I
Una sensación conocida sumada a la real calidez del cuerpo conocido reconfortaba su alma de una manera que no sintió en meses y solo era obra de una sola persona en todo el mundo. Esa fragancia a menta que tanto le fascinaba y le envolvía, el cabello platinado cosquilleando su frente tan suave que su organismo comenzó a temblar por la ilusión que le generaba todo eso tan difícil de asimilar.
Sin pensarlo dos veces se había abalanzado contra el Draco con el que se reencontró hacia tres años atrás. No supo cuántas veces pronunció su nombre en voz baja, pero ahora que notaba que probablemente por la cercanía se hubiese percatado de lo que sus labios pronunciaban como una letanía, esperaba que no le hubiese escuchado. En verdad estaba en el pasado y Draco con una ceja arqueada lo miraba con curiosidad.
-¿Te encuentras bien, Potter? ¿Estas cómodo?- cuestionó con ironía apoyándose con los codos en el suelo. “Maldición” se dijo apesadumbrado.
Por un momento se le olvidó que ese Draco que tenía delante no lo amaba, ni siquiera tenía la cercana noción de que llegarían a tener una relación tan íntima con un enlace y unos anillos, que seguro y le sonarán a algo descabellado. Harry se avergonzó por su súbito arrebato de la emoción que lo invadía al ver a Draco con vida, sin nada manchando su faz, pero con un dolor punzante en su pecho porque su corazón nuevamente estaba fuera de su alcance.
-Si estoy bien… bueno no… yo... ehh... ¡Te confundidos alguien más!- dijo lo primero que se le ocurrió. Draco no parecía convencido y rechistó a la par que se ponía en pie.
-¿En serio, Potter?- conocía ese tonito que tan bien empleaba para que intentara nuevamente para probar suerte si de casualidad lo persuadía. “Aunque el Potter suena a golpe contra mi estómago…” se dijo dando una inhalación para controlarse.
-Si...- intentó decir dándose golpes mentales por cambiar tan drásticamente su encuentro con lo que pasó la primera vez. “Pensará que estoy tomándole el pelo…”
-Pues diría que me sorprende que conozcas a alguien más con mi glorioso nombre, claro, si te creyera- se cruzó de brazos.
-Vale… Es que me sorprendió verte por aquí... Dra...Malfoy. Es agradable ver una cara conocida en un mar de desconocidos de vez en cuando ¿no crees?- esperaba que con eso le creyera, pero Draco al igual que Hermione, podía ser muy incisivo y ver a través de él como si se tratase de cristal.
Dudoso aún con esa excusa mal planteada pero sin rastro de mentiras, el rubio lo examinó de arriba abajo hasta decidirse por bajar un poco su guardia. Parecía dejárselo ir por el momento y Harry pudo respirar más tranquilo.
-¿Así que el partido va bien? Como podrás notarlo, creo que me perdí de una gran jugada- Draco arqueó nuevamente su pálida ceja pero se veía un poco más relajado de esa catastrófica primera impresión. Por primera vez en esos tensos minutos, pudo percibir una pequeña sonrisa ladeada que hasta ese momento caía en cuenta el descomunal deseo que había tenido por volver a verle.
-Por supuesto, Los Chudley no podrían estar en mejor forma de la que se encuentran- Harry asintió notando por primera vez ese tono efusivo que tomó apenas perceptible la primera vez que le escuchó decir eso, pero ahora que conocía tan bien como la palma de su mano a su querido dragón, podía apreciar esos pequeños detalles que antes no pudo valorar por esa barrera que tanto su mente nerviosa y los prejuicios de sus tíos no le dejaban ver -Definitivamente van con todo por la copa, en especial con su nuevo buscador-
-Pero no creo que puedan contra los Appleby Arrows, han sido campeones dos años consecutivos- contestó recordando perfectamente esa conversación y con un estrujamiento de su corazón esperó que se hiciera presente esa radiante sonrisa que no tardó en aparecer.
-¿Hacemos una apuesta?-
-Claro- dijo al instante contestando el reto sin poder contenerse. Tan diferente a la primera vez donde como una gelatina andante apenas y podía verle, mientras ahora con total determinación le extendió la mano.
-Hay algo muy raro en ti este día Potter- dijo soltando una risilla como si estuviese viendo un hipogrifo con tutu, algo tan raro rallando en la locura, pero que al mismo tiempo, picaba su curiosidad innata pues ¿Cuántas veces se ve algo así?
-¿Asustado, Malfoy?- el rubio entrecerró los ojos con malicia y amplio su sonrisa.
-Quisieras Potter-
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Era obvio que sabía que los Chuddley Cannon ganaron por exactamente por 50 puntos tras tres horas y media de partido, también que uno de los cazadores de los Appleby sufrió un fuerte impacto con una bludger, sin embargo se las ingenió para realmente parecer impresionado por haber perdido la apuesta.
Sabía que no sabía de verlo más de la cuenta pero no podía evitarlo. Su cuerpo parecía estar dotado de una gran dosis de felix felicis y todo era gracias a que Draco estaba ahí sano y salvo.
-¿Porque no paras de verme? Demasiada vibra sexual comienza a avergonzarme- Harry por poco se atraganta con su cerveza de mantequilla por palabras tan directas.
-No- intentó decir entre carraspeos. Había olvidado que tan abierto era Draco con tantas pócimas encima, bueno, mucho más de lo usual -Es sólo que no puedo crear que estés aquí... Bueno es que sabía por las malas lenguas que estabas en Francia por tanto me resulta aún extraño que estés aquí en Londres-
-Así era hasta hace dos años- confesó dándole un bocado a su tarta de melocotón como si fuese lo más delicioso en el mundo que los ojos verdes apenas podían apartarse de los dulces labios con almíbar – estuve viajando durante un año, siempre quise conocer más lugares además de Londres y lo hice- se alzó de hombros lamiendo sus dedos cerciorándose no desperdiciar nada. Harry tragó saliva con dificultad.
-Debió de ser maravilloso- lo dijo genuinamente tratando de enfocarse en la conversación y no en ese acto inconsciente que solía hacer Draco que podía alborotarlo como nadie –casi puedo imaginarte recorrer las pirámides de Giza o tu cara admirada contemplando el maravilloso Kremlin, pero sin embargo creo que mi imaginación no le hará justicia a lo que realmente fue- Draco se le quedó viendo descifrando en su mente algo que Harry ansiaba saber, pero que le daba miedo pensar que el interés del rubio fuera menguando cada vez que cambiaba el futuro.
-Lo fue- asintió recargándose pesadamente contra el respaldo de la silla –pero bueno, dejando un poco mi gran aventura de un año, pasemos contigo- Harry se sorprendió y parpadeó nervioso -cuéntame, ¿Qué ha sido de tu vida después de la escuela, elegido? Seguro está llena de emocionantes vivencias- vio como lucía relajado y de mucho mejor humor que horas atrás.
-No ha sido la gran cosa…-
-Vamos, no omitas ningún detalle por muy sucio que sea- sus ojos de plata brillaron y Harry no pudo evitar suspirar llenó de júbilo y con redoblada energía se animó a seguir aquel cambio de libreto.
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La conversación amena que le siguió nada tenía que ver a la primera que sostuvieron a marchas forzadas. Fluyo de excelente manera tan natural que Harry apenas y se sentía mal por estar torciendo las cosas de como pasaron en primera instancia.
Gran rato pasaron charlando de nimiedades, pero de manera tan fluida con oscilaciones de humor agradable y con esa cálida familiaridad que en ese tiempo ninguno de los debió esperar, pero que Harry agradecía enteramente pues era un bálsamo relajante de su dolido corazón que ya no podía aguantar perderlo más.
La tarde dio paso a la noche y cayó en la cuenta que estuvieron demasiado tiempo ahí, mucho más que la primera vez, tanto incluso que los del local tuvieron que pedirles amablemente que se marcharan porque debían de cerrar.
Ya no había rastro de esa suave lluvia que se presentó ante el crepúsculo más que el suelo húmedo que brillaba como las estrellas en el firmamento. Sus ojos pendientes iban de la acera empedrada a Draco y su beldad, enseguida a la copa de los árboles y de regreso a Draco.
-¿Te gusto o que Potter?- preguntó el rubio ladeando su cabeza interrogante sin sacar sus manos de los bolcillos. Harry volvió a atragantarse por esa pregunta tan sacada de la ficción pero nada alejada de la realidad.
-¿Te molesta?- respondió con una pregunta restándole importancia a sus sentimientos que no podían definirse en esa palabra pues quedaba tan mínima, Tenia que aparentar estar quitado de la pena que trepaba por su pecho y se cimentaba en sus mejillas arreboladas.
-En lo absoluto. Es más, podría decir que es bastante excitante y me gusta- Draco abrió desmesuradamente sus ojos y cubrió su boca al instante. Un improperio entre dientes le siguió y suspiró -Merlín ignora eso último. Las pociones hacen que no tenga filtro en porque pienso, mucho menos en lo que digo. Tal fuera que en mi sistema se vuelven el primo hermano del veritaserum- El ojigris soltó una risilla -¿Mañana a la misma hora?-
-¿Enserio no te importa que nos volvamos a ver?-
-¿Bromeas? Es bastante halagador que me adores de esa forma y quiero un poco más de eso-
-¡Oye! yo no dije algo así. Hay un gran trecho entre esto y eso que dices- rechistó turbado tratando de alejar el ardor de su cara "aunque sea cierto él no tiene que saberlo, al menos no tan pronto"
-Detalles, detalles Potter. ¿Qué te puedo decir? Me gusta gustarle a la gente me hace sentir de maravilla-
-Petulante- dijo dándole un amigable empujón que Draco le contestó de buena gana.
-¿Entonces? ¿sí o sí nos vemos mañana a la misma hora al siguiente partido?-
-Dalo por hecho- sonrió ampliamente aun sin podérselo creer -incluso puedo asegurarte que esta vez ganare la apuesta-
-Quisieras Potter-
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Nada más regresar a su casa se dio cuenta del error garrafal que cometió en ese primer encuentro. ¿Que había sido aquel comportamiento desenfrenado y con poco tacto de su parte?
Tan absurdo que se volvió, pero que no podía dejar de pensar que no podía evitarlo. No cuando Draco estaba frente a sus ojos tan jovial como lo recordaba, tan preciado que debía de ser protegido.
"No olvides tu misión" se dijo seguro de sí mismo. Podía hacerlo mejor. Iba a salvar a Draco costara lo que costara.