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A Través del Fin de los Tiempos por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola hermosas personitas! ya estoy nuevamente por aquí! espero que se encuentren muy bien! muchas gracias por los comentarios que recibo con tanta alegría :D Misaki Akashi y Arairy se los agradezco!!


Tal vez se sorprendan un poco por lo rápido que van las cosas (como ya advertí anteriormente), pero es con justa razón! ya después sabrán el porque! por lo mientras les entrego un capitulo extra fluffy! xD


A leer se ha dicho!

 


CAPITULO 2: Cuando Draco estaba ahí


I


Draco estaba más feliz de lo que sus fríos ojos calculadores reflejaban ese momento de su jornada laboral. Harry siempre podía descolocarlo por sus tan inesperadas reacciones, como la de la noche en la que finalmente le explicó el significado de ese beso que durante 1 mes y 3 semanas se había saboreado con gusto.


Tantos años obsesionado con él, incapaz de concebir un futuro en el que ambos fueran amigos o algo más que eso. Nunca se esperó que realmente se armara de valor pese a sus constantes huidas disimuladas que había tenido con él por esos 11 meses de amistad. Siempre se limitaba en el contacto físico y sus extremidades parecían temblar cuando sus manos rozaban, pero ahora podía besarle cuanto quisiera o eso quería creer.


La tonta sonrisa estuvo lista para salir a la superficie, pero le negó paso cuando un duende se le quedó mirando con una ceja alzada. No quería parecer un idiota enamorado frente a los duendes y no lo haría.


*¨¨¨´€Ï3´¨¨*


Con el rubio yendo y viniendo cada tercer día al departamento de Harry era casi como si viviera ahí. Todo era tan natural entre ellos y el rubio tan pleno como en casa, se movía por esas cuatro paredes con tal familiaridad que era maravilloso para Harry.


Las tardes en compañía, los furtivos besos que se daban solo porque así lo sentían, los silenciosos momentos donde cada quien estaba en sus cosas de trabajo en los que compartían fugaces miradas cargadas de ardor y manos entrelazadas en las que podía sentir el amor que jamás pensó que sería para él. Estaba completo y apenas podía comprender como había sobrevivido sin estar a su lado.


Draco podía ser tan afectivo cuando se lo proponía, a veces llegaba al departamento sin hacer ruido alguno y lo sorprendía en la cocina o en la recamara rodeando su cintura con sus brazos y lo saludaba con esa jovial sonrisa.


Simplemente eso era la felicidad para él. Un presente y un futuro con Draco, eso es lo que anhelaba con toda el alma, pero temía a ratos dolorosos que de un momento se esfumara de sus manos como la mayoría de las cosas buenas que le pasaban en la vida.


Ese beso en su cuello, aunado a las manos que sostenían su cadera y serpenteaba lentamente hacia su torso lo regresó al aquí y el ahora; un gemido traicionero delató su éxtasis.


-¿Estamos ansiosos?- preguntó juguetón el rubio mordisqueando su oreja con esa dulzura traviesa que tanto le fascinaba y que lo ponía alerta.


-Si…- murmuró rodeando su cuello con sus brazos.


Amaba como el cuerpo de su amante se acoplaba al suyo, como ondeaba y se apretaba dificultándole respirar adecuadamente, haciéndole una temblorosa gelatina que solo podía suspirar entre copiosos jadeos vergonzosos. Le sorprendía a cada instante como incitaba sus propias manos a explorar, a enterrarse en los suaves cabellos platinados, descender por el camino de su espalda y apretar sus carnosas nalgas que eran un manjar que apenas y podía darse abasto al tocarlas.


Quería esa intimidad con Draco más que nada en el mundo, finalmente culminar en la pertenencia física; no solo espiritual y romántica como ya era suyo.


La voz de su tío repiqueteó en advertencia una vez más quebrando el momento, mofándose vulgarmente de sus sentimientos y apretando con fuerza los ojos se detuvo. Ese era su constante freno que le impedía estar tan cerca de Draco como anhelaba. Suspiró pesadamente.


-¿Qué sucede Harry?- preguntó el rubio deteniendo sus manos qué ansiaban explorar la piel del moreno al notar como con rapidez su amado Harry se alejaba en pensamiento de él.


-Es solo que… aun lo escucho cuando cierro los ojos…-


-¿A qué te refieres?- preguntó con cautela el rubio.


Harry comprendía que no había momento con el ahora y con un suspiro le contó todo lo relacionado a sus miedos que no se animó a contarle antes; aquello sobre sus tíos quienes hablaban despectivamente de las personas, denigrándolas por su tendencia sexual; todas las sartas de crueles palabras de las que fue víctima cuando en las noches se despertaba gritando el nombre de Cedric tras haberle visto morir. La forma en la que lo miraban y le decían lo repugnante que era y que debería de desaparecer por ser un mago y no solo eso, si no también por no tener los mismo gustos que ellos.


Draco apretó las manos en lo que se expresaba en la espera que terminara.


-Pero Harry, eso son solo pensamientos retrogradas que los muggles aún se empeñan en fomentar, no debe de hacerte daño- dijo acariciando su espalda con cariño -Aquí en el mundo mágico, bueno, al menos aquí en Londres porque en la comunidad mágica de Estados Unidos no estoy muy seguro, cualquier tipo de matrimonio está bien visto, en tanto haya un acuerdo de ambas partes. Ya ves cuantos se han casado con veelas o con gigantes o duendes- hizo una mueca de asco que hizo reír a Harry -aunque si me lo preguntas, eso sí que es de mi total desagrado, peeero, cada quien sus gustos- dijo secando sus lágrimas con el dorso de su mano.


-Te amo…- dijo en voz baja, pero lo suficientemente claro para que lo escuchara Draco. Este lo atrajo contra su pecho sin intensión de soltarle.


Se había prometido a si mismo esperar a Harry, cuanto tiempo hiciera falta. y eso haría. -Yo también- contestó finalmente besando su mejilla húmeda. Si algo bueno había aprendido de su psicomago, era ser honesto consigo mismo y sabía que nada conseguiría si no se lo externaba a Harry cuando lo sintiera.


La sonrisa del moreno fue tan radiante pese a sus ojos verdes aun anegados de lágrimas. Era lo más bello que jamás había visto.


*¨¨¨´€Ï3´¨¨*


Era increíble cuanto podía detestar a muggles que en su vida había visto, pero al ser los causantes de tanto dolor y pesar en su amante, le hacía hervir la sangre. Ansiaba cobrárselas con creces, hacerles llorar sangre y que pidieran perdón a azabache sobre hierros incandescentes, pero Harry le había hecho prometer que no haría nada imprudente o que lo metiera en problemas. Bufó molesto. "Ni que hacerle" dijo desatando las cartas de la lechuza que acababa de llegar a la recamara.


No exigía respuesta, por tanto despachó a la lechuza sin darle premio. Ignoró la molestia del plumífero animal y se apuró a leer la carta. Era de su padre y podía intuir por donde iba la cosa.


-Antes eras más agudo, padre…- murmuró al romper el sobre para sacar la carta.


No sabía porque pensó siquiera que con su ida a Francia por casi dos meses le haría entender a su progenitor su renuencia a "hacer lo que un Malfoy debe hacer" según sus palabras que le adoctrinó desde pequeño.


No quería casarse sin amor, no quería tener esas obligaciones de fingir ante la sociedad pues le importaba un pito lo que esta pensara de él. Quería seguir siendo tan libre como hasta ese momento. Libre de decidir por su propia cuenta que era lo que quería hacer para vivir, donde quería ir, libre de amar a quien quisiera.


Los matrimonios entre el mismo sexo era algo difícil de aceptar para alguien tan anticuado como su padre pues el éxito de tener descendencia era tan escaso que parecía imposible, pero no por ello es que iba a convencer a Draco de abandonar a Harry.


Era feliz tal cual estaba ¿Por qué no podía estar satisfecho con solo eso?


-Porque es un hombre tan cerrado que no acepta algo diferente a su propio pensar…- se dijo con un suspiro. La carta era corta y directa sin tentarse el corazón –ni un knut más… simplemente perfecto, justo lo que necesitaba- dijo arrojando al fuego la carta rota.


Realmente su padre pensaba que con quitarle el apoyo monetario le obligaría a cumplir sus ridículas exigencias, pero Draco no cedería. Era más fuerte de lo que su padre pensaba. Tal vez no ganaba la gran suma de galeones a los que estaba acostumbrado gastar, pero era más que suficiente para vivir y tener tranquilidad sin estar tronándose los dedos porque estaba en la ruina.


-Necesitarás algo más fuerte para hacerme cambiar de opinión, padre- dijo acomodando su cabello para bajar a comer con Harry.


Sí; tal vez era un terco egoísta que no quería entender razones ni atener sus deberes, pero al ver ahí abajo al ojiesmeralda, moviéndose alegremente por la cocina preparando el estofado que con su delicioso aroma invadía sus fosas nasales. Solo verle como sonreía apenas perceptible, disfrutando lo que estaba haciendo, un gesto tan simple para otros, para él era suficiente para brindarle un poder de decisión que jamás en su vida pensó poseer, pero que le hacía querer ser un hombre mucho mejor.


No cambiaría su vida actual ni por todos los galeones que deberían estar a su nombre en el banco. Dejar a Harry era algo que no tenía en su mente algún día hacer.


-Es increíble lo angosto que es este departamento- dijo acercándose para probar aquello que preparaba, desviando su mente a Harry y solamente él.


-Draco…- advirtió Harry. Infinitamente habían hablado que no agrandarían el departamento de forma mágica, no hacía falta porque al menos para Harry era perfecto tal cual estaba y además, podía acurrucarse más a Draco cuando le viniera en gana.


-Pero es enserio. Creo que en solo diez pasos recorro de ida y vuelta el lugar- el moreno alborotó los cabellos platinados, atrapándolo con sus piernas para que no se pusiera a contar el número de pasos pues estaba seguro que serían menos de diez.


Tomando su rostro con ambas manos, lo besó tempestuosamente. Draco tenía hambre y no era específicamente de estofado. Amaba a Harry y quería saborear solo un poco más de él.


-Calma dragón, que se va a quemar la comida- dijo Harry sonriendo ante el bufido nasal del rubio –ve a sentarte como buen niño, que en unos momentos estará-


-Vale…- dijo desviando la mirada.


-¿Qué te sucede Draco?- Harry con una peculiar agudeza se le quedó viendo de esa forma que podía ver a través de él. No comprendía como había aprendido a descifrarlo con tal facilidad si el mismo se consideraba que tenia una excelente cara de poker.


Sus manos cálidas, sostenían su barbilla, analizándole, invitándole a hablar y volvió a bufar. ¿Qué iba a hacer con su debilidad hacia Harry?


-Mis padres ya decidieron cortarme su ingreso momentario para sobrevivir- dijo alzándose de hombros como si fuera lo más natural del mundo o como si hablara del clima.


-Draco… yo…- las palabras que quería decir no parecían querer salir de su boca por más que se esforzaba.


Esa era una de más tantas acciones que encontraba adorable en Harry. Como su sensibilidad trastocada por su pobre elocuencia, siempre se hacía presente cuando escuchaba algo que se le hacía injusto. Esa innata sobreprotección que tenía hacia las demás personas en su mirada era excepcional y a su parecer, algo tan raro en encontrar que llenaba de calidez su pecho.


-Vas a pensar que me estoy aprovechando de ti, pero realmente tendré que abusar más y pedirte que me des alojamiento permanente en tu casa… claro, a menos que creas que será una pésima idea o que es algo pronto para vivir juntos y…- el corazón de Harry amenazaba a salir disparado de su pecho en cualquier momento y prefirió silenciar con su mano a Draco.


-Yo creí que ya estabas viviendo en mi casa- dijo Harry para sorpresa de Draco quien abrió de par en par sus ojos por su respuesta –digo, la mayor parte de tus cosas están aquí-


-No es cierto- contestó rápidamente haciendo un puchero.


-¿En serio?- cuestionó Harry alzando la ceja –entonces ¿porque la mitad de mi closet está lleno con tu ropa? Incluso en el baño hay cremas, champú y una loción de menta que no recuerdo haber comprado-


-Vale, vale… tampoco es para que te pongas de sabelotodo- quiso agregar que de todas maneras el closet de Harry era tan escaso de ropa suya, que no valía la pena mencionar que sus propios trajes hechos a la medida ocupaba la mayor parte del closet minúsculo, pero mejor se mordió la lengua para no ganarse reprimendas de su azabache.


-Además, pasas más tiempo aquí que en tu departamento- puntualizó deleitándose por el pequeño rubor que subió a las pálidas mejillas.


-Es más corto de tu departamento que del mío...- dijo como que no quiere la cosa frotando el puente de su nariz respingada.


-Entonces será un hecho formal que empecemos a vivir juntos- dijo Harry con alegría abrazándolo con efusividad.


Sintiendo un nudo en la garganta le devolvió el abrazo preguntándose curioso "¿cómo lo haces Harry?" "¿Cómo de sentirme molesto puedes conseguir hacerme sentir mucho mejor?"


-Eso suena a una proposición muy seria señor Potter- exclamó Draco galante tras aclararse la garganta –tendrás que poner un anillo aquí para poder tentarme a aceptar- dijo señalando su dedo anular con divertimiento.


Siguiéndole el juego, Harry puso la mejor cara sería que pudo conseguir y pegó su cuerpo contra el suyo acortando los centímetros.


-Te conseguiré el anillo más costoso que encuentre- bailoteó las cejas en u arranque de romanticismo francés que Draco soltó una melodiosa sonrisa por su ingenuidad, enterrando sus dedos en el alborotado cabello azabache.


-Bien dicho Harry… bien dicho-


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado jeje~ n/n Nos leemos la próxima semana con la siguiente parte! Besos! :3

PD. Pipe!! Donde estas D':


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