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Porque ahora lo sé: Todos los Caminos llevan a Ti por StarlightRain

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Notas del capitulo:

N/A: Aquí tenéis el capítulo 8 (7 pero ya saben…), tengo que advertirles que mi beta, Caia está de vacaciones, así que este capítulo podría tener más errores de lo usual. No quise hacerlos esperar otra semana para leerlo, no después de todos los maravillosos reviews que me mandaron (me animan demasiado cada vez que los leo), así que queda en ustedes leerlo. Una vez Caia haya regresado y tenga la versión editada, subiré nuevamente este capítulo, así que probablemente prefieran esperar a que eso pase.

 

Para los que no, sigan adelante y espero que lo disfruten.

 

P.S. Definitivamente cambiaré el nombre del fic a “Porque ahora lo sé, todos los caminos llevan a ti” Lo haré en uno o dos capítulos. Sólo les dejos saber esto a todos para evitar confusiones.

 

N/T: Bien ya he perdido la cuenta de cuando debo o no actualizar pero, vistos los hechos y que parece que acá en México andamos con la tierra muy movida mejor hacerlo. Gracias Enigmatek por regalarme de tu tiempo para revisar los detalles con todo y la situación que tenemos encima estos días. Espero que les guste el capítulo!

Capítulo 7

 

Konoha, torre del Hokage…

 

El Hokage terminó de leer la carta de Jiraya con el entrecejo fruncido y unas cuantas nuevas líneas de preocupación en su frente. Apenas podía creerlo. El Sannin había fallado en traer de vuelta a Naruto. Jiraya había encontrado y confrontado al chico y, aún así, no había sido capaz de traerlo de vuelta. Jiraya le aseguró a Hiruzen que Naruto estaba harto saludable y con un inmejorable espíritu, aunque también escribió que el chico ya estaba decidido y nadie podría persuadirlo de lo contrario. Añadió también que lo mejor era, para su conveniencia, dejarlo ser.

 

¿A conveniencia de quién? Se preguntó irónicamente por todo un minuto.

 

Estas eran las peores noticias que podía haber esperado, y en el peor momento posible también. Los exámenes Chuunin estaban ahora en la fase final. El primer combate, Nara Shikamaru contra Sabaku no Temari, había tenido lugar muy temprano en la mañana, con un resultado que favoreció a la aldea de la Arena. Después de eso Hyuga Neji había vencido a Doso Kinuta fácilmente.

 

Y aunque usualmente una victoria para su aldea le haría feliz, ésta vez el Hokage encontraba bastante difícil el parar de preocuparse lo su suficiente como para celebrar apropiadamente. Extraños sucesos habían estado sucediendo en las últimas semanas. Extraños y peligrosos. Se podría decir que todos habían empezado con la visita de Sasuke a su oficina  y su consecuente deserción de la aldea.

 

En sólo un día, Konoha había perdido dos importantes piezas: el último Uchiha y a su Jinchuriki. Y eso sólo había sido el principio.

 

Hace un mes, durante la segunda fase de los exámenes Chuunin, su viejo alumno Orochimaru hizo acto de presencia en el bosque de la muerte; poco después, los cuerpos de tres gennin fueron encontrados horriblemente mutilados. No era difícil adivinar la correlación entre esos dos eventos, aunque seguía sin saber que había traído de regreso a Orochimaru a Konoha, o que le había hecho enojar tanto para descargarse con tres niños indefensos.

 

Una semana más tarde, en los combates preliminares, todo mundo quedó impactado cuando el más joven gennin de la Arena, y el arma más poderosa de su aldea, se había rehusado a pelear, concediéndole la victoria por default a un furioso Rock Lee. Hiruzen había escuchado suficientes rumores para notar que tal comportamiento estaba completamente fuera de carácter para el Sabaku no Jinchuriki. Y la sorpresa en el rostro de sus aliados había sido honesta, lo que le dejaba aún con más preguntas.

 

Encima de eso, desde la partida de Sasuke y Naruto, Kakashi y Danzo no paraban de hacerle preguntas, eso si cada uno con diferentes preocupaciones en mente. Había hecho tanto como le fue posible para cubrir su deserción, inventando una historia en la que Jiraya había pedido a los chicos para una misión especial para reunir información. Eso les calló por un rato.

 

Desde luego esa mentira sólo funcionaría por un limitado periodo de tiempo, mientras Jiraya mismo trajera a los chicos de regreso a la aldea con él, corroborando efectivamente la historia, lo que Hiruzen esperaba hiciera sin muchos problemas. Después de todo, ellos eran un par de chiquillos arrogantes, y él, uno de los legendarios Sannin. Por muy listo que fuera Sasuke, y él le había demostrado a él mísmo serlo, no tenía siquiera una oportunidad.

 

Obviamente, el Hokage se equivocó al pensar eso.

 

Naruto y Sasuke seguían deambulando libremente, Orochimaru se escondía en algún lugar cercano, y la Arena estaba planeando algo. Ahora Jiraya le abandonaba, y si Danzo se enteraba de la verdad acerca de los chicos... Hiruzen tembló de miedo imaginando lo que podría hacer. Parecía como si todos y cada uno de sus errores en el pasado por los últimos veinte años hubieran regresado a patearle el trasero al mismo tiempo.

 

No diría que no se lo merecía, para él bien podía ser merecido, aunque en su defensa podía decir que deseaba pasar el sombrero del Hokage -y las responsabilidades que venían con él- a un shinobi más joven, ahora que era más que obvio que su tiempo se había terminado.

 

Minato habría podido manejar esos asuntos de manera bien diferente, y era claro que bajo su supervisión eventos como la masacre Uchiha no habrían tenido lugar. Pero él había muerto y Hiruzen había sido él único, otra vez,  que daba el ancho para liderar la aldea. Esa siempre había sido su primerísima prioridad. Dirigir y proteger la aldea. Y aún lo era. Y la aldea necesitaba a su Jinchuriki. Por el bien de la aldea, una vez más Hiruzen se vio forzado a hacer algo que se había jurado a sí mismo no haría. Pediría ayuda a ese hombre una segunda vez.

 

Sólo esperaba que aún fuera lo suficientemente leal para responder su plegaria. Y dios sabía que no le culparía si ya no lo era.

 

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En algún lugar en el país de la Cascada

 

La misión fué sencilla. Las dos siniestras figuras observaban a su presa desde las sombras. La mujer era hermosa, tenía un cabello rojo y brillante que caía como cascada hasta su cintura. Sus ojos eran de un verde esmeralda, sus labios llenos, y los rasgos de tu faz eran sensuales y delicados. Su risa era suave y cálida, y cuando se movía por la habitación los movimientos realizados tenían una gracia sin igual.

 

No era particularmente alta. En todo caso, ligeramente más baja que el promedio. Sin embargo su cintura era delgada, sus pechos enormes y de buen gusto, y sus caderas voluptuosas, toda ella era extremadamente placentera para los sentidos. Tenía el rostro de un ángel y el tipo de cuerpo que podía conducir a la mayoría de los hombres a la locura, o volver a un altivo “Señor” un esclavo sumiso.

 

Desafortunadamente para ella, aquel hombre y su compañero distaban mucho de la mayoría. Algunas veces aquel hombre se preguntaba si ellos aún calificaban como hombres del todo. Ellos eran asesinos. Homicidas. Y ellos no eran disuadidos fácilmente por algo tan insignificante como la belleza… O la clemencia por un bebé no nato.

 

Y aunque su cuerpo no mostraba signos de ello todavía, la mujer estaba embarazada. Solo unas cinco o seis semanas como mucho. Ella acogía a un bebé en su vientre, y el bebé, además de su belleza sin par, fueron las razones por las que la mujer moriría hoy.

 

Matarla era su misión, y ese hombre ni su compañero eran hombres que cuestionaran órdenes.

 

Junto a la mujer habían tres damas de compañía, vestidas casi tan elegantemente como ella, aunque sí inferiores por mucho en belleza. Dos samurai guardaban solemnemente la puerta de la habitación. Aunque esos eran solamente una distracción. La seguridad verdadera estaba mejor escondida. El hombre rió para sí mismo y dio una rápida mirada con su compañero.

 

—Conté diecisiete. Cinco en el jardín, tres en el tejado, cuatro junto a la entrada, dos en la cocina y tres en las habitaciones contiguas.

 

El hombre más joven no regresó la mirada, sus ojos estaban fijos al frente—. Dieciocho— le corrigió—. Una de las damas de compañía es una Kunoichi bien entrenada.

 

El hombre asintió lentamente, aceptando las palabras de su compañero como verdaderas sin escándalo—. ¿Nos los dividimos entonces? ¿La mitad para ti la mitad para mí?

 

El más joven asintió—. Esperaremos hasta la media noche. Mientras tanto pondré un genjutsu en los que están fuera de la casa.

 

— ¿Y después?

 

—Dispondré de la kunoichi y de nuestro objetivo. Tu cuida de los guardias dentro de la casa, en caso que se den cuenta de lo que está pasando.

 

— ¿Estás seguro?— por primera vez, aquel hombre parecía cuestionar las instrucciones de su compañero—. Tú sabes que puedo encargarme de la mujer. No me molesta.

 

—Lo sé. Pero nuestro cliente ordenó discreción. Y mi Jutsu es más silencioso que el tuyo. Si los mato lo suficientemente rápido podremos estar fuera de la casa antes de que nadie se entere que ha sucedido.

 

El hombre mayor dejó escapar una sorda carcajada—. Si estás seguro…

 

El joven asintió sólo una vez, sin añadir nada más al asunto. Su rostro mostraba una muy desinteresada y aburrida expresión, su lenguaje corporal era calmado y controlado, y sus latidos permanecían constantes. Sólo se había ofrecido a matar a una embarazada y su protectora.

 

Si alguien más hubiera presenciado esa escena esa escena, le hubieran creído un monstruo. Una cruel bestia sin conciencia y sin corazón. Él, por otro lado, no era cualquiera. Ya había pasado demasiados años al lado de su compañero para ser engañado por el frío comportamiento del jóven.

 

Esperaron hasta pasada una hora de la media noche.

 

Los dos samurai en la puerta habían abandonado su posición, y la mayoría de los guardias dentro de la casa se habían retirado a sus cuarteles. Los shinobi localizados afuera de la casa habían duplicado su número desde la caída de la noche, pero ya estaban bajo los efectos del genjutsu de su compañero. Y su último obstáculo, la kunoichi que protegía a la mujer haciéndose pasar como una de sus damas de compañía, se había dormido al fin en una cama cercana a la de ella.

 

Cada pieza del tablero estaba ahora en su lugar. Tolo lo que quedaba era completar la misión.

 

— ¿Estás seguro?—preguntó aquel hombre otra vez, antes que su compañero pudiera hacer un movimiento hacia la casa—Aún puedo saltar ahí y disponer de la kunoichi y del objetivo.

 

—La subestimas—respondió—La sutileza no es tu fuerte. Cabe la gran posibilidad que pueda sentirte y alertar a los guardias

 

Sus palabras, más que ofenderle, le divertían—Puede ser. Pero no es como si no pudieras tomarlas.

 

El hombre joven admitió lo dicho con un pequeño asentimiento, pero lo descartó de inmediato—Podría tomar demasiado. Nos contrataron para un trabajo silencioso.  Nuestro cliente quiere evitar una conmoción.

 

No dejó salir otra queja. A pesar de lo que la gente pudiera pensar, era lo suficientemente inteligente para saber cuándo dejar las cosas por la paz. Y no era como si le importara de todas maneras—Como digas—consintió buscando su espada.

 

Aun así no pudo evitar la pequeña carcajada que escapó de sus labios—Nunca cambiarás incluso si eso te mata—comentó divertido—Siempre tratando de no desperdiciar vidas, Itachi.

 

La misión fue cuidadosamente ejecutada después, y el resultado fue inmaculado. Kisame e Itachi salieron de la casa apenas dos minutos después de terminar su previa conversación. Atrás de ellos, solo dejaron un cuerpo para ser encontrado: una mujer embarazada con la garganta abierta, asesinada mientras dormía.

 

Los dos hombres no se felicitaron el uno al otro. En silencio, retomaron su camino. El pago había sido pagado por anticipado, y su cliente, la esposa del amante de la mujer muerta, había dejado términos muy claros en los que esperaba no volverlos a ver nunca más, bajo amenaza de muerte. Su amenaza no tenía sentido, ya que Akatsuki siempre pasa a su siguiente objetivo una vez acabada la misión.

 

Como precaución, saltaron de árbol en árbol por unas cuantas horas hasta que la ubicación de su objetivo fue dejada atrás. Sólo entonces alentaron el paso.

 

—Hay una aldea de civiles a unos cuantos kilómetros de aquí—Kisame rompió el silencio para cuando el amanecer se aproximaba. El cielo ya no estaba obscuro, y las aves habían comenzado a cantar sus melodías para saludar a la mañana. —Podríamos detenernos ahí para buscar algo para desayunar. Y algún refrigerio para llevar.

 

Itachi pareció considerarlo por unos momentos; luego asintió.

 

—Muy bien—dijo—Pero necesito unos minutos primero. Espera aquí.

 

No quiso esperar a ver si sus instrucciones eran acatadas. Saltó a un árbol, luego a otro y, finalmente, desapareció de vista. Kisame le observó irse, impertérrito, y después de algunos segundos se sentó en la tierra con su bolso contra un árbol. Itachi nunca le hacía esperar demasiado y una vez regresara, podrían ir a la aldea y buscar un desayuno apropiado en cambio. Con todo y todo, era una excelente forma de empezar el día.

 

Itachi bajó la velocidad de su paso después de una milla o dos, y se detuvo completamente junto a un pequeño arroyo. El agua estaba casi congelada pero se sentía bien contra la piel. El frío era una de las pocas cosas que aún podían hacerle sentir con vida en lugar de sentirse como un cadáver andante, al menos, apreciaba el sentimiento.

 

Lavó sus manos y después su rostro completamente, en un esfuerzo por borrar cualquier rastro de sangre que pudiera quedar pegado a su piel. Más seguido de lo que quisiera esto era una precaución innecesaria, ya que era lo suficientemente habilidoso como asesino para no quedar salpicado con la sangre de sus víctimas, aunque aún así se le había vuelto un hábito (el lavar sus manos y rostro cada vez que mataba a alguien) quién sabe… tal vez sería útil algún día.

 

Sus pensamientos derivaron hacia su elusivo compañero. Podía entender las razones detrás de las palabras de Kisame durante la misión (ofreciéndose él mismo a matar a la embarazada mujer, así él no tendría que vivir con el peso su muerte en la conciencia) y, aunque le agradecía hasta cierto punto, tal oferta había sido innecesaria.

 

Una mujer embarazada no era mejor ni peor que el resto de la gente que Itachi había asesinado, y su muerte no le molestaba particularmente. Había matado a muchos inocentes antes, mucha gente que no merecía morir. Había matado niños y había matado bebés. Él, literalmente, había cortado los cuerpos de sus padres por la mitad y, figurativamente, destrozado el pequeño corazón de su hermano.

 

Comparado con eso, asesinar a una embarazada era cosa fácil.

 

Además, una vez se hubo puesto precio a su cabeza, ella estaba destinada a morir de cualquier forma. Nadie podía detener aquello. Y permitir a su compañero completar la tarea para salvarle a él mismo del juicio de su conciencia no sólo era inútil, sino también cobarde. Itachi era muchas cosas, la mayor parte malas, pero no era un cobarde.

 

A pesar de esto, las intenciones de Kisame habían sido buenas. Él era un asesino, al igual que el propio Itachi, pero era también un hombre honesto y no era innecesariamente cruel. Itachi incluso le consideraba mucho más honesto que a ninguno de sus viejos camaradas del ANBU en la aldea. La ironía de ese hecho no se le escapaba.

 

Pero esta línea de pensamientos eran inútiles, no le llevaba a ningún lugar, así que Itachi los detuvo ahí mismo. Tomó otra ronda de sorbos del arroyo y después secó su boca con el dorso de su mano, levantándose. Su cabeza estaba clara ahora; su mente en orden otra vez. Estaba listo para regresar con su compañero.

 

Regresaría con Kisame y luego irían a la aldea que estaba cerca a disfrutar de un buen desayuno juntos. Y, si tenía suerte, podría encontrar un restaurante que sirviera Dango.

 

Desde niño amaba los Dango. Eran su comida favorita desde que era un niño sin dientes, al punto que después de probarlos por primera vez, se había rehusado a comer cualquier otra cosa por una semana, bueno si podría creerle a su madre.

 

Hoy en día no disfrutaba el sabor tanto como recuerdo en el que comer ese dulce en particular, le hacía feliz. El sabor familiar le traía viejos recuerdos, recuerdos que de alguna manera había suprimido bajo capas y capas, de determinación y culpa.

 

El Dango le recordaba la brillante sonrisa en el rostro de una inocente niña, la primera vez ellos se sentaron a comer juntos en frente de un río. Le recordaba al aroma del cabello de su madre mientras trabajaba en la cocina y a la calidez en la voz de su padre mientras caminaban por las calles de Konoha, y la divertida manera en que su pequeño hermano hizo muecas la primera vez que le dio su primera probada cuando tenía dos años.

 

A pesar de que, a través de sus acciones, Itachi había abandonado cualquier derecho sobre sus recuerdos desde hacía 5 años, era lindo recordar cómo se sentía la felicidad, incluso si era por sólo un breve instante. Con esta esperanza en mente, dio la espalda al arroyo  y salto a las ramas más cercanas.

 

Estaba a punto de saltar a la siguiente cuando sus sentidos se percataron de algo peculiar. Era una presencia de chakra, una que no pertenecía a un ser humano, pero era extrañamente familiar para él. Una que no había sentido en años.

 

Por un segundo, Itachi cuestionó su precisión para leer esa señal, pero sabía que sus sentidos nunca le habían fallado antes. Confiaba en ellos con su vida. Ese chakra pertenecía a Perla, la ninja-gato que había fungido como conexión entre su clan y el Hokage muchos años atrás. Era claro que era ella. La pregunta ahora era, que estaba haciendo tan lejos de casa, y que le había traído a cruzar su camino con Itachi.

 

La mente de Itachi trabajo rápidamente en resolver ese rompecabezas, segundos después el gato entró en su campo de visión.

 

La gata-ninja le saludo con una inclinación de cabeza, echándole un vistazo para confirmar su identidad y desaceleró su paso hasta finalmente detenerse a unos cuantos metros de distancia—Itachi Uchiha-kun—le dijo ella.

 

Nadie, por más de media década, había añadido el “Kun” después de su nombre. Lo que le sorprendió por un segundo, pero Itachi ocultó rápidamente esa reacción—Perla-san—le devolvió el saludo con el rostro serio.

 

—Os traigo un mensaje importante del Hokage—acabadas las formalidades, la gato-ninja no perdió el tiempo, confirmando de una las suposiciones de Itachi y abriendo una puerta a nuevas preguntas.

 

El Hokage rigurosamente había evadido cualquier tipo de comunicación con él por los últimos cinco años de su vida. Cada tres meses, Itachi puntualmente había enviado la información más importante concerniente a Akatsuki con su contacto en la aldea, todo el tiempo sin revelar su identidad y, ni una vez, ni siquiera cuando la información había sido extremadamente delicada para Konoha, el Hokage había hecho el amago de contactarle.

 

Contactar a Itachi significaba poner en peligro su cubierta como agente doble, lo que potencialmente podría llevar a revelar su verdadera lealtad hacia Konoha, lo que, a pesar de lo que significase para Itachi, podría ser fatal para el Hokage y su concejo de ancianos.

 

Sí la verdad de lo que pasó a su clan salía alguna vez a la luz, era altamente probable que la mayor parte de konoha se levantase en una rebelión en contra del gobierno. Era un hecho que el Hokage perdería la confianza de su gente y la aldea perdería su alta estima moral frente a todas las otras naciones, ni que decir de sus consecuencias económicas. Hiruzen nunca se arriesgaría a dejar que algo así pasara, lo que le dejaba sólo con unas pocas posibilidades por las cuales pudiera contactarle ahora y todas ellas eran enormemente preocupantes.

 

Con toda honestidad, Itachi prefería no saber. No tenía deseos de escuchar el mensaje que el Hokage le había enviado y prefería permanecer apartado de lo que fuera que estuviera atormentando al anciano. Estaba cansado, muy, muy cansado. Con cada día que pasaba, se estaba volviendo más y más difícil recordar la persona que había sido alguna vez.

 

Su lealtad por Konoha permanecía impertérrita, pero ya no recordaba las razones que habían generado dicha lealtad. El permanecía leal porque dicha lealtad se había arraigado a él, y había perdido tantas piezas de sí mismo ya, que no podía permitirse perder una más. No si quería seguir viviendo. Y no podía morir aún. Aún no.

 

Los pensamientos de su muerte le llevaron de vuelta a la razón más probable que había obligado a Hiruzen a contactarle después de cinco años de estricto silencio. Sasuke. Algo le había ocurrido a su pequeño hermano. Itachi esperaba estar equivocado. Desafortunadamente para él, rara vez lo estaba.

 

Sostuvo la mirada de la gata-ninja mientras decía firmemente—Escucharé tu mensaje.

 

Notas finales:

N/T: Bien chicos qué os ha parecido? Al fin está aquí por el que muchos esperábamos (y lo digo en plural ya que, en su momento, me tocó esperar pacientemente a que Itachi hiciera su aparición) De verdad hay momentos en que no sé qué estoy poniendo y las chicas que me ayudan a veces también tienen cosas que hacer así que si notan algo por ahí no dejen de decirmelo.

 

N/A:  Hola chicos! Espero que lo hayan disfrutado, a pesar de la falta de un beta para este capítulo. Como dije, una vez Caia esté de regreso de sus vacaciones lo volveré a publicar, así podrán leer una versión más limpia.

 

Así que ¿Qué piensan? Estoy muy ansiosa por saber su opinión de este capítulo, especialmente de la caracterización de Itachi. A pesar de no haber sido un capítulo particularmente largo, me tomo décadas finalizarlo, y aún estoy luchando para escribir las primeras escenas de Itachi cuando se encuentre con nuestros dos chicos favoritos. Necesito Ayuda!

 

Imagino que muchos de ustedes estarán impactados con mi decisión para este capítulo. Pero la cosa es que Itachi es parte de una organización criminal cuyos miembros, todos ellos, trabajan como asesinos a sueldo. El podrá ser un agente encubierto y una persona buena de corazón, pero en realidad ha matado gente, mucha gente, y muchos seguro ni lo merecían.

 

Incluso antes de que trabajara para Akatsuki, era un AMBU. Y los AMBU ya son de por sí asesinos a sueldo. De hecho la mayor parte de los shinnobi lo eran (es lo que fueron en la historia), y el show también lo dice en algunas ocasiones, aunque algunas veces traten de disfrazar esta realidad para los espectadores y hacerlo más digerible. Los jóvenes shinobi (cómo Itachi o Kakashi) son jóvenes soldados, con todas las repercusiones que ello conlleve a la psique humana. Nunca podrán llegar a desarrollarse en un perfecto equilibrio, adultos realizados y  bien fundados, de hecho ellos deberían estar mucho peor de lo que lo hacen en la serie (a pesar de todas sus rarezas y peculiaridades).

 

Itachi es un pacifista de corazón, en consecuencia el alberga una indecible cantidad de culpa y odio a sí mismo por sus acciones. Creo que ningún otro personaje en el manga se odia a sí mismo tanto como lo hace itachi (él comienza planeando su propia muerte a manos de su amado hermano desde que tiene trece  o incluso, mucho antes). Aunque también es pragmático. El sabe que mientras exista el mundo y, mientras los humanos sean humanos, habrán perdedores y ganadores, sistemas corruptos, crueldad y egoísmo, e inocentes que son asesinados o mueran por causas naturales. El nunca, en ningún momento, intenta cambiar esta realidad (porque sabe que es imposible cambiar la naturaleza humana).

 

Él es una contradicción andante. Es más listo que Shikamaru, más dotado que Minato y el más brillante estratega en la serie. Y aún así batalla para entender las más simples emociones humanas que hacen a la gente hacer click. Siempre ve el recuadro completo y es así que en algunas ocasiones los detalles individuales se le escapan. Ama a la gente, no a la persona, es lo que se podría decir para describirlo. No es un idealista, es demasiado inteligente para eso. Se esfuerza mucho para conectar con las personas. Ellos lo aburren (podemos ver esto claramente en los últimos episodios del anime sobre su vida temprana) y el en realidad no los entiende.

 

Además tiene una pésima comprensión de las emociones humanas (de lo contrario se habría dado cuenta desde el principio que el matar a sus padres y mostrarlo a Sasuke, burlándose de él y diciéndole cuánto le odiaba, haría a la salud y desarrollo mental de Sasuke).

 

Viendo que no estoy ni de cerca a ser la mitad de inteligente que Itachi es, escribir de él sin empobrecer a su personaje me está resultando ser realmente, realmente difícil. Creo que Kishi pudo manejarlo porque apenas aparecía en el manga (aún así felicitaciones para él por crear a mi personaje favorito!).

 

Así que en verdad necesito de su aportación. Cualquier percepción que tengan del personaje, por favor compartanla conmigo. Estoy totalmente atorada con el siguiente capítulo, escribiendo el primer encuentro entre Itachi y su hermano (y Naruto por su puesto), pero nunca quedo satisfecha con lo que escribo.

 

Haganme saber que piensan de la caracterización y las escenas en éste capítulo, lo que sea que debiera cambiar para mantenerle IC (in character) y cualquier idea que ustedes tengan para el siguiente capítulo. Realmente lo apreciaría!

 

Gracias también por todo su apoyo hast ahora. Cada vez que leo un nuevo comentario me quedo sonriendo por horas… Mi jefe ha comenzado a preguntarse qué es lo que me está pasando XD

 

Nos vemos pronto chicos! Mata ne!

 

 


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