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A Través del Fin de los Tiempos por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola hermosas personitas! nuevamente estoy por aquí dando lata jeje... ¿recuerdan que les dije que las cosas van rápidas? pues tal vez eso les sorprenda mucho con este capi que es algo subido de tono jeje (están advertidos! xD) Mil gracias,gracias por comentar Arairy!! no se que habría hecho sin ti!! <3 

A leer se ha dicho!

 

II

Era un día especial. Hacia dos años que se conocían y habían decidido celebrarlo a lo grande. El moreno tenía todo planeado para sorpresa de un agradecido Draco y con manos temblorosas, cuidaba el presente que le tenía a su amante.

Ninguno de los dos tenía trabajo, lo cual era perfecto para la gran ocasión.

-¿Un maratón?- preguntó el rubio con una mirada brillante cual niño chiquito.

-Después- dijo Harry ganándose un bufido malhumorado y algo que sonó a "¿Y la parte de complacerme?" o algo parecido, no siempre lograba pescar lo que decía entre dientes –claro que haremos un maratón de tu Star Trek, pero primero; quiero que vayamos a ese lugar donde nos reencontramos…- Draco se le quedó viendo y pudo notar como el sonrojo fue subiendo por sus pálidas mejillas -¿muy cursi?-

-Si- dijo llanamente el rubio –pero me encanta- entrelazó sus dedos con los suyos –yo tengo un regalo también, una reservación mejor dicho –dijo jugueteando con los mechones rebeldes de Harry –así que mejor te pones algo lindo en lugar de estas horribles fachas-

-No son fachas…- rezongó.

-Mejor nos ahorramos la diatriba en la cual sabes que tengo razón, leoncito- Harry le sacó la lengua –nos vemos en media hora- le guiñó el ojo antes de correr hacia el cuarto.

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

El camino entre recuerdos de ese momento que volvieron a verse que quedó almacenado celosamente en su memoria, revivió ante sus ojos con regocijo. Era increíble que ahí estuviese después de no pensar que su amor fuera a llegar a converger con el de su amado Draco. "Como es la vida de impredecible, pero tan formidable que puede hacerme creer que reamente merezco esta felicidad"

Todo iba tan perfectamente que la tarde presagiaba alargarse infinitamente para su deleite.

Las reservaciones en el restaurante de sus apuestas le llenaron los ojos con lágrimas que se negó a derramar. Era una ocasión tanto alegre como especial para gastarla con su sentimentalismo.

-¿Pasamos?- preguntó Draco sosteniéndolo por la cintura más que nada como una afirmación al instante en el que ingresaban al lugar.

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

Una velada sin par, con deliciosa cena, agradables anécdotas y un Draco muy pendiente de él era lo que podía catalogar como demasiado bueno para ser verdad.

Tan lento, pero tan certera era la cadencia con la que se mecían el uno contra el otro en el pequeño departamento entre los acordes de una melodía francesa que apenas podía pronunciar pero que en su oído se escuchaba bastante bien aunque no tenía ni idea que decía.

-¿Por qué bailamos?-

-Para celebrar- fue la llana respuesta de Draco quien sonreía animado. Se le daba tan fácil moverse entre acordes con tal delicadeza como si fuese su segunda naturaleza.

Hacia solo una hora atrás hubiese dicho que bailar era lo último que planeaba hacer en esta vida, sin embargo, con Draco dirigiéndolo de esa exquisita manera, ahora podía asegurar que no había otro lugar en el mundo donde quisiera estar más que en los seguros brazos de su dragón rubio.

El dulzor del vino aún estaba presente en su garganta y el sabor del chocolate fundido de los labios de Draco ya estaba haciendo estragos en su mente.

-¿Qui-Quieres que ponga la tele?- preguntó en un intento de distraerse del hipnótico movimiento de las caderas del ojigris. ¿O era el o la temperatura había subido? No estaba seguro. Lo único que sabía era que si no se detenían en ese momento, no sería capaz de contenerse después.

-Eso puede esperar…- murmuró Draco mirándole fijamente. Esos ojos tan claros como la plata eran capaces de hablarle en ese mudo y expresivo idioma que tan bien comprendía al cual era vulnerable y le hacía temblar.

Draco no le exigía más de lo que podía darle, jamás lo forzaba a ir más rápido aunque este se sintiera frustrar por sus distintas dudas latentes. Le amaba y estaba dispuesto a darle todo; así lo hizo.

Uniendo sus labios en un beso suave, le siguió otro más arriesgado. Quería darle a entender que estaba listo y que no dejaría que los prejuicios de terceros nublaran su más ferviente deseo que era ser uno con él en todo el amplio sentido de la palabra.

-¿Estás seguro, amor?- preguntó Draco en su oído. Tan frágil que Harry arrojando sus brazos en su cuello, frotó su mejilla contra la suya temblando anticipadamente.

-Vuelve a decirme así y creo me derretiré…- Draco soltó una risilla por su peculiar respuesta y deslizando sus manos hábiles por los costados del auror se afianzó a las presillas de su pantalón.

-Mi amor…-siseó lentamente el platinado y Harry gimoteó ante esa incitación.

-Draco…- se sentía perder con el solo sonido de su erótica voz.

-No creí que tanto te prendiera que te dijera así- sus dedos largos bailoteaban por su cremallera, notando su hombría más que despierta -de haberlo sabido, habría abusado de esas cursilerías antes-

-¡Eres un…!- Prendándose de su boca, no le dejó reprochar más. Draco reía y queriendo vengarse un poco, mordió su afilada barbilla.

-¿Con que esas tenemos, eh?- sus ojos grises relumbraron picaros y volvió al ataque de sus labios; clamado su boca como de su propiedad, explorando con su escurridiza lengua hasta el más recóndito lugar haciéndole jadear descontroladamente.

Sus propias manos eran extrañas a él pues tan prontas como podían, abarcaban cada porción del cuerpo de Draco, entre torpezas quería exponer más de la alabastrina piel tan amada. Su cuerpo caliente se restregó contra el suyo y cuando menos lo sintió, su espalda ya estaba contra el sofá de la sala y la camisa sedosa de quien sabe cuántos galeones salió volando al igual que sus propios pantalones.

Toda la anticipación en su mente con respecto a este punto crucial no le hacía justicia a lo que estaba viviendo, ni mucho menos lo que estaba sintiendo. Toda esa experiencia sensorial lo tenía absorto y maravillado. Draco besaba su piel y con gentileza lo preparaba para la culminación de su acto carnal. Su pelvis por instinto se movía, invitándole.

-Merlín, Harry… me vuelves loco…- gruñó al sentir la abrumadora calidez de Harry engulléndolo deliciosamente –No creo poder contenerme…- sus uñas se aferraron a sus hombros y su entrecortada respiración la podía sentir con claridad en su piel.

Bien conocía el dolor y esa al ser su primera vez sabía que no podía ser de otra forma, sin embargo, valía la pena; tener a Draco así de unido a él que no sabía dónde terminaba y comenzaba, era un incentivo más para continuar.

-¿Por qué… habrías de contenerte?- sonrió despegando de la perlada frente los cabellos platinados.

-Estás jugando con fuego Potter…- suspiró saliendo un poco de su interior, para volver a ingresar con fuerza renovada.

El vaivén repiqueteando en el sonido de sus pieles estallaba en éxtasis en su interior y salían a raudales balbuceos y gemidos descarados cuando finalmente Draco encontró ese punto exacto en su interior que lo empujaba al desenfreno; la piel enrojecida por el esfuerzo y los innumerables besos que había depositado en ella era una oda a su amor y le instaba a tocarla, a estrujar y adorar entre más arremetía contra su interior. Sus manos se entrelazaron y la candente voz de Draco siempre en su oído lo golpeaba y transformaba en un torrente de emociones que cuando no lo pudo contener más trepidó al más crudo orgasmo como nunca lo sintió.

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

Mas colmado y más dichoso que las perdices, Harry descansaba en el hombro de Draco y este no podía dejar de admirar su apacible perfil tan satisfecho como pleno.

Su pecho aún estaba descontrolado y casi sintió vergüenza del desastre que habían hecho en la sala pues una vez no fue suficiente, al menos no cuando había estado conteniéndose tanto por respeto a Harry.

"No volveré a ver de la misma forma este sillón…" se dijo con divertimiento.

-¡Ya casi se me olvidaba!- exclamó Harry incorporándose rápidamente, ganándose una punzada en su espalda baja.

-¿Estas bien?- preguntó algo consternado. Tal vez había sido un poco brusco con Harry pues este no estaba costumnado "aunque se ve tan jodidamente ardiente…" pensó al ver sus piernas dobladas y sus nalgas enrojecidas en su dirección en lo que buscaba algo en los bolcillos de su pantalón arrugado.

-Como nunca- contestó radiante depositando un beso en su nariz –Cierra los ojos-

-¿Vas a meterme mano otra vez? Que pícaro-

-Tonto- Harry rio por la ocurrencia pero insistió. Sin querer llevarle más tiempo la contraria, obedeció.

Una parte de él esperaba que fuera algo simbólico como unas entradas a la siguiente temporada de Quiddich siendo ese el lugar que propició su reencuentro, o tal vez algo más sencillo como una cadena o una bufanda con esa enceguecedora combinación roja y dorada, todo era posible con Harry.

Con un estremecimiento, sintió algo en su mano deslizándose seguido por un ceremonioso beso en sus nudillos y al instante se quedó sin aliento.

-Harry...- su voz débil escapó de su boca como un suspiro y enfocando su mirada gris en su mano, regresó a ver al ojiesmeralda con devoción. La alianza dorada y plateada en su anular lo había sorprendió. Pero más que nada la valentía que había adquirido su león que creyó casi extinta.

Como su amor por él había logrado sobrepasar su miedo y el dolor ante los prejuicios muggles con los que había crecido y ahí, ese 20 de enero le estaba pidiendo su mano. De esa forma íntima y especial que le prometió.

-Sabes que no soy bien orador. De hecho me estoy muriendo de los nervios que tengo y mi lengua se traba...- dijo avergonzado entrelazado sus dedos con los suyos -Draco ehhh... Me harías el gran honor de...- no lo dejó terminar. Su boca ansiosa lo silencio.

-¡Claro que si Harry. No hace falta que digas nada más!- murmuró sosteniendo su rostro tan cerca del suyo.

-Realmente es como un sueño…- dijo el moreno recargando su frente contra la del rubio queriendo permanecer así un rato más, sin embargo, Draco tenía otros planes.

–Ahora solo cállate y hazme el amor de una buena vez- Harry rio por lo directo de su dragón albino, pero no haciéndose del rogar, se abalanzó contra él hambriento de expectativas.

¿Cansancio? ¿Qué era eso? Se encontraba tan feliz y pleno que pensó en salir volando como una llamarada en el cielo, la dicha en su pecho era tanta, que temía que todo se tratase de un sueño y que tendría que despertar en un descorazonador amanecer.

Con Draco estaba completo y próspero como nunca espero ser en su vida llena de desdicha. Pensó que una vez terminada su tarea como salvador del mundo mágico, todo en su persona quedaría varado dirigiéndose con lentitud a la deriva sin propósito y vacío.

Tan oscuro que sonaba su vida tras ese panorama, tan desolador que consideró como un hecho antes de llegar ahí; sin embargo con Draco a su lado, era justo donde debía estar y entre sus brazos era donde su alma recuperaba el sentido y encontraba el cobijo del hogar perdido hacía tiempo. Lo amaba y sabía que podía enfrentar todo con Draco en su vida.

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

Ese fin de semana en pocas palabras era delicioso y el ojiesmeralda no quería que terminara.

Generalmente le gustaba estar activo en su trabajo y siempre alerta, sin embargo, gracias a Draco y su agradable compañía, podía disfrutar de una gran tarde de holgazanería tras una maratónica sesión de sexo que hacia brillar su piel y más aún su ser porque aún permanecían sus cuerpos entrelazados sin deberle nada a nadie, disfrutando de su mutua compañía apenas y cubiertos con una sábana mientras veían entre caricias la televisión.

Una lechuza turbó la calma y el auror la siguió con la mirada al ver como depositaba sin más una carta en el regazo de su amor. Este con gruñidos por haber interrumpido su ardua tarea de besar su cuello, la abrió con desgano.

-¡Mierda!- exclamó Draco releyendo la carta que acababa de llegar. Harry notó que no era del agrado del rubio pues al instante arrugó su nariz con ese gesto despectivo tan conocido que generalmente en la escuela iba dirigido exclusivamente para él; no pudo evitar sonreír y rodear su cintura colocando su cabeza en su hombro.

Draco por instinto se recargó contra su cuerpo y bufó exasperado. Era aquello que temía y no tenía ganas de leer, mucho menos de recibir, pero hela ahí y ahora tenía que incorporarse y dejar el delicioso cobijo que era el cuerpo de su azabache.

-¿Que sucede?- curioseó Harry acariciando su espalda.

-Mis padres- exclamó molesto -vienen de entrada por salida… no los dejaron estar más tiempo en Londres sin problemas y quieren hablar conmigo- explicó derrotado.

El moreno comprendía lo difícil que era para Draco ese esporádico contacto con sus padres y como le afectaba aunque no dijera nada. No eran personas sencillas como con las que estaba acostumbrado a mezclarse. Ellos esperaban grandes cosas de Draco y entre ellos, desposar una niña rica para convertirse en la nueva señora Malfoy y así comenzar a poner en todo lo alto su apellido.

Sabía por boca de Draco que este no tenía el más mínimo deseo de seguir esa línea de pensamiento. Era feliz y pleno tal como se encontraba y citando a su terapeuta "era el mejor él de lo que jamás fue" entonces ¿para que echar por tierra todo su esfuerzo de auto descubrimiento?

-No quiero verlos- murmuró desganado –bueno, tal vez a madre un poco, pero padre… seguro estará colérico- podía notar la desazón en su siseante voz y con cariño posó sus labios sobre los de él como un amuleto contra el pesar.

-Son tus padres dragón… además, no será muy larga tu visita- ese tono conciliador le dio valor a Draco –nada malo pasara- el rubio realmente quería creerle y asintió.

-Si tú lo dices Harry, te creeré- dijo tomando su mano dándole un ligero apretón.

Si en ese momento Harry hubiese sospechado lo que pasaría después, definitivamente no hubiese dejado ir a su prometido por nada en el universo; pero el destino estaba echado y no podía hacer nada para evitarlo.

 

Notas finales:

Realmente espero que les haya gustado! Nos leemos la siguiente semana :D Besos~


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