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Espíritu indiferente por Luca Lin

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Notas del capitulo:

Hola cositas hermosas aqui les dejo otro capi, veran me tomare un periodo de receso para mejorar, pienso leer mas y repazar mis libretas de literatura aparte no tardo en entrar a clases y no creo poder seguir asta despues, jejeje si algo les incomoda o si desean que cambie algo por favor avisenme, es importante que se sientan comodos jeje :) los vere despues.

El incesante sonido de la lluvia reclamaba su tesoro perdido, ojos sollozos, lagrimas disimuladas por la lluvia, dejaban atrás un triste y doloroso recuerdo. El camino eran infinito, el oscuro y solitario callejón por donde Yuya pasaba era deprimente, sus brazos se abrazaban a sí mismo, evitaba que el frio lo consumiera, su aliento caliente era su único pilar, las gotas de lluvia caían formando hondas en las aguas del canal, las luces de Venecia que solo iluminaban a los más dichosos de la ciudad, mientras que a los desdichados se les arrojaban las sobras de su éxito. Yuya se detuvo entre la lluvia, miro su reflejo en un charco delante de él, sus ojos mostraban decepción y su cuerpo se mostraba débil. Yuya se mostró con ira, con sus pies se lanzaron y pisotearon el agua estancada en el piso, aun cuando desapareció su reflejo Yuya, se mantuvo de pie por unos segundos, sus pies volvieron a moverse, ahora con destino rápido a su hogar. Sus padres lo recibieron con alegría, Yuya siempre fue unido a ellos, los amaba, eran todo para él. El calor de un hogar amoroso valía más que las almas vacías de los materialistas.

«Sueños de un corazón roto, se hacen más fuertes con cada caída, cada acción me ha enseñado una lección, los ojos de la bestia son más nobles que los de un animal doméstico, hare mi propio destino siguiendo la prudencia de mi ser »            

 

 

Los vidrios de la limosina se empañan con la lluvia y el calor, la noche daba más por que contar, Yusaku recargaba un codo en la base de la ventana, miraba las luces borrosas de las calles y la gente aún se mantenía despierta. Con solo regresar a casa, Yusaku deseaba esta noche acabara y para siempre olvidarla. La limosina entro por un gran portón, ahora estaban en los jardines principales, largos e interminables, paro ante una gran mansión del estilo renacimiento, Yusaku salió de su transporte, subió por los escalones hasta la entrada y abrió las grandes puertas, dos sirvientas y un mayordomo lo escoltaron, quitaron sus prendas como su capa y su sombrero. Yusaku camino por la alfombra roja que conducía hasta las escaleras principales, subió por ellas, camino por uno de los pasillos principales que lo llevaban a sus aposentos, entro y encendió las luces.  Su habitación no era exuberante, grandes libreros cubrían las paredes, incluso tenía un segundo piso en la habitación igual lleno de libros, mantenía sus escritorios con dibujos de arquitectura u otros proyectos. Inventaba sus propios artefactos que pudieran mejorar la vida cotidiana, Yusaku era de esos tipos inquietos que no podían estar sin hacer nada. Su corazón estaba completamente desecho, su vida había cambiado por completo en una sola noche, como si un fragmento de su alma se hubiese arrancado, Yusaku camino hasta el fondo donde había una segunda puerta que lo llevaba hasta su cama, a oscuras entro, se despojó de su gabardina y sus zapatos, se sentó en una de las orillas de la cama y el sonido de la lluvia le trajo una amarga imagen.

 

“Me equivoque al creer que yo solo me sentiría mejor”

“Que hermoso cielo, jamás olvidare una noche como esta”

“Soy un camarero, solo ayudaba a su hijo a buscar un lugar calmado para relajarse señor, disculpe si le incomoda mi presencia me retiro”

 

Truenos consecutivos caían cuando Yusaku actuó con rabia. -¿Por qué?-. Las imágenes de su pequeño arlequín regresaban con más fuerza a su mente. -¡¿Por qué tenías que ser tú?!-. Yusaku se levantó en un brinco, tomo uno de los floreros y lo arrojo al piso. -…maldito, maldito seas-. El cuerpo de Yusaku giro en dirección hacia las sabanas, se cubrió con ellas y al instante se quedó dormido.

A la mañana siguiente la servidumbre recorrió las cortinas de las enormes ventanas de la mansion, las mucamas prepararon el desayuno, la señora Fujiki bajo al comedor con sus prendas finas de seda, sus hermosos ojos eran iguales a los de Yusaku, esmeraldas, su rostro era pálido y hermoso, sus cabellos caían a sus hombros como rizos azules. Su padre bajo detrás de ella aun con su pijama, se parecía a Yusaku en versión adulta, su bigote y cabello eran color fiusha, sus cabellos era amarrados en una coleta. Ambos se sentaron en la mesa y comenzaron a desayunar sin Yusaku.

 

-Cariño, crees que Yusaku se haya olvidado de esa fantasía-. La Sra Fujiki hablaba con preocupación.

 

-Si te refieres a que nuestro hijo le gustan los hombres, tiene que hacerlo-. Su voz se mostraba fría.

 

-Pero sabes cómo es Yusaku, si se aferra a un idea no se la quitas de encima-.

 

-Puede que tengas razón pero olvidas que solo elige una opción, sino es esa entonces no es ninguna, en este caso aun si existieran muchos amantes en su vida, él no se elegiría a nadie que no fuera el sujeto de anoche-.

 

-Tienes toda la razón, se sentirá vacío y no le quedara más que desposar a la señorita Zaizen-.

 

-Lo ves, veras como este periodo es pasajero, por lo tanto puede seguir teniendo sus amantes, no me importa si son hombres, solo con que no sea aquel tipo todo estará bien-.

 

-Bien cariño pero déjame decirte que cometes un gran error en darle demasiadas libertades-.

 

-Necesito que se distraiga y se olvide de todo, asique si me disculpas quiero desayunar tranquilo-.

 

En la mesa no se volvió a escuchar ni una palabra, solo los sorbos de la sopa y el sonido de las cucharas tocando los platos de porcelana fina. Yusaku despertó cuando los rayos del sol tocaron su rostro, se cubrió con una mano sus ojos y se levantó de su almohada, el sonido de la puerta llamando llego a los oídos de Yusaku.

 

-Adelante-.

 

-Buenos días señor-.

 

-¿Y tú quién eres?-.

 

-Emm disculpe pero soy su nuevo mayordomo personal, mi nombre es Yugo-. Un chico de mediana estatura, cabellos azules y flequillo amarillo como una penca de plátanos, ojos zafiros expresivos y tez clara.

 

-Está bien-. Yusaku desvió su mirada con frialdad.

 

Yugo llevaba en sus manos el desayuno de Yusaku, bocadillos empanizados con aderezo, sopa de crema de calabaza y té de flores. -…-.

 

-¿Qué te sucede?-. La voz de Yusaku hablo interrogando al chico.

 

-Oh nada nada jeje…-. Su rostro mostraba vergüenza y re rasco la mejilla.

 

-…-. Yusaku tomo el té de la bandeja y comenzó a sorberlo.

 

«Esto está mal, ¿Cómo pude tropezar con un escalón? Oh dios ojala y no se dé cuenta del sabor» -¿Q-qué tal esta su desayuno?-.

 

-…mmm-. Yusaku se detuvo y miro a Yugo.

 

-A-ahh solo preguntaba, le agrada el sabor-. La vergüenza de Yugo era evidente.

 

-Pues supongo-. Yusaku de inmediato tomo un bocadillo y lo mordió, pero al instante se percató del sabor. –Se puede saber ¿Qué has hecho?-.

 

-Oh dios perdóneme no sabía por dónde iba y yo oh dios perdóneme…-. Yugo se hinco y se arrodillo ante Yusaku suplicando perdón pero.

 

-mmm estos son los mejores bocadillos que he probado-. Yusaku se tragó de un bocado casi todos los bocadillos. -¿Tú lo hiciste?-.

 

Yugo no entendía por que el señor Yusaku no se había molestado con el sabor pero no dijo nada, solo disimulo. –S-si, acabo de entrar aquí a trabajar, me especializo en la gastronomía-.

 

Yusaku escuchaba mientras comía con rapidez. –Jamás había probado algo con tanto sazón, desde ahora quiero que tú me prepares mis comidas-.

 

-¡Enserio! Que genial me hace tan feliz señor-. Yugo se sonrojo de alegría y su entorno floreció.

 

Yusaku termino de comer en un abrir y cerrar de ojos, se limpió con un pañuelo y agradeció. –Estuvo delicioso, gracias por animarme-. Sonrió al terminar la oración.

 

-De nada, cuando quiera estoy a su servicio-. Yugo reverencio.

 

-No tienes por qué hacer eso llámame Yusaku-.

 

-Como usted quiera, me retiro-. Yugo tomo la bandeja y se dirigió a la puerta.

 

-Espera-.

 

Yugo de detuvo. –Si seño… digo Yusaku-.

 

-Cuándo termines puedes regresar aquí-.

 

-Claro que si estoy aquí para usted-. Yugo se mostró alegre y sonriente ante Yusaku y salió de la habitación.

 

Yusaku no entendía por qué le había pedido tal cosa, solo fue un impulso, el chico fue tierno con él. Y la comida fascinante, tal vez por eso llamo su atención. Afuera en la entrada de la habitación de Yusaku Yugo permanecía de pie mirando la bandeja.

 

-Delicioso… hehe quizás el polvo le dio sabor-. Yugo rio como un niño y continúo su camino.

 

Yusaku se levantó de la cama y se dirigió al baño a bañarse, se sentía sucio por el agua de la lluvia, pero también quería borrar el rastro del arlequín. Yugo no tardo en regresar a su habitación, se daba demasiadas libertades para entrar al cuarto de Yusaku, y sin tocar abrió la puerta pero Yusaku ya no estaba en su cama, escucho el sonido del agua caer en el baño, quizás Yusaku dejo la llave abierta cuando salió del cuarto, abrió la puerta del baño y entre el vapor miro a Yusaku desnudo detrás del cristal de la ducha, su piel era blanca, su cuerpo era fornido con músculos y su abdomen era marcado. Yugo se quedó perplejo ante la figura de Yusaku y como el agua recorría su cuerpo. El frio comenzó a entrar por la puerta y provoco que Yusaku girara su mirada hasta la puerta.

 

Como era de esperarse vio a Yugo asomarse con una cara sonrojada. –Oh dios disculpe no era mi intención-. Yugo desvió su cara penosa hacía en suelo.

 

-Espera…-. Antes de terminar de hablar Yugo salió del baño lo más pronto posible. -…-. No entendía por qué se comportó tan raro, solo continuo mirando a la puerta el resto del tiempo.

 

Cuando Yusaku salió del baño con una toalla amarrada en la cintura y otra cruzada en su cuello, miro por la habitación y no encontró a Yugo, se dirigió a la siguiente puerta donde se encontraba su estudio y lo encontró.

 

Se encontraba leyendo un libro en uno de los sillones, sonreía con un brillo en sus ojos. –Oye-. Yusaku elevo la voz.

 

Yugo elevo la mirada y lo miro rápido para después brincar a esconderse detrás del sillón. – L-lo siento, no pensé que… que usted se estuviera duchando, perdóneme-.

 

-No importa, lo que me sorprende es que actúes tan raro al verme, ¿te incomodo?-.

 

-N-no como cree-.

 

-Entonces sal de ahí y mírame-.

 

-Pero… por favor vístase-. Su voz era tartamuda.

 

-Oh ya veo, pero cuando llegaste también actuaste igual-.

 

-Se lo contare cuando se vista-.

 

-Está bien en un momento regreso-. Yusaku entro a la otra habitación a vestirse, Yugo asomo la mirada para ver si ya había salido de la habitación. Se arrastró por el piso hasta levantarse, pasaron los minutos hasta que Yusaku salió con un fino traje elegante oscuro que se moldeaba a su figura.

 

-Ya podemos hablar-.

 

-Perdone mis imprudencias-.

 

-Está bien pero solo dime ¿Por qué te avergüenzas al verme?-.

 

-Vera yo cometí un descuido, en la mañana cuando venía con la bandeja yo… yo tropecé y se cayeron los bocadillos al suelo…-. Yugo cerró los ojos con fuerza.

 

-¿¡Que!? ¡Y no me lo dijiste!-. La cara perpleja de Yusaku era evidente, su tono de voz se elevó, no sabía que decirle.

 

-Perdone, pero cuando dijo que mi comida era deliciosa pensé que eso no importaba, y hace un momento en el baño yo creí que usted había dejado la llave abierta cuando  salió…-. Yugo estaba apenado, no podía verle a los ojos solo miro sus pies.

 

Yusaku se caminó por la habitación tocándose la frente. –Te pido que te retires-.

 

-Si-. Yugo no elevo la mirada, se dirigió a la puerta y salió de la habitación. Yusaku no pudo decir nada, tomo su abrigo y su sombrero y salió rápido por la puerta ignorando la presencia de Yugo enfrente de él. Yugo estaba muy apenado, tal vez debía cambiar su puesto como mayordomo.

Yusaku bajo por las escaleras y se dirigió a la puerta principal, salió para tomar su auto y salir. Arranco y partió hacia la ciudad. La madre de Yusaku solo miraba como Yusaku se alejaba. Yugo miro por la ventana, se dirigió con su superior para cambiar de puesto.

 

En las calles de Venecia el sol brillaba en su más alto punto, Yuya salió de su casa con un nuevo propósito, ahora sería un artista callejero, seria independiente hasta ahorrar lo suficiente para abrir su propia compañía de música y teatro. Yuya tenía las capacidades de trucos de magia, actuación y humor, lo suficiente como para brillar. Yuya camino por las calles de la ciudad, el aire se sentía húmedo por la lluvia nocturna, Yuya se dirigió a la plaza vestido con telas de diferentes prendas combinadas, no tenía dinero para un traje artístico asique su madre le arreglo uno, felizmente se paró frente un monumento al centro de la plaza, con trapos, una paloma, tres tazas viejas, tubos en forma de aro y tres pelotas de plástico daría su primer acto. Ya instalado estaba dispuesto a seguir adelante, una voz sorpresivamente lo espanto.

-Waaa-

 

-Wow ¿eres un artista callejero?-. El chico de cabellos rizados naranjas le hablaba desde abajo.

 

 -S-si es mi primer día-. La voz tartamuda de Yuya y su expresión sorprendida.

 

-Vaya siempre quise ser un artista-. El rostro del chico se ilumino.

 

-Bien por ti, ahora si me permites voy a dar un espectáculo-. Yuya lo ignoro, levando y agito su mano para que se marchara.

 

-¿Oye crees que podría participar?-. El chico entrelazo sus dedos en suplica.

 

-¿Eh? claro que no, no creo que sepas actuar y además no podre pagarte-. Estaba sorprendido y dudoso.

 

-Por favor, no necesitas pagarme solo quiero vivir la experiencia-.

 

-Es muy arriesgado-.

 

-Por favor-. Ojitos Kawaii.

 

-…mmm Está bien pero no veras ni un solo centavo para ti-.

 

-Oh gracias, siempre quise hacer esto-. Yuya y el chico están dispuestos a comenzar. Yuya comenzó a por presentarse.

 

-LADYES AND GENTLEMEN… sean bienvenidos al espectáculo, esperamos y lo disfruten con ustedes nuestro espectáculo de malabares y magia-. Yuya y el chico al principio pasaron desapercibidos por la gante pero conforme pasaban los minutos el espectáculo comenzó a llamar la atención del público. El chico de cabellos rizados no lo hacía nada mal, sabía hacer malabares y gimnasia, Yuya por su parte era el de los trucos de magia y chistes.

Yusaku llego a la ciudad, estaciono su auto y comenzó a caminar por las calles, necesitaba distraerse antes de explotar por lo sucedido, se sentía enfermo al comer comida del piso, le tenía mucho asco a la comida, necesitaba calmar sus ansias, entonces miro una florería cerca de la plaza principal, pero antes de llegar a ella noto que mucha gente estaba amontonada enfrente de un monumento aplaudiendo, Yusaku tuvo mucha curiosidad y se acercó a ver. No fue el único con curiosidad, un hombre observaba a los artistas callejeros desde lo alto de un balcón, sentado y tomando el té prestaba atención.

Yusaku se acercó y para su suerte él era más alto que el público asique podía ver con facilidad, la gente alababa y aplaudía mientras Yuya pasaba por el público a recoger monedas, de inmediato Yusaku noto que aquel chico era igual a Yugo en facciones, rápidamente desvió la mirada, no tuvo ni tiempo de ver que es lo que hacían.

 

-¿Cómo puede ser que su rostro me persiga? ¿Me ha embrujado? Ese chico, tendré que regresar pronto-. Yusaku se retiró para ir directamente a la florería, el olor de las flores y el rocío calmarían sus ansias. Mientras tanto oficiales se dirigían a inspeccionar el alboroto, el hombre en el balcón se percató y se levantó para bajar. Los oficiales pasaron entre la gente hasta llegar a Yuya y el otro chico.

 

-¡Deténganse! Está prohibido alborotar el ambiente-. Los oficiales empujaron a la gente. –Están detenidos-.

 

-Oh no esto es malo, vámonos-. El chico de cabellos rizados tomo a Yuya de la mano y corrió.

 

-Hey, ¿Qué pasa?-. Yuya estaba confundido.

 

-¡DETENGANSE! No huyan-. Los oficiales salieron tras ellos. Pero estos no podían alcanzarles, Yuya solo se dejaba guiar por su compañero, eran escurridizos, los oficiales los perdieron por los callejones, la persecución los dejo exhaustos tanto a los oficiales como a Yuya y a su compañero. Ya en uno de los muelles Yuya y el chico de cabellos naranjas descansaban.

 

-No entiendo, no estábamos haciendo nada malo-. Yuya intento recuperar aire.

 

-Lose pero está prohibido el paso a los limosneros-. El peli naranja respiro profundo.

 

-Pero nosotros…-.

 

-Lose, aun cuanto intentes ellos no entenderán-.

 

-Y ahora que hacemos, si no podemos actuar en la plaza ¿A dónde vamos?-.

 

-Hehe tal vez no sea en la plaza pero podemos hacerlo en otro lado-.

 

-¿Te refieres a que lo hagamos de manera ilegal?-.

 

-Hehe si lo pones de esa manera se escucha mal-.

 

-Lo es, jamás pensé en ganarme el pan de manera ilegal, es como si robara-.

 

-No es lo mismo, nosotros nos ganamos el dinero jamás lo hurtamos-.

 

-Lo siento, tienes razón tal vez a los ojos de la autoridad es ilegal pero para los demás es un trabajo como cualquier otro-.

 

-Correcto…-. Se quedó mudo al no saber el nombre de su compañero,

 

-Oh Yuya mi nombre es Yuya-. Extendió su mano para dar un saludo.

 

-Dennis me llamo Dennis-. Estrecho su mano con la de Yuya, un nuevo lazo de amistad se había fortalecido. –Te veré mañana en el primer puente del canal, te esperare-. Mostro una dulce sonrisa.

 

-Si, yo también-. Yuya igualmente sonrió, luego se percató de un detalle. – Oh espera toma tu parte-. Yuya saco de su bolsillo varias monedas.

 

-No, no quédatelas no me hacen falta-.

 

-Pero te las has ganado, no aceptare un no-.

 

-Está bien déjalo así, con esta experiencia junto a ti fue suficiente-. Dennis estrecho la mano de Yuya y luego se alejó de él. –Hasta pronto-. Dennis se alejó entre los callejones y Yuya movió sus manos en despedida.

 

-Adiós-. Yuya está feliz, sus ojos brillaban como el fuego, miraba las monedas, eran bastantes para su primer día, incluso más de lo que ganaba en su antiguo trabajo. –Vaya-. Yuya cerró los ojos, pensó en su nuevo amigo,

 

-Al parecer te has enamorado ¿verdad?-. Una voz grave y desconocida resonó en los oídos de Yuya.

 

Yuya giro en dirección a la voz y su propietario, un hombre de flequillo gris claro y el resto del cabello oscuro, ojos violetas y gafas rojas, era mucho más alto que Yuya, vestía de manera muy formal a comparación de Yuya. –No, él es mi amigo-. Yuya frunció el ceño ante la descortesía del hombre.

 

-Tuviste un gran susto en la plaza, ¿Te has herido?-.

 

-No, y discúlpeme ya debo irme-. Yuya estaba a punto de retirarse cuando el brazo del hombre lo detuvo atrapándole contra una pared. -¿Qué está haciendo?-.

 

-Te vi desde lo alto y me pareciste interesante-. El hombre acaricio una de sus mejillas. – ¿Qué te parece si me das un espectáculo personal? Algo muy íntimo,…te pagare con mucho dinero-.

 

-¿Q-qué se está creyendo? Yo soy una persona decente señor, yo no me vendo como piruja-. Yuya lo empujo para tener espacio. –Si eso es todo lo que tiene que decir me voy, no tengo tiempo para fetiches de adinerados-. Yuya camino lejos del hombre.

 

-Eres la primera persona que me rechaza, tienes agallas pero con simples palabras, no me alejare de ti aunque quieras-. El hombre cruzo los brazos.

 

-No me importa con cuantas personas se ha revolcado, quíteme de esa lista porque yo no pienso ser parte de ella-. Yuya giro su rostro para ver al desconocido.

 

-Vaya que eres imprudente, pero si deseas verme por cualquier inconveniente toma mi tarjeta, soy abogado-. Saco una tarjeta con una dirección y se la dio a Yuya. –Te veré después Yuya-. Giro en dirección opuesta a Yuya y se retiró.

 

-Maldito-. Yuya frunció el ceño con disgusto. –No esperes a que te llame-. Yuya grito muy alto para que aquel hombre lo escuchara. Enfurecido e indignado Yuya camino por los callejones y se dirigió a casa, cuando llego su madre estaba tan sorprendida por el resultado, su padre se alegró mucho y lo felicito. Yuya estaba tan feliz, que a pesar de sus harapos viejos la gente se interesara en el espectáculo y no en la apariencia.

 

-Aún hay gente buena en este mundo-. Yuya cerro sus ojos pensando en Dennis pero en su mente también se cruzó aquel tipo del muelle. – Descarado depravado… hehe jamás conseguirá nada de mí aunque lo intente, pero ¿Por qué me dio su tarjeta, acaso me quiere ayudar o solo piensa que me acostare con él?-. La cabeza de Yuya se llenó de ideas.

 

Yusaku salió de la florería con hermosas rosas rojas casi negras, el olor a flores le calmaba las ansias, al salir noto que el espectáculo ya no estaba, tal vez había concluido desde hace un rato. Yusaku camino por las calles para llegar hasta su auto, subió y antes de arrancar olio la fragancia de las flores, le recordaban a su arlequín. La triste realidad regresaba y se posaba frente a Yusaku.

 

-¿Dónde estas?…-.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nota tengo varios capitulos sin publicar, todos estan amedias ya no me llega la inspiracion, tengo otro ff nuevo que titulare es hora de los yugi cuentos XD  algo ridiculo casi estaba listo el primer cap pero como les dije se acabo la inspiracion jeje volvere a publicar despues  chao

 

me ha fascinado este cap, este es uno de los que tenia amedias que lo disfruten bye 


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