el pequeño volviera a sentir calor, pero tenerlo en la misma cama ya era suficiente tentación, no podía arriesgarse tanto, no quería lastimarlo más.
- Estamos en pleno verano Inuyasha ¿Cómo es posible que tengas frio? – Sesshomaru volteo a ver a su hermano, creía que con una mirada seria, bastaría para que no pidiera nada más y por fin se durmiera.
- Sessh… por favor, solo una última vez…- Inuyasha acerco su mano hasta la mejilla del mayor, estaba temblorosa y pálida, Sesshomaru no lo detuvo, pero algo no estaba bien, había algo extraño, podía sentir algo cálido y húmedo, ¿acaso él estaba llorando? No podía creerlo, estaba tan impresionado que se llevó las manos a los ojos, pero nada, sus ojos no habían derramado ni una sola lagrima, ¿entonces?, ¿Qué era eso?
Tomo la mano de Inuyasha, era su mano, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, no podía creerlo… - Inu… ¿Qué hiciste? – su semblante cambio por completo y su cara ahora estaba pálida.
- Ya no quería causarte más problemas, esta es la última vez que te molesto, solo quería ver tu rostro una vez más, tan serio y frio… solo quería sentir algo de calor, no quería irme tan solo y sintiendo tanto frio…-
Inuyasha hablaba pausadamente como si le costara, su cuerpo estaba cada vez más frio y el color estaba abandonando sus mejillas, Sesshomaru tomo sus muñecas y corrió sus mangas hacia arriba, su temor se hizo real, de ambos brazos salía sangre de dos grandes heridas verticales.
- No, no, no Inu ¿Qué hiciste? – preguntaba Sesshomaru desesperado, sosteniendo a su hermano y tratando de parar la sangre que brotaba de las heridas de Inuyasha.
- Sessh, te quiero… ya no causare más problemas…-
- No, Inu no fue tu culpa, por favor, no te vayas, no me dejes, y-yo yo te amo Inu, no puedes irte, por favor Inu, no te vayas, no me dejes- Sesshomaru se aferraba al cuerpo de su hermano no sabía que más hacer, sentía que perdía la razón, todo esto era su culpa, nunca debió decir lo que dijo en esa discusión, nunca debió alejarlo y ahora lo perdía para siempre, su peor pesadilla se hacía realidad.
- Inu, no me dejes, por favor quédate, Inu no me abandones – Susurraba al cuerpo ya sin vida de su hermano, la muerte no solo le había arrebatado a su hermano y amor prohibido, también se había llevado su alma junto con la del chico que ama, porque no importa que ya no estuviera ahí, porque ya no importa que fuera su hermano, el solo podía pensar que perdió al chico que ama y que amara hasta el final de sus días, hasta que la muerte sea piadosa con el también y lo lleve junto con su amado.
Y así fue como paso la noche… llorando abrazado al cuerpo del chico que ama…
A la mañana siguiente sintió como alguien lo movía, el seguía aferrado al cuerpo de su hermano y de sus ojos las lágrimas no dejaban de correr, pero se rehusaba a despertar, se rehusaba a que lo separan del cuerpo de su adorado hermano, pero el movimiento era insistente, además tenía que descubrir quien intentaba despertarlo, pues sus padres no estaban, él no había avisado a nadie sobre lo ocurrido y nadie más estaba en casa.
- ¿Qué quieres? – contesto molesto y a la defensiva, pues no sabía de quien se trataba, su vista estaba borrosa.
- ¿Estás bien? –
Esa voz… el conoce esa voz, la reconocería donde fuera…
- ¿Inu? No, no puede ser… - Tu estas aquí, entre mis brazos… yo te vi… ¿Qué, que está pasando? – Sesshomaru estaba completamente confundido, no sabía que sucedía.
- Eso es una almohada, ¿Te encuentras bien? – Inuyasha alargo su mano para tocar la frente de Sesshomaru, pensó que tendría fiebre y estaba alucinando, realmente se estaba preocupando, su hermano nunca actuaba así, al hacer esto, Sesshomaru tomo la muñeca de Inuyasha y levanto su manga, justo como había hecho hace un rato, nada, tomo la otra mano y reviso su muñeca, limpia, ni un solo rasguño, ni una gota de sangre.
- ¡Inu, estas bien! – Sesshomaru era la persona más feliz de todo el mundo, era como si pudiera respirar otra vez, algo indescriptible, estaba tan contento, que jalo a Inu hacia él y lo abrazo fuerte, como nunca lo había hecho, en ese momento no podía pensar en nada más, saber que estaba bien y que seguía ahí ya no era suficiente, solo quería abrazarlo y sentirlo.
- Pu-pues claro que estoy bien ¿Qué tienes? – Inuyasha estaba nervioso, muy nervioso, trataba de esconderse en el pecho de su hermano para que no notara el enorme sonrojo que se formaba en sus mejillas y su corazón, oh santo cielo, sentí que en cualquier momento saldría disparado.
- Inu… yo… soñé que te perdía, no te imaginas lo que sentí, no quiero volver a sentir eso jamás –
- Yo no te entiendo Sesshomaru, ayer me dijiste que…-
- Lo que dije ayer no es verdad –
- Entonces ¿Cuál es la verdad? –
- La verdad… eso es difícil Inu… pero la verdad es que eres lo más importante para mí – Sesshomaru seguía sosteniéndolo, pero estaba dudando, hace un momento casi le revela su mayor secreto y ahora, ahora vuelve al inicio, no sabe que hacer y prefiere evadirlo, solo un poco más.
- Yo, yo quiero la verdad, no importa lo difícil que sea, es más difícil soportar tu indiferencia, el que seas frio y me alejes siempre de ti, no entiendo porque, siempre das la impresión de que no me soportas, me dices cosas horribles y ahora esto, yo no puedo seguir con esto hermano, me confundes – Ahí estaba, por fin lo sacaba de su sistema, había esperado mucho tiempo para decirlo, no era lo único que tenía que decir, pero para empezar era suficiente, se sentía un poco más liberado y tranquilo, aunque aún no tenga la respuesta de su hermano.
“Hermano”, pensó para sus adentros Sesshomaru, esa palabra le calaba hasta los huesos, él quiere ser más que su hermano, lo desea con el alma y lo ama con el corazón, él no puede ser su hermano, hace mucho tiempo se dio cuenta que lo veía como algo más que eso y ya no podía con esa mentira, había cargado ya mucho tiempo con ella y ese horrible sueño, fue como una revelación para él, le abrió los ojos, tenía que decirlo, ya no hay vuelta atrás.