Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimientos por contrato por AcidRain9

[Reviews - 188]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 12: Océano cósmico

Dijiste que si pudieras hacer lo que quisieras

Harías que la noche durara todo un día

Para adaptarlo con el humor de tu alma

Oh, ¿Qué puedo hacer?

Nada, mi triste gorrión

Oh, ¿Qué puedo hacer?

La vida es hermosa, pero tú no tienes la mínima idea

Sol y océano azul,

Su magnificencia no tiene sentido para ti

Belleza oscura

Lana Del Rey; Black Beauty

Nunca le había temido el futuro, hasta ahora, tampoco le había temido a la vida, hasta ahora, porque cuando no estas dentro de una burbuja permites que las corrientes fluyan y te lleven a donde quieren.

Su cuerpo no era el mismo, su vientre ardía, y todavía sentía una incómoda punzada en su zona intima, aun había semen en su interior, había estado tan exhausto que dedicarse a la limpieza no había sido su prioridad, sus brazos y sus piernas estaban entumecidos, su mirada fue descendiendo con lentitud hacia el fuerte brazo que se enrollaba en sus caderas y como de forma inconsciente, acariciaba su sobresaliente hueso y lo frotaba con la yema de su dedo.

El tacto era tan relajado que de poder volvería a dormir.

Ichiji noto que ese era el rostro más pacífico que había visto en Katakuri desde que lo conocía, sus delgados labios estaban entreabiertos permitiendo que las suaves y cálidas respiraciones que escapaban de sus pulmones fueran libres, sus respingadas cejas estaban caídas y no fruncidas como siempre, la mata de espesas y gruesas pestañas adornaban sus parpados cerrados, y el cabello de ciruela estaba totalmente revuelto, se veía más joven, había ausencia de responsabilidades, y todos sus pesos estaban lejos mientras él dormía. Era excepcionalmente atractivo.

Se liberó de aquella jaula corporal y se posiciono sobre él, sentándose en su abdomen, el colchón crujió y de nueva cuenta su desnudez termino restregándose contra la de Katakuri, aunque la sabana enrollada estratégicamente sobre su cadera trataba de no exhibirlo completamente.

Ichiji hizo una mueca adolorida y mordió sus labios, ¿por qué perder la virginidad tenía que sentirse así?

Su estómago se encogió cuando se percató que los dos ojos rojos que habían estado cerrados, se abrieron.

—Te desperté—le susurro suavemente, claro que sabía que lo había despertado, era ilógico que no se hubiera dado cuenta, como si estar sobre de él no fuera suficiente.

Se lo quedó mirando, empujando sus uñas en su bronceada piel y aplastando sus labios entre sus dientes.

¿Sabes Katakuri, que el amor alimenta el alma?, eso decía mi madre, sin embargo el amor es un sentimiento y los sentimientos no tienen nutrientes, o proteínas, o calorías, y el alma es inmaterial, ¿por qué necesitaría alimento?

Pero las madres nunca se equivocaban, lo que significaba que la suya —su alma— había estado raquítica siempre y qué él había aprendido a vivir estando en los huesos.

Por un momento Ichiji pensó en sí mismo como un cadáver flaco y lleno de ponzoña, e hizo una cara incomoda, ¿Qué pasaba por la cabeza de los necrófilos?, ¿dormir con él se habría sentido como follarse a un zombi?

El moreno se enderezo y recargo la espalda en la cabecera e Ichiji se deslizo por el movimiento terminando reposando el trasero sobre la pelvis de Katakuri, este lo valoro con su madura mirada, pero no dijo nada de su extraño comportamiento o de su posición. Sin embargo si espero algún gesto, un reclamo, de un diminuto rescoldo de arrepentimiento, incluso una acusación por lo que había pasado.

No solo eso, también espero por su hostilidad y su cinismo, verlo relamerse los hinchados labios e inclinarse contra él. «No soy más virgen, hagámoslo otra vez y ahora no tendrás que ser nada cuidadoso, puedes incluso lastimarme, puedes, puedes, puedes...» Se preparó, porque la mayoría de cosas que salían de la boca de Ichiji tendían a ser hirientes.

Pero, irónicamente, ¿no había pasado alguna vez por su cabeza hacer precisamente eso?

Katakuri pensó que no había tiempo para tantas mierdas cripticas, a pesar de que él, siendo el hombre que toda la vida había precisado los actos de otros, esta vez no estaba seguro de que vendría, mientras todas esas dudas hacían ruido en su cabeza su rostro se mantenía totalmente ecuánime.

Entregarse a una persona como Ichiji solo era el peor de los errores, porque el pelirrojo no tenía la estabilidad para mantenerse ni a sí mismo en pie, solo tomaría todo lo que estuviera a su alcance, y al final cuando se cansara, o no lo entendiera, o simplemente no le gustara, lo botaría.

Lo gracioso era que él estaba consiente de todo, y Katakuri creía poder con eso, aun a pesar de que cuanto más estuvieran juntos, la herida ardería mucho peor.

Pero Ichiji no había parecido solamente alguien hambriento por liberación ni frustración sexual, un chico desesperado por experimentar, por solo complacer, en cambio prefería pensar que había estado lucido en todos los sentidos y completamente seguro de querer ser suyo, como si de alguna manera no estuvieran unidos por un contrato nupcial, solo la naturalidad de ser ellos, lo que para consternación de Katakuri se sentía demasiado bien.

Arrugo el entrecejo en el instante en que Ichiji atrapo sus manos entre las suyas y las coloco sobre su propio cabello, el cual cubría casi completamente su cara, solo cuando los dedos de Katakuri se hundieron solos entre los mechones escarlatas fue que dejo que sus manos cayeran hacia sus costados; sus pupilas estaban completamente negras mientras los bordes tenían motas de un azul muchísimo más claro de su color normal.

— ¿Estás bien? —preguntó, podía sentir el frio de su piel, la forma en que la luz se reflejaba en su mirada hacia lucir sus orbes como profundas piscinas. Katakuri pensó que podría ahogarse en ellas.

"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos...", citó en su cabeza a Pavese y apretó los dedos sin ser consciente.

—Me duele cuando me muevo, pero estoy bien, sé que fuiste cuidadoso y contuviste tu fuerza por mí.

—No me refiero a eso, ¿Estás bien?

Ah, las heridas del alma, Ichiji sonrió entre sus grietas, entrecerrando los ojos mientras los dedos de Katakuri se deslizaban por su pecho y con la punta de sus dedos índice y pulgar frotaban la cumbre endurecida de la areola de sus pezones, Ichiji empujo hacia el frente para que las expertas manos del moreno tocaran con más vigor, luego corrieron por sus costillas hundiéndose en cada hueco para al final solamente recargarse en sus muslos.

Ichiji negó con la cabeza, riéndose, tal vez eran verdad las palabras que este hombre le había dicho hace mucho: La única persona con la que tenía conflicto era él mismo. Tampoco estaba tan mal.

—No lo sé, no tengo idea. — mordió su lengua y contesto impulsivamente —Es solo que pensé que al despertar ya no estarías aquí y la cama estaría vacía y fría, esa sensación no fue ni un poco agradable, ¿qué clase de persona crees que soy si mi única preocupación al abrir los ojos ha sido esa?, seguro un paranoico.

Nunca había odiado a Katakuri en realidad, o a Sora, ni siquiera a Sanji, se odiaba a si mismo pero era mucho más fácil culpar a otros.

—Descuida...—Katakuri susurro e Ichiji dejo caer la cabeza contra su pecho.

Charlotte enredo las manos en su esbelta cintura, trazando patrones invisibles en su piel. Suspiro lentamente, ¿así que esto significaba preocuparse por otra persona? Querer arrancarle la melancolía y convertirse en un bálsamo para sus contusiones, menuda sandez.

—Cuando tenía tu edad había pensado seriamente en abandonarlo todo, la escuela, los planes de mi madre, las expectativas que tenían en mí, la empresa, solamente quería irme lejos, a un lugar que literalmente se encontrara en medio de la nada, tantos ojos sobre mí me hicieron sentir abrumado. Siempre fui el ladrillo más fuerte, así que me lo termine creyendo, qué egocéntrico, ¿no? Los humanos somos seres realmente complicados.

Ichiji estuvo de acuerdo.

—La primera vez que estuviste aquí dijiste que la casa te traía recuerdos de tu madre.

—Nunca tuvimos una relación muy íntima, pero todo el mundo repite hasta el cansancio que fue una gran mujer, así que asumo que lo era— para él solo era un espectro de cabellos rubios y ojos de vidrio, para otros, una mujer que pudo haber tenido al mundo. — ¿Qué hay de Linlin y tú?, sé que estas muy unido a algunos de tus hermanos, pero tu madre es otra historia.

—Es una mujer dramática— Katakuri murmuro, de lejos Linlin era un ejemplo materno, seguía actuando como una niña, tratando de ser vista como una amiga, como alguien joven y no como una mujer marchita; amorosa cuando tenía ganas de serlo, el peor de los monstruos si perdía los estribos.

Tal vez por eso a Katakuri nunca le había gustado pasar más tiempo del estricto a su lado, en lugar de una madre prefería verla como a un jefe. Era más cómodo para él pensar que su relación era enteramente del tipo laboral.

—Pero en general está bien.

Entrecerró los ojos cuando Ichiji cambio su posición, regando besos por su cuello y succionando su pulso.

—Un "en general está bien" oculta muchas más historias, Katakuri.

—Un "en general está bien" es un en general está bien para mí.

Le apretó las piernas y dejo que sus manos acunaran sus glúteos, exprimiéndolos con mucha fuerza, un efímero suspiro salió de los labios del menor y sus ojos hicieron contacto, Ichiji estaba rojo. —Esta forma de tocarme me hace sentir algo...Sensible.

—De acuerdo, con calma. —Katakuri le sonrió.

—No dije eso. —sus cejas rizadas se juntaron. —Me agrada, solo queria que lo supieras.

Sus dedos estiraron la piel de sus asentaderas e Ichiji gimió sonoramente su nombre cuando la dura cresta de su miembro se tallo contra su centro, y puso la mano sobre el pene de Katakuri acariciando el eje de arriba abajo, hasta terminar frotando la gruesa cabeza en la superficie de su todavía sensible y punzante cavidad.

Su labio inferior estaba ligeramente más abultado a comparación del otro y brillaban eróticamente, Katakuri enredo la mano en su cuello y bruscamente lo atrajo a él, sus dientes y sus lenguas chocaron con crudeza.

Vaya, la gente era realmente tan subjetiva.

Y el cuerpo de Ichiji tan suave.

La psicología del ser humano era una cosa tan problemática.

Y la voz de Ichiji tan sucia.

Comprender las divisiones del cerebro y sus funcionamientos era complejo y engorroso.

Y el interior de Ichiji tan estrecho.

Una serie de toques en su puerta hicieron que Katakuri se pusiera de pie y se colocara el pantalón del pijama sin la ropa interior, Ichiji se cubrió el cuerpo con las sabanas y le miro, su cara se volvió completamente sonrojada y horrorizada al percatarse de los rasguños que adornaban los vigorosos músculos de su espalda, parecía haber sido atacado por un enloquecido gato, incluso en su mandíbula había una pequeña línea de corte.

El mayor abrió la puerta y se recargo en el alféizar hasta que una ruborizada empleada extendió una bandeja, mientras la sostenía sus manos temblaban haciendo que los cubiertos rebotaran.

—Se-señores Charlotte, disculpen la intromisión, no debería de ser tan descortés apareciendo así cuando ustedes están...— negó con la cabeza frenéticamente, mejor controlaba su larga lengua. —No han ido al comedor principal así que pensamos que tendrían hambre, la chef me ha enviado a traerles esto.

Le agradeció con simpleza y cerró la puerta, Katakuri levanto una ceja clavando los ojos en el reloj de la pared. —Son casi las doce, jamás había dormido tanto.

Cuatro horas ya eran una exageración para él.

—Tampoco yo, pero supongo que estuvo bien. —Ichiji contestó, su voz comenzó a disminuir y trató de ser normal, al volver a hablar. —Lo siento.

— ¿Sientes dormir?

—No, me refiero a que tú me trataste bien, mientras que yo herí tu espalda.

—Está bien, esto no es nada, aférrate a mí siempre que lo necesites.

Ichiji acomodo su cabello y frotó su cuello. — ¿Cómo lo haces?

—Te agradecería que te explicaras mejor.

—Eres extraño. Tienes esa rara combinación, logras intimidar por completo, pero también transmites seguridad, no lo entiendo.

Katakuri rio, colocando la bandeja sobre la cama. Había jugo de naranja fresco, dos tazas de café que humeaban, trozos de fruta y rosquillas. Incluso Bailey's.

Ichiji sostuvo uno de los tenedores y atravesó con el una fresa madura, Katakuri agarro una dona y la llevo a sus labios antes de darle una mordida y suspirar roncamente. Felizmente.

—Eso tiene demasiada azúcar, y esa es la peor forma de alimentarte en la mañana, ¿Sabes? Te matas de una manera muy, muy, pero muy lenta.

—Exclamó quien vive de aire.

—No necesito más que lo básico para estar bien.

—Solo "estar bien", seguro es un asco. Déjame decirte que no vivirás más que una vida, ¿Siempre te reprimes tanto?

Ichiji refunfuño, mirando de mala manera al hombre disfrutar de sus alimentos de una manera tan entusiasta —y glotona—, nunca lo había visto ser similar en público, ni siquiera lo era con él, lo que podría decir que ya no lo encontraba como a un desconocido. Estiro la mano y agarro una dona, los ojos de Katakuri centellaron y lo miraron cuidadosamente, el pelirrojo casi pensó que iba a saltarle encima.

—Tu. Aire o Fresa. Ahora

—Tu. Dejarme En Paz. Ahora.

—Ichiji, no.

—Ichiji, si—repitió con una sonrisa desafiante, arrastrándose con movimientos vanidosos y exagerados hacia el borde la cama. — ¿Qué no fuiste tú quien me dijo que mejorara mis hábitos alimenticios? ¿En verdad te gustan tanto?— sonrió de lado, le dio una lamida al glaseado y agito la rosquilla frente a sus narices. —Actúa como un hombre de honor y déjamela.

Una sonrisa socarrona se formó en las comisuras de Katakuri mientras se inclinaba hacia él, la espalda de Ichiji golpeo la mullida almohada, las manos de Katakuri bailoteaban en los márgenes de sus piernas, rozándole la carne interna de los muslos y extendiéndolas totalmente, Ichiji cerró los ojos por la sorpresa y el atrevimiento, las imágenes de Katakuri flexionado sobre él mientras le penetraba le acosaron, retorció los dedos, estaba hipersensible, mastico sus labios y su respiración fue entrecortada hasta que sintió la mano de Katakuri sobre la suya, arrebatando su bocadillo.

Y cuando se dio cuenta la dona había acabado siendo devorada por Katakuri.

.

.

.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces qué?

— ¿Entonces tocaras el timbre o seguirás parado como un completo pelmazo? — Yonji puso los ojos en blanco y gruño, presionando su propio dedo en el timbre.

Sanji suspiro sintiendo como una capa invisible de sudor escurriría por su frente, pero negó con la cabeza, esto ya no era la escuela media.

Trato de no desesperarse por el chap, chap, chap que las sandalias crocs de goma de Yonji hacían con cada paso que daba, su hermano se veía como alguien que no había abandonado su habitación desde hace días, el cabello que siempre estaba peinado pulcramente y estirado hacia atrás ahora estaba suelto, cosquilleándole en el cuello y dividido a la mitad mientras una diadema procuraba que ningún mechón molestara su frente. Llevaba los mismos pants capri de hace tres días y una delgada sudadera llena de agujeros.

Bueno, para ir a McDonald's no era necesaria la etiqueta, menos cuando su única —y grasosa— Julieta sería carne chatarra recubierta en hidróxido de amonio y patatas fritas con sabor a res.

— ¿Sabes? Sé que te gusta demasiado el baseball, así que si no tienes problema podrías quedarte a ver el partido, mi amigo también invito a otros amigos, y ya que has venido hasta aquí...

—Solo lo he hecho para darme un respiro, últimamente estar en casa es algo asfixiante, padre está hecho una furia, Reiju hace como si no viera nada y Niji está deprimido.

—Lo siento—Suspiro y no sabía en realidad porque estaba disculpándose, seguro era la costumbre de en todo momento recibir las culpas.

—Siempre hemos sido así, tal vez se trata de nuestra naturaleza o tal vez simple y sencillamente somos asnos— Yonji se rio poniéndose los cascos y volvió a llamar al timbre con insistencia.

—Detente tarado o vas a hacer que se trabe o algo. —Sanji le dio una palmada en la mano.

Escucharon pisadas dirigiéndose a la puerta, entonces Yonji le entrego el paraguas transparente que había estado sosteniendo durante todo el camino por el clima nubloso y la ligera llovizna, pero Sanji no lo acepto.

—Toma San, quédatelo.

—Ya paro de llover, además te has protegido solo a ti mismo desde que salimos de casa, llévalo de regreso también.

—Solo me estorbara.

—Por tu culpa pescare una neumonía, y voy a morir antes de tiempo así que llévatelo tú, Yonji.

El cuatrillizo menor arrugo la nariz e hizo una mueca, sostuvo dignamente su sombrilla mientras se alejaba creando nuevamente su irritante chap, chap, chap.

Sanji giro el rostro al sentir una presencia y trago saliva compulsivamente. Había un hombre alto y delgado de piel apiñonada, tenía una delicada barba de días y ojos marrones que brillaban con picardía y jovialidad, si, su apariencia era encantadora y si, Sanji trago saliva otra vez.

— ¿Hola? — dijo cantarinamente, y su voz también era bastante ligera y agradable, como chocolate fundido.

— ¿Roronoa Zoro?

—No, Shanks— sonrió mostrando su blanca dentadura.

—No, no, sé que no es Zoro, quiero decir que estoy buscando a Zoro...ya sabe, cabello verde, cara enojada, pésimo carácter, él vive aquí— se rasco el cuello con un gesto avergonzado, su nariz y sus orejas estaban rojas, seguro parecía un tonto.

El pelirrojo se carcajeo meneando la cabeza de lado, y lo único que los ojos de Sanji podían seguir eran los cabellos lisos que parecían tener vida propia, su garganta carraspeo, ¿debería preguntarle cuál era su shampoo?

—Lo sé, solo quería tomarte el pelo.

—Nunca se da cuenta de que no es gracioso— un nuevo hombre hablo colocándose a lado de Shanks, y Sanji pensó que de querer, podría hipnotizar a cualquiera con esos herméticos ojos fundidos con oro. —Lo peor viene cuando se ríe solo de sus bromas.

Él destacaba exactamente por lo contrario, y no es que fuera menos atractivo, si no que su singularidad era diferente. Era más alto que el pelirrojo, no poseía rasgos severos —a lo Zoro o Katakuri— pues los suyos eran más finos, pero la cara alargada, algunas entradas, nariz larga y recta, y sus labios apretujados en una mueca seria junto a un mirar que lucía inalterable y seco, lo hacían lucir como una persona a la que debías si o si, de respetar.

Shanks lo miro con un gesto divertido y resoplo al reír, no estaba para nada ofendido con el comentario.

—Y este agradable caballero es Mihi.

—Mihawk, sin abreviaturas

Lo invitaron a entrar a la casa, así que atravesó el desván después de quitarse los converse, el interior no era muy diferente a la última vez que había estado ahí, excepto porque estaba un poco más ordenado y había algunas plantas colgantes.

Visualizo a otros dos hombres pasando un buen rato, estaban sentados sobre los sofás y hablaban entre sí, el rubio fue el primero que se percató de su llegada, desenredo la mano de la cadera de un moreno pecoso y levanto la palma.

—¡Yo! Sanji, nos vimos por primera vez en la boda, pero nunca me presente apropiadamente, mi nombre es Marco, soy el hermano de Zoro.

—Vas a confundirlo— su pareja dijo, dándole un trago a su cerveza y lamiéndose la lima de sus labios.

—Lo soy por default.

—Estoy completamente seguro de que nunca te adoptamos a ti— Mihawk respondió sentándose tranquilamente en el sillón más apartado, y cruzo un tobillo sobre su rodilla, dejo un periódico en su regazo y le dio un sorbo al vino que estaba degustando.

—Afortunadamente, porque de haberlo hecho te verías al menos quince años todavía más viejo. — era una infame mentira, ese hombre estaba perfectamente conservado.

Sanji sintió que por la forma tan brusca en que había girado el cuello al escuchar la voz de Zoro, era un milagro que no se lo terminara quebrando.

—Si sigues viviendo tu vida así, el único hombre viejo dentro de poco serás tú, tonto.

—Me gustaría apostar que para tu edad pareceré muchísimo más joven que tú, pero los dinosaurios no viven tanto, así que no lo podrás notar.

—Oh no Zoro, no seas tan arrogante o terminaras calvo— la voz de Shanks fluyo con un tono musical y Sanji no retuvo la risa, provocándole un gruñido a Roronoa.

Levanto el rostro suavemente, sonriéndole a Zoro, el policía rodo los ojos pero le devolvió el gesto, se veía bastante bien a pesar de que llevaba bermudas y una sencilla playera de algodón, también estaba descalzo.

Marco le entrego una cerveza y Sanji jugueteo con ella en sus manos, Zoro se acercó a él y sus labios rozaron sin querer su cuello, el Vinsmoke sintió como su piel se volvía de gallina y contuvo el aliento.

— ¿Seguro que quieres esto? Puedo traerte un jugo si lo prefieres.

Negó con la cabeza, y se estremeció cuando Zoro casi puso la mano sobre la suya para quitarle la tapa a su bebida.

—Bien, el partido está a nada de empezar, así que Marco, ayúdame— el pecoso se enderezo y tomo la mano de Marco para levantarlo, los dos caminaron juntos hacia la cocina y Zoro se arrojó en uno de los pubs, palmeando el lado vacío a su lado.

Sanji no podía creer como después de todo lo que habían pasado el simple hecho de rozar hombro con hombro a estas alturas le parecía vergonzoso.

Marco trajo más bebida y dejo caer las cervezas sobre la mesa mientras que Ace hacia lo mismo con los snacks, aros de cebolla, palomitas y sándwiches mal recortados, por un momento Sanji pensó que lo mejor hubiera sido haber colaborado con algo.

Mientras estaba sentado al lado de Zoro, apenas y rozándose, Sanji sintió una sensación de calma en su pecho, como si los días grises hubieran estado solamente en su cabeza, el rostro de Zoro se mantuvo fijo en el televisor a pesar de los anuncios publicitarios, pero cuando de una forma sosegada entrelazo su dedo índice con el del rubio, la mandíbula de Sanji se aflojo, esto no era la escuela media, pero se sentía así.

Sin embargo también fue consciente de que los ojos de Shanks estaban sobre él, y que sus hermosos orbes café estaban casi completamente oscuros, y por más que su expresión era taciturna y no rayaba a lo hostil, era lo suficientemente pesada para hacer a Sanji sentir algo compungido e intuir que no era del agrado de aquel pelirrojo.

Tuvo la sensación de haber esperado una eternidad para que Rebecca Riku —una preciosa cantautora de cara redonda y gigantescos ojos miel—, cantara el himno nacional estadounidense, los miembros de los dos equipos se mantuvieron en una fila, algunos susurraban el cantico detrás de ella, otros simplemente permanecían inertes con sus gorras sobre sus corazones.

La pareja de Marco recargo la cabeza en su hombro y movió los labios, el brillo de la pantalla se reflejaba en sus ojos mientras jugaba con la mano envuelta en su torso, entonces Sanji pensó que tal vez si Yonji se hubiera quedado estaría pasando un buen momento, a su hermano le apasionaba completamente cualquier tipo de deporte, ser espectador o participante, probablemente esa era la razón por la que mientras Niji, Ichiji y él tenían cuerpos tan desgarbados y larguiruchos, el de Yonji era de absoluto infarto, meneo la cabeza, tenía fe en que algún día —que esperaba no fuera tan remoto—, Yonji tomara una decisión de cómo dirigir su vida y dejara de parecer tan desubicado y desdichado estudiando ciencias tecnológicas por mandato de Judge.

El partido se abrió con un jonrón, y Sanji apenas podía distinguir a los Giants de los Dodgers, pero sabía que si los Giants perdían Zoro estaría muy enojado y Marco tendría almuerzo gratis por tres meses seguidos, los jugadores se dispersaron estratégicamente agregando cuadrangulares para obtener ventaja, Sanji vio a Zoro apretar la quijada y enterrar las uñas en el brazo del sillón, Marco estaba en un estado muy similar, y fue en una carrera de su equipo —los Dodgers—, que el rubio festejo dando un potente grito que hizo a Zoro maldecir como marinero.

Sanji estiro el brazo para agarrar un puñado de palomitas y pego un chillido ahogado al darse cuenta que el pecoso tenía la cara completamente enterrada en el tazón de las frituras, todos lo miraron de reojo y volvieron a sus asuntos como si aquello no fuera nada nuevo, así que Sanji giro el rostro hacia la única persona que parecía más sensata.

— ¿Él está bien?, ¿Debemos llamar a emergencias? — pico su espalda con el dedo. — ¿Sigue vivo?

Mihawk enarco una ceja y la comisura de su boca se levantó apenas un milímetro. —Déjalo dormir, es mejor así, créeme que no querrás que se una al show.

— ¿Dormir? Pero parece que se ha desmayado, ¿y si es grave?

Sanji tuvo un espasmo, Marco y Zoro le pidieron que dejara de ser tan ruidoso.

Shanks también era bastante bullicioso, levantando las manos y aullando cada que su equipo dominaba en los innings, hubo un bambinazo durante el sexto, y Marco y él chocaron las manos y humillaron a Zoro sin ningún atisbo de consideración.

El partido comenzó a ponerse parejo minutos más tarde, durante el relevo de los equipos, y después de un rodado que más parecía un out, Zoro ya estaba sonriendo y presionando la mano de Sanji como un niño al que le aseguran juguetes y golosinas.

Shanks estaba en silencio, así que el ojiazul se imaginó que el hombre podría estar disgustado, discretamente miro hacia atrás, Mihawk seguía con los ojos clavados en su lectura pero sus dedos estaban entrelazados con los del pelirrojo, acariciándolo, casi como Zoro y él, así que se sonrojo.

En realidad podría estar pensando en muchas conjeturas, todo lo que se le había salido de las manos, la forma en que había forzado algunas cosas para estar aquí, para estar así, en tregua y en paz, no flotando entre aguas sórdidas. El perfil de este Zoro que con su diminuta sonrisa entre dientes y sus pequeños ojos rasgados lo hacían sentir sin tantos rodeos ni explicaciones bien, solo y simplemente bien, sin dejar vacíos al aire como el Zoro carismático y simpático que odiaba la sopa de queso, o el Zoro oscuro y atormentado que golpeaba sus puños contra una pared para retener su furia y su dolor.

Sanji se puso de pie, excusándose con que iría por agua, ya sabía en donde estaba la cocina por lo que siguió el camino hasta ella y abrió el frigorífico, el moreno, Ace, entro minutos después y abrió la llave del fregadero para lavarse el rostro lleno de mantequilla y sal, se tallo con fuerza mientras se quejaba de que incluso las comisuras de los ojos le picaban.

—Creo que tengo comida hasta en el cerebro. — su voz fue un lamento y Sanji apenas y pudo disimular la gracia que obtuvo a causa de ello, se secó el rostro con el antebrazo hasta que Sanji le acerco una servilleta.

—Eso fue muy raro. ¿Te sucede seguido?

—Narcolepsia— se encogió de hombros y a juzgar por el rostro de Sanji, supo que tenía que darle una breve explicación, pero parecía estar acostumbrado a eso. —Significa que un día las cuencas de mis ojos estallaran y yo voy a desangrarme, mi cerebro se va a derretir.

Sanji lo miro con una mezcla de horror y pena, trato de abrir la boca para decir cualquier cosa y que su voz no sonara tensa, el mayor cambio la cara apretujada y seria por una elevada risotada.

—No me mires así, no es verdad, no creas todo lo que la gente jura, es una especie de trastorno anormal que me hace atravesar crisis de sueño, es una cosa jodida, no importa en medio de que este, solo sucede. —Parecía que estaba restándole importancia, hablaba como si fuera un simple catarro y no una enfermedad que podría mutar a una cataplejía o inducir alucinaciones hipnagógicas, seco su rostro con una servilleta y suspiro. —Incluso durante el sexo.

— ¿Es que todos aquí son tan bromistas?

—Conozco a Shanks desde hace años, y parece que el humor que no se le pego a Zoro, si se me pego a mí. — le extendió la mano y Sanji la acepto, se dieron un apretón. —Aun no me he presentado, soy Portgas D. Ace.

Ace tenía un carácter compasivo y noble que básicamente compro con rapidez a Sanji, había decidido que le agradaba, y que si algún día podían tener una amistad solida seria increíble, aunque Ace disfrutaba el partido le daba absolutamente lo mismo si los Dodgers o los Giants ganaban, él prefería a los Red Sox e incluso tenía una bola autografiada por Tim Wakefield.

Cuando Sanji sintió que había algún tipo de confianza ente ellos, se atrevió a lanzarle un pensamiento que lo llevaba molestando hace un rato:

—Siento que no le agrado a Shanks...

Los ojos de Ace se abrieron con sorpresa.

— ¿Qué? No, escucha, él es probablemente la mejor persona que he conocido, también tiene una lengua cruda, si no le agradaras ya estarías fuera de esta casa y nadie lo discutiría, ni siquiera Mihawk lo cuestionaría, es como si Shanks tuviera un sexto sentido, pero Zoro es su hijo, es normal que esté preocupado.

— ¿Preocupado por qué? No quiero dañarlo. — la mano de Ace se posiciono sobre su hombro y levanto el mentón, transmitía la sensación de ser un hermano mayor.

—Tashigui tampoco quería lo mismo, quiero creer que cuando decides compartir tu vida con otra persona lo último en lo que piensas es en dañarlo.

Sanji alzo la vista para ver los ojos de Ace entrecerrarse, estaba meditando, de lo que el bombero estaba seguro era que, de un millón de probabilidades, ni siquiera existiría ni una sola opción de que conscientemente lastimara a Marco.

—Tash era la mujer perfecta, ¿sabes? Y era tan transparente como tú.

— ¿A qué te refieres?

—Te pareces un poco a ella. Era torpe, suave y agradable, podías sentirte cómodo a su lado.

— ¿Shanks cree que soy igual a ella?...

—Lo que quiero decir es que nunca conoces suficientemente bien a alguien, ni entiendes el porqué de sus razones.

— ¿Puedes decirme lo que sucedió entre ellos?

Ace sonrió. — ¿Qué clase de amigo crees que sería si me la pasara ventilando la vida de Zoro?

Sanji asintió, rascándose la nuca. —Tienes razón.

— ¡En tu cara, hijo de puta! ¡Otra carrera! — Esa había sido la voz de Marco, Shanks estaba aplaudiendo mientras se ahogaba de risa y Zoro había hecho un extraño ruido con su garganta, Ace y Sanji soltaron pequeñas carcajadas llenas de burla mientras regresaban al living.

Zoro tenía la cara hundida entre sus manos y contorneaba sus sienes con los dedos, sus mejillas se inflaron reteniendo aire que segundos después dejo salir con rapidez como un globo desinflándose, tenía el ceño tan fruncido que en su frente se había formado una "V", alzo la vista, sus ojos miraron al rubio y este sintió como sus mejillas se ruborizaban.

Terminaron abriendo una botella de brandy cuya presentación venia en una hermosa forma de balón de vidrio, envejecido durante al menos dos décadas, su sabor era untuoso y suave, y su color espeso de un caoba oscuro, Ace había encendido una vieja rockola que tuvieron que palmear y patear para que funcionara entre él y Shanks, cuando una canción de Aerosmith rodo, sus ojos ardieron llenos de entusiasmo.

Sanji había tenido que enterrar su codo en el costado de Zoro para que al menos se dedicara a susurrar los coros.

—Don't want to close my eyes

—I don't want to fall asleep

—'Cause I'd miss you baby...— Sanji hincho el pecho, sus ojos estaban húmedos por la risa, fingió que su puño era un micrófono y lo coloco enfrente de Zoro, quien lo aparto lejos.

—No seas amargado marimo.

—No soy ridículo.

— ¡Por favor!

Zoro puso los ojos en blanco y suspiro: —And I don't want to miss a thing...

Resulto que Mihawk tenía un doctorado en ciencias físico- matemáticas y que Shanks era guardaparques, y que los dos se conocían incluso antes de que se creara el universo, bueno, en realidad no tanto, no eran tan viejos; pero habían estado más de la mitad de sus vidas juntos. Y que tal y como Ace había dicho, Shanks era increíble, y Sanji no lo culpaba por dudar de él, probablemente lo haría si no lo hiciera. Fuera de la manera en que fuera, Zoro respetaba a ambos hombres y además, les quería.

Cuando los parpados comenzaron a caer y los bostezos se hicieron más frecuentes ambas parejas se despidieron, Ace y Marco vivían en el mismo complejo, por lo que no traían auto, pero Shanks y Mihawk se habían ofrecido a llevarlos.

Marco se despidió con el brazo colgando de la ventanilla hasta que el auto doblo al final de la calle.

Sanji recargo la espalda en los pilares del porche y levanto la vista hacia el cielo, a la mancha enorme y negruzca llena de salpicaduras blancas y amarillas, el infinito océano cósmico.

— ¿Sabías que las estrellas están arriba todo el tiempo?, incluso durante el día, aunque tengas que cerrar los ojos en los días mas soleados y no puedas verlas porque necesitas que el astro mayor desaparezca del firmamento, ellas no se van. —Zoro cruzó los brazos en el pecho y los músculos de sus antebrazos se pusieron tensos, pero su voz era suave. —La luna también es luminosa pero no las opaca porque comparada con el sol es dos millones y medio de veces menos brillante.

Se encogió de hombros. —Lo he sacado de wikipedía.

Sanji cerró los ojos brevemente, y se mojo los labios, lo más profundo que podía pensar era que cuando era un niño solía decir que la luna era un pedazo de queso mozzarella y que el sol se veía tan amarillo y gordo como el queso holandés.

Al girar el rostro atrapo a Zoro mirándolo, el moreno cambio su postura a una mas relajada y cruzo los pies. —Este día ha estado muy bien.

—Pero los Giants perdieron.

—Igual no me importa.

— ¿Ni siquiera por haber perdido la apuesta contra Marco?

—Estoy seguro de que se le va a olvidar.

—Si yo hubiera ganado jamás lo olvidaría y cobraría mi premio, marimo.

—Déjame soñar, rizado,

Sanji rio, golpeando un costado de Zoro con su hombro, término estando prácticamente recargado en su totalidad contra el policia, los labios de Zoro le rozaban el cabello y sus dedos apenas y estaban adheridos a su vientre.

—Tu familia es genial— dijo sinceramente, no tuvo que especificar a quien estaba refiriéndose porque sabia que Marco y Ace también eran sus hermanos.

—Lo son.

—Ellos realmente parecen preocuparse por ti.

—Lo sé...

Sanji asintió pasando la mano por las hebras doradas de su cabello, probablemente debería irse, no tenia llaves y no se iba a arriesgar a tocar la puerta, seguro tendría que trepar por la ventana de Yonji, lo había hecho dos veces, la primera con resultados perfectos y la segunda había ameritado que usara una fedula en la pierna derecha, pero las manos de Zoro se enrollaron en sus caderas con fuerza, y lo pegaron a su cuerpo, el policía recargo el mentón sobre su cabeza.

Sanji se movió en su pecho, acunando el rostro en su hombro y subiendo los brazos hasta sus cortos cabellos, tirando de ellos suavemente. Zoro presiono la mano en la parte baja de su espalda e inhalo murmurando un fino: "Gracias".

Zoro puso un dedo debajo de su mentón, levantándolo lentamente, acerco su rostro al del rubio y lo beso, su lengua acariciaba y se desplazaba a lo largo de sus bastos labios, humedeciéndolos y adueñándose de ellos, lento, muy lento; se miraron el uno al otro y una sonrisa infantil y revoltosa se formo en sus comisuras al mismo tiempo.

Sanji se removió dentro del abrazo, su cintura colgaba de los dedos de Zoro, ladeo la cara, sus manos moviéndose en la mandíbula de Zoro, trazando cada pulgada, la barba que intentaba salir, la piel tersa, la comisura de sus ojos, Zoro lo atrajo a él en un abrazo fuerte, cerrando los brazos contra el delgado cuadril.

— ¿Podrías quedarte esta noche? — sus pestañas le rozaron el rostro y su aliento cálido soplo contra el lóbulo de su oreja, un hormigueo cosquilleo en el estómago de Sanji, el rubio correspondió el abrazo pegando su pecho contra el del hombre mayor, podía escuchar su corazón latiendo tan ruidoso como un tambor.

—Supongo que sí.

 

Notas finales:

N/A: Uh, seguro que me odian por ser tan lenta, ya saben, vengo con lo típico de culpar a la escuela y a las horrorosas evaluaciones, pero aquí les dejo otro capitulo que de verdad espero les guste un poco. Quiero agradecerles como siempre por leerme, son l(arroba)s mejores.

Bueno, las cosas tienen pinta de estar bien para nuestras parejas por ahora –cejas, cejas- esperemos sigan asi. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).