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A Través del Fin de los Tiempos por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

 Ya estoy nuevamente por aquí (tenía tiempito y decidí actualizar un poco antes de la semana jeje :9) Espero que les vaya gustando lo que va, que aunque no es mucho, es importante para más adelante! :O

Mil gracias por los bellos comentarios! Les agradezco muchisimo a Kurotan, Misaki Akashi, Anonimo y GoldenNugget!! Son lo maximo y me emociona muchisimo tenerlos por aqui >w<!

A leer se ha dicho! :3

 

III

El sopor en el que estaba envuelto apenas y podía desaparecer. Ni el sonido de sus propios pasos por los alfombrados pisos de la campiña francesa, ni la fina porcelana de los platos siendo colocados ruidosamente por los elfos en el comedor principal podía amenizar el torbellino de sensaciones que iban y venían en su mente.

Harry lo había besado.

Claro, si a eso se le podía llamar beso pues de un casto toque de sus labios, seguido a un súbito enrojecimiento del moreno antes de salir de escena de la manera más dramática posible, poco se podía inferir de ello.

Una tonta sonrisa apareció en sus labios que trató de ocultar a sus distantes padres. Quería que ese momento fuera suyo y de Harry y nadie más. No lo diría en voz alta pues ¿de que serviría? A nadie le debería de importar más que a él y así se quedaría.

Desde que tenía memoria siempre quiso ser amigo del Gryffindor. Siempre fue su latente deseo que nunca se acercó lo suficiente a la luz de la realidad. Entre más quería volver a iniciar una plática con él, de su boca salían solo ofensas, gracias a su estatus y crianza no podía ser de otra manera.

Claro que maldijo encarecidamente a Theo por haberle arrastrado ese día con el psicólogo para permitirle con el uso de todas sus facultades que hiciese lo que le viniera en gana hacerle como atascarlo con pócimas. Pócimas antidepresivas, para dormir sin sueños, para calmar sus nervios, entre otras. Era como si se tomase a diario un frasco de veritaserum que apenas y podía reconocer en su nuevo yo al antiguo chico Príncipe de Slytherin, aunque siendo honestos, su destapada personalidad, era más cercana a quien siempre fue en su interior y estaba a gusto ante esa nueva libertad de sentir.

Conocer a Harry y que este aceptará ser su amigo fue mucho más de lo que esperó y más aún descubrir que el tan valeroso y justiciero Gryffindor de quien todos hablaban, pero que poco conocían, resultara ser tan agradable y tan polifacético, tan adorable e inocente, que no podía evitar querer descubrir como reaccionaría después. A cada acción de su parte había una inesperada reacción. Simplemente era revitalizante y quería conocer todas sus facetas.

-Espero que hayas tenido buen viaje querido- exclamó la rubia mujer besando sus mejillas con ese cariño materno que apenas y podía mostrarle dentro de las normas de etiqueta.

-Por supuesto madre-

-Se te ve feliz ¿alguna buena noticia? ¿Será acaso sobre tu trabajo en Gringgots? Pues aunque los duendes son de cuidado, si son bastante generosos con los que consideran buenos trabajadores- preguntó enigmática. Su vena curiosa exigía información de la manera más recatada que podía y solo se limitó a negar.

-Nada nuevo- declaró solemne -¿y padre?-

-En un momento nos acompañará- exclamó con un delicado suspiro –él aún se pregunta hasta cuándo terminará tu prolongado descanso de autodescubrimiento para sentar cabeza- el rubio se abstuvo de rodar los ojos pues no quería recibir una bofetada por su falta de respeto y cruzó sus brazos sobre el regazo.

Ya se esperaba algo de parte de los dos. La una buscando su bienestar, mientras que el otro esperando un mayor domino de bienes para restaurar en todo lo alto el apellido Malfoy.

-No lo sé- respondió lo más franco que pudo pues un rotundo "no obedeceré" no sería bien recibido y acababa de llegar, por tanto no era pertinente –debo de pensarlo- su madre con gesto preocupado tomó su barbilla buscando sus ojos grises.

-¿Cuánto tiempo te quedarás, dragón?- su tono cariñoso y la manera que pronunció su mote le recordó a sus momentos en su infancia y sonrió.

-Un mes. Como lo prometí- dijo parcamente. Su madre dándose por bien servida asintió.

-Bien. Ahora pasemos al comedor-

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

Arreglándose en el vidrio de un aparador, suspiró por cuarta vez en una ronda. Echaba de menos a Draco y sus amigos comenzaban a preocuparse por su estado de ánimo voluble.

-¿Y ese hurón no ha venido a molestar?- preguntó su amigo pelirrojo acomodando su propia corbata torcida lo mejor que pudo; se notaba en su tono de voz la consternación, pero no encontró mejor forma de preguntar.

-No le llames así Ron- pidió Harry fulminándolo con la mirada. Detestaba los peyorativos. Draco ya no la llamaba comadreja, por tanto espera lo mismo de su amigo con el mote hurón.

-Vale vale... Quise decir Malfoy. ¿Ya no ha venido a dar lata?- Hermione le dio un codazo que lo hizo rechistar.

-Esa no es la forma de hablar, Ronald Weasley. Malfoy es amigo de Harry y tienes que respetarlo. Además a mí también comienza a caerme mejor. Todos merecemos una segunda oportunidad- sentenció la castaña con sabiduría.

-Ay Hermione… No estoy diciendo que sigo odiando al oxigenado. No es tan mala persona y cuenta buenas historias... -exclamó como que no quiere la cosa -además yo solo preguntaba porque quedó de hacer una revancha en su casa. ¡Me niego a aceptar que me haya ganado en Quidditch!- Harry aliviado, mostró una escueta sonrisa, pero a la castaña no le hizo mucha gracia.

-Estos hombre y el Quidditch...- Hermione rodó los ojos.

-Como sea. Apúrense que se nos va a hacer tarde- exclamó Ron apurando el paso.

Aunque solo era una cena ensayo para la boda de Ginny y Dean, todos estaban presentables tal y como lo estarían en la fiesta. Pese a que a Harry le molestara un poco la corbata con chillones tonos violetas y plateados, estaba feliz de acompañarles en ese día especial, pues aunque lo suyo no funcionó en absoluto, Ginny seguía siendo una de sus más grandes amigas y a ambos les deseaba lo mejor en su nueva vida.

Sin embargo, su alegría no podía ser total, pues aún extrañaba a Draco, sintiendo en su interior esa absurda necesidad de verle y estar con él. Era raro como se había colado tan hondo, mucho más de lo que ya estaba en su interior cuando solo eran meros desconocidos.

-¿Entonces aun no sabes nada de él?- preguntó Hermione pasándole el brazo por los hombros, con ese gesto de camaradería de siempre; como si se pudiera oler lo que circulaba en su mente, pero no hacia ni reprendía nada, solo se limitaba a observar.

-No… dijo que regresaría en un mes y ya han pasado cerca de 2- dijo viendo como Ron les hacía señas de que entraran a la carpa.

-Ya volverá Harry. No pierdas la ilusión- dijo dándole ánimos –ahora, olvídate de todo que vamos a bailar hasta que te duelan los pies- sonaba entusiasta y Harry no pudo más que seguirle, esperando que un poco de su efusividad se le contagiara.

*¨¨¨´€Ï3´¨¨*

Queriendo respirar un poco de aire fresco después de tan ajetreada tarde donde todo salió bien, se sentó en las escaleras que daban a su departamento. No hubo problema alguno en el ensayo, todos los Weasley estaban celebrando a todas luces la feliz unión. Un Dean Thomas muy orgulloso y una hermosa Ginny lucían tan felices, tal cual debía de ser, Hermione cumplió con su promesa de bailar y ahora solo quería descansar.

Alborotando un poco su cabello, deshaciéndose del exceso de fijador en él sin importarle los puntos blancos que comenzaron a descender entre más lo sacudía. Con un movimiento se quitó los zapatos disfrutando del agradable clima.

Esperaba que pronto se bajaran los grados de alcohol en su cabeza y trataba de hacerse una nota mental para que el mero día no nublara su pensamiento de esa forma.

-Esta es toda una escena- exclamó una voz familiar que lo sobresaltó. Sus mejillas enrojecieron al instante al divisar a la gallarda figura delante de él y la nube de alcohol descendió de su cabeza al instante.

-¡Merlín Draco, que susto!- chiló en un decibel más agudo de lo usual haciendo reír al rubio.

-Ahora resulta que doy miedo- dijo con sorna al sentir los brazos del moreno rodear su cuerpo. Abrazo que no dudó en contestar.

-Nada de eso; es solo que te esperaba hace días, pero comencé a creer que ya no regresarías y…-

-¿Qué no volvería? ¿Y perderme tu explicación sobre ese beso que me diste antes de irme?- Harry tembló alejándose por instinto de él. Eso le sentó como balde de agua fría. "¿Porque no lo olvidó en su prolongada estancia en Francia?" se preguntó tan preocupado como podía sentirse por tan atroz error de su parte.

-Eso... bueno…- su voz estuvo a punto de flaquear pero no quería demostrarlo. Miró sus ojos en busca de una pizca de burla, pero no había nada eso. Solo una profunda comprensión en su mirar que le relajó un poco, pero aun así no podía pronunciarlo.

Cuantas veces lo dejó ir en su mente, pero por un freno causal, su boca no podía moverse.

-¿El gran Harry Potter no puede decirlo? Mira que te has enfrentado a miles de cosas más terribles, como el que no debe ser nombrado, unos jodidos dementores, un colacuerno húngaro y demás… ¿Dónde está tu valentía gatito?- lo picó haciéndole sonrojar aún más y hervor en sus mejillas subió por ese apelativo lindo que se repetía en su mente.

-Cállate- chilló abochornado "aunque ahorita preferirá el colacuerno a esto" se dijo entre dientes –está bien…- dijo dándose ánimos. Tal vez era el alcohol o la insistencia del recién llegado, pero estaba cada vez más decidido a decirlo. Cerró los ojos inspirando hondo. -Me gustas… solo eso...- dijo desviando sus ojos.

Era demasiado vergonzoso decirlo a media voz siquiera, mucho más de lo esperado –pero no espero que me correspondas ni nada, solo que no pude evitarlo… espero que no me odies por ello, por sentirlo...- ambos se quedaron callados unos segundos que al Gryffindor le supieron eternos. Quería huir de ahí para no ser rechazado terriblemente, pero antes de retractarse, el rubio volvió a hablar.

-Te vez bien- exclamó el rubio examinando con sus pálidas manos su corbata –realmente este tono de violeta te queda bien… y hace buen contraste con este traje- asintió.

-¿Eso es todo lo que dirás?- preguntó ofendido entrejuntando sus cejas. Su garganta se hizo nudo, pero con curiosidad notó como una traviesa sonrisa apareció en el rostro alabastrino.

-Dijiste que no esperabas nada, lo cual es una lástima- Harry abrió su boca listo para reprochar, pero Draco siguió –iba a decirte que era posible que yo sintiera algo por ti y que necesitaba que repitieras ese beso para estar seguro, pero bueno, si no deseas que te corresponda, está bien y…-

Ni tardo ni perezoso, Harry tomó las solapas del abrigo de Draco y lo atrajo hacia si en un beso violento. Nada casto en comparación al anterior, pero más profundo e intenso de lo que ambos esperaban.

Sus dientes chocaron y su lengua se abrió paso entre los suaves labios que gemían su nombre. Sintió las manos de Draco estrujando los hombros de su saco y no pudo hacer más que unirse a su cuerpo que clamaba por él, ardiendo en ese deseo que sentía desde hacía tantos años atrás y que finalmente explotaban en ese beso.

-Wow… sí que sabes lo que haces- exclamó el rubio sin apartarle la mirada, apenas y pudiendo recuperar su aliento.

-Yo… eh… tú lo provocaste…- dijo aun jadeando tratando de obviar su bochorno por lo que acababa de hacer

-¿Volvemos a ser tímidos después de eso?- hizo un gran hincapié en esa última frase atraiéndolo nuevamente hacia sí, inclinándose por segunda vez, para besar su boca nuevamente.

Harry tuvo que dar un par de inhalaciones profundas para sopear la realidad de que estaba besando a Draco Malfoy, el amor de su vida. Ya sentía que podía morir en paz. Lo amaba tanto aunque no podía decirlo con entereza, en ese beso podía sentir el afecto del rubio hacia él.

Sabía que jamás se volvería a sentir tan pleno como en ese momento.

 

Notas finales:

 Es todo por ahora pequeños! Nos leemos más adelante con el segundo capitulo: Cuando Draco estaba ahí!

Les mando muchos besitos! <3 :*


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