Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tiempo de Vals por Chibi-andre

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Se supone que debería estar estudiando como condenada, pero esta idea me ha estado rondando tanto que ya no la podía soportar, y gracias a un comentario de una personita agradable, me he atrevido a publicarla.
Espero les guste este nuevo proyecto J

Notas del capitulo:

Si es de su gusto, lo continuo! Y si quieren pueden dejar un review, que son el mejor regalo que un autor puede recirbir, ademas de el mejor incentivo para seguir una historia.

Capítulo I

Tu gesto siempre decía lo mismo: eras un ave enjaulada. Nadie lo sabía, o tal vez no les importaba, combatías contra aquella esclavitud para poder emprender el vuelo, abriendo tus grandes alas ávidas de independencia que resguardabas con mucho esfuerzo, querías atravesar aquel cian firmamento mientras jugabas con las fofas nubes, las cuales en arranques de rebeldía ibas a ver en el prado remoto de siempre, recostado suavemente en el césped, mientras tu lóbrega mirada se centraba en el horizonte, tan inocente como solía ser.

Eras consciente que de tu desobediencia saldría un trágico regaño, más preferías el sabor amargo de la reprimenda que los opresivos salones plagados de aquella soledad a la cual temías, donde las sombras oscuras se esparcían, donde el silencio que a tu pequeña edad ya aborrecías era la única compañía. Terrible era la contradicción que se te revelaba al saber que aquello que conforme avanzaba tu edad se convertía en odio,  era la único que nunca se despegaba de tu lado, tan unido a ti como un perro fiel, el que te escuchaba llorar agriamente en las esquinas, quien permanecía ahí, sin importar el tiempo, lugar, y lo más detestable… la situación.

Porque así es tu descripción de la soledad: tu más leal amiga.

Habían días en los cuales la lluvia que en tus libros iba eternamente ligada a la tristeza tocaba tu ventana, y con quien desenvolvías esos nudos que se te formaban al no poder expresarte con nadie. Observabas las gotas deslizarse por los vitrales, seguías sus cortos recorridos, en ocasiones entonabas unas cuantas notas con tu entonces fina voz, insignificantes e inentendibles a la vez, pero para ti se definían como todo el dolor que de ti nunca se apiadaba.

A la tierna juventud de 10 años, ya cargabas con muchas preguntas en tu mentecita curiosa, aunque era algo normal, algunas implicaban parte del sufrimiento que ibas experimentando, no lo merecías, pero nadie se detenía a satisfacer tus dudas, ni a dedicar un momento de su atención que no fuese para enseñarte aquellos complicados y absurdos regímenes de la aristocracia, los cuales simplemente no entendías, de los cuales con tus peluches te reías.

Amabas a tus padres, pero no podías impedir cuestionar porque no hacían un espacio en su agenda para jugar contigo, en cambio dejaban al estirado mayordomo que no soportaba las bromas que le jugabas, así que en esos cortos momentos de la ausencia de tus padres, corrías por las praderas transitando por el verde de los pastos, lanzándote en el mientras girabas, o persiguiendo mariposas, tirando piedrecillas al lago de reducido tamaño y lo que menos se repetía, observando las estrellas cuando el tiempo se alargaba, tratando de identificar en vano alguna estrella o planeta que saliesen en ciertos de los libros que te obligaban a devorar. 

Con la muerte de tu hermano todo ese ajedrez tan complicado de alegría se extinguió por completo. Si bien nunca fueron muy cercanos, era el único al cual podías recurrir de tanto en tanto, quien no te explicaba teorías difíciles que no te permitían disfrutar tu niñez, en cambio te concedía aquellos pedacitos de cuentos que fomentaban más tú imaginación infantil.

Desde ese trágico destino de aquel con quien compartías lazos sanguíneos, tu vida sufrió una modificación demasiado resaltante.

Ya no sonreías, tu mueca era una de eterno disgusto, la fascinación con la que antes veías las cosas se había disuelto, siendo reemplazada prontamente por la mueca de total indiferencia hacia todo, pues considerabas que nada era merecedor de tu atención, aunque no podías negar que esa mañana, mientras paseabas recordando el prado que en tu niñez recorrías, el encontrar un disco olvidado en una banca la cual no recordabas estuviese ahí antes, te devolvió cierta parte de tus ambiciones de adquirir conocimientos que verdaderamente te interesasen a ti. No le prestaste verdadera atención al lugar para sentarse que nunca percibiste, quien recibió ese privilegio fue el disco viejo que contenía el título de una canción que no habías escuchado: “tiempo de vals”.

Recordaste entonces, en el bonito atardecer que casualmente ocurría, que entre la música que escuchabas no figuraba la letra, eran pequeñas agrupaciones instrumentales que tocaban solo por mandato tuyo, pero nunca pudiste gozar de distintas melodías, pues tus padres, aunque supieses que era una total tontería, no permitían que te gustasen otros géneros, ya que en su mente conservadora, solo las notas de los instrumentos en los pasillos se debían oír.

La agonía de quitar la curiosidad gano en tu debate, llevando contigo esa piececilla que tus oídos rogaban por percibir, más tú hambre de información también era insoportable, y aunque la impaciencia era otro problema, decidiste buscar si la palabra “vals” traía consigo un significado especial ligado a ella, pues parecías distinguir los ecos de tu memoria con fragmentos  que te daban una vaga idea de lo que era, pero necesitabas información más confiable, y preferiblemente, concreta, así de exigente te habías vuelto.

El vals es un elegante baile musical a ritmo lento.

 

 

 

 

Tu alma exigía siempre libertad, pero la acallabas recordando tus “ansiados objetivos” que te impusiste cumplir para satisfacer la ambición de tus padres.

Me contaste una vez que el vals capto tu atención, al grado de que te refugiabas en aquel lento baile, siendo el insuperable fetiche que nunca pudiste desechar, de ahí que al bailar, eras todo un experto, meciéndote con una gracia que parecía no hacer distinción entre lo real e irreal, teniendo aquellos toques tan sublimes con la buscada perfección; pero para mí, un brusco impulsivo que se había quedado prendado de ti, aquello era simplemente perfecto, pues jamás memorizo haber dudado en que habías sido hecho para aquel movimiento rotatorio.

¡Y vaya que envidio a quien te sirvió de pareja para aprender a moverte así!

Pero algo que nunca olvidare, será nuestro primer encuentro.

Esa mañana no pensé en la posibilidad de encontrar algo nuevo, al ser ambos de la aristocracia, sabemos lo complicado que resulta impresionarnos, pero debo admitir que tu belleza era un foco de atención para cualquiera, parecías ser el ficticio imán que atraía a todos hacia ti, más no te dabas cuenta del efecto que provocabas en quien conocías, te sumergías tan hondamente en tus cavilaciones, que no prestabas atención a la realidad la cual se moría por pedazos misericordiosos de tu cuidado.

Tus ojos, ¡oh, tus bellos ojos! En los cuales me he perdido tantas horas sin cansarme, en los cuales he gastado tanto tiempo intentando taladrar parte por parte sus resistentes murallas, pero solo me has demostrado lo que has querido, o al menos, siempre eso has pretendido, pues tienes que admitir, que desde el primer momento en que te vi, reconocí ciertas cosas que les atribuyo en mi ego solo yo he conocido, y ligo esto a mi profundo interés dirigido a esa aura tan tristona que no te abandonaba.

 No me regalaste ni una mirada, en mi mente teorice una hipótesis ridícula pensando que quizás eras tímido.

No hubo una conversación, no hubo sonrisas, no tuviste especial curiosidad en mí, me tomaste con una insignificancia que hasta mí despistada mente percibió, y debo admitir que me hirió tanto que rece tantos insultos hacia ti que me da pereza recordarlos.

Solo pude sacarte siete palabras que no fueron por tu gusto, eran forzadas por que la obligación de decirlas se te había presentado: “Mi nombre es Uchiha Sasuke, un placer”, dichas con esa rasposa voz que me daba un vestigio de que o no acostumbrabas a usarla, tenías ronquera o estabas intentando fingir cortesía, aunque sería debatible el verdadero motivo, para mi sonó como el ruido que quería escuchar en toda la velada, tu masculina voz zumbando en mis orejas, hecho que sería desmembrado en toda la fiesta al solo contestar con esos odiosos “aja”, “si”, “tal vez” y el favorito… “Mm”  ¿Por qué eras tan hartantemente inexpresivo? ¿Acaso era tan desconfiable? ¿No podías regalarle 10 minutos de tu tiempo, a esa persona que derrochaba con tanta llamatividad su innegable atracción hacia ti? ¿Tan difícil te resultaba? Aunque de ser así, las cosas hubiesen resultado aburridas, toda la historia que se desarrolla con respecto a tu total ignorancia hacia mi persona y el entorno que rodeaba aquel abandonado salón no hubiese ocurrido, ni mis ganas de hacerte el amor mientras bailábamos.

Los días pasaron, al no tener mucha importancia, ambos nos olvidamos completamente de que había un chico que nos presentaron en una fiesta, uno al que nada le parecía interesar y otro que quería que lo viese aunque sea un segundo, un efímero instante a la cara, aseguro basándome en ello que para ti olvidarte de mí fue tan fácil como resolver un trinomio cuadrado perfecto, espera, eso es horrible, cambiémoslo mejor por ordenar que te llevasen el desayuno. Lo cierto es que yo no dejaba de pensar en ti, o al menos durante dos días así lo fue.

¿He mencionado ya aquel prado en el que solías jugar? Tal vez suene hasta fastidioso a estas alturas, pero no puedo evitar recalcar que ahí es donde inicio nuestra historia de amor, donde nos fuimos enredando el uno al otro, con pequeñas palabras, pero uniéndonos casi rozando lo absurdo con aquellos pasos de baile que ambos dábamos.

Corría un viernes con una tarde lluviosa, día que tanto amaba, recuerdo que mis actividades eran simplistas, daba largas caminatas nocturnas consciente del desacuerdo que mis padres tenían con ese capricho, pero amaba la adrenalina de arriesgarme a ser fuertemente reprendido, amaba jugar con los límites de lo permitido.

Llegue así a un campo poblado de césped, con árboles salpicados por aquí y por allá, que al unirse formaban una parte oscura que parecía gritarme que me aventurase un poco más, efectivamente, cual esclavo de mis ansias me dirigí hacia el pequeño bosque que ahí se miraba.

Muchas ramas intervinieron en mi camino, pero entre todas las plantas que constituían el sitio, divise los cimientos de un salón de baile arrinconados por el tiempo, que de a poco era recuperado por la vegetación arbórea, en un estado pésimo, tanto así que solo tenía aun unos pedazos de pilares, y el suelo en forma de circulo en él.

Tal vez podría considerarse lo más sorprendente que yo pudiese haber encontrado mientras me mojaba sin percatarme de ello, pero tú, Sasuke, fue lo único que realmente considere asombroso encontrar.

Ahí, con tu agraciado traje de corbata que parecías no quitarte, tenías contigo un reproductor del cual salió una música que no había escuchado, en la cual pecaba de completa ignorancia, pero detuviste tu mano cuando ibas a cambiar el disco, dirigiendo en cambio al fin tu mirada a mi dirección. No se describir lo que sentí, pero recuerdo una felicidad bastante exagerada porque finalmente te dignabas a mirarme, aunque tu ceño fruncido no era lo que me hubiese gustado ver, era lo máximo de tus expresiones que darías a un total desconocido como lo era yo en ese entonces.

 —No considero que cometer la bajeza de espiar a las personas sea propio de usted, invitado indeseado — dijiste sin cambiar tu gesto, pero no tenía la capacidad para responderte, me había quedado hipnotizado al escucharte hablar de nuevo, pero la necesidad de escuchar tu voz otra vez aunque fuese por poco tiempo, golpeteaba en mí, sin permitirme pensar en mis contestaciones siquiera.

—Aunque ello no lo podría afirmar con seguridad, al no conocerme.

—Basándome en su llamativa y costosa ropa, deduzco que usted está afiliado a la aristocracia, por otra parte, tampoco lo considero un ladrón, de ser así, se hubiese sorprendido o asustado al saberse descubierto, lo cierto es que si lo hizo, pero en un grado menos exagerado que una persona con la complicada tarea de no ser descubierta.

 —Y por eso tu hipótesis concluye en que yo pertenezco a esa índole, por tanto he sido educado para no meterme en lo que no me incumbe.

—Exactamente.

—Inteligente teoría, la cual resulta ser acertada.

—Sin embargo, hay un hecho de usted que me inquieta.

—Permítame ser quien conteste sus interrogantes.

— ¿Cuál es el motivo de la máscara? Dicho sea de paso, que no encuentro la lógica en ocultarse tras ella, al contrario de esconderle, le hace más resaltante, pues sus colores no son nada discretos.

—No me creerías si te lo dijera— conteste mientras alargue una risa, tratando de menguar ese ambiente tan frío que él había creado, el tipo de charla que manteníamos era con excesivo respeto, y definitivamente, eso no iba conmigo, estaba emocionado, por un demonio, ¡verdaderamente lo estaba! Por Dios, hablaba con ese chico después de tanto, pero en definitiva, guardar tanta euforia resultaba muy cansado, peor contenerla, deseaba gritársela, pero el parecía no querer cambiar ese tono de voz—tranquilo, no es necesario tanto formalismo al hablar conmigo, no te reprenderé.

—Es mi forma natural de expresarme, y no pienso cambiarla por alguien tan irrelevante como usted.

—Ouch, eso dolió— para que la frase resultase más dramática, había colocado mi puño en mi corazón, simulando un ficticio golpe en él, que no logro su cometido, hacerle reír, aunque sabía que si para que me hablase tenía que acorralarle, hacerle sonreír seria toda una biblia de instrucciones. —Hace poco tiempo usted iba a colocar un CD en el reproductor, ¿Por qué no sigue con su acción? Me tiene intrigado el contenido de este.

—Pues me temo que tendrá que seguir mojándose, porque no quiero que mi maquina se siga empapando más de lo que está.

— ¡Oh vamos, no sea aguafiestas! Después de todo, siempre se le terminara arruinando, solo se adelantaría un poco a los hechos.

 

En respuesta, Sasuke solo decidió girarse, y entre pasos elegantes, desapareció de mi vista.

Notas finales:

Si te ha agradado, no olvides dejar un review ¡son completamente gratuitos!

 

 

 

~ Kurama A. (prefiero este seudónimo que Chibi-andre)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).