III
Fue terrible. Mucho más de lo que presagió que sería. Su mente daba vueltas y se sentía sofocado. No hubo clemencia de parte de su padre y su corazón aun temblaba ante su arranque de ira. Su madre no pudo hacer nada ni mucho menos interceder por él. Todo estaba terminado y su lazo con su familia roto.
¿Cómo pudo ser tan cruel para obligarle a ocultar su corazón para enterrarlo bajo esa pila de banalidad y sentimientos superfluos para desposar a alguien de su mismo estatus?
"Porque es mi padre… tan sencillo como eso" se dijo con abatimiento sintiendo la álgida brisa crepuscular que le provocaba escalofríos pero que al mismo tiempo le daba una especie de confort.
Cerrando los ojos rememoró aquello que sucedió tan pronto como hizo audible su reticencia a no seguirle la corriente a su padre.
"-¿Osas desobedecer mis mandatos Draco?- fueron las frías palabras de su padre. Lo escudriñaba, lo retaba con su punzante mirada a llevarle la contraria como si creyera que con eso se arrepentiría y pediría perdón.
Su madre quedó callada mirándolos con temor. Primero a uno y después a otro mientras estrujaba sus manos en su regazo al punto de dejarlas enrojecidas.
-Estoy comprometido con alguien más. Estoy enamorado y no pienso truncar mi felicidad por algo que es tan ajeno a mí como casarme sin amor. Sé que no es tu mandato, pero comprende que es lo que necesito hacer y si no puedo hacerte ver que es el mejor camino a tomar, lamentaré mucho cortar toda conexión con ustedes, pero no me retractaré- hizo una pausa para tomar un último atisbo de valor -mi felicidad es un deber que solo a mí me corresponde alcanzar incluso si no estás de acuerdo-
-Es lamentable que estés en ese plan insolente Draco, pero escúchame bien y espero que te quede bien claro: lo lamentarás aún más si sigues con esa ilusa idea de casarte por algo tan patético como el amor- pudo notar la mirada triste de su madre y apretó los puños a su costado.
-Lucius... por favor... escucha a Draco...- la voz de su madre se quebró. Era claro que la estaba hiriendo más de la cuenta y Draco no podía hacer nada para impedirlo por mucho que doliera.
-¡Cállate Narcisa, vete aquí!- bajando la mirada como la mujer sumisa que se transformaba en su delante, salió de la habitación mordiéndose las ganas de refutar y mantenerse firme del lado de su único hijo.
-No tienes derecho a hablarle así- dijo Draco tentando a su suerte.
-¿Y quién es él?- preguntó ignorado su reproche, restándole importancia como todo lo que iba contra su fuerte cause.
Suspiró. Draco comprendía la terquedad absoluta de su padre pues un tanto de ella le fue heredada en sus genes, no obstante, a diferencia de lo que su padre creía de su personalidad débil y voluble, él ya no era una marioneta suya sin voluntad ni amor propio. Tenía mucho más que eso en su interior y había aprendido tanto cuando consiguió su efímera libertad que volver a perderla, era algo que no estaba dispuesto a ceder.
-Harry Potter- contestó al instante.
-¿Y estas dispuesto a lo que sea por él?- preguntó con un tono tan filoso que temió que le cortarse la garganta. Su padre lucía tan distante y calculador como hacía años no veía, instándole a sentirse como un crío tembloroso y temió a su siguiente ataque.
-Por supuesto. Lo amo- contestó retrocediendo, buscando con la mirada la salida más próxima. No era capaz de levantarle la varita a su propio padre, pero podía huir para no volver. Era la única tranquilidad que podía darle.
-¿Esa es tu respuesta final?-
-Si-
-Draco, Draco, Draco. Tonto e iluso muchacho. Si no terminas con él te arrepentirás tarde o temprano...- no contestó y su padre lo tomó como un incentivo para continuar su discurso lleno de hiel -ya no eres no hijo... Antes creí que serías mi gran orgullo pero hoy, eres mi más grande vergüenza- apretó los ojos sintiendo un dolor pulsante más fuerte que una bofetada. Era suficiente.
Dándose la medida vuelta dio por terminada la conversación. No quería seguir escuchando todas esas palabras hirientes de su padre. No quería escuchar los insultos que tenía listo para el amor de su vida pues no sabía cómo respondería. No como un buen hijo eso estaba seguro.
Empero, antes de poder sostener el pomo de la puerta, escuchó a su padre tras de sí decir algo extraño que no alcanzó a comprender. Su pecho dolió al instante como si estrujaran su corazón y tambaleándose se sostuvo como pudo de la puerta.
No podía quedarse ahí ni un minuto más y con las pocas fuerzas restantes salió de ahí."
Regresando a ver sus manos notó aun el ligero temblor que no se disipaba con nada. No comprendía que había sucedido, pero esperaba que no volviera a repetirse.
"Harry…" pensó en un clamor antes de aparecerse en su hogar.
*¨¨¨´€Ï3´¨¨*
Llegó apenas y haciendo ruido. La estancia se encontraba a oscuras y pudo notar la silueta recostada de Harry. Dejando caer al suelo su grueso abrigo azul, se desprendió de sus zapatos con escuetos movimientos entre penumbras y como pudo, ingreso a la cama que compartía con su Harry.
-Perdón por no esperarte adecuadamente en la sala, pero estaba muy cansado- murmuró el moreno frotando sus ojos adormilados.
-Está bien- dijo colocando su brazo sobre su torso. Acarició su brazo con cariño.
Sin necesidad de preguntar, Harry sabía que algo andaba mal y trató de descifrar lo que escondí bajo su extraño mutismo -¿no salieron las cosas bien, dragón?- el platinado suspiró pesadamente y pudo sentir como se encogía tras de él. Tratando de brindarle el cobijo que necesitaba, se volteó para encararlo.
-Fue nefasto Harry... de haberlo visto te habrías puesto fatal… pero bueno; menos mal que no estuviste ahí, no habría podido mantener los estribos tal cual mi padre esperaba- intentó sonar efusivo, pero aquello no engañaba al moreno.
-Oh Draco...-
En la escasa luz de que se colaba en la estancia, pudo notar lo enrojecido de sus bellos ojos de luna. Apretó su mandíbula deseando haber podido ir con él para que la carga hubiese sido mejor distribuida y no hubiese tenido que lidiar con esa difícil situación por su cuenta. Se pegó más a su cuerpo y besó su coronilla con devoción en la espera de transmitirle un poco de la fortaleza que necesitaba en ese momento. Lo amaba y haría lo que fuera por él.
-Eres toda la familia que tengo ahora Harry…-
*¨¨¨´€Ï3´¨¨*
Entre días más calmados lejanos a los acontecimientos que recelosamente callaba Draco, Harry hacia lo imposible por mejorar su ánimo. El rubio se le quedaba viendo con curiosidad y a sus esfuerzos, daba gracias silenciosamente.
Más que dolor, lo que quedaba era molestia hacia su padre. ¿Cómo podía ser tan ciego? No lo comprendía y dudaba en un futuro hacerlo.
Suspiró meditabundo. Hacía apenas un par de meses atrás, hubiese pensado que desligarse de su familia sería mucho peor de lo que estaba experimentando, pero entre más pensaba que fue lo mejor y se autoconvencía que tomó la decisión más madura, se sentía bien consigo mismo, además, con Harry todo era mejor. Su corazón no pesaba y creí ser capaz de adquirir un poco de su fortaleza.
-Hay que casarnos Harry- dijo recargándose en el marco de la puerta como si hubiese dicho lo primero que cruzó su mente. El moreno se le quedó pasmado con su postre de nata escurriendo por su cuchara -¿hola? ¿Tierra a Harry?- saludó en su rostro en busca de una señal de que lo escuchara.
-Creo que escuché mal Draco… seguro y estoy fantaseando porque escuché algo de casarnos…-
-Eso fue exactamente lo que dije- alzó su nariz para darle a entender que iba enserio, pero Harry seguía con la mirada dudosa e incrédula.
-¿Hablas en serio?- su timbre tembló –me refiero a que es un paso importante y hay que pensarlo detenidamente…- Draco enrojeció. No es como si de la noche a la mañana se le ocurrió algo así, de hecho tenía un anillo en su anular que aseguraba que la idea fue insertada previamente por el propio Harry.
Comenzaba a fastidiarse porque no lucia emocionado como esperó.
-Olvídalo… si no quiere casarte conmigo no importa…-
-¡No es eso!- lo detuvo por el codo antes de que fuera al cuarto a darse patadas mentales por exponerse de esa manera. Harry le mostró una sonrisa encantadora acariciando su mejilla -Claro que quiero casarme contigo Draco… desde el día en que me di cuenta que me enamoré de ti y créeme, eso fue hace mucho tiempo…-
*¨¨¨´€Ï3´¨¨*
Sin poder creer donde estaba miró a todos lados. El lugar que Draco escogió no era nada de lo que se imaginó pues al pensar en su dragón, lo ostentoso, brillante y llamativo iba de la mano, sin embargo ese lugar donde llevarían a cabo su unión era una capilla muy pequeña y desierta. Por un momento pensó que esperaría algún tiempo más para dar ese importante paso, pero Draco insistió en hacerlo tan rápido que Harry solo podía sentir el pánico ir subiendo en crescendo. ¿Que se apoderó de él? No entendía del todo pues aunque estaba seguro de su amor que le profesaba, sentía que era a raíz de lo que sucedió tras el encuentro con sus padres.
-¿Estás seguro Draco? No quiero que sea una decisión precipitada yo... Quiero que estés seguro y que realmente lo quieras, no sólo como una especie de venganza contra tu padre...- Draco se encontró pillado pues aunque fue mínimo lo que reveló del encuentro con sus padres, Harry pudo descifrar con facilidad lo que lo perturbaba.
-Quiero hacerlo Harry- dijo colocando su frente contra la suya ¿Cómo no desear unir sus vidas? -claro que me dolió lo que dijo mi padre, sin embargo eso no cambia en nada lo que siento por ti- despejó de sus lentes los rebeldes cabellos eternamente despeinados y amplió su sonrisa -¿Y sabes de lo que me di cuenta mientras estaba ahí?- Harry negó con la cabeza -me di cuenta que no necesito la aprobación de nadie para ser feliz, ni siquiera la de mi padre. Tu eres mi felicidad y quiero estar contigo sin importar que. No necesito a nadie más que a tu y si me aceptas, créeme que no habrá nada en el mundo que lamente ni que me falte... Te amo-
-¡Draco yo también te amo!- dijo brincándole encima sin poderse contener -Te amo demasiado y desde hace tanto que apenas y puedo respirar de tanta alegría que me da el saberme junto a ti. Jamás creí posible que tú y yo llegáramos a estar así que...-
-Shhh...- lo calló porque sintió que de un momento a otro él también se pondría a llorar.
-¿Y cómo le haremos? ¿Entraremos y esperaremos lo mejor? Tal vez hablamos con un padre ¿o algo así? porque la verdad es que jamás he echo esto y no estoy seguro de como se hace; además siendo honestos...-
-Estás hablando demasiado Harry- dijo conteniendo su risa por el mohín que hizo Harry al ser callado -Esta es una capilla mágica. Las parejas recitan un sencillo hechizo antiguo y está hecho. Si me lo preguntas, lo investigué antes de venir aquí- se alzó de hombros restándole importancia –hombre prevenido vale por dos ¿no crees? Y uno de mi calibre, diría que mínimo cinco- Harry arqueó una ceja dejando entre ver su emoción.
-Así que estábamos preparados-
-Claro. Bueno. A no ser que quieras una ceremonia más tradicional podemos organizarlo más minuciosamente, invitar a conocidos, amigos y todas esas cosas-
-No Draco. Sólo tú y yo es lo que necesitamos del otro. Enséñame lo que tengo que decir y yo te seguiré- el ojigris dándose por bien servido asintió tomando su mano izquierda y sacando su varita. Harry lo igualó -Estoy tan nervioso que siento que mi corazón va a explotar…- dijo comiéndose las ansias por comenzar.
-No explotes, que no me quiero quedar viudo antes de siquiera comenzar- Harry rio nervioso, pero por insistencia de Draco se calmó para darle mayor seriedad al asunto -Al unirnos; tus manos con las mías tomaré-
-Al unirnos; tus manos con las mías tomaré…- repitió la frase con parsimoniosa ceremonia y al instante notó que de sus varitas fluyeron unas hebras doradas que comenzaron a unir sus brazos.
-Con este lazo para siempre nuestro poder ataré-
-Con este lazo para siempre nuestro poder ataré…- el brillo del flujo de magia comenzó a intensificarse y a rodearlos. Los ojos de Draco estaban pendientes de él mirándole con cariño. Todo parecía ir perfectamente como lo planeó y las hebras doradas formaron un infinito, algo muy parecido a un juramento inquebrantable, pero que le brindaba tal emoción y paz, amor y exaltación que apenas podía respirar.
-Desde el día de hoy hasta el fin de los tiempos- un brillante halo dorado los rodeó, tan resplandeciente que apenas podía ver otra cosa que no fuera Draco. No esperaba menos que el para siempre y asintió sin borrar su sonrisa.
-Desde el día de hoy hasta el fin de los tiempos…-
*¨¨¨´€Ï3´¨¨*
Todo había sucedido tan rápido que aún le costaba trabajo dar por sentado que estaba unido al amor de su vida. Sus cuerpos se atraían cual magnetismo tan solo rosarse. "Ese es el poder de vinculo" murmuró coqueto Draco besando su mejilla.
-Draco…- suspiró viendo con deseo a su rubio quien lucía casi tan enfebrecido como él; ni siquiera comprendía que era lo que los detenía para saltarse encima.
-Calmado leoncito que tenemos visitas- dijo deteniendo el ataque sorpresa del ojiverde, este rechistó molesto.
-¿Cómo que visitas?-
-Digamos que corrí la voz- Harry arqueó una ceja. "¿De qué está hablando?" se preguntó.
Mas tardó en preguntarse que en lo que llegó la respuesta y no fue de una manera convencional, si no por vía Fu dejando ver una esponjosa melena castaña y otra pelirroja.
-¡Maldición Harry! ¡¿Cómo demonios no me dijiste que te ibas a casar?!- agitó frente a sus ojos su grueso libro y temió que en una de esas cayera sobre su cabeza, sin embargo, estaba muy alejado de la realidad pues con lágrimas en sus ojos y una amorosa sonrisa, su amiga le dedicó ese tan bien conocido abrazo de oso que correspondió al instante –estoy tan feliz por ti Harry- dijo aun sin poder creerlo -¿Por qué no nos invitaste? O mínimo nos hubieses escrito en lugar de esperar a que Draco lo hiciera-
-Lo siento Hermi, pero queríamos que fuera algo pequeño e íntimo… además podría decirse que fue en el arranque del momento- su amiga no cabía en su felicidad y corrió a abrazar a Draco también.
-¿Y porque con el hurón, Harry?-
-¡Ron!- lo reprendieron ambos al unísono.
-¿Qué? ¿Estas celoso de que te lo robé, comadreja?- se cruzó de brazos mirándole de arriba abajo esperando el inminente sonrojo del pelirrojo quien comenzó a boquear y a apuntarle con un tembloroso índice. No tenía más palabras para rebatirle que balbuceos.
-¡Es mi amigo! ¡Y…! ¡Yo tengo a Hermione! ¡No es como si…! ¡Bueno Harry es atractivo, pero es como mi hermano!- Harry rio pues Ron había caído redondo donde quería su novio "no… esposo…" se dijo sin poder ocultar su sonrisa.
-Sí, sí, si Ronald, lo que tú digas- dijo dándole unas palmaditas en su hombro.
-Más te vale hacerle feliz porque de lo contrario, vendré hasta aquí a patear tus pelotas y lo obligaré a romper el enlace- amenazó Ron con seguridad, antes de estrechar su mano. Si Draco Malfoy era importante para Harry y le amaba casi tanto como él mismo a Hermione, no se interpondría entre ellos. Si alguien se merecía ser enteramente dichoso en lo que restaba de vida, ese era Harry y estaría con él apoyándolos.