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Promesa de vida, rota en una noche. (YuriOnIce) por Roronoa D Hinata

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Notas del capitulo:

ueno aquí continúa, si tengo la posibilidad subiré el otro capítulo mañana.


Gracias por leer. :D


02/07/13


Esta vez trataré de hacer lo mejor posible con la escritura, espero no modificar gran parte de la estructura de la historia, las caratulas o imágenes que colocó al inició iban principalmente para las personas que lo leen desdé el teléfono.


Sólo espero que si es tu primera vez leyendo, te agrade la historia y si no, disfrutes de mis cambios al igual que yo disfrute escribiendo.


Nota:


*Al casarse, la mayoría de las mujeres rusas normalmente toman el apellido del marido (transformado a la manera femenina)


Fuente: http://www.san-petersburgo.com/nombres.htm


Gracias por seguir leyendo <3

...


...


(Yuuri)


La habitación de Viktor se encontraba en el segundo piso de la casa, a unas cuantas habitaciones de la escalera principal.


—Bien, todo esta listo.


Me dirigía con Pichit quien sonreía como lo hacía habitualmente, desde que llegué aquí el fue muy amable conmigo, fue el primer beta en ser amable conmigo en toda mi vida. Aprendí a leer gracias a él, después de todo yo llegué siendo un niño a este lugar. 


La señora Nikiforova*, descanse en paz. Me recogió de la calle y me trató muy amablemente, era una mujer hermosa y maravillosa, no me sorprende que gracias a su cuidado, Viktor fuera una persona tan amable. Realmente admiraba a esa mujer.


Madre, esposa, empresaria y maestra de su propia servidumbre, a veces me preguntaba como llegaba a hacer tantas tareas. Sin tomar en cuenta, que educaba a su hijo ella misma y cuidaba de su jardín como si del Éden se tratará.


Después de su muerte, me fue dificíl aceptar que le serviría a otras personas. Me pidió que cuidará de Viktor, ya que era un niño sumamente caprichoso, solitario y apegado a su madre. 


Ella mejor que nadie sabía la falta que le haría.


Ella siempre decía que uno se debía esforzar por los que amaba. Ella de verdad amo a su familia, luchó hasta el último segundo. Probablemente era la pareja de ensueño de todo ser humano.


Para mi no fue fácil afrontarlo, apenas era un niño y para mi ella era la única figura materna que quería recordar... 


Caminé escaleras abajo, hasta el vestíbulo.


Si lo pienso.


Yo jamás vi a Viktor llorar. Estoy seguro de que no quería que su mamá se fuera creyendo que lo había dejado solo, para mi tiene sentido hacerlo, no quería herir a la persona que más amaba. Su madre era también su mejor amiga, a pesar de que Viktor estuviera rodeado de gente, únicamente a lado de su madre lucía verdaderamente feliz.


Yo de verdad amaba verlos juntos.


Después de un tiempo el señor Nikiforov se volvió a casar, ésta vez con una viuda. La señora Babicheva, quien tenía una hija llamada Mila. Ella creció para ser una joven muy hermosa, se crió gran parte de su vida con Viktor, pero fue criada de una forma diferente. Era menor que el e incluso menor que yo.


 No odiaba a los omegas, pero le eran indiferentes. Le he servido de igual forma, pero me trata como a cualquier otro sirviente, algo que le agradezco mucho.


Viktor, Pichit y yo aprendimos juntos. Pero siempre respetamos la relación que existía entre los tres. La señora Dasha era muy dulce con nosotros, ella nos enseño a leer y escribir. Mientras su hijo estudiaba bajo su cuidado. Solíamos divertirnos e incluso a prender del mismisimo Viktor.


Sentí un cuerpo colgando por mi espalda y un cosquilleo en el cuello.


— ¡¿P-pichit?!


— Hueles tan bien como siempre, ese olor a... ¿Jazmín?... En muy fuerte para mi gusto, pero es el olor de Yuuri...


Era Pichit quien me abrazaba, el siempre era así de afectivo, no me sorprendí en lo absoluto de su comportamiento, pero era extraño que estuviese tan cerca.


—Yuuri... ¿Cuándo es tu siguiente celo?


Dí un pequeño salto, de vez en cuando olvidaba que Pichit era un beta.


—¿P-p-por qué lo preguntas?


Por alguna razón instintiva, pose mi mano en la nuca. Mis celos eran regulares y controlados por el médico de cabecera de la familia, pero últimamente yo esta ocupado como para procurar primero mi salud y mi estabilidad hormonal había sido afectada.


¡Por cierto!


Nuestro médico de cabecera era brillante, el Doctor Leo De la Iglesia, un alfa bien conocido y quien pronto contraería matrimonio con un joven Chino. Un hombre al que admiraba, aún con todo,  jamás descuido de su trabajo. Pero ya que él,no era el único que pronto se casaría, y debido a los negocios matrimoniales, estuve muy ocupado como para ir a visitarlo en sus horarios disponibles.


El era un alfa muy agradable, quien era atento y dedicado. No me sorprendió cuando me contó que su pareja había aceptado casarse con él. Verlo me daba siempre esperanzas de que existían más alfas como él y como Viktor.


No había ido por que no había tenido ningún sintoma que me impidiera trabajar, por el momento. O eso parecía.


— Tú olor se está haciendo más intenso. Deberías ir por los supresores y a ver a Leo en este momento.


Me dio una cálida sonrisa con el pulgar en alto, con una pose de confianza y dijo:


—¡Yo te cubriré, iré con Viktor a su junta! ¡Estoy seguro de que entenderá!


Sabía que podía confiar en Pichit, su consultorio no estaba lejos y justo era en su horario programado. Sin embargo, había tenido ciertos problemas los últimos meses, mis celos eran más intensos e incluso más dolorosos.


—¡Pero ve con alguien! No quiero que te pase nada de camino ¿Entendiste?


Siempre tan atento.


—Si, gracias, te debo una.


Subí a informarle a Viktor de la situación, en eso me tope escaleras arriba con la chica rubia, el olor que tenía comenzaba a desagradarme cada día más. Ese olor a vainilla y canela, sentí su mirada clavarse como agujas en mi cuerpo, ese olor realmente me frustraba. Sólo me quedó decirle:


—Que tenga un buen día.


Me ignoró, no lo dije con intención de que contestará, pero si quería demostrarle que en la casa Nikiforov hasta la servidumbre tiene educación.


Entré al cuarto de Viktor, ya no estaba ninguna de las chicas, probablemente se estaban duchando o ya se habían retirado. Al momento, salió Viktor, con una toalla muy mal atada a su marcada cintura, con ese cuerpo de Dios griego, con esa piel tan blanca y que a la vista parecía suave al tacto, con sus cabellos aún mojados y desalineados. Cuando se percató de mi presencia, tomé una toalla, me acerqué a él y sonreí.


Ahí estaba.


—Tan torpe como siempre.


Me miró, se detuvo unos segundos y se sentó en una de las esquinas de la dichosa cama.


— ¿Esa es la forma de hablarle a tu amo y señor?


Soltó una de sus carcajadas juguetonas, sabíamos ambos que era juego. Cuando estábamos únicamente él y yo nos hablábamos como iguales. Ya era costumbre, a pesar de las veces que insistí en llamarlo de la misma forma. Con cierta firmeza tomé la fina toalla para secar esos platinados y sedosos cabellos. Me pose frente a él. Comencé a secarle el pelo, el solo se sentaba recargando sus manos a los costados y jugueteando con sus piernas cual niño pequeño.


Probablemente era de los pocos que lo había visto así de indefenso, sin esa aura de poder y elegancia que dicen a gritos: "alfa".


Como si lo tuviese tatuado en la frente...


Terminé de secar su cabello, tomé un peine delgado, con decoraciones sutiles de plata, herencia de su madre. Empecé a cepillar su cabello, que no necesitaba de muchos arreglos pero me encantaba hacerlo. Me daba una paz enorme y despedía un aroma exquisito. Ese olor era más fuerte que el de mi señora, pero había una diferencia entre su madre y él. Era un olor atrayente y sobre todo un olor bastante masculino.


Algo me bajó de mi nube; era la mano de Viktor que sujetaba mi muñeca con una ligera firmeza.


—¿Qué es esto?


Me dijo seriamente.


—¿A-a qué te refieres Viktor?


Acercó su nariz a mi muñeca, sentí su respiración en ella con una ligera punzada y un ardor en mi rostro. Tenía la piel un poco erizada. Acercó sus labios a mis manos y susurró.


—Así que éste es tu olor.


Con un poco de tosquedad retiré mi mano de su poder y dejé aquella reliquia en la comoda. Me alejé de Viktor y me aproximé a la puerta.


—Hoy no te podré acompañar, Pichit irá contigo.


Mi pulso se aceleró, el olor que Viktor comenzó a desprender una fragancia aún mayor, esto me dejó perplejo mirando a la puerta como estúpido. La combinación de mental y lavanda... Menta y lavanda... menta y lav... ¿Cómo su olor me podía hacer sentir de esa forma? 


Era muy obvio, él es un alfa.


Estaba incomodo y nervioso, una gota caía de mi frente y trataba de pasar saliva. Respire hondo...


Mi cuerpo poco a poco empezó a relajarse y mis músculos se destensaron.


— ¿Es por tú celo?


Asentí.


— ¿Entonces te tomarás unos días libres?


Tarde unos segundos en reaccionar.


Me giré, lo miré a los ojos, era mi trabajo. No podía quejarme por la carga que tenía con la boda venidera que, en mi opinión, era la causante de mis desajustes.


— Solo iré a un chequeó, no es algo de importancia.


Su rostro cambio un poco, procuraba ser cuidadoso... En realidad, estaba cumpliendo un capricho de Viktor.


— Entiendo, entonces te esperó mañana temprano.


Retire mi mirada y la pose sobre aquella alfombra que cubría todo el cuarto.


Asentí algo temeroso y me dí la vuelta.


Salí de la habitación a paso apresurado. Simplemente huí, Viktor no se dio cuenta de lo que provocó en mi... o eso esperaba yo.


Eso me recordaba. Su padre jamás estuvo de acuerdo en que yo cuidará de él, pero me lo permitió por varias razones. 


Viktor aún era un niño que acababa de perder a su madre. Cuando la señorita Mila y su madre llegaron, Pichit se encargó de atenderla y yo de atender a Viktor, pero el se acostumbró tanto a mi con el tiempo que le era complicado separarme de él.


Cuando creció y comenzó a presentar todos los cambios normales en un alfa, su padre optó por separarnos.


Las cosas fueron, si bien, extrañas. Al final accedió a dejarme estar con Viktor.


Pasamos varios años así, estando uno al lado del otro. Ambos nos conocíamos bien y teníamos una amistad como ninguna otra.


Estos días habían sido los complicados, me sorprendí al escuchar aquella tarde de la boca de su progenitor sobre el compromiso. Ya hace algunos meses.


Por mi cercanía a Viktor y debido a la inestabilidad de mis últimos celos, me había vuelto muy cercano al señor De la iglesia. Para mi no era una molestia ir con él, de hecho; quería darle mis felicitaciones por su matrimonio. Después de todo, ese matrimonio no era por conveniencia...


Como ocurría raramente en los de su clase, su matrimonio era por amor. Algo muy admirable para un alfa en nuestra época.


Mi cuerpo ardía un poco, estaba sumamente agitado, estoy seguro de que faltaban unas cuantas semanas para mi celo. En esos días, Pichit y otros cuantos hacían mis tareas. Para mi suerte, por lo regular no coincidía con los celos de Viktor. Tenía un control muy bueno de su alfa. Sin embargo, siempre me encargue de apartar mis asuntos como omega de él.


Llegué a mi habitación en la parte baja de la casa. 


Me puse una ropa más apropiada y que no llamase tanto la atención.  


Me encontraría en la sala de la servidumbre con Nishigori, un amigo mio, un Beta a quien le tenía confianza. Su esposa, Yuuko se ofreció a ser mi acompañante, quien también era de confianza. 


Cuando llegué aquí apenas hablaba un poco de ruso, mi señora y varios en la servidumbre me enseñaron a hablarlo con fluidez. La hoy en día, pareja. Hablaba japones, mi lengua materna, por lo que me llevé muy bien con ellos.


 Yuuko y Nishigori eran unas extraordinarias personas.


Salimos lo antes posible, tomé uno de los supresores que me prestó Yuuko, pero en mi caso no ayudaban más que a disminuir mi olor, no era muy fuerte de momento, pero según Yuuko, el estar con Viktor cerca de su celo como hace un momento probablemente lo abría despertado aún más pronto.


Ibamos en uno de los coches que la familia había dado a la servidumbre, Yuuko dijo que no quería arriesgarse a  tener un accidente a pesar de la cercanía del consultorio, Yuuko también era una beta. Ella, Nishigori y sus hijas siempre me trataban como si fuese parte de ellos, me trataban como iguales, todos eramos como una familia.


— Ya casi llegamos Yuuri.


La veía un poco tensa, no se si porque estaba preocupada o por el olor, incluso ambos. Confiaba en ella plenamente. En estos casos, solo en una ocasión y por culpa de uno de los celos de Viktor tuve un "ataque", yo era el encargado de cuidarle en "esas" situaciones, vigilaba a los betas y raramente omegas que entraban con él. Pero fue una mala idea estar tan cerca.


Así que, ahora solo me encargo de todo desde otra parte de la mansión o incluso fuera de ella. Buscaba que todo saliera perfecto y en ocasiones también cuidaba de los celos de la señorita Mila. Según Nishigori "todos se movían a mi ritmo", yo pensaba lo contrario.


Yuuko se estacionó y bajamos del coche. Ahí estaba, a unos cuantos metros esa enorme puerta.


"Dr. Leo De la Iglesia".


Definitivamente era el mejor en lo que hacía, cuenta con un doctorado y especialización en los celos de omegas. Sin embargo, era muy bueno en todo tipo de casos.


Entramos, Nishigori me dijo que le avisaría que íbamos para allá, de momento el consultorio estaba vació. El salió de su consultorio y nos recibió. Como siempre portaba orgulloso esa bata blanca con su nombre bordado, su traje debajo y con unas gafas, que usaba de vez en cuando. Todo en conjunto lo hacía lucir muy profesional.


Yuuko me dijo que esperaría afuera del consultorio, después de todo era un tema personal.


Me hizo las preguntas usuales, como había sido mi último celo, si había estado con alguien durante esté, entre muchas otras. Le comenté sobre el descuido en mi persona por tratar temas sobre la boda y que probablemente era causa del "adelanto" de mi celo.


En eso, preguntó algo que me dejó perplejo.


— ¿Qué tan cerca has estado de Viktor desde tú último celo?


Pensándolo bien, Viktor se había vuelto un poco más caprichoso y más afectuoso.


— E-es muy probable que un poco más de lo normal.


Seguía llenando mi expediente.


Volvió preguntar. Me estaba poniendo algo nervioso.


— ¿Has tenido relaciones con él?


A lo que sin titubear respondí.


— No.


Aún no había tenido relaciones, mucho menos con él. Estaba ligeramente avergonzado, pero confiaba bien en mi médico.


— ¿Haz notado algún cambio en tu cuerpo estando en contacto con él, como nerviosismo, sed, ansias, sudoración o bochornos?


Me quedé un rato pensando, esta mañana lo noté más de lo usual.


— En realidad, el día de hoy más que otros. Pero en otras ocasiones me ha ocurrido.


Dejó de escribir y me miró.


— ¿Eso a partir de cuando fue?


Lo pensé bien.


— Creó que desde el incidente con su celo.


Me miró y dijo.


— Es razonable pensar que el olor de él, ha tenido un efecto mayor en ti desde ese momento, aún con el control que pudieses tener con tu omega... solo que... me extraña que sea tan continúo.


Guardó silencio un segundo.


— Creó que lo mejor es que dejes de cumplir algunos caprichos suyos.


Soltó una risa un poco peculiar, amistosa y nostálgica.


— De toda la casa el que más lo consiente eres tú, si quieres seguir sirviendole hay dos opciones: Una, que te alejes un poco de él y lo dejes de vez en cuando con otras personas ó conseguirte una pareja estable.


Cambió su tono drasticamente a uno serio.


— Ninguna de las dos te asegura que el problema terminé y con la primera existe la posibilidad de que incluso pueda empeorar. Lo mejor en realidad es una tercera opción... que sería alejarse de Viktor.


Me miró fijamente. Yo no sabía que responder, en mi cabeza solo estaba servir a la familia Nikiforov, no había pensado en nada más, ni en una pareja, ni en una vida fuera de la mansión, ni estar lejos de Viktor.


Se quitó sus gafas y me dijo.


-Yuuri, fuiste uno de mis primeros pacientes y uno de los pocos omegas en confiar en mi, en especial tan rápidamente. Estoy consiente del resentimiento de los omegas con los de mi clase, pero quería ayudarlos. Gracias a alguien como tú, los de la casa Nikiforov y muchos otros pacientes han puesto su salud en mis manos. Te lo digo como amigo... me hablaste de tu cercanía con la señora Dasha y que ella es la mayor razón por la que estas al pendiente de Viktor. Pero el ya es un adulto, tiene ciertas necesidades como alfa. Sé que tú y el son cercanos, pero uno de estos días el se casará y tendrá una familia, quizá te permitan seguir a su lado, pero también puede que no. Yo sé que Viktor no se negará si le pides un poco de espacio.


Suspiró, sabía que yo no tenía una respuesta en ese momento.


— Piensalo... Es por tu bien.


Sacó unas cajas, me dió unas inyecciónes y unas pastillas. Me dijo las instrucciones, me aplicó una de las inyecciones y me mando a casa a descansar.


—  Solo ten cuidado, piénsalo bien y toma tu decisión. Por que si no lo haces, puede que después no quieras estar cerca de él.


Entendía a lo que se refería... eran algo común las violaciones de omegas y debido a su falta de derechos, no era raro escucharlo. Por mi cabeza no podía pasar la idea de Viktor haciendo eso, mucho menos a mi, por algo yo lo cuidaba, pero era su naturaleza y el que más estaba en peligro era yo.


Siempre se negaba cuando le decía que alguien tomaría mi lugar. Pero sus celos cada vez se volvían más peligrosos, no era su culpa. Era su naturaleza, no era culpa de nadie, nadie elegía nacer así.


 Así como no era mi culpa haber nacido omega...


"Era su naturaleza..."


Me pusé de pie, el me imitó y me dirigí a la puerta.


— Hasta luego, gracias por atenderme Doctor De la iglesia... Por cierto muchas felicidades por su matrimonio, estoy muy feliz por usted.


Se sonrojó y subió su brazo detrás de su cabeza, se escuchaba burlón y apenado.


— Jamás creí que alguien tan lindo como él aceptará a alguien como yo... En realidad estoy más que feliz, gracias Yuuri y ya te he dicho que no me llames así, solo dime Leo, después de todo somos amigos.


Salimos del edificio, le expliqué a Yuuko que me mando un supresor muy fuerte en caso de emergencia, así que todo estaría bien. tenía que prevenir mi celo y evitar los problemas.


Yuuko me pidió un favor antes de irnos, quería pasar a recoger un encargo, se negó a que la acompañará, solo que yo insistí. Caminábamos a unos cuantos metros del consultorio, no íbamos muy lejos así que nada me costaba acompañarla.


Algo lejos, vi un delgado cuerpo, afeminado y delicado en la banqueta, estaba temblando. Era un día muy frío a decir verdad, casi podría decir que nevaría. Yuuko se me quedó viendo. 


Me quedé pensando, solo fijaba mi mirada en él. Miré a Yuuko y me sonrío de manera gentil, ella me conocía bien... Me quité mi saco y se lo puse encima. Volteó a verme en el acto.


Me encontré con ese olor a vainilla y canela, un pelo rubio, hermoso y unos ojos verdes un poco asustados, como si me estuvieran a punto de arañarme. Sentí ese instinto de atacar viniendo de su persona. La gente lo pasaba de largo, no sin antes echarle una mirada, después de todo era una persona hermosa y de un olor dulce.


Mientras más lo veía más hermoso me parecía. Una parte de mi tenía un conflicto de que esté... ¿chico? Tuviera ese olor, no podía evitar pensar en "la chica" que tanto seguía a Viktor.


Pero obviamente no era la persona que estaba en mi mente. Nada de eso tenía sentido, solo lo ignoré.


Llegó una imagen a mi.


— Dasha...


Me acerqué al asustadizo chico y le dije las palabras que a mi me dijeron, al principio me sonaron groseras, después de todo venía de un alfa... pero conforme paso el tiempo entendí que ella no se burlaría de mi de esa manera.


— ¿Tienes frío? Ven, te daré un lugar donde fingir que todo esta bien gatito.


En eso funció el ceño y me dijo:


— ¡¡NO ME JODAS!! ¡No iré a ningún lado con un tipo como tú!


Me soltó una patada, por poco y no la esquivó. Admitó que me dio miedo. Entendía ese sentimiento. Nunca se sabía que tipo de gente te ofreciera "ayuda", por lo general todo tenía un costo... es especial en un mundo como este.


— No te preocupes, no te haré daño, también soy un omega. Te ayudaré a levantarte.


Traté de darle la sonrisa más cálida que pude. Se me quedó viendo fijamente y un poco intimidarte.


— ¿También?...


Quedó en silencio. Miró al suelo y se levantó, no dijo ni una palabra. Se posó a un lado mio y volteó la mirada.


Pase mi brazo sobre su cabeza y lo noté, algo diferente en su olor, era el mismo, pero... esta vez se trataba de uno un poco más potente, tuve una sensación como con Viktor... ¿acaso el chico olía a alfa? Revise discretamente su cuello pero estaba pulcro... en eso me dí cuenta de la piel tan linda y lechosa que tenía.


Yuuko sólo guardó silencio.


Ella fue criada en la mansión por la familia Nikiforov, al igual que Nishigori, pero sus padre trabajaban en la mansión. Ellos no estaba en mi situación.


Ellos conocían mi historia. Yuuko sabía como había llegado a la casa Nikiforov,  no dijo nada sobre mis acciones, puso las llaves en mi mano y continúo con su camino haciéndome una seña de que volvería.


El chico llevaba una ropa normal, un especie de sudadera negra, playera blanca, jeans sucios y rotos. Rondaba los quince o dieciséis años. Tenía unos cuantos rasguños en las manos, rasguños de gato para ser exactos, pero no le dí importancia a ello.


Noté que estaba descalzo. Miré su talla de zapatos y la mía, tenía los pies heridos y darle mis zapatos no ayudaría en mucho. Me pose frente a él, me incline un poco y le hice unas señas, lo tomé de la cintura y lo subí a mi espalda, parecía no tener la más mínima fuerza, se abrazo a mi cuello y guardó silencio en camino al coche.


Lo senté en la parte trasera, me senté del lado del copiloto. Esperé a que Yuuko regresará, mientras pensaba como lidiaría con el muchacho, no lucía como alguna clase de impostor, realmente estaba perdido y confundido.


Al volver, Yuuko me habló como si nada hubiese pasado.


Llegamos a la casa Nikiforov, lo bajé del auto cargando y entré a la casa, afuera estaba el carro de Viktor y de la familia con la que Viktor se uniría en votos matrimoniales, era justo la hora en que se reunirían con el abogado. Este era un negocio, hecho con el fin que ambas familias fueran beneficiadas. 


Al llegar, me dirigí a la puerta trasera del carro y volví a acomodarlo en mi espalda. Esta vez no me dirigió ni una palabra.


Cuando entré lo bajé, después de todo el vestíbulo tenía piso forrado con tela, que no era de mi agrado, siempre odie limpiar ese horrendo tapiz. El no parecía tan sorprendido como lo esperaba, era una casa estilo victoriano donde todo era; cuando menos, un poco extravagante.


Le pedí a Yuuko que prepararan una tina y ropa que el pudiese usar. Ella fue de inmediato. En eso escuche a Pichit bajar por las escaleras mientras gritaba mi nombre.


— ~¡YUUURI!~...


El brincó directo a mi cuello como era su costumbre. Se detuvo y miró al chico rubio quien observaba una pintura. En mi opinión, una muy extraña de un tigre. Esa pintura casi nunca captaba la atención de la gente, preferían mirar las otras que había en el lugar. Era simple y de extraña esencia.


Pichit se acercó con amabilidad, levantó su mano en señal de saludo.


— ~io~...


Se quedó mirando la pintura junto al joven, ambos se quedaron unos segundos en silencio. El chico parecía no tener expresión alguna, su flequillo cubría su rostro, dejando sus ojos imperceptibles a los míos.


— Cuando yo llegué a este lugar me pareció algo extraño ver una pintura de ese tipo. Según sé, la compraron en un mercado normal, no es de ningún artista reconocido, casi todos piensan que es horrenda y aburrida... 


El muchacho alzó su voz un poco...


— ¡¡¿HORRENDA?, PERO SI ES LO MÁS GENIAL QUE HE VISTO!!


Quizá bastante. Su cara parecía iluminada y emocionada. Pichit soltó una carcajada y comenzó a reír.


 — Yuuri de verdad trajiste a alguien estupendo...


Se sujetaba el estómago y no paraba de reír. En eso el chico... ¿Cuál era su nombre?... Mmm... bueno el sé molesto. Era una actitud infantil la que ambos tenían. Suspiré, y solté unas carcajadas. Tenía rato que no me reía de esta manera. Ese chico de verdad era tierno.


 Limpié mis lagrimas a causa de la risa y oí la voz de Viktor llamándome desde el primer piso.


— Me encantaría que rieras así conmigo.


Lo miré, estaba sonriendo.


Aquel hombre que siempre estaba tan lejos y a la vez tan cerca...


En ese momento, salió la señorita Mila seguida por la señorita Camille, quien era la prometida de Viktor.


— Vaya parece que recogiste un gatito.


Musito mi ama, quien posaba su cuerpo en el barandal, acomodando sus pelirrojos cabellos.


— ¿¡HAH!?


Gritó con fuerza el muchacho de ojos verdes.


Caminé hacía él y le tomé de la muñeca con intención de tranquilizarlo, ellos eran muy tolerantes, pero no conocía muy bien a la señorita Camille, a penas y le había dirigido la palabra. Esto podría versé como una falta de educación.


— ¿Yuuri, qué planeas hacer con ese chico?


Me cuestionó Victor.


— Esa decisión no me compete, por el momento le daré un poco de ropa limpia y comida si no le molesta, con permiso señor.


Hice una reverencia y jalé de la muñeca al gatito, creó que el chico estaba más tranquilo y cabizbajo. Escuché a Viktor murmurando.


 —Huh... con que es eso...


A pesar de todo, la resonancia del sonido en el vestíbulo era bastante buena, estoy seguro que él era consiente de ello.


Lo llevé al lado izquierdo de la sala, donde estaba la habitación de la servidumbre y la cocina. Noté que el estaba realmente hambriento por lo que lo llevé a la cocina primero.


Su comida estaba servida, se sentó rápidamente.


Yuuko preparó un poco de pirozhki.


Yo estaba sentado en una mesa junto a Él,  Yuuko dejó un plato en mi lugar.


—También tienes que comer.


Me guiñó el ojo y se retiró.


Empecé a comer, el estaba... devorando la comida. Se veía bastante indefenso comiendo de esa manera. Yuuko le sirvió varias veces. Me dijo desde la cocina:


—La siguiente vez prepararé Katsudon.


El chico detuvo sus movimientos un momento.


—¿Qué es eso?


Sonreí.


—Es un platillo de mi país natal, Japón. Bueno, no solo mió, de varios aquí...


Siguió devorando la comida y me dijo aun con el bocado en la boca.


—Ashí que, te llamash Yguuri, eres una espeshie de mayordomo, egres un omega y vienesh de Japón.


Tragó saliva, tomo un sorbo de agua y siguió comiendo.


—Parece que ya sabes varias cosas de mi, pero yo no se nada de ti.


Guardó silencio un instante y me dijo algo tímido. Después de pasar el gran bocado que tenía.


— Yuri...


—¿Huh?


—Mi nombre también es Yuri.


Mis ojos se abrieron cuales platos. Su nombre era el mismo, era normal que más gente se llamará como yo... pero era mucha coincidencia que un omega que estaba en las mismas condiciones que yo hace un par de años... se llamará así. En eso regresé a la tierra.


— ¡Yuuri! ya esta listo el baño.


Entró Pichit mientras se sentaba enfrenté a Yu... ri. Se recargó en la mesa de forma juguetona y le dio una sonrisa burlona.


—Yuuri es mio.


—¡Pichit!


Pichit se empezó a reír, sabía que lo decía en broma, pero creo que incomodo un poco a Yuri...


Es un poco extraño tener que llamar a alguien así...


Entró Yuuko y Nishigori, junto con Mari una muy buena amiga que también trabajaba en la casa. Se presentaron ante él, agarraron confianza rápidamente. Platicaron un rato y quedaron igualmente sorprendidos con el nombre.


—Mmm... no creó que sea fácil tener dos Yuris.


  — Si, tienes razón.  


Yuuko y Mari debatían sobre como llamarlo. Pichit y Nishigori discutían sus opciones mientras esperaban a que terminaramos de comer.


—¡Ah! ¡Tengo una idea!


Estaba un poco preocupado con las ocurrencias locas de Pichit, era alguien de confianza pero con ideas un poco extrañas. No creó que al chico le gustará la idea de ser "Yuri 2".


Mari sacó una de sus cajas de cigarros y ya cansada de discutir dijo:


— Te diré Yurio.


Todos alababan la idea de Mari, mientras "Yurio" se quejaba.


Terminamos de comer, acompañé a Pichit y a Yurio a la habitación donde se alojaría, era una a un costado de la mía. No sin antes pedirle permiso al señor Nikiforov. Le indiqué donde estaba cada cosa para que pudiese asearse por su cuenta. Entró al baño y yo preparé su cama, pensé que podría estar cansado y quizá lo mejor era que durmiese un rato.


Esto era más de lo que le había dicho a Viktor, pero no podía dejarlo así. Hablaría con el de inmediato.


Salí del cuarto por unos supresores en caso de que Yurio los llegasé a necesitar.


De camino me topé con Viktor en el pasillo.


— ~¡Vaya!~ venía a preguntarte como había estado tu cita con el médico y esperaba verte en tu alcoba. Pero en cambio me encuentro con que le estas sirviendo al gatito perdido.


No sabía como tomar su comentario, su tonó era bastante infantil y cruel. Recordé los consejos del Doc... de Leo. Mientras me perdía en mis pensamientos, Viktor me tomó de la barbilla.


— El único al que puedes servir de esa manera es a mi.


Estaba muy impactado por su comportamiento, retome la postura y fuí firme con él, como siempre procuraba hacerlo, aún si no me salía.


— El día de mañana regresaré con usted joven amo, de cualquier forma no es como si el fuesé a apartarme de su lado.


Me alejé de Viktor y me dirigí con Nishigori, quien tendría en ese momento los supresores para Yurio. 


Viktor no se daba cuenta de lo mucho que me costaba ser duró con él en esos casos.


Cuando regresé a la habitación, Viktor ya no estaba. Me preocupaban un poco sus caprichos. De cualquier forma había olvidado hablar con respecto a Yurio.


Regresé con lo necesario y un poco de agua. Quería preguntarle si no tenía alguna lesión en el cuerpo, a parte de los rasguños en su mano.


Toqué la puerta, nadie respondió, entonces entré.


Lo vi sentado, con una bata de baño en la cama, viendo simplemente a un espejo de cuerpo completo posado frente a su delgado cuerpo, no había notado que entré. Abrazaba sus piernas y se veía un poco triste. Su cabello aun escurría algunas gotas de agua.


Supuse que quería tiempo a solas, pero si no los tomaba me causaría problemas.


—Te los dejaré en la mesa de noche, ¿hay algo más que necesites?


Me miró y vio los supresores, no estaba sorprendido, quizá si notó cuando entre...


—¿Qué te hace creer que los necesito?...


Me dijo de manera altanera y cortante.


—¿De qué hablas? Con ese olor tan fuerte creó que los necesitas.


De pronto escuche un golpe seco, sin darme cuenta, yo estaba sobre la cama con él encima de mi, sujetando con fuerza mis muñecas, no podía moverme, el olor a vainilla y canela llenaba mis fosas nasales, era tal el aroma, que mi respiración se dificultaba, me sentí extraño...


Entonces me dí cuenta.


Acababa de cometer el error del que Leo me advirtió, me acababa de acercar demasiado a un alfa...


____

Notas finales:

Espero y no cometiese muchos errores, estoy buscando un poco demostrar el dolor tanto de los omegas como de los alfas y remarcar un poco la relación entre Victor y Yuuri, en especial la importancia de la madre de Victor en todo esto.

 

Me gustaría mucho saber que opinan o algunas de sus ideas respecto a la lectura.

 

Nos leemos.


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