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Sentimientos por contrato por AcidRain9

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Capítulo 5: Love Me Dead

Love me cancerously, like a salt-sore soaked in the sea

"High maintenance" means you're a gluttonous queen

Narcissistic and mean

Kill me romantically, fill my soul with vomit

Then ask me for a piece of gum

Bitter and dumb, you're my sugarplum

You're awful, i love you...

Ludo; Love Me Dead

El campus estaba lleno de vida como era costumbre, la gente iba y venía, algunos apenas entraban a clases, mientras que otros como él, ya estarían de salida.

Su maletín de piel se balanceaba de un lado a otro con cada paso que Ichiji daba, el viento despeinaba su cabello y unas cuantas hojas caídas de los árboles volaban hacia él, una aterrizo en la punta de su nariz y se deslizó lentamente hasta descansar sobre el cuello de su jersey sin que él lo notara.

Según la aplicación de mapa meteorológico que había descargado en su celular, hoy y mañana serían días propensos a lluvias y si mirabas hacia el cielo, el sol estaba cubierto entre obesas nubes de color plomizo.

— ¿Puedo ayudarte en algo, Vinsmoke?

—No, Vito— respondió de manera cortante haciendo caso omiso ante el resoplido del otro chico que venía siguiéndolo desde el auditorio de clases.

— ¿Entonces puedo llevar tus cosas, nyororo? —Vito dijo tan cerca de su oreja que Ichiji tuvo un estremecimiento al escuchar aquella risa molesta tan cerca.

—Tampoco puedes, ¿de verdad tienes que hacer esto todos los días?, ¿Por qué no vas a leer tus historias de superhéroes y me dejas en paz?

Vito había sido transferido a su universidad cuando Ichiji estaba a mitad del segundo semestre aunque el curso estuviera agotada y se tuviera prohibido aceptar estudiantes a mediados de un año, era el hijo mayor del primer matrimonio de Capone Gang Bege, amigo del director y miembro del sindicato de gobierno.

Era un par de años mayor que él, y según sabía, no quería estudiar una carrera hasta que su padre le aconsejo de hacerlo, también era un molesto freak de actitud obsesiva que no tenía vergüenza en admitir su adoración hacia él, o por su familia entera; había una curiosa historia entre sus padres que empezaba con Capone metido en problemas legales por lavado de dinero y que terminaba con Judge eliminando dichas acusaciones con la mano debajo de la mesa.

Vito lo miraba de la misma manera en que un niño veía Capitán América, o un adolescente hiperventila ante su actriz porno preferida.

Cuando por fin llegaron hasta el estacionamiento, de entre la hilera de autos de alta gama Ichiji se percató de algo, a lado de su deportivo rojo metálico, había aparcado un BMW i8 de último modelo con acabado color negro, pero el pelirrojo no estaba mirando al auto, si no que la persona recargada sobre el no era otra mas que el mismísimo Katakuri.

El hombre lucía impresionante, mirándolo en toda su gloria, sus ojos se movían encima de la esbelta figura de Ichiji quien acentuó apropósito el compás de sus pasos; el de cabellera oscura tenía las manos dentro de los bolsillos de su cazadora, que Ichiji reconoció, era Armani, debajo portaba una delgada playera de color gris que permitía una pequeña mirada hacia los tatuajes en forma de líneas rectas que recorrían sus pectorales, sin embargo la gruesa bufanda abultada que melosamente cubría sus facciones impedía saber si aquellos grabados cortaban en sus hombros o subían hasta sus clavículas, sus pantalones de mezclilla y los botines de serraje negro con toque militar.

No lucia para nada como el joven ejecutivo que Big Mom presumía tanto ante el mundo.

Ichiji vio su propio reflejo en la brillante pintura del automóvil, toda una colección unisex sacada de Acne Studios recubría su cuerpo,jeans lisos de color marrón, impecables, sin ninguna arruga, un jersey de cuello circular en color vinotinto que sabía que le quedaba genial porque Niji siempre lo robaba, y mocasines de un marrón oscuro.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto haciendo uso de un tono arrogante, esperando que fuera una simple casualidad que Katakuri se encontrara ahí.

—No es una casualidad— Leyó su mente. —Vine por ti, hay asuntos que necesitamos resolver. — fue directo e Ichiji pensó que su voz era mucho más profunda y grave de lo que recordaba.

¿Cómo sabia sus horarios? ¿Por qué se atrevía a aparecerse sin anunciarse en los lugares que frecuentaba? así sin más, sin siquiera darle una explicación antes.

—Ahora estoy ocupado— agarró a Vito bruscamente por la camisa y lo obligó a dar un paso al frente haciéndolo casi tropezar con sus propios pies. No es que le desagradara, tampoco le tenía estima, simplemente era un rostro mas con el que tenía que lidiar cinco veces a la semana. —Tenemos planes, no tengo tiempo para ti.

— ¿Es eso verdad Ichiji? ¿Tu y yo?— Vito soltó con alegría, su larga lengua se enroscó y levantó sus enormes manos al aire como un perro moviéndole la cola a su dueño.

Ichiji inspiro por la nariz, dándole una mirada dura a su compañero, si algo lo molestaba más que su extraño tatuaje en la frente o el esmalte descuidado de sus uñas, era su actuación de idiota en medio de un ataque, Katakuri noto la exasperación pintada en su rostro, jamás se tragaría aquel cuento, hacerlo seria un insulto hacia su intelecto.

—He decidido pasar tiempo de caridad con él para ayudarlo a superar su retraso. — gruño.

—No te ves muy cómodo a su lado, no es muy inteligente de tu parte hacer algo que no te gusta solamente para evitarme.

—Error Katakuri. Yo no perdería mi tiempo en alguien solamente por ti— mintió.

—Entonces siento decirte que deberás hacer tus obras caritativas otro día— el mayor respondió tomándolo del brazo. —Necesito tu aprobación en cuanto a ciertos asuntos.

— Espera, espera, espera, ¿quién demonios crees que eres tu? — Vito frunció el entrecejo con desconfianza, sus anteojos circulares colgaban en el puente de su nariz.

—Charlotte Katakuri, su prometido.

Ichiji le lanzó una mirada fulminante.

— ¿Su...qué? — A Vito se le secó la garganta y su cara se deformó en una expresión de incredulidad y trauma.

—Prometido— Katakuri repitió con la voz fría.

Ichiji abrió con ojos con estupefacción cuando sintió la enorme mano del moreno colocarse en un costado de su cadera con posesividad, igual que los depredadores reclamando a una presa, solo que él no se consideraba una y que Vito tampoco era otro depredador, era más como...una inofensiva lagartija de lengua larga.

Pero no necesitaba usar más que el sentido común para saber que Katakuri hacia aquello solamente porque quería, no porque tuviera algún interés en su persona.

—No necesitas dar explicaciones— Ichiji le dijo, levantando la mirada para hacer contacto visual con él, luego puso la mano alrededor de la ancha muñeca del Charlotte y lo incito a avanzar. —Iré contigo, pero te alcanzaré en mi propio auto.

— ¿Por qué no se lo dejas a este tipo? Parece muy leal contigo, una vez que terminemos haré que uno de nuestros autos te lleve a casa.

— ¿Crees que voy a confiarle mis cosas a este enfermo? — Ichiji frunció el ceño, Katakuri se encogió de hombros y el pelirrojo soltó un suspiro exasperado, saco las llaves de su bolsillo y las arrojó al aire, en la dirección de Vito. — ¿Puedes llevarlo a casa por mi? — miro al azabache de tez pálida.

—Para mi será un placer ayudarte en algo, Vinsmoke. — susurro Vito mirando a los dos chicos caminar juntos.

Cuando Ichiji abrió la puerta de lado del copiloto del auto de Katakuri, la suela de unas botas anchas estaban sobre la cabeza de su asiento y había un tipo recostado que cuando vio que iba a entrar tuvo que enderezarse.

— ¿De verdad tenían que tardarse tanto?

—Yo no te obligue a venir— Katakuri exclamó.

—Así que tú eres Ichiji, nada mal. — el desconocido sonrió, ignorando al moreno y mirando al de cabellera carmesí, su expresión denotaba interés.

Parecía ligeramente más joven que Katakuri, pues sus rasgos no eran tan acentuados como los suyos, también era muy corpulento y alto, eso se notaba a pesar de que estuviera sentado; sus ojos eran bastante pequeños y muy rasgados, había una ancha cicatriz en el derecho, su cara era redonda, rodeada de cabello de color lavanda que resaltaba en un extravagante peinado corto en la parte del frente y largo en los extremos, tenía una de las dentaduras más blancas que Ichiji había visto en sus diecinueve años de vida, exhibida en una gigante sonrisa que no era amable o cálida, si no orgullosa.

—Escuche bastante de ti de boca de nuestra madre, parece ser que no te ganaste la apreciación de tu suegra—se burlo recargando su espalda en el respaldo de su asiento y cruzando las manos detrás de su cuello.

Había un ligero olor a arcilla y pintura desprendiéndose de su ropa.

— ¿Él vendrá con nosotros? — Ichiji miro a Katakuri.

—Es Cracker, mi hermano— Katakuri le regreso la mirada.

—Soy Cracker, tu cuñado— el hombre dijo con sorna.

—Insistió en acompañarme, quería ser el primero en conocerte.

—Bueno, has sido el tema de conversación durante una semana, es natural que estuviera ansioso por ver quien era el famoso primogénito de los Vinsmoke al que Katakuri se llevará a casa— un destello burlón estaba en sus ojos. —Pero por lo visto ni siquiera haces el intento de llevarte bien con mi hermano.

—Porque no hace falta, nosotros solo tenemos una relación de negocios— murmuro todavía resentido.

Sin poder contenerse, miró en dirección del otro hombre quien estaba de perfil a él, por el rabillo de sus ojos había una mirada que podía hacer que Ichiji se estremeciera.

—Que aburrido, ya veo porque madre estaba molesta por no haber escogido a la mujer.

Bueno, lo estaba cosificando. Maravilloso.

—Katakuri, tendrás que ser muy disimulado a la hora de tus pequeños deslices.

—Eres un cerdo—Ichiji rodó los ojos.

—Y tu un antipático— respondió con desafío. —Definitivamente estarías mejor a lado de la mujer Germa, he oído que es muy guapa. —miró a su hermano.

—Deja de molestarlo Cracker.

Ichiji se coloco sus gafas y recargo su cabeza en el asiento sin decir nada, estuvieron en silencio mientras Katakuri conducía, por el espejo retrovisor hecho una mirada disimulada al asiento trasero, había una torneta cerámica de metal de alrededor de quince centímetros y un buen número de pinceles de muchas formas distintas que Cracker estaba tratando de organizar de acuerdo a sus tamaños.

Katakuri había tomado el camino hacia la 066 avenue, en donde los más elegantes diseños de casas se habrían paso, el ajetreado y común ambiente de la zona se hacía presente, con hombres vestidos en traje y mujeres andando en sus tacones de punta alta hacia alguna dirección, el moreno estaciono su BMW y saco un folder de la guantera.

—Espera aquí— le dijo a Ichiji.

— ¿A dónde va? — el pelirrojo lo observó sacar su celular y hacer una llamada mientras caminaba hacia una casa con fachada de piedra y caliza, su imponente y varonil porte lucia amenazador; como un hombre al que nada lo podía frenar, en segundos, una mujer abrió la puerta y Katakuri se perdió en el interior de aquella construcción.

—Va a entregarle un informe de ventas a nuestro hermano Daifuku.

— ¿Tu no tienes que acompañarlo? —Ichiji levantó una ceja con auténtica curiosidad.

—No tengo nada que ver en los negocios de la familia, mi madre quería que siguiera los pasos de Katakuri, pero me incline por las artes y tuvo que acostumbrarse— comentó con vanidad. —Soy un artesano.

Judge nunca les hubiese dejado hacer algo similar.

—Genial— contestó el ojiazul, disfrazándose a sí mismo otra vez con una máscara de indiferencia.

Fijo su rostro en el cristal del vidrio y con las yemas de sus dedos dibujo patrones cualquiera, que después del contacto de sus dedos con el espejo se terminaban borrando, pensó en la distinta que se había tornado su vida en cuestión de días y que jamás había pensado que estaría compartiendo el auto con dos desconocidos, Cracker murmuraba algo sobre dar cursos prácticos en Venecia, y por la excitación de su voz, se notaba que le importaba un carajo si Ichiji le estaba prestando atención o no; en su tono había pasión, amor hacia los hijos que sus manos creaban con arcilla o barro.

Katakuri cruzó la puerta en cuestión de minutos, sus cejas estaban arqueadas con más fuerza dándole un aspecto más serio a su atractivo ser.

Sus ojos oscuros hicieron contacto con los azules del pelirrojo e Ichiji desvió la mirada nuevamente para evitar verlo y ser visto, pero la risa estrepitosa de su cuñado le taladro los oídos.

—Es tiempo de que aprendas una importante lección de vida...— estaba sonriendo. —Eres muy orgulloso y actúas a la defensiva, pero siempre vas a encontrar gente con la cual no importara cuanto quieras o intentes derrotar, todas las veces terminarás quedándote corto.

— ¿Por qué no cierras mejor la boca, artesano? —objeto.

Cracker arrugó la frente y apretó los dientes. —Pequeña sabandija presumida...

Katakuri abrió la puerta y se sentó en el asiento del conductor.

—Cracker, tú te quedas aquí, baja.

— ¿Qué?

—Ya lo conociste, ahora baja, hay cosas que tengo que discutir en privado con él.

—Si Cracker, tú te quedas aquí— Ichiji imito la voz del de melena malva, el pequeño rastro de una sonrisa estaba formándose en sus labios.

— ¡Tú cállate!— escupió el de cabellos lilas. —No voy a quedarme con Daifuku.

Ichiji dejo escapar una diminuta risa mordaz ante la lista de improperios que recitaba el artista, Katakuri parecía no estar por cambiar de opinión, así que de mala gana, Cracker tuvo que abandonar el auto no sin antes azotar la puerta.

—No puedo creer que me hagas pedir un taxi— se quejo e Ichiji pensó que se parecía bastante a Niji en cuanto al impulsivo carácter.

Pero después de la partida del de cabello lila, solo quedó silencio, el mayor giro la llave y encendió el motor, sus ojos fijos en el parabrisas y sus manos sobre el volante, Ichiji entonces reparó en que usaba guantes con los dedos descubiertos y por un segundo, se encontró a sí mismo pensando en cómo serían las curvas de sus labios, la forma de su mandíbula, si cuadrada o tal vez recta y en cómo luciría su nuez de Adán cada que tragara saliva.

Las llantas se deslizaban sobre la grada de la carretera, veloces, furiosas e imparables, Katakuri no usaba cinturón de seguridad, tampoco encendió el radio lo cual era un alivio para Ichiji, que no era fanático de las canciones y los ritmos de hoy en día.

Aparco afuera de una residencia, no era del tamaño de la mansión de los Vinsmoke; tampoco se veía como la Charlotte, que aunque no conocía de manera física, había visto en una sección del periódico. Estaba rodeada de grandes árboles; era una zona retirada, pero que conectaba con el bosque y la carretera, salía directo al centro de la ciudad.

¿Viviremos aquí?

Se preguntó, sintiendo como su cabeza daba vueltas al pensar en si mismo a lado de otra persona.

Los jardines de la casa eran amplios, el portón color marrón opaco, eléctrico y seguro, lo primero que Ichiji noto es que había un espacio muy amplio, cristalería como ventilación que filtraba la luz solar hacia la casa, muebles minimalistas en tonos rojizos y una escalera que daba acceso a los demás pisos, la barandilla bañada en un revestimiento color cerezo, el suelo era de nogal platinado.

Una parte de Ichiji quería darse la vuelta y salir huyendo, detener esta farsa; pero la otra parte, —La que nunca pudo comprender—, le pedía a gritos que dejara que pasara lo que tenía que pasar, porque nunca jamás en su vida volviera a sentir esa dolorosa pero a la vez fascinante sensación por lo desconocido acumulándose en la boca de su estómago.

—No vivo en casa de mi madre, desde siempre he preferido la independencia y los espacios privados. — Katakuri susurro con calma.

Ichiji dejó que sus pies lo movieran solos, la mirada de Katakuri estaba en su espalda; clavándole los ojos mientras dejaba que se paseara por los pasillos, mientras Ichiji caminaba, su mano recorría las paredes, era como si fuera un niño y husmeara en la empresa de su padre.

Ni siquiera abrió las puertas o miro dentro de las habitaciones, en cambio se dejó conducir hacia la terraza y sostuvo sus manos en el barandal, suspirando, sintió la presencia de Katakuri detrás de él y se enderezó.

—Lo siento, no debí fisgonear de esa manera en tu casa— al haber sido criado en alta cuna, se le habían inculcado ciertas normas, entre ellas, no meterse con lo ajeno porque las personas se podrían enojar.

—Es un buen lugar— Katakuri comentó colocándose a su lado, por un momento todo parecía familiar entre ellos, aceptable, incluso...agradable.

— ¿Por qué no vives con los demás Charlotte? —Ichiji atrapó el mechón largo de su flequillo con sus dedos y miró atentamente las hebras de su cabello.

—Los deje cuando tenía tu edad, ellos lo tomaron bien, vivir con tantos hermanos y todos sus hijos, rodeado de ruidos y sus excentricidades es agotador, con tu carácter dudo que lo hubieras resistido.

—Soporto a mis propios hermanos, pueden llegar a ser grandes idiotas a veces...en realidad, siempre.

En las ramas de los árboles la llovizna todavía estaba impregnada, un colibrí aterrizó en una, agitándola, y el rocío cayó sobre el rostro del moreno, una gruesa gota de agua se deslizó desde su cabello hasta su frente y su rastro se perdió en el interior de la espesa bufanda.

—Mi padre tenía una finca con una estructura similar a esta, la compro para mi madre, me parecía cómoda y tranquila, pero la vendió, construyeron muchas oficinas.

Katakuri estaba mirando el jardín, las plantas habían comenzado a crecer, también la hierba y un poco de maleza; el olor era agradable, desde esta altura todo lucia tan pequeño y simple, Ichiji no miraba la verde extensión, miraba a su prometido.

Su mano floto en el aire y estiró el brazo hasta tocar las mejillas de Katakuri, solo mientras estaba flexionado podía alcanzarlo, el moreno parpadeo y el de piel pálida no hizo ruido mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre el pelo de sus cejas y sus párpados; el contacto de la piel del Vinsmoke era frío, pero Katakuri cerró los ojos lentamente, dejándose acunar bajo aquel tacto.

Las manos del pelirrojo bajaron la bufanda, podía sentir el pulso del hombre más grande acelerarse, Katakuri contuvo el aire, pero no hizo nada mientras Ichiji revelaba la parte inferior de su rostro.

—...—Ichiji no dijo palabra alguna; sus dedos contornearon el puente de la nariz griega, sus labios eran pálidos y muy delgados, pasó las yemas sobre ellos, acariciando sus grietas, su maxilar cuadrado, los sutiles colmillos, término contorneando la textura de sus cicatrices, eran como una sonrisa tatuada, llena de grumos y puntos, Katakuri estaba relajado ante su toque e Ichiji no se dio cuenta el momento en que sus palmas habían sostenido el rostro de Katakuri entre ellas.

Era una lastima que aquellos rasgos hubieran sido estropeados de esa forma, pero era enigmático todavía, seguía siendo bello.

El pájaro volvió a aletear, batiendo sus vivos colores, verde, azul marino, rosa y morado, ¿cuántas oscilaciones hacia por segundo? ¿70? ¿80?, Ichiji encogió su mano como si se hubiera quemado, como si lo que había hecho hubiese sido un delito.

— ¿Qué es lo que quieres decirme? — aclaro su garganta.

La mirada de Katakuri lo contorneo, poniéndolo incómodo, no quería estar a solas con ese hombre.

—Pensé que nuestros padres manejarían todo, hasta el día de la ceremonia no hay nada de lo que tú y yo tengamos que hablar, nunca debí acompañarte, esto es una estupidez.

Se sentía idiota, porque solamente un idiota esperaba tanto para por fin decir eso.

—Vamos a hablar ahora— Katakuri dijo e Ichiji abrió los ojos, admitir que ese hombre podía hacerlo sentir nervioso era una derrota que no estaba dispuesto a asumir tan pronto.

—No creo que tu madre estaría muy feliz si cambio de opinión con este matrimonio. —reto, pero una expresión de burla se dibujó en el rostro del moreno e Ichiji sintió que el corazón se le había encogido. — ¿Qué diría Linlin si decido dejarte como a un pobre imbécil? —insistió.

— ¿De verdad crees que estará esperanzada en Germa cuando se entere de la mediocridad en la que están hundidos?

—No entiendo lo que estas diciendo...— desvío el rostro, tenía un nudo en la garganta, puso ambos brazos en el barandal y mostró una posición relajada, los pocos rastros de sol filtrados de entre los arboles iluminaron su cara, dándole una luz brillante a su ojo descubierto.

—Quiero decir que están en quiebra, Ichiji— Katakuri susurro muy cerca de él, su boca seria y sus ojos gélidos—Fueron tendencia por muchos años, pero ya no más, están siendo desplazados en el mercado, sus tiendas están cerrando, están en grandes aprietos.

Katakuri había leído el último reporte financiero de Germa, ningún analista tendría pronósticos buenos sobre la cadena y si Judge estaba entregándole a su hijo era porque nadie invertiría en su empresa después de tan terribles resultados arrojados por las finanzas.

En tan solo el primer trimestre de este mismo año, las pérdidas de nivel millonario habían rebasado poco más del doble de las cifras resultantes del año pasado, el nivel de calidad y las muchas fallas reportadas en masa mermaban la seria reputación de lo que había sido un producto Germa en antaño, el rizo estaba quedando de lado para abrirle paso a la nueva y revolucionaria tecnología que Vegapunk ofrecía.

Volver a levantarse, de por sí ya era un reto suicida.

—Estoy seguro de que en menos de un año tu familia estará empacando sus maletas cuando ni siquiera la hipoteca de tu casa puedan pagar.

El pelirrojo sonrió, cruzando los brazos en su pecho y acercándose a Katakuri con pasos elegantes, puso una mano en su cadera y la otra sobre el pecho del moreno.

— ¿Y si tu sabes eso, porque no se lo has contado a tu madre? No me digas que en realidad no tienes todo el poder que me hiciste creer. —lo miro intensamente. —Seria una lastima…

Levanto el mentón de forma amenazante, sus ojos azules envueltos en filo y su corazón endurecido en hielo, sus dedos recorrieron el brazo del hombre mayor burlonamente, eran caricias llenas de veneno, no estaba la curiosidad o la extraña ternura de antes.

— ¿Será que no eres lo suficientemente bueno que me hiciste pensar Katakuri, y solo eres un idiota mas del montón?

Jadeo con sorpresa cuando Katakuri se acercó a él, cubriendo debajo de su enorme marco, entrelazando sus manos con las suyas y extendiéndolas sobre el barandal, Ichiji sintió escalofríos viajar por su columna vertebral y todos los cabellos de su nuca poniéndose en punta por el vértigo a la altura mientras su espalda estaba reclinada sobre aquel borde, su pecho subía y bajaba apretándose contra el del más fuerte, tenía miedo por primera vez en su vida, y estaba excitándose ante aquella perversa situación, lo cual era sucio y vil, lo que lo hacía repugnante.

La llovizna que había pasado desapercibida antes, ahora caía con fuerza sobre ellos dos, Ichiji miro los enigmáticos ojos del Charlotte y como las gotas se escurrían por su ancho cuello.

Era tan fácil para él quedar a merced de Katakuri que se frustraba, sintió su pecho caliente sobre el suyo, el calor de sus manos sobre las suyas y su aliento en su cara, se hablaban cada uno sobre los labios del otro, compartiendo el aliento y las respiraciones, Katakuri lo había sometido y en el fondo, Ichiji apostaba que eso le gustaba.

Porque a Ichiji si, solo que muy dentro de él.

—No te equivoques Ichiji. — los ojos azules no se perdieron ni un solo momento de la manera en que los labios del moreno se abrían, poder ver su rostro, todo de él, lo tenia atrapado.

Una gota de agua cayó sobre los labios de Ichiji, hinchados por presionarlos tanto con sus dientes, rojos como cerezas maduras, y Katakuri pensó en beberla, rasgarla de su rostro sin importar cómo.

Rómpelo, rómpelo, rómpelo, quiébralo, hazlo gritar, rómpelo.

—Kata...kuri— salió en un suave resoplido, casi como el gemido de un gato, una vocecita pequeña y tenue, podía sentir todo el calor que el cuerpo mojado debajo suyo desprendía, su agitada respiración, la fricción que estaban creando, esas sutiles curvas masculinas y esos ojos parecidos a los de las muñecas de porcelana de colección.

Casi nostálgicos, casi vacíos, casi, solo casi...horriblemente hermosos y confundidos.

Katakuri lo soltó.

— ¿Qué es lo que quieres de mi? — Ichiji sintió una avalancha de ira poseerlo. — ¿Hacerme tu objeto personal de burla?

—Estoy dispuesto a que ambos nos usemos por conveniencia.

—Linlin acepto nuestro matrimonio por el bien de ambos; supongo, ¿Qué es lo que quieres decir? Sabes que no tengo nada que darte.

La brisa agitó los cortos cabellos granate, las hojas del jardín volvieron a volar, unas verdes, otras anaranjadas y algunas rojas.

—Te equivocas, se todo de tu familia, cualquier cosa de ti, eres el único dispuesto a sacrificarse por Germa sin importar la mezquindad de tu padre, a tus hermanos no les interesa gastar su tiempo en algo que a la larga va a dejar de dar frutos, no están vendiendo ni una cuarta parte de lo que solían, ¿no? Y aunque Judge ha puesto todas sus expectativas en ti, en el fondo, tú ni siquiera crees en ti mismo.

Ichiji enfoco su vista en el horizonte otra vez, sus dientes temblaban, se podía escuchar el suave tintineo, sus nudillos estaban blancos de tanto apretar las manos en puños.

Respira, respira, respira, no mires hacia abajo, levanta el mentón, respira.

—Esa vez, con esos tipos en el callejón, ¿fuiste tú, verdad?

—Te aseguro que eso fue pura casualidad, eres necesario para mis planes Ichiji, no podía dejar que te pusieras en peligro por una tontería.

Ichiji respiro profundamente mientras recordaba; un ligero olor a madera y cuero estaba en el lugar, el almizcle natural que Katakuri desprendía, y que ante tanta cercanía logró identificar, era su aroma, su sello de identificación personal.

— ¿Hay algo más que quieras decirme? — su estómago se revolvió, pero Ichiji se trago la sensación nauseabunda hasta el fondo de su garganta; sabía mal, a amargura y expectativas rotas.

—Quiero comprarle el negocio a mis hermanos mayores— Katakuri confesó. —Y para ello, tengo que casarme para recibir una herencia.

Estaba estipulado y tenía que cumplir con la cláusula, eso dijo el abogado, su padre había sido el consejero delegado de una cadena hotelera inglesa, y su madre, que aunque ambiciosa y pretenciosa, también mujer de palabra.

Todo lo que su padre cosechó en vida se lo dio a ella, pero a él lo había preparado para un mundo en donde solo las bestias ganaban y el dinero hablaba. Linlin había mantenido la boca cerrada, la voluntad de su difunto esposo y padre de su hijo era muy aparte del matrimonio que había arreglado.

Para Charlotte Katakuri sería matar dos pájaros de un solo tiro.

—Voy a dejarte mis intenciones claras, quiero que cooperes conmigo, madre no sabe nada de su situación, si algo le reconozco a tu padre es su discreción y que mi madre se maravilló ante las apariencias.

Ichiji lo miro, en sus ojos había mil preguntas.

—Después de que firmes los papeles del matrimonio voy a inyectar una cuantiosa capital a la cuenta de tu empresa, y puedo ayudarte hasta que sea capaz de sostenerse por si sola, costeare gente adecuada para ello, Judge inflara su ego y creerá que ha ganado y mi madre se regodeara ante el poder que su firma a lado de la nuestra impondrá. Pero tú y yo sabremos la verdad.

—Eso me pondría al mismo nivel de un mendigo...

Prefería como eran las cosas cuando pensaba que Katakuri pensaba que era el siguiente en la línea para llevar las riendas de Germa; así no hubiera importado como, pero en un futuro vería la forma de conseguir dinero de los Charlotte, manipularlo, hacer que por lo menos siguiera siendo visto como un igual hasta que la verdad saliera a flote.

Ichiji clavó sus ojos en el suelo, así que el mayor se acercó a él y se inclinó, un espasmo hizo que el menor se estremeciera ante el contacto superficial de Katakuri con su cuello.

—Tú serás el hijo perfecto nuevamente y yo compraré las acciones de Oven y Daifuku.

—Estoy seguro de que cualquier otro se sentiría afortunado de estar en mi situación, ¿Por qué yo? — Ichiji volteo el rostro, sus ojos dolidos miraban a los de Katakuri.

—Porque eras la mejor opción— fue simple, Ichiji solo era su peón.

—Si vas a casarte conmigo quiero que esas palabras salgan de tu propia boca; no por la de tu padre, pero si no aceptas, yo mismo me encargare de romper el trato y dejare que te vayas en paz, entonces, el futuro de tu familia y por ende el tuyo, darán lo mismo para mi.

Ichiji inhalo profundamente, mordiéndose los labios, sabía que era un buen trato, que Katakuri no estaba siendo del todo cruel, —que eso quería creer, pues no le pedía nada, pero nunca en su vida había tenido que mirar hacia arriba para conseguir algo, porque todo el mundo estaba abajo, trabajando como un ejercito de hormigas que sostiene cincuenta veces su mismo peso para complacerlo.

Abrió su boca, pero nada salió de ella.

—Bien, supongo que decidiste, espera aquí y haré que alguien te lleve a casa.

Ichiji lo observó, marchándose como la primera y la segunda vez que se conocieron. En ese callejón ni siquiera le había dado la oportunidad de decir algo, cuando su padre había estado a punto de abofetearlo también lo detuvo y nuevamente, lo dejo con el coraje a flor de piel.

Lo estaba haciendo otra vez.

Ichiji se sintió como si estos no fueran sus zapatos y la ropa que estaba usando tampoco fuera suya, como si fuera prestada, como si su piel también fuera prestada. Volvió a intentar abrir la boca, pero estaba seca y sin embargo, estaba a punto de perder a Katakuri.

—Quiero casarme contigo...por favor.


 

—¿No te parece que tienes algo que contarme?

Marco estaba usando aquel tono.

Ese en el que alargaba las palabras y dejaba espacios pequeños vagando en el aire. Zoro levantó una ceja, afuera de su cubículo sonaba con urgencia un teléfono y se preguntó en donde se habría metido el asesor que tenía que atenderlo.

Marco encrespó una ceja, sus párpados estaban levemente caídos y su sonrisa era perezosa, otra vez había dejado de rasurarse, los pelos puntiagudos de su barbilla asomaban uno a uno. —"Ace dice que me van bien" — imagino a su amigo murmurando en su defensa.

— ¿De qué hablas? — Zoro preguntó rascándose la oreja.

— ¿Quién era ese chico que entro a tu casa la otra noche? Ese... amigo mío, no era horario de visitas.

— ¿Cómo lo sabes? —parpadeo. — ¡¿Estuvieron espiándome, par de infelices?!

Marco sonrió, de sus carnosos labios un suspiro fatigado escapó.

—Lo se porque somos vecinos, quizá. — dijo lo obvio. —Ace y yo estábamos regresando de ver a Shirohige, debiste de ver lo emocionado que se puso cuando te vio en compañía de otro ser humano, quería que bajáramos del auto para saludar, tuve que acelerar antes de que abriera la puerta y los interrumpiera, perdí gasolina por darle la vuelta al vecindario durante quince minutos.

— ¿Interrumpir que? solo era un muchacho al que invite a casa para que no pasara la noche en la calle, no exageres, tú, yo, e incluso Ace sabemos que esta ciudad ha dejado de ser segura.

—No dejas a nadie entrar a tu casa Zoro.

—Me acabo de divorciar, Marco— le dio una mirada dura.

—Ustedes estaban separados incluso antes de firmar los papeles, ya existía una brecha entre Tashigi y tu, todo lo que hicieron de por medio no cambio nada, pelear y después dormir con tu esposa mientras están a punto de dejarse no hace ninguna diferencia, solo los hace unos tontos.

Le agradaba Marco porque era directo, no buscaba simpatizar con nadie, no le endulzaba el oído a nadie y sin embargo, aquello le daba un extraño carisma.

Quizá aquello fue lo que lo llevó a estar con alguien como Ace, uno bombero y otro policía, de pensar en ellos, en su falta de secretos, en su transparencia, lo hacía meditar si eran verdad aquellas historias de personas predestinadas.

En donde, no importaba que tanto te aferrabas a alguien, ni la fuerza con la que lo hacías, si al final sus nombres no estaban escritos en el invisible libro del destino, simplemente no funcionaria.

Pero esas eran solo tonterías que la gente inventaba para justificar sus fracasos.

—Tiene solamente diecinueve años, ¿de verdad crees que yo quiero algo con un chico de esa edad? — Zoro no se dio cuenta en qué momento se había puesto a la defensiva.

—Tú lo has dicho, diecinueve años, no está en primaria. — Marco frunció el ceño y Zoro se revolvió el cabello, frustrado.

— ¿Ya terminaron la plática, señoritas? —Smoker entró por la puerta, un habano descansaba en su boca y sostenía muchos reportes en el espacio que conectaba su axila y su brazo. —Y espero que sí, porque el trabajo no se hace solo.

 

Notas finales:

Solo quiero volver a agradecerles, este capitulo sin darme cuenta me ha salido mucho mas largo que los anteriores, no se si fue decepcionante o aburrido, yo solo espero que les haya gustado, voy a tratar de hacer la historia mas entretenida, un abrazo a todos, tengan un lindo dia <3

 


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