Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Porque ahora lo sé: Todos los Caminos llevan a Ti por StarlightRain

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

N/A: Pues no, no hay notas en éste capítulo. Lo juro. Pero creo que esto se debió a la premura de actualización XD.

 

N/T: Bueno debo decirles que no puedo ni mucho menos darme crédito por la traducción de éste capítulo, y si hubiera algo que hice yo sólo fue el mero hecho de cumplior años y hacerme más viejo. Precisamente la traducción de éste fue mi regalo cosa que agradezco mucho porque entre estar liado y sin muchas ganas la verdad, no estaba como emocionado de hacerlo. ¿Y saben a quién le tenemos que agradecer? Si, a la inigualable Enigmatek así que ahora sólo me ha tocado hacer la revisión. Jijijiji mujer te amo con todo mi corazón de verdad. Gracias. Así que pues no los entretengo a leer!

 

Capítulo 17

 

Varios días pasaron y se fueron en la pequeña ciudad mercante sin que hubiera cambios mayores en la vida de los 5 ninjas rebeldes. Gaara permanecía inconsciente. Tsunade le continuaba asegurando a Naruto que de hecho eso era algo bueno. El cuerpo de Gaara tenía que recuperarse después de la terrible experiencia que había sufrido,  que despertaría cuando estuviera listo. Naruto le creía, la mayor parte.

 

Conforme la primera semana pasaba, los cuatro fueron estableciendo una nueva rutina que acoplaba bien a sus necesidades. Puesto que Gaara no podía quedarse solo, en caso de que algo ocurriera, tomaban turnos para cuidarlo. Itachi tenía el turno matutino, Tsunade el vespertino, Sasuke el nocturno, y Naruto el de la madrugada pasado la medianoche.

 

Sasuke y Naruto usaban las mañanas para dormir un poco y por las tardes, después del almuerzo, Itachi se les unía para retomar el entrenamiento. Tsunade tomaba el turno después de Itachi y se sentaba a lado de su joven paciente, checándolo y transfiriéndole suficiente de su chakra para mantenerlo vivo y apropiadamente hidratado hasta que pudiera comer y beber de la manera tradicional.

 

El resto del tiempo… bueno, Tsunade hacía lo único que podía hacer después de escuchar la historia de Itachi. Bebía. Cada tarde, después de que su turno terminaba, caminaba al centro al que se había convertido en su bar favorito en la ciudad y se emborrachaba espléndidamente. Usualmente regresaba al hotel a las tempranas horas de la mañana y dormía a pierna suelta hasta que fuera hora de tomar su turno otra vez.

 

No era lo ideal, pero cumplía plenamente el propósito. Hacía la vida un poco más soportable.

 

Como era de esperarse, Naruto estaba en contra de la filosofía de Tsunade. Siguiéndola con ojos llenos de desaprobación cada vez que ella se cruzaba tambaleante y ebria frente a él. Él le había reprochado en más de una ocasión también, pero Tsunade había dado lo mejor que tenía. ¿Qué más quería el niño de ella de todos modos? Ella había hecho su parte. Había salvado a su amigo y aprendido cosas que ella nunca quiso saber. Ni siquiera lo había procesado. ¿Qué más podía hacer ella?

 

En esas ocasiones, los ojos de Sasuke se burlaban. Algunas veces hasta parecía divertido. Pero ya no la acuchillaba con la mirada, ni la juzgaba tampoco. Se podría decir que había llegado tan lejos que incluso había ganado un poco de su respeto, y todo lo que se necesitó fue una disculpa a su hermano mayor.

 

Itachi no se parecía en nada a los otros dos trogloditas. Él siempre era educado y tenía modales. Mantenía los cuartos limpios y ordenados, y se aseguraba de que la ropa sucia fuera entregada a la lavandería del hotel cada noche. Nunca decía groserías, nunca hablaba con la boca llena, y era un buen cambio a comparación de los otros dos. Ellos siempre eran o muy ruidosos o muy altaneros, y definitivamente muy desordenados.

 

Al principio, Tsunade había confundido la amabilidad de Itachi por una fachada, pero desde entonces se había dado cuenta de que eso era consecuencia de cómo había sido criado.

 

Contra todo pronóstico, Itachi y ella se habían vuelto cercanos.

 

No ocurrió inmediatamente. Los primeros días Tsunade había hecho un intento deliberado por evadirlo. Era difícil mirar al mayor de los Uchiha ni no recordar las cosas terribles que había hecho, y todavía peor, las cosas terribles que se le habían hecho a él. Y cada vez que se encontraban, su mirada era muy molesta, demasiado comprensiva, que resultaba en hacerla sentir extraña y culpable, como si ella no se sintiera merecedora de ese comprensión.

 

Todo había cambiado un sábado por la noche.

 

Usualmente, el bar favorito de Tsunade, ubicado a dos calles de la plaza principal de la ciudad y a varios minutos del hotel, solía estar lleno de turistas y nativos por igual. Ella no había perdido la oportunidad de animarse y había pasado la noche bebiendo y apostando con más de un par de ellos.

 

Para cuando el bar cerró sus puertas, el sol estaba alto en el cielo y ella estaba tan ebria que un empleado había tenido que ayudarla a salir del bar. Se había tambaleado por las calles, luego estaba demasiado ebria para pensar claramente o para llegar al hotel.

 

Tsunade había incluso llamado a Shizune unas cuantas veces, olvidando por completo el hecho de que su asistente no había viajado con ella, y por lo tanto, como en otras ocasiones, ella no podía ayudarla esta vez. Tsunade no sabía que había alertado a Itachi de su ausencia o cómo la había encontrado, pero, apareciendo de la nada, la había ayudado a levantarse y había caminado con ella de vuelta al hotel sin siquiera una palabra de queja o una mirada juiciosa.

 

Itachi nunca volvió a mencionar el incidente, y la mañana siguiente su comportamiento para con ella se mantenía igual de respetuoso y amable que antes. De ese momento en adelante, Tsunade había decidido que de hecho prefería su compañía a la de los dos mocosos.

 

Un peculiar sentido de amistad había empezado a crecer desde entonces.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Gaara no despertó hasta la cuarta semana.

 

Tsunade estaba con él cuando lo hizo, y de inmediato envió una de sus babosas para alertar a los tres chicos, que se encontraban entrenando en el bosque cercano. Que Gaara recobrara la conciencia tomó varios minutos. Primero, su cuerpo se removió, luego sus manos se apretaron. Su pulso se aceleró. Lentamente, su respiración se apresuró. Sus músculos se tensaron. Parpadeo varias veces.

 

Entonces, tan rápido como un relámpago, se intentó levantar… y falló miserablemente. Lo intentó de nuevo, y Tsunade tuvo que detenerlo antes de que se hiciera daño, manteniéndolo contra el colchón.

 

Gaara comenzó a hiperventilar. Estaba teniendo un ataque de pánico.

 

—Está bien—. La voz de Tsunade cuidadosa mientras intentaba calmarlo—. No te preocupes ahora. Estás a salvo. Naruto me trajo aquí para curarte.

 

Con el nombre de Naruto, él dejó de luchar—. ¿Naruto? —repitió.

 

Tsunade le asintió alentándolo. Los ojos azul claro del chico moviéndose por el cuarto—. Naruto— dijo otra vez. Su voz sonaba desesperada—. Tengo que advertirle. Tengo que…

 

—Sssh— Tsunade lo silenció. En su condición, incrementar la presión arterial podía tener efectos adversos en su recuperación. El estrés era peligroso. Su cuerpo necesitaba tiempo para sanarse y renovar fuerzas—. Cálmate, Naruto estará aquí pronto, te lo prometo.

 

Y como si la suerte lo quisiera, Naruto escogió ese preciso momento para entrar en el cuarto desde la ventana. Corrió directo hacia su amigo, arrodillándose a su lado—. ¡Gaara!

 

Sasuke e Itachi le siguieron, acercándose pero permaneciendo algunos cuantos pies alejados no queriendo abrumar al chico. Gaara ni siquiera notó su presencia. Su mirada puesta en Naruto, su rostro distorsionado de la ansiedad.

 

— ¡Naruto, quiere matarte!—, gritó, sus palabras llenas de miedo y urgencia—. ¡Mandó a sus hombres por ti!

 

— ¿Qué? —los ojos de Naruto se abrieron. Esa era la última cosa que se esperaba —¿Quién?—luego sacudió la cabeza—. Espera, eso no importa ahora. Estamos seguros aquí, te lo prometo. Necesitas concentrarte en recuperar tus fuerzas.

 

En todo caso, sus palabras tuvieron el efecto contrario del que intentaba. La respiración de Gaara se hizo más errática y se veía muy asustado—. Tienes que escuchar— insistió de nuevo—. Él viene por ti. Viene por tu amigo también—. Se detuvo, recordando detalles—. Dijo que… ¿un Uchiha?

 

Inmediatamente, las miradas de Naruto e Itachi se pusieron sobre Sasuke. Sasuke frunció el ceño en respuesta. Tsunade mantenía sus sentidos puestos en su paciente.

 

—¿Sasuke?— cuestionó Naruto devolviendo su mirada hacia Gaara—. Gaara, ¿quién viene por Sasuke?

 

—Es… él Hokage.

 

—¿Él Hokage? —repitió incrédulo.

 

No, él no podía creer eso. No había manera de que el Hokage ordenara la muerte de Sasuke y la suya. El viejo podía ser culpado de serios errores, sin duda, pero Naruto no podía creer que fuera tan lejos como para ordenar sus muertes. Las muertes de dos niños.

 

Su cara no era la única que mostraba incredulidad. Era obvio que Tsunade no lo creía tampoco.

 

—¡Su nombre!— Sasuke demandó de pronto—. ¿Sabes el nombre del Hokage?

 

Por primera vez, la mirada de Gaara se desvió hacia él. Surcó su cara, pequeñas arrugas apareciendo en su frente—. No lo se…— hizo el esfuerzo por recordarlo, pero fue atacado por una tos violenta. Tsunade estaba sobre él en un segundo, sus brazos tomándolo de la espalda para que se mantuviera derecho mientras él trataba de recuperar aire.

 

—Necesita descansar— les dijo ella—. Está a punto de quedar inconsciente de nuevo.

 

Naruto asintió, aceptando su sabiduría y dispuesto a dejar el tema por ahora. Pero Sasuke se mantenía mirando al pelirrojo, sus ojos demandando una respuesta. Después de unos momentos, Gaara movió sus labios.

 

—Había un hombre con él… Él… él lo llamó Danzo.

 

Garra se desmayó segundos después.

 

Un frío silencio llenó el cuarto.

 

Un largo y terrible silencio.

 

Sasuke fue quien lo rompió.

 

—¡Carajo!— maldijo enojado—. ¡Maldita sea! —les dio la espalda, caminando a la ventana más cercana y estrelló su puño contra el muro—. ¡Debí haberlo sabido!

 

Estaba tan enojado consigo mismo. Orochimaru le había dado una maldita enorme pista. ¿Cómo pudo haber sido tan idiota en omitirla?

 

Naruto lo miraba confundido—.¿Sasuke, qué?

 

—Orochimaru— dijo.

 

Claro. Era obvio ahora.

 

Sasuke se rió de momento, pero estaba lejos de ser de alegría.

 

—Sasuke— dijo Itachi. No podía soportar la visión de su pequeño hermano riendo de esa manera. La semejanza a la locura era demasiada.

 

—Hice un trato con él— explicó Sasuke, más calmado ahora, respondiendo a las dos preguntas que se le habían hecho—. Le dije que dejara Konoha en paz o lo mataría. Él me dijo, con un carajo él me dijo que Konoha me quería muerto. Dijo que el Hokage le había prometido mis ojos y mi cuerpo a cambio de aceptar públicamente la culpa de mi muerte.

 

—Pero el Hokage no haría eso— Naruto repitió de nuevo, seguro de sus palabras.

 

Los ojos de Sasuke viajaron desde él a las otras dos personas en el cuarto. La cara de Itachi era máscara inexpresiva, sin que revelara nada. Pero Tsunade,… sus ojos estaban muy abiertos. Mirando su cara, Sasuke sabía que ella lo había comprendido.

 

Miró nuevamente a Naruto.

 

—Piensa— le instruyó—. ¿Por qué estaba Orochimaru en Vesta?

 

La respuesta vino rápido.

 

—Por qué necesitaba que Tsunade le curara sus brazos.

 

—¿Y cómo se arruinó los brazos?

 

—Porque peleó con…— Naruto se detuvo un segundo, la realización se vio escrita en su cara— el Hokage—concluyó seriamente.

 

Era descaradamente obvio ahora. La muerte del Tercero había sido el primer giro de una cadena de eventos que había alterado sus vidas para siempre. Hiruzen había muerto encerrando los brazos de Orochimaru. La muerte del Hokage había incitado el viaje de Jiraiya y Naruto en busca de Tsunade y el fatídico retorno de Itachi a Konoha.

 

Pero ellos dos había estado tan distraídos estas últimas semanas -Naruto preocupado por Gaara y Sasuke rehusando reconocer el pasado- que lo habían olvidado.

 

Sasuke habló nuevamente—. Y después de que el Hokage muriera, necesitaban a alguien que lo reemplazara…

 

—Pero Jiraiya nunca accedería—terminó Naruto por él—. Y Tsunade…

 

No podía decirlo en voz alta, no mientras ella estuviera en el cuarto. Pero la única razón por la que Tsunade no se había convertido en Hokage era que, esta vez, Naruto nunca fue a buscarla con Jiraiya, pero tampoco éste había intentado persuadirla de aceptar su responsabilidad. Parecía que, sin él, su padrino ni siquiera había intentado encontrarla.

 

—Ella estaba aquí, ayudándonos— dijo en su lugar.

 

Él y Sasuke la miraron, cuestionándola con una silenciosa pregunta, pero ella agitó su cabeza en negación—. Nadie sabía que estaba aquí— ella contraatacó—. Y no habría importado de todos modos. Juré que nunca pondría un pie nuevamente en Konoha, y no tengo la intención de romper ese juramento. Ahora más que nunca— prometió segura de sí misma.

 

—¡Pero tiene que haber alguien más! —se quejó Naruto, sin importarle si sonaba infantil—. Cualquiera es mejor que Danzo.

 

—No necesariamente— respondió Itachi con voz neutral—. Tiene mucha reputación como parte del concejo, y trabajó muy de cerca con el Hokage por años. Mucha gente lo admira y muchos más lo consideran un crucial activo en la preservación de la aldea.

 

Algo en Itachi cambió. Naruto no podía decir exactamente el momento en el que pasó, pero ocurrió. Su rostro tan inexpresivo como antes, una que no revelaba ninguno de sus pensamientos ni emociones. Sus facciones se mantuvieron compuestas, frías como piedra, pero había un fuego feroz bajo su piel. Un fuego que simplemente al mirarlo Naruto no podía sentirlo en su interior.

 

Naruto recordó por qué la simple mención del nombre de Itachi metía miedo en el corazón de muchos ninjas. Si Sasuke era una furia ardiente como el fuego, rápida, feroz y salvaje, la de Itachi era fría como el hielo, paciente, disciplinada y engañosamente peligrosa. Aunque diferente, no era menos letal que la de su hermano.

 

Inconsciente de los pensamientos de Naruto, Sasuke declaró como una condena—. Voy a matarlo.

 

Tres pares de ojos se voltearon a él.

 

—No puedes.

 

No fue Itachi quien dijo esas dos palabras, tampoco Naruto.

 

Fue Tsunade.

 

Ella tenía la atención ahora—. No estoy diciendo que no se lo merezca— aclaró rápidamente—. Pero guste o no, él ha sido nombrado Hokage ahora. Si lo atacas, todos en la aldea se levantarán en armas a defenderlo. Y si te las arreglas para matarlo, cada Shinobi de Konoha se jurará a matarte en venganza.

 

Sasuke no se vio perturbado por esta posibilidad.

 

—Pueden intentarlo— respondió oscuramente; una negra expresión en sus facciones.

 

Tsunade levantó las cejas sin impresionarse—. ¿Quieres declararle la guerra al País del Fuego? Porque cualquier intento en contra la vida del Hokage será tomado como tal.

 

—Eso no es algo que queramos— habló Itachi en lugar de su hermano.

 

—Pero no puede permanecer como Hokage— agregó Naruto.

 

Él mayor de los Uchiha estuvo de acuerdo con él—. No, no puede— reafirmó con frialdad.

 

Para Naruto, solo quedaba una alternativa—. Tenemos que encontrar otra manera de deshacernos de él, entonces. Si nosotros dejamos que la gente sepa quién es él, las cosas que ha hecho, no le dejarán quedarse como Kage.

 

La mirada de Itachi se volvió a Tsunade, sabiendo que ella era la más experimentada del grupo en cuestiones políticas—. ¿Es posible?

 

Ella asintió—. En teoría, si. En la práctica, será muy difícil— les advirtió—. El Kage es un oficial electo. En Konoha, para ser electo Hokage uno necesita el voto de la mayoría de los clanes, y entonces esa nominación tiene que ser rectificada por el Señor Feudal del país. Pero los clanes por si solos no pueden nombrar a alguien como Hokage. De igual manera, los clanes no tienen la autoridad para quitar a nadie del puesto. No legalmente, al menos.

 

Con eso, ella miró a los dos Uchiha especialmente. Su clan había estado inconforme con el liderazgo de la aldea por años, ofendidos por el trato al que habían sido sometidos, pero no había una vía legal por la que ellos pudieran cambiarlo. La única manera de mostrar su descontento había sido por medio de un golpe militar.

 

—El Señor Feudal tiene la autoridad para hacerlo— continuó explicando—. Sin embargo, ellos son muy cuidadosos de no interferir en las regulaciones internas de las Aldeas Ocultas. Entrometerse en los asuntos ninjas es peligroso. Ir abiertamente en contra de la voluntad de la mayoría de los clanes invalidando su decisión… Es prácticamente suicidio.

 

—¿Cuál crees que es nuestra mayor oportunidad, entonces?— le preguntó Itachi escuchándola cuidadosamente.

 

—Lo que necesitan son pruebas— contestó Tsunade honestamente—. Si ustedes presentan pruebas sólidas de las malas acciones de Danzo al Señor Feudal, él se las pasará a los clanes y, después de ganar su apoyo, lo removerá del cargo.

 

—Pero Itachi es el único que sabe que pasó— protestó Naruto—. El Tercero está muerto, y los Ancianos mentirán para salvar sus propios traseros.

 

—Aunque, lo admitió— recordó Sasuke—. Sarutobi. Le dije antes de irnos de Konoha que si enviaba alguien tras nosotros le diría al mundo lo que le había ordenado hacer a Itachi, y él no lo negó.

 

Él y Naruto miraron a Tsunade, con miradas interrogantes. Ella agitó su cabeza—. Ambos son demasiado jóvenes. Ellos no tomarán a dos niños en serio. Aún peor, tú eres el jinchuriki y tú eres el hermano de Itachi. Están mucho más dispuestos a encerrarlos que a escuchar nada de lo que tengan que decir.

 

Naruto bajó la mirada. Había esperado una respuesta semejante, pero aún era molesto recordar cómo la gente lo veía, no como una persona, ni siquiera como un muchacho, sino más como una herramienta, un monstruo.

 

—¿Qué tal Orochimaru? —cuestionó Sasuke después de una corta pausa—. Estoy seguro de que él tiene más de un trato con Danzo. Y él nos daría las pruebas, si se las pidiera.

 

Si Tsunade tenía dudas acerca de hasta donde Sasuke tenía control sobre su antiguo compañero de equipo, lo ocultó bien—. Eso no te ayudará. Él ya no es un simple criminal. Es quien asesinó al Hokage hace unas semanas. Justo ahora, su palabra vale menos que la de Itachi.

 

Sasuke aceptó fácilmente esta declaración, aunque no se molestó en ocultar el enojo en sus facciones. Eso básicamente los dejaba sin opciones.

 

—¡Esperen un minuto!— exclamó Naruto de pronto—. ¿Qué tal Nagato?

 

Tsunade no había escuchado ese nombre antes—. ¿Quién?

 

—Es el líder de Amegakure— le contestó—. Es el líder de Akatsuki también. Es uno de los más poderosos ninjas con vida, y odia a Konoha porque Danzo ayudó a orquestar el asesinato de su mejor amigo. Pero no es una mala persona.

 

Tsunade lo miró, la sospecha creciendo en sus ojos.

 

—¿Cómo puedes saber todo eso?— le preguntó, vocalizando por primera vez las dudas que la habían importunado desde que lo conoció—. Apenas tienes trece años…— aunque no actuaba según su edad. Tampoco lo hacía Sasuke, si se consideraba, aunque su hosquedad y su corto temperamento lo ayudaban a ocultar mejor este hecho.

 

—He estado trabajando encubierto dentro de Akatsuki por años—, les interrumpió Itachi, cubriendo al rubio—. Les conté a mi hermano y a Naruto todo lo que había encontrado sobre ellos después de que se enfrentaron conmigo.

 

—Sin mencionar toda la investigación que Naruto y yo hicimos antes de dejar Konoha—, agregó Sasuke al relato de su hermano, mintiendo tan naturalmente como siempre—. Ambos desconfiábamos de las historias que se nos habían contado, acerca de mi hermano y de Naruto mismo. Así que escarbamos mucho para encontrar la verdad por nosotros mismos.

 

—¿Y se escaparon con eso?— preguntó a los dos arqueando las cejas, aunque sus dudas habían sido considerablemente apaciguadas.

 

—Bueno— Sasuke respondió sonriendo— este idiota no fue nombrado el bromista y alborotador número uno de Konoha por nada.

 

—Oh, mira quien habla, bastardo— le respondió Naruto de vuelta. Aunque en realidad, sus palabras no llevaban intención real, pues sonreía.

 

Tsunade sintió que su cuerpo se relajaba. Ellos no actuaban como niños normales muy a menudo, eso era verdad, pero nadie podía negar que su relación era entrañable. Y si era honesta consigo misma, no serían los primeros ni los últimos niños ninjas que ha conocido que estaban un poco tocados de la cabeza. Eso es lo que pasa cuando la sociedad insiste en entrenar niños-asesinos.

 

Siempre podía contar con Itachi de todos modos, él era la persona con más sentido común del grupo, por mucho… lo que ya era decir bastante.

 

—¿Y tú crees que este Nagato accederá a ayudarte?— preguntó, encarrilando la conversación de nuevo.

 

—¡Claro!— le aseguró Naruto—. Realmente es un gran tipo en el fondo. Jiraiya fue su maestro, ¿sabes? Está herido y tiene muchas ideas equivocadas, pero sé que puedo hacerle entender mi punto de vista. Y si Danzo jugó un papel importante en los eventos que llevaron a Amegakure a una Guerra Civil -incluido el asesinato de Yahiko- tiene que haber quedado algún tipo de prueba.

 

Tsunade consideró esto por un momento—. Konoha y Amegakure nunca han sido aliados, así que cualquier operación que Danzo haya llevado a cabo con Hanzo -el antiguo líder de Amegakure- pudo no haber sido sancionada. El País de la Lluvia no es una de las cinco grandes naciones, pero aun así tiene suficiente peso para que no descarten la acusación de su líder en contra del Hokage sin una investigación formal.

 

—Y si comienzan a investigar, no hay manera de que no encuentren algo de la mierda que Danzo ha intentado esconder por años— concluyó Naruto entusiasmado.

 

Aunque considerablemente menos expresivo que el rubio, Itachi se veía complacido con esta solución también. Sasuke no se pronunció en contra, lo cual significaba que no se oponía.

 

—Tenemos que movernos rápidamente—les advirtió el otro Uchiha—. Para que este plan tenga éxito, necesitamos hacer nuestra movida antes de que Danzo se haya establecido completamente como Hokage.

 

Tsunade estuvo de acuerdo con él—. Itachi está en lo correcto. Le tomará varios meses ganar el completo control de los clanes. Necesitan presentar su caso al Señor Feudal antes de que eso pase.

 

Naruto y Sasuke asintieron—. ¿Cuando crees que Gaara esté listo para viajar?— le preguntó Naruto.

 

Ella se encogió de hombros—. Es imposible saberlo con certeza. Podría decir que más de dos semanas menos de cuatro.

 

—Eso es demasiado— se quejó Sasuke abiertamente.

 

Estaba en lo correcto en esa evaluación, pero Naruto lo miró fijamente de todos modos—. No lo voy a dejar solo. Es mi amigo. Y si los hombres de Danzo lo encuentran…—. No quería terminar esa oración. Incluso pensarlo lo hacía enfurecer.

 

—No tienes que hacerlo— dijo Tsunade.

 

Inmediatamente, Naruto giró su cabeza para verla a los ojos. Estaba sorprendido con la familiar expresión que vió en su cara, un rostro que ahora estaba lleno de determinación.

 

—Yo cuidaré de él— dijo ella, sin darle tiempo a discutirle—. Tú mismo lo dijiste, niño. Si alguien tiene el poder de hacer lo correcto, y aún así no hace nada, esa persona es tan culpable como aquellas que llevan a cabo la acción en primer lugar. Así que, esta soy yo, haciendo algo. Te prometo que cuidaré de Gaara y que no dejaré que nada le ocurra—, juró, su voz suave ahora—. Y cuando él esté lo suficientemente repuesto para viajar, ambos te veremos en Amegakure.

 

Si fuera cualquier otra persona haciendo ese juramento, con la excepción de Sasuke e Itachi, quizá, Naruto lo hubiera descartado. Pero no podía hacerle eso a ella. Esta era la mujer que había escogido creer en él incluso apenas conociéndolo. La persona cuya fe en él nunca había vacilado, ni siquiera cuando comenzó a separarse de las expectativas de todo el mundo.

 

Ella siempre lo protegió sin pedir absolutamente nada a cambio.

 

Si Tsunade decía que mantendría a Gaara a salvo, él le creía.

 

—Está bien— accedió—. Confío en tí.

 

Su fé en ella pareció tomarla por sorpresa, y tal vez esperaba que él presentara más pelea, a juzgar por el modo en que sus ojos se ensancharon con sus palabras, pero entonces ella asintió sonriéndole—. No te defraudaré.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

De ese momento en adelante, todo ocurrió rápidamente.

 

Idearon un plan para infiltrarse en Amegakure, y la estrategia que seguirían una vez dentro del País de la Lluvia. Entonces, Naruto, Sasuke e Itachi dejaron a Tsunade y fueron a hacer sus equipajes. Viendo que era ya muy tarde, decidieron que sería más práctico pasar la noche en el hotel y retirarse mañana en la mañana.

 

Los cuatro tuvieron una tranquila cena, Gaara todavía inconsciente. Después, Naruto se excusó por unos minutos para despedirse de Hikari, la chica de la recepción, quien, durante estos pocos meses, se había convertido en una amiga.

 

Después de que regresó, se ofreció a tomar el turno de noche por Tsunade.

 

A pesar del hecho de que necesitara reponer sus fuerzas para el viaje, el rubio podía saber que el sueño no vendría fácilmente a él esa noche, y quería estar con Gaara de todos modos. Secretamente esperaba que su amigo despertara de nuevo, dándole una oportunidad de despedirse antes de partir. Si no lo hacía, quizá Naruto podría dejarle un clon para explicarle en persona porque se habían ido con tanta prisa, y asegurarse de que Gaara supiera que era bienvenido en Amegakure cuando se les uniera.

 

Sasuke se ofreció a quedarse con él un rato.

 

Naruto apreciaba la compañía. Su humor se había vuelto bastante melancólico en las últimas horas, y encontraba la presencia de su mejor amigo reconfortante. Se sentaron en silencio por varios minutos, ambos mirando el cielo nocturno a través de la ventana. La luna menguaba. El viento podía ser escuchado desde dentro. Ellos habían llegado a este universo al principio de la primavera, y pronto, otoño estaría en su plenitud.

 

Inesperadamente, Sasuke fue quien rompió el silencio.

 

Miró a naruto con una expresión muy seria—. ¿Sabes que ella cuidará de él, verdad?

 

—Claro— el rubio no lo dudaba.

 

—Entonces, ¿qué es?

 

Algunas veces, Naruto se asombraba de lo perceptivo que podía ser Sasuke. No se veía de ese modo, era demasiado áspero y demasiado desprendido de la mayoría de las normas sociales para que alguien lo identificara como una persona empática, mucho menos él mismo, pero siempre había tenido la habilidad de ver a través de él, incluso cuando la mayoría de las personas no podían.

 

Naruto sacudió la cabeza—. No es nada. Solo un pensamiento estúpido.

 

Sasuke no lo negó—. Bueno, eso difícilmente sorprende— bromeó.

 

Naruto le dio un codazo en las costillas, usando quizá más fuerza de la que la situación ameritaba—. Cállate, bastardo—. Sasuke aceptó el golpe con gracia, y sus labios se curvaron en una sonrisa complacida cuando regresó su mirada hacia el rubio.

 

—Lo que digas, idiota—. Dejó pasar unos segundos antes de seguir y preguntar de nuevo—. ¿Entonces?

 

—Es solo que…—¿Cómo podía poner en palabras lo que estaba sintiendo?— Creo que voy a extrañar este lugar, eso es todo.

 

—Oh. Yo también—, admitió Sasuke después de una pausa.

 

Naruto lo miró, el peso de su confesión levantó su ánimo un poco—. ¿En serio?

 

—Tuvimos buenos momentos, ¿no es así?

 

El rubio asintió, una pequeña sonrisa adornando sus labios, feliz de que no fuera él único que se sentía de esa manera. Habían compartido un departamento durante dos años después de la guerra, así que tenían algo de experiencia viviendo juntos. Y sin embargo, esos últimos cuatro meses desde que habían llegado a Konoha se habían convertido completamente en una nueva experiencia.

 

Viviendo entre extraños, lejos de las expectativas de todo el mundo, habían sido libres de una manera que Naruto no había esperado o experimentado antes. Completamente solos y lejos de otros, se habían sentido libres para ser ellos mismos sin ninguna pretensión. Como consecuencia, las memorias que habían creado habían crecido en una nueva forma de intimidad.

 

Naruto nunca se había sentido más cerca del Sasuke real. Su amigo había sido abierto con él de maneras que nunca antes hubiera esperado. E incluso después de que Itachi se les uniera, la intimidad entre ellos no se desvaneció. Únicamente había crecido para acogerlo también.

 

Solo por eso, Naruto siempre recordaría este lugar.

 

—Deberíamos regresar algún día, una vez que hayamos derrocado a Danzo y solucionado lo de Akatsuki. Como unas vacaciones— sugirió Sasuke después de un rato, con voz suave.

 

—No te olvides que debemos encargarnos de Obito y Zetsu también— le recordó el rubio, más seriamente.

 

—¿Qué? ¿Demasiado para ti?

 

Naruto amaba esos amigables retos—. No estoy preocupado. Puedo con cualquiera mientras te tenga conmigo— eso quizá había sido más de lo que había querido decir. Para diluir el humor, cambió de tema—. Oye, ¿no se supone que iríamos a un lugar con nieve las próximas vacaciones?

 

—Dijiste que pondrías un poco de hielo en los pantalones de Itachi— recordó Sasuke también.

 

Ambos se rieron suavemente. Unos cuantos segundos pasaron en un silencio confortable. La proximidad de sus cuerpos era tal que sus hombros se estaban tocando—. Supongo que al final no importa—, declaró el Uchiha después de un rato—. Podemos ir a donde tú quieras ir.

 

Sorprendido por esta declaración, Naruto se volteó para verlo. Sasuke estaba ya con la vista fija en su rostro. Su mirada lo capturó unos segundos justo cuando sus labios se curvaron en una preciosa sonrisa. Sus ojos negros brillaban, solo por esta vez, Sasuke no intentaba esconder las múltiples emociones que se mostraban en sus pupilas.

 

El pecho de Naruto se hinchó con amor. Sólo al mirar en esos ojos supo que era verdad, sin sombra de duda, su mejor amigo estaba en lo correcto. Realmente no importaba donde fueran después, no mientras fueran juntos.

Notas finales:

N/A: En este capítulo pasaron muchas cosas pequeñas, y creo que movió la historia de una manera inesperada. Disfruté mucho escribiendo la creciente amistad entre Tsunade e Itachi, y por supuesto, la última escena con Naruto y Sasuke me derritió el corazón.

Creo que estamos dando un gran paso adelante aquí. Nuestros personajes no solo se van de la ciudad, sino que dejan atrás en un capítulo entero de sus vidas. Acabamos de terminar la primera parte de la historia, y el próximo capítulo nos presentará la segunda parte. Hasta este momento, la asignatura principal era encontrar a Itachi y luego establecer una relación confortable entre nuestros tres personajes principales.

Ahora la trama va de dos maneras: por un lado nuestros personajes van a estar jugando a la "política ninja", y por otro lado la relación de Naruto y Sasuke va a involucrar desde la amistad hasta el romance. No puedo esperar para escribir esa parte, de verdad. Espero que hayan disfrutado el viaje que nos trajo aquí.

Cuando comencé a escribir este fanfic, tenía una idea clara en mi mente, y sabía a dónde iba la historia. Eso no ha cambiado, pero ha crecido enormemente. Y sé que hubiera dejado de escribir hace mucho tiempo si no hubiera sido por la increíble ayuda que todos me han demostrado. Así que gracias, desde el fondo de mi corazón. Espero que hayan disfrutado este capítulo y, por favor, háganme saber cuáles son sus pensamientos en los comentarios.

 

P.D. Si viven en londres y les gustan los fanfics, revisen esto: www. meetup Friends-City/events/245289128/

 

Sería encantador poder conocer algunos de ustedes en persona.

 

N/T: Jode mucho no vivir en inglaterra cuando uno ve esas notas, pero bueno ya paso un rato de la publicación de ese capítulo XD. Y si pareciera que voy a paso de tortuga con eso pero que sepan que hay varios motivos, muchos personales, pero también el que la autora está demorando un poquito en subir los últimos capítulos y prácticamente ya le he dado alcance (me faltan 3 capítulos de los cuales ya traduje uno así que iremos con calma por favor para dar tiempo a que haya más jijijiji)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).