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Sentimientos por contrato por AcidRain9

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Capítulo 18: Estas despedido

Mirrors on the ceiling, the pink champagne on ice

And she said: "We are all just prisoners here, of our own device" The Eagles; Hotel California

Eran las siete de la mañana cuando Ichiji estaba sentando en frente de Katakuri mirándolo leer. Justamente después de percatarse de que no habían hablado nada la noche anterior, él había caído dormido como una piedra durante el regreso, pero había sentido a Katakuri llevarlo a la cama. —También lo había desnudado y colocado la primera cosa seca que encontró entre su ropa— y pese a todo Ichiji había amanecido con la ausencia del cuerpo cálido y enorme con el que se había familiarizado tanto. 

Para su sorpresa no fue atascado por la mortificación nocturna en donde todo lo que podía esperar ver serían los ojos de su padre o escuchar sus palabras, alucinar con él y terminar deseando arrancarse la piel. La duda que Judge había sembrado, no, su burla, seguía latente, punzando desbocada como el espectáculo de algún hipódromo, pero él a veces sabia como calmar la infección. Y lo malo, eso había llegado al abrir los ojos. 

Se reflejaba en un hombre de piel morena, de ojos de fuego y cuerpo de héroe griego.

— ¿Qué significa esto? —Ichiji pregunto cautelosamente, entornando la mirada.

—Te doy tu espacio— respondió él con un semblante impávido, ni siquiera levanto la mirada y continúo pasando las hojas que tenía entre las manos, una por una. —La habitación principal es tuya, hazle lo que quieras, estaré en el cuarto de huéspedes o aquí por si necesitas algo, aunque sinceramente prefiero no ser molestado.

— ¿Simplemente te vas? — frunció el ceño, rodando el labio inferior con los dientes en clara señal de tensión.

—Solo de la habitación— Katakuri aclaro.

Solo de la habitación, Simplemente de la habitación. Esa "insignificante" habitación era el lugar favorito de Ichiji, incluso con todo su cristal y la vista de un cielo siempre gris. Le gustaba aún más que el lago. Y la principal razón era el hombre frente a él.

—Era nuestra...— pronuncio suavemente, con reminiscencia, todavía pesaba el hecho de admitir tener dominio sobre alguna cosa de esa casa, pero esa pieza era suya, de los dos.

—Y ahora es tuya, desde que vivo aquí no le he hecho ninguna modificación, sería interesante ver que ocurre con ella después de dejarla en tus manos— Ichiji se quedó estupefacto, a Katakuri no le importo.

— ¿Por qué fuiste por mí? — soltó entonces, y una vez más, igual a la noche anterior, la respuesta no lo dejo satisfecho.

El moreno suspiro largamente, lanzándole una mirada que parecía estar dudando de si Ichiji tenía o no masa encefálica.

—Te conozco y eres imprudente, así que no fue difícil intuir en donde estarías, si ibas a reclamarle a Judge por haber arruinado tu performance, obviamente él no te recibiría con flores y abrazos, llovía y no tenías auto, así que es bueno ver que no tienes fiebre. —levanto levemente la vista, y con rapidez la regreso a sus apuntes. —Te ves bien, al menos mejor que otras veces, ¿no iras a la universidad?

Ichiji lo vio con molestia.

— ¿Piensas que la solución para librarte de mí es refugiándote en esto? —le dio dos golpes con la uña a una de las gruesas carpetas.

—No, mi vida era así antes de que llegaras, que estés aquí no tiene que cambiar absolutamente nada.

—Yo creo que lo cambia todo. —Ichiji se sentó sobre el escritorio, aplastando sus papeles, si esa era la única manera en que el otro lo vería entonces se arriesgaría, Katakuri sonrió de lado, su mirada claramente decía niño tonto en ella —Sabes que lo cambia todo.

—Me alegra que otra vez tengas algo de fe en ti, ¿puedes levantarte un poco? — jalo una de los folders que estaban debajo de su trasero.

—Van a comenzar a hablar de nosotros, los trabajadores se darán cuenta. No es normal que un matrimonio este tan distanciado. Estas avergonzándome como tu esposo alejándote así de mí.

—Si se generan sospechas yo las resolveré. Mis hábitos nocturnos, por ejemplo, no me gustaría interferir con el descanso de mi esposo, ni molestarlo mientras recibo llamadas o superviso documentos.

Ichiji aplasto sus labios, inclinándose, suspiro frustradamente. —Llegas y agitas toda mi vida y ahora esto, me tienes sentado en tu escritorio exigiendo atención como un..., Como algo que no soy.

—Levántate otra vez, y abre las piernas— pidió con la voz ronca, e Ichiji sabía que no había sido su imaginación escuchar un tono sugestivo, Katakuri agarro las llaves de su auto. —Saldré, ¿debo de estar al pendiente de ti por si se te ocurre algo más? — su mirada se hizo pequeña y dura. — ¿Tienes idea de lo irresponsable que has sido exponiéndote de esa forma? La suerte no va a estar siempre a tu favor. Para de actuar como una cría.

El pelirrojo se abstuvo de contestar, pero dio una larga zancada cuando Katakuri avanzo un paso. —Quiero acompañarte.

—No es necesario. — Y no mentía, tenía que renovar la licencia que Giberson, analizar el registro de cuentas anuales y supervisar a todo el departamento de distribución, mejorar el plan estratégico para la nueva ruta comercial que tenía que hablar con Umit, y un montón de y's más, si no estuviera acostumbrado, probablemente el estrés lo hubiera matado hace mucho. —Iré con Stussy.

—¡¿Iras con?!... —Ichiji hizo una mueca. —No tienes que hacerme esto Katakuri, sé que lo que dije fue horrendo, déjame arreglarlo, no estaba pensando mis palabras.

—No te esfuerces, ¿Por qué no mejor descansas? O bien podrías salir, escuche que hay una...—trono los dedos. —La feria del libro, podrías ir.

—Sutil forma de decir que me largue de tu vista.

—Eres bueno entendiendo.

...

Sanji había sabido que no era algo prudente escuchar a Nami cuando ella tenía esa sonrisa maliciosa en la cara, pero, aunque lo había sabido, no le había importado, cosa que cambio cuando se dio cuenta de que tan grave era su situación. Y entonces estaba en el aeropuerto a las diez de la noche, junto a la pelinaranja y su chica—Que también era la hermana de Kohza— esperando por él mientras se encogía dentro de su chaqueta para que no se le helaran los huesos.

Kohza se sorprendió de verlo, y después de darle un conmovedor abrazo a Vivi, y saludar a Nami, hizo lo mismo con él levantando la mano en un simple gesto y una sonrisa no muy cómoda.

En la noche consiguiente, el grupo de cuatro, sumándole a Yonji, —quien más que nada estaba desesperado de compartir "tan pocos metros cuadrados" en familia, acepto sin chistar la invitación y salir a respirar un poco—, estaban reunidos en un barbebiendo y poniéndose al día.

El ambiente del club era retro, reproducían música disco que daba un aire antiguo y divertido, cuadros pintorescos, otros enmarcados, relatando la historia de cuando algún famoso decidió de entre tantos, probar aquel club, —y el encargado, pomposo y de ojos soñadores contando igual que cada noche la misma historia de cuando un inalcanzable Hakuba Cavendish (probablemente confundido de sitio) exigía le sirvieran un mai tai.

La gente se sacudía ente el humo, agitaba las melenas y unía sus cuerpos en sugestivas danzas. Kohza regreso de la barra con simples cervezas para ambos y le sonrió sutilmente.

Lo primero que Sanji había hecho fue reparar en su cabello cobrizo y sus largas patillas, después se vio tentado a detallar su rostro ovalado; la nariz larga y recta, los labios delgados, él estaba más alto y varonil, y su piel tenía todavía más acentuado su característico tono aceituna.

Todo el mundo pensaba que era hijo biológico de Cobra, pero la verdad era que el apellido lo había adquirido a los cuatro años, era producto del primer matrimonio de Titi, de una relación tortuosa con un hombre que era violento y cruel con los dos antes de que se cruzaran con Cobra, a quien hasta la fecha reconocería como a su único padre.

Al conocerse Sanji había estado impresionado con él, era maduro e interesante, alguien nacido para conseguir lo que quería.

Y no a base de estirar la mano, Kohza era una persona de mente revolucionaria, aventurero, sus vivencias lo habían hecho duro pero comprensivo, de las pocas personas que verdaderamente escuchaban —Y con un maldito carácter de la mismísima mierda — por eso Sanji estaba feliz de haber ido descubriendo su sexualidad con él, quien en los tiempos de instituto tenía a más de la mitad de féminas suspirando ante su extraño acento, solo tenía veintitrés años, pero ya se veía como un hombre y nada como un muchacho.

Nami y Vivi bailaban agiles y divertidas —se movían a diestra y siniestra con sus tacones de catorce centímetros— y lo único para lo que la pelinaranja volteaba, era para insultar a Yonji que insistía en molestarlas acercando a su pareja de baile peligrosamente hacia ellas para hacerlas chocar.

Sanji saco un cigarro de su cajetilla y Kohza un encendedor, que giro hábilmente en su mano.

— ¿Fuego?

—Por favor — metió el pitillo a su boca y halo lentamente el humo mientras el cobrizo protegía la flama., los ojos traviesos de Sanji parpadearon. —Te ves genial, te ves como Indiana Jones.

— ¿Gracias?

— ¿Cómo has estado? No hemos hablado hace un tiempo, pero me da gusto verte de nuevo.

—No suelo venir seguido— Kohza respondió quitándose sus gafas moradas y colgándolas en su camisa, el juego de luces de colores que se desprendían del techo dibujaban patrones en su rostro, estaba finalizando una carrera en ciencias políticas, y planeaba seguir a Cobra en el parlamento. —Pero Vivi insistió en que acompañáramos a nuestro padre a un partido de rugby el sábado, no podía negarme.

—Ella no te hubiera dado la oportunidad de hacerlo de todos modos. —succiono el humo.

—Lo sé— el cobrizo sonrió belicosamente, y recargo los codos en la mesa. —Lo último que me paso por la cabeza fue que al bajar del avión te vería a ti, realmente me has dado una sorpresa.

— ¿Buena o mala?

— ¿Honestamente? — levanto una ceja.

Sanji suspiro y llevo la cerveza a sus labios, pasando la lengua sobre la espuma. —Lo siento, me conoces— se encogió de hombros. —Soy una pesadilla, tú lo dijiste..., odiabas mi actitud.

—No, de hecho, no— Kohza arrugo el entrecejo. —No siempre por lo menos, además iba a decir que era una buena, me alegra verte, sinceramente. Te ves...más rubio.

Sanji inflo las mejillas y se cubrió la boca tratando de retener el líquido dentro, se limpió las comisuras con el dorso de la mano y bufo. — ¿Rubio? ¿En serio?

—Iba a decir atractivo. — sí, sí, Sanji, sigues siendo un huracán.

Sanji se lamió los labios, y pasando un mechón de cabello detrás de su oreja, tuvo que empujar fuera de su garganta una pregunta.

— ¿Cómo esta Pell?

El rostro de Kohza se desencajo por una fracción de segundo, pero rápido y controlado, como solo él era, detuvo la tormenta.

Pell era de Oriente Medio, un joven...peculiar, dicho en palabras simples. Si Kohza era la marea, entonces Pell sería la calma, reservado y sumamente analítico. Sanji no sabía de él más de lo que Vivi de forma prudente, a veces solía decir. Cobra apreciaba al muchacho, lo adoraba porque proveía a su hijo de un amor desmedido y sobre todo leal, todo lo que su amiga muy en el fondo de esa buena y pura alma, todavía le reprochaba a él por no hacer.

—Mi padre quiere que Pell sea parte de su partido, es muy sabio a pesar de ser tan joven. ¿Y el tuyo, sigue igual?

—Peor, finalmente me echo de casa. — su risa fue estrangulada por la música.

—Y a él también, debo de suponer. — señalo a Yonji con el pulgar.

—A Niji y a Ichiji. — Sanji elevo la voz para que lo escuchara, y la cara del moreno no tuvo precio. — ¡Se que suena difícil de creer, pero paso! ¡Nos dijo bye bye!

Kohza negó con la cabeza, dándole un trago a su cerveza, una ondulante sonrisa abarcaba su rostro. —Siempre se vio venir, solo contigo, jugabas con sus nervios constantemente. Eras una bomba de tiempo.

—Judge fue, es y será imposible siempre.

—Por eso te propuse mudarnos juntos, ¿recuerdas?

—Fue la razón por la que terminamos, difícilmente lo olvidaría.

Kohza levanto una ceja, expectante. — ¿Crees que terminamos por qué no quisiste mudarte conmigo? Sanji, era más que eso, alimentabas mis esperanzas, y usaste esa pelea como la excusa perfecta para que lo dejáramos pese a que sabias que yo te habría comprendido.

Sanji volvió a tomar un trago, él hombre frente a él ya no se veía como solo un conocido, era Kohza, el que lo abrazaba fuerte, Kohza que susurraba a su oído por las noches, que tomaba su cabello entre sus manos, Kohza que lo dejaba ser, que discutía, que le quería, que habría aceptado lo destruyera sin importarle.

Kohza, que con esos ojos fríos suplicaba que le destrozara el corazón por segunda vez, solo que ahora si le hiciera aprender la lección.

—No sabía lo que quería.

— ¿Y ahora lo sabes?

La pregunta cayó como un balde de agua.

—A veces creo que sí.

.

.

.

Fue a la segunda estrofa de I will survive; cuando Gloria Gaynor cantaba sobre verse como una persona nueva, y no aquella encadenada a otra, que Sanji comenzó a sentirse abrumado y que las cosas dejaron de tener sentido; las personas eran solo personas, —el cuadro que glorificaba la firma de Cavendish, solo era un rayón deforme venido de un tío inestable con una carrera medianamente buena—, las luces, solo luces, la música, música.

Sanji comenzó a cantar sin preocuparse de verse ridículo, ¡Había al menos diez personas haciendo más estupideces que él!

Era joven, era libre, era poderoso. ¡Era un maldito lobo!

Rio maniáticamente, pensando en que si tuviera a Zoro ahora mismo enfrente de él le diría; ¡Al diablo marimo! ¡Al di-a-blo! Por mi puedes ir y masturbarte con las fotos de Tash.

Tomo las manos de Kohza, quien avergonzado y sin ganas acepto las suyas, y lo vio girar y girar y girar y girar, hasta que, como un yoyo, tuvo que hacerlo parar.

El instante en que Sanji sonrió, Kohza pensó que brillaba, que estaba hecho de rayos de sol, el rodear sus hombros con los brazos fue la chispa que inicio el incendio.

Y sumando la ira reprimida de una persona que no sabía cómo escalar del agujero, con la de otra que luchaba con el sentimiento de abandono, ellos estaban besándose furiosamente en una habitación en la que no debían de estar.

Kohza lo tocaba como nadie lo había tocado —Ni Zoro, mucho menos Zoro— con ansias desesperadas de que si cerraba los ojos pudiera esfumarse entre sus manos, otra vez.

A lo que Sanji se preguntó seriamente cual era la razón por la que nunca pudo corresponderle de la misma manera.

Pasaba las manos por la geografía de su cuerpo, grabándosela, enredando sus cabellos suaves en sus grandes manos, y lo recostó sobre el viejo futón que algún trabajador con un horrible turno de bar probablemente utilizaba.

Enterró el rostro en su cuello e inhalo, separo lentamente sus piernas y se acomodó sobre él, aplastándolo, creando movimientos simulados.

Sanji suspiro entrecerrando los ojos mientras el otro hombre insistía en sofocarlo con sus besos que él felizmente aceptaba e incluso, alguna risa pequeña le ocasionaban; pero fue cuando intento deslizar sus pantalones que el rubio abrió los ojos y puso la mano sobre su pecho, separándose un poco de él.

— ¿Qué pasa con Pell? —jadeo, recargándose. —No puedo hacerlo Kohza. No podemos traicionarlo.

Él negó con la cabeza, —Me importa Pell, mucho, si— aclaro, y su garganta sonó mortificada. —Pero Sanji, si tu...si vuelves.

Sanji trago saliva, sintiéndose asfixiado y de lejos halago; y sus retinas se oscurecieron porque quien estaba encima de él por un momento no era Kohza, era Zoro, y fue en ese lapso de segundos que pudo darse cuenta de su similitud, seguía enojado con Zoro, y dentro de él estaba esa parte de ira ciega que había esperado ver al hombre aparecer en el bar y darse cuenta de que se divertía, que tenía amigos, a un tipo perfecto muriéndose por él, que lo dejaría todo si se lo pidiera, sus ojos comenzaron a nublarse, se sentía tan horrible que no pudo evitar contener un sollozo que asusto a Kohza.

—En ese entonces eras importante para mí, e incluso ahora lo eres, y no sabes lo difícil que ha sido tratar de convencerme de que se terminó.

—Lo siento mucho Kohza, no debí haber venido, este día era tuyo y de Vivi, incluso de Nami, fue algo egoísta, yo no tendría que estar aquí, mucho menos haciendo esto.

—Debes pensar que soy un cretino, ¿no es cierto? — tomo su brazo con cierto grado de desesperación. —Estoy comprometido. —soltó la bomba. —Y aun así si tu dijeras algo, tan solo una cosa yo no dudaría en dejarlo todo, si esto es por Pell el único culpable seré yo.

— ¡No es por Pell!, — le gritó. —No me interesa si lo hiero o no. Es alguien más, estoy saliendo con otra persona.

La boca de Kohza sabía a hiel, suspiro evitando mirarlo. —Me besaste, Sanji.

—Me correspondiste y estas comprometido.

—No lo amo, pero siempre he odiado tu inseguridad, si me aceptas voy a pisotear su corazón y no tendré remordimiento, si me aceptas lo compensare.

Kohza lo miro impávido, queriendo acercarse, cada fibra de él lo pedía, no solo de forma sexual, ese idiota lo había cambiado, necesitaba besarlo y decirle que todo iría bien, que compartirían ese suplicio si quería, mentiras, no lo fraccionaría, él lo cargaría solo, pero no podía, ni siquiera volvería a tomar su mano cuando Sanji claramente no lo quería que lo hiciera.

— ¿Lo pensaras?...

—No, no lo hare, ni siquiera lo contemplare— se disculpó.

En ese instante pudo percatarse de algo; él era la propia versión de Tashigi para Kohza, y Pell era él, luchando contra la presencia de un fantasma.

Se sintió enfermo.

Si Zoro sentía lo que Kohza por ella, ¿qué oportunidad tenía él?

Sanji tenía la mano en el picaporte cuando escucho la voz del cobrizo una última vez.

— Sabes que nunca te haría daño, ¿verdad?

Se movió a tropezones, apartando a la gente que se ponía en su camino hasta que por fin la cabellera de su hermano salto a la vista.

Yonji estaba comiéndole la boca a una chica pequeña pero voluptuosa, jugando con el piercing de su lengua mientras sus manos estaban cómodamente metidas en las bolsas de sus pantalones traseros, y ella traviesamente removía la diadema que hacía que los cabellos de su hermano no surcaran su frente.

Sanji camino hasta él y carraspeo la garganta, pero no le hizo caso, así que de un jalón los separo.

—Lo siento cariño— miro a la muchacha, quien tenía el ceño fruncido. —Esta cosa verde no te conviene, te hago un favor.

—Estoy ocupado Sanji. — replico.

—Me da lo mismo, vámonos ya.

Yonji bufo malhumorado mientras lo seguía, sus pisadas eran toscas y pesadas.

— ¿Por qué arruinaste mi conquista? Estaba por ir con...—se rasco la cabeza, una y otra vez. —Maldita sea, ¿Cuál era su nombre? ¿Cuál era su puto nombre?, al menos di algo y deja de ignorarme. — lo giro demasiado rápido, y solo de verle la cara perdió el color. — ¿Qué te ocurrió? — pregunto seriamente.

— ¡Nada! — Sanji levanto la voz quebrada, haciendo ademanes compulsivos. Ni siquiera había forma de explicar.

— ¿Kohza intento hacer algo que no querías? ¿Te forzó a algo? — lo tomo de los hombros, y Sanji empujo su pecho, separándose.

— ¡Dios, no! ¿Qué te sucede? — se tallo la cara frenéticamente, hiperventilando, las sacudidas de sus manos aumentaban — ¿Cómo puedes pensar eso?

— ¡Entonces que mierda te pasa! — Yonji grito mucho más fuerte, haciéndolo dar un ligero salto, los labios de Sanji temblaron, así que el de la cabellera esmeralda agarro su muñeca y lo saco del club, necesitaba aire.

— ¿Qué me pasa preguntas? Me pasa que siempre lo arruino todo, por eso mamá los hizo de lado, por eso ustedes... ¡Idiotas e insensibles, me dejaron! Me apartaron y se negaron a dejarme acercarme, siempre le hago lo mismo a Kohza, ¡por eso Zoro!... —hizo una mueca, trataba de no ahogarse— ¡Ese estúpido imbécil marimo bueno para nada! — llevo las manos a su rostro, perdiendo la voz hasta que se hizo insignificante. —Maldita sea soy tan pateti...

Su hermano no lo dejo terminar la frase cuando lo estrello en sus brazos, y lo abrazo tan fuerte que sintió lo rompería, pero Sanji correspondió, hipando y tiritando.

Intento seguir, pero Yonji lo corto ásperamente.

— ¡Cállate, Sanji!, ahora voy a ser yo quien va a hablar y tú tienes que escuchar. — Apretó los dientes conteniendo un alarido brusco, —Había algo raro con mamá y sé que tú también lo sabes, ella no estaba bien, algo en su mente estaba muy lastimado, demasiado dañado, lo que vio en ti no lo sabemos, vamos a dejarla ir por fin, de una vez por todas. Deja de lamentarte, no vamos a recuperar nada jamás.

Nunca habían pesado tanto las palabras, pero solas, estas terminaron volviéndose más suaves. —Eres mi hermano, y has sido más valiente que yo, que todos nosotros, lo siento. —revolvió su cabello, sus dedos se sentían entumecidos. —Se que hicimos cosas de las que no podemos estar orgullosos. —sintió como se estabilizaba lentamente…—Te admiro, aunque claro que no eres tan genial o asombroso como yo, ¿pero que puedes hacer con eso?

Sanji levanto la cabeza, viendo a Yonji sonreír con los ojos cerrados, él le dio paz.

Cuando se separaron, caminaron el uno al lado del otro, torpes, preferían despedir el tema de esa manera, el viento agitaba salvajemente sus cabellos, la ciudad rugía con todas sus fuerzas.

—Tenemos que regresar con Zeff, hay que limpiar y recoger, yo ya trabajo para él, pero Niji y tu tienen que buscar una forma de retribuir su hospedaje, ser sus nietos no significa que estaremos a nuestras anchas.

—Nosotros nunca hemos trabajado.

—No es difícil, por lo menos sabes usar una escoba, ¿no? O puedes cargar las bolsas de alimentos y llevarlas al almacén.

Yonji lanzo una maldición. — ¿Cuánto tiempo crees que durara esto?

—Quien sabe, yo llevo esperando una vida a que termine. — Sanji se encogió de hombros, limpiándose los ojos discretamente. —Lo más probable es que Judge le pagara los estudios a Niji, pero tu tendrás que vértelas por ti mismo, a menos que decidas regresar a la universidad.

—Paso, gracias. Soy muy imbécil para eso. —soltó una carcajada.

—No lo eres.

—Estas. —Yonji levanto sus manos. —Son las que funcionan para mí, Sanji, son mi único fuerte, pero supongo que no puedo quejarme.

—Ahora podrías hacer lo que te gusta, ¿recuerdas el instituto? Eras una bestia en americano, no es tarde para hacer las cosas que quieres. — recibió otra risa irónica.

—Míranos, somos un ejemplo de hermandad. — negó con la cabeza, metió las manos en los pantalones y se balanceo mientras esperaban un taxi, había tenido un Aston Martin antes, ahora solo una tarjeta de la estación y algunas libras en el bolsillo.

Vieron el semáforo cambiar de colores por muchos minutos, y se sentaron juntos en la banqueta, observando a la nada.

—Soluciona lo que tienes con Zoro, o déjalo. — la cara de Sanji fue un poema, el último de los cuatrillizos lo miro con altanería. —Si, Zoro, con el que vivías cuando no estabas en casa, tu "amigo" que apoya a los Giants, lo se idiota.

...

Ichiji miraba la habitación —impersonal y ambigua— que ahora era solo suya, su cabeza colgaba de la orilla de la cama y sentía la sangre subiéndose a su cerebro, sus manos caían como espaguetis flojos, lucia como un indigente.

Vito no había dejado de llamarlo a pesar de que le había dicho que se ausentaría unos días por cuestiones de salud, y lo único que agradecía es que se sintiera intimidado de Katakuri, porque si no, no dudaba en que lo tendría afuera de la casa armando un alboroto.

Parpadeo cuando la puerta se abrió y la luz se encendió.

Y de cabeza miro a un estoico Katakuri vistiendo un jersey gris que hacia un pobre trabajo disimulando sus increíbles abdominales.

Él se recargo en la puerta y cruzo los brazos, levantando una ceja mientras admiraba a Ichiji suspendido de su cama como un murciélago. Llevaba un andrajoso suéter negro repleto de agujeros, que debido a la gravedad caía dejando ver su estómago, su cabello estaba penosamente recogido en una diminuta coleta, aunque el flequillo seguía su curso de siempre, podía ver los dos ojos y las ridículas cejas, además de los pantalones deportivos cuyo cordón estaba fuertemente amarrado en su cadera para que no se resbalara y un solo calcetín, tenía solamente un calcetín, y además estaba roto.

Katakuri se preguntó cuánto tiempo tardaría en marearse.

—Así que has decidido honrarme con tu presencia, dado a que parece que te has olvidado que yo también vivo en esta casa, pensé que no recordabas mi existencia— dijo sarcástico y sin ganas.

—Creí haberte dicho que te alistaras.

—Le dijiste a la sirvienta que me dijera, a propósito, ¿en dónde está ella? Le he pedido un café y como puedes ver, sigo esperando.

—Le dije que se tomara el día libre, hay alguien a quien quiero que veas y por lo visto estas perdiendo el tiempo, princesa.

—Estoy ocupado, además no me siento bien.

—Que conveniente— Katakuri sonrió ladinamente. —Te aseguro que no harás ningún esfuerzo más que escuchar atentamente.

—Déjame en paz.

—Y lo voy a hacer después de que me acompañes.

—Pues no saldré de esta forma.

—Entonces dúchate y vístete, solo date prisa.

Ichiji sonrió sinuosamente, cerrando los ojos y con calma volvió a hablar, estirando con pereza las extremidades. — ¿Quieres ducharte conmigo y.…, subyugar tu ira en mí?, ¿Por qué no vienes aquí?, tu visita entenderá nuestra ausencia... —meneo el mentón, su brazo oculto una porción de su rostro. —Ven, cierra la puerta, ¿o quieres que la dejemos abierta? Somos jóvenes, vivimos solos… —sintió que se ahogaba al decir eso, su mano se deslizaba por su vientre, y sin embargo la expresión de Katakuri no cambio ni un milímetro.

—No sabía que estabas en celo. —Respondió indiferente, abriendo las cortinas y permitiendo al modesto sol entrar, ignorándolo olímpicamente. —Pero no hace falta que hagas tanto drama, te puedo oír (1)

—Pero no te inmutas, lo que es grosero— pestañeo —usualmente debes responder al primer llamado. —se burló, entrecerrando los ojos de forma misteriosa. —Tuve un gato; Gordo Nyasha, se volvía un estúpido cuando escuchaba a una gata.

—Ichiji, date prisa. —su tono fue más filoso.

—Solo estoy diciendo que, si me quieres, entonces me tienes.

—Eres tan difícil...—Katakuri dijo despreciativo, meneando la cabeza. —Definitivamente eres todo un reto.

Ichiji suspiro y volvió a cambiar su expresión por una aburrida y glacial. —No voy a ir, sal de habitación, me pertenece, tú me la cediste.

—Entonces iré por él y lo traeré aquí, puedes quedarte así, cómodo y relajado.

Se levanto abruptamente. —No lo harás, no puedes traerlo a mi habitación.

—Rétame.

Ichiji se puso de pie y camino hasta él, mordiéndose la lengua.

—Katakuri, no... — su voz fue suave, el moreno bufo e Ichiji chisto la lengua, tratando de salir de su habitación, Katakuri sabía que en cuanto saliera se encerraría en cualquier habitación, así que poniendo la mano en su cadera lo detuvo.

—Ah-ah no trates de huir, te advertí de esto, tuviste tu tiempo así que acompáñame. —lo miro fijamente. —Vas a tener que afrontar las cosas incluso cuando no te gusten.

—Simplemente has estado ignorándome, ¿ahora me tomas en cuenta? Ya que comprobaste que sigo vivo hazte a un lado y déjame dormir e irme al diablo yo solo, no necesito tu ayuda para eso.

—Dormirás después, todo el tiempo que quieras, y te iras al diablo después, también —Katakuri lo tomo del brazo sin lastimarlo, Ichiji comenzó a zarandearse, pero fue imposible.

—No voy a salir así, me daré un baño.

—Estas mintiéndome.

—¿Cuál es el sentido de todo esto? No iré a ningún lado, estoy en pijama. —levanto un dedo, enumerando sus causas. —Estoy adormilado y no se me da la gana escucharte.

Abrió los ojos anonado cuando Katakuri lo levanto en brazos, y lo llevo al cuarto de baño y lo dejó caer en la tina de baño. —¿¡Cuál es tu maldito problema?! — tosió agua, ofuscado.

—Te has bañado, ya estas listo.

—Eres un imbécil. —ladró saliendo de la bañera, trató de caminar a su habitación otra vez.

El Charlotte era un muro viviente, él solo un palillo a su lado, apenas unos kilogramos comparado con tal semental, que presiono nuevamente, llevándoselo a rastras aun mientras se retorcía y se quejaba.

— ¡No voy a hablar con tu estúpido abogado Katakuri! ¿Quieres el divorcio? ¡Gánatelo!

—Vas a zafarte el brazo. — Ichiji jalo con más fuerza, hasta que la voz del de cabellera sangría, alta y gruesa, llamándolo por su nombre lo sobresalto, mas no lo detuvo.

—No, tu eres el que va a zafarme el brazo— reto, así que Katakuri suspiro harto y sin contemplaciones lo cargo, subiéndolo a su hombro como si fuera una muñeca de trapo, Ichiji jadeo sorpresivamente, enterrando las uñas en sus hombros como un gato erizado por el vértigo y la adrenalina.

— ¿¡Que crees que haces?! ¡Bestia! —y solo cuando estuvo en el piso y a salvo, retomo la lucha.

—Charlotte Katakuri, déjame ir, no pienso escuchar nada, haré que se vaya.

Katakuri sonrió. —Trabaja para mi Ichiji, no para ti y no se va a ir.

— ¡Eres un...— apretó las manos! —Un...

—Si, soy todo lo que quieras. ¿Acabaste?

En el hall principal Donquixote Crocodile miraba la peculiar escena con minuciosidad, estaba sentado en el diván apreciando esa combinación de vidrio y madera de la casa cuando Katakuri, lleno de porte y dignidad puso en el suelo a su mojado esposo cuyas pintas eran de mal gusto y reflejaban la carencia de interés que tenía para hablar con él.

— ¿Esta todo bien? — pregunto, aunque en realidad no estaba sorprendido, pero así llamo la atención de la pareja.

Ichiji coloco una mano en su cadera, apreciando al hombre que rápidamente dedujo ya había visto, era el mismo que entro a las instalaciones de Whole Cake cuando él y Perospero subieron a uno de los autos de la compañía, por cuestión de vanidad quiso darse la vuelta y plantarse ante él cuando estuviera presentable, pero por cuestión de orgullo fue que no lo hizo.

Crocodile era impecable, y guapo, su cabello estaba prolijamente peinado hacia atrás, y tenía esa mirada entre indiferente y harta que probablemente volvía locos a muchos, así como un traje negro sin ni una sola arruga, una pierna estaba elegantemente cruzada sobre la otra, bebía el maldito café que Ichiji seguía esperando recibir.

Katakuri lo obligo a sentarse en frente de él. —Se que puedes manejarlo.

—Gracias por tu confianza.

Ichiji apretó los labios en una forzada línea recta, y lo miro juzgonamente, Crocodile conocía esa clase de mirada y no lo intimidaba, sobre todo porque la persona frente a él era un chico, —de belleza etérea, rasgos delgados, singulares, pero bonitos, de elfo, si, Crocodile no lo podría describir de mejor forma; era un elfo, nada comparado con la despampanante hermosura comercial que se esperaba de los esposos trofeo— pero un simple niño si lo median con él.

Y Crocodile tenía experiencia con ellos, y no lo intimidaba la actitud retadora, sería una grosería que lo hiciera, aguantar constantemente los desplantes de Bellamy lo habían hecho un profesional.

—Así que Ichiji, ¿eh?, mi nombre es Crocodile, Baroque Works. — especifico, y el chico lo analizo sin discreción hasta que pareció atar cabos. El poliéster de su silla estaba empapado.

—Eres el amante de Donquixote, — abrió grande los ojos. —La Hiena, quiero decir Bellamy, alguna vez se quejó con mi hermano de ti, así que, si te conozco, al menos tu nombre. — chasqueo la lengua, moviendo la cabeza de derecha a izquierda. —Pobre señora Donquixote, escuche lo mal que la paso por ti.

—Ichiji— Katakuri lo miro duramente, pero Crocodile negó con la mirada, estaba más preocupado en encender un puro.

—Estoy familiarizado con las habladurías de ese tipo Katakuri, y usualmente lo último que hago es prestar atención a ese tipo de comentarios. — hizo una pausa, sacando de su porfolio un pliegue de papeles. —Vamos a rectificar los términos de su matrimonio.

— ¿Lo sabe? —Ichiji volteo hacia Katakuri, pero nuevamente Crocodile se adelantó.

—Obviamente lo sé—, miro las hojas —El tiempo que se especificó de su unión son tres años, para hacerlo claro. — dijo con énfasis.

Ichiji no asintió, pero estaba de acuerdo, el detalle no revelaba ninguna epifanía, cuando Katakuri lo hizo firmar el contrato prematrimonial le especifico aquello.

—¿Y eso qué?

—Katakuri busca una manera de reducirlo prudentemente sin afectar los términos de su padre, será poco más de un año y contando para que finalmente acabe todo, por su puesto si tú también estás de acuerdo, entonces yo podre movilizarme y haremos un nuevo contrato.

—¡Claro que no estoy de acuerdo! — respondió escuetamente, mirando a Katakuri sorprendido e indignado. — ¿Cómo pudiste tan siquiera pensar que yo iba a aceptarlo?

—Dejemos de complicarnos, eso será exhaustivo, adelantar el proceso a estas alturas será lo mejor que tendremos. — exclamo, y se acercó a Crocodile, inclinándose un poco, la voz era clara y carente de dudas, Ichiji mentiría si dijera que no lo lastimo. —Reduce todo el tiempo que sea posible, nosotros vamos a firmar para acabar este circo cuanto antes.

—Yo no lo hare. — negó fervientemente.

—Oh si, vas a hacerlo, claro que vas a hacerlo.

— ¿Vas a cortarme la mano o qué?

Katakuri le regreso una mirada escalofriante.

—Sigue jugando con fuego Ichiji, diviértete todo lo que quieras, pero no te quejes cuando termines quemándote, porque lo harás. Se que pasara, tú también lo sabes. Y yo no voy a ayudarte a apagar el incendio.

—No es cortés tratarme de esta forma tan ruda ante un invitado— Ichiji se cruzó de piernas, utilizando un acento respingado y ridículo. —A menos que le pidas que se vaya, y entonces te dejare tratarme como quieras...— susurro con absoluta malicia, intentando tomar su mano. —Tal y como quieras, pero que se vaya.

—"Bienvenido a mi casa. Ven libremente, sal con seguridad; deja algo de la felicidad que traes" Drácula de Bram Stoker— Crocodile esbozo una sonrisa. —Sin embargo, he de confesar que soy yo quien preferiría llevarse algo de aquí, tu ímpetu juvenil, por ejemplo. —afilo la mirada, haciéndole saber que no estaba incomodo por sus insinuaciones.

—Me encanta esa frase señor abogado, me encanta Bram Stoker. Tal vez mi esposo y yo la colguemos afuera de nuestra puerta.

— ¿Podrías dejarnos solos unos momentos? Creo que lo pones nervioso. — Crocodile miro a Katakuri.

Él asintió, pero volteo cuando Ichiji jalo su jersey.

Cariño, ¿Me preparas un café?

Katakuri tomo su mano, frotando sus dedos, la boca de Ichiji se secó y sus mejillas se calentaron inocentemente, el rostro arrogante de Katakuri poseía esa chispa magnética que hacía cosquillear su cuerpo, desde las yemas de sus dedos hasta su nuca, pego la boca a sus nudillos y su respiración lo hizo entrar en pánico, se veía tan poderoso y maldito que quiso ahogarse.

—No, hazlo tú mismo cereza, estoy seguro de que estas manos son capaces de hacer muchas cosas. ¿No crees? —se acerco a su oído. —Ya lo comprobamos. —lo soltó, y en cambio se concentró en Crocodile. —Confió en que podrás con él, como puedes apreciar no sabe interactuar con la gente.

—Lo haré— Crocodile sonrió e Ichiji levanto una ceja. —Doflamingo no ha tratado mucho con tu padre, mucho menos los conoce a ustedes, los hijos, pero Bellamy si, ¿eres su amigo?

—No— dijo con sinceridad, perdiendo el tono cauteloso, sus ojos estaban más ocupados en seguir la espalda de Katakuri que en prestar atención al abogado, dio un paso, giro, se fue, así que suspirando, respondió; —Pero creo que mi hermano lo era, en algunas ocasiones coincidieron en las prácticas del instituto.

—Ya veo, Bellamy es demasiado problemático como para involucrarse con él más de lo estricto, es porque es parecido a su padre.

— ¿Bellamy parecido a el señor Donquixote? Honestamente, no lo veo.

—En atraer problemas, claro.

Bellamy era un chico simple, fácil incluso, debatiéndose entre su amor fanático por su padre y el rencor que le tenía por atreverse a dejar a su madre; sin embargo era un chico bueno, lleno del caos adolescente típico, drogasfiestasautoschicos y el síndrome de creerse un macho alfa —una hiena alfa—, para parecerse en algo más que solo la imprudencia y el gusto a lo ostentoso de Doflamingo, le faltaba mucho. Carecía de su malicia.

—Doflamingo es otra clase de persona, sabe tejer los hilos, su carisma lo ha llevado lejos.

—Conozco su fama. — Ichiji asintió.

—Su fama no le hace justicia, es peor de lo que has escuchado, mucho— su postura se mantuvo a raya, sus ojos no, pero bufo y se acomodó en el asiento. —Puedo ver que Katakuri y tu no están bien. — aprovecho a preguntar consciente de que el estado defensivo del chico había bajado después de que el mayor saliera de su campo de vista.

—No es nuestro mejor momento, solíamos estarlo— metió un mechón de cabello detrás de su oreja. —Era más de lo que se habría de esperar para un matrimonio tan poco convencional como el nuestro.

—Bajaron sus barreras— Crocodile fumo. —Grave error, nunca se mezclan los negocios.

Ichiji se encogió de hombros con simpleza.

—Seamos claros y vayamos al grano, puedo ver que al igual que a mí, no te gustan los rodeos.

—Adelante, por favor. — lo invito.

—Te está resolviendo la vida, planea separarse en condiciones totalmente beneficiosas para ti, se lo de Germa, por que como veras soy yo quien se encarga de todo lo que Katakuri requiere, no planea dejarte a tu suerte, piensa que tu padre es un idiota, y no quiere que dependas de él.

—Katakuri me necesita, por eso estamos en esta situación.

—Te necesita, sí, pero por un tiempo. — el de melena negra acoto con la voz ínfima. —Siendo honestos no sabes hacer nada, y si tu padre vuelve a...equivocarse, deberás buscar una forma de pagar tus estudios, tus gastos, ¿entiendes? Deberás valerte por tu propia cuenta.

Crocodile lo podía ver, adivinaba que el chico ya tenía permiso para manejar un convertible a los dieciséis, y que disponía de una maravillosa magia llamada, papá paga todo lo que yo hago.

Se veía reflejado en él, no por lo que había tenido, no, Crocodile venia del otro lado, o trabajas, progresas, jodes a quien te quiere joder con tu propia mano, o te pudres. Conocer a Doflamingo solo había sido un plus, solo un agregado —de años y años, cuando no debían, ese era su secreto— pero esa cara, pupilas ciegas, enfermas de devoción, un día las tuvo, y claro que le dolió, por eso qué mejor que tomar lo que a manos llenas se le daba y marcharse.

—Katakuri propone una manutención que yo considero exagerada y desmedida, pero él no piensa escatimar, te dará un departamento, autos a tu disposición, además —

—¿Me pudrirá en riqueza? No quiero nada de eso.

—Quieres más— Crocodile sonrió de manera lobuna. —El solo hecho de quedarte con él ya significa más, claro que sí, pero se realista, ningún otro hombre coherente haría algo así.

— ¡No es por cuanto puede darme o no!

— Estas...— la palabra le costaba, y aunque realmente quería decir encaprichado, por lo poco que le quedaba de tacto, la disfrazo; — ¿Enamorado? ¿Realmente? — levanto ambas cejas. —Niño, he estado en este negocio hace tanto tiempo, lo he visto todo, te sorprendería lo que las personas son capaces de decir para no separarse de sus cónyuges.

Ichiji frunció el ceño. —Estoy haciéndote perder tu tiempo, tú el mío. — tenía que volver a su habitación, probablemente a contar hormigas o buscar manchas en la madera. —No lo haré y punto.

Crocodile volvió a suspirar.

—Veámoslo de esta forma, y lo diré crudamente, tu trabajas para él, así que te lo está pagando, también te ahorra tener que tomar "la jornada completa" y te entrega un cheque, uno que no debería de corresponderte.

—Me está dando un bono por despedirme— Ichiji parpadeo. —Me está despidiendo.

—Te esta avisando de tu retiro.

—Es absurdo.

— ¿Has escuchado eso de quien se enamora pierde? Es más real de lo que te imaginas, el que se enamora pierde, y pierde dinero, ese hombre que ha estado aquí aguantando tus quejas de niño mimado y holgazán, es el mismo hombre al que he visto destrozando a otros sin miramientos. — Crocodile sonrió, misterioso, si había otra persona a la que admirar tanto como temer que no fuera Doflamingo, ese era el Charlotte.

Volvió a tomar sus papeles, y se colocó las gafas de lectura, dispuesto a que ese chico estúpido escuchara todo, pero él le miro con la misma determinación y terquedad de antes, Crocodile entonces se puso de pie, no iba a insistir.

—Él prefiere dejarte libre cuanto antes, pero necesita que pase el tiempo suficiente para poder disponer lo que su padre le dejo, no es asunto mío lo que ocurre entre ustedes, no en términos legales al menos. —admitió. —Lo que Katakuri piensa darte es estúpido, él no es un hombre benevolente, sé que no haría esto por cualquier otro, pero no idealices, o lo veas en un sentido romántico; hay muchos sentimientos que pueden confundirse con el amor. —alzo un dedo. —gratitud o hasta culpa.

....

— ¿Cómo puedes? — Ichiji caminaba hacia él, furibundamente, tenía un café preparado por sí mismo y una botella de vino en la otra mano, y los ojos de Katakuri siguieron atentos la forma en que vaciaba el alcohol en la cafeína, mala combinación.

La iluminación anaranjada cayó sobre su cuerpo cubierto totalmente de negro, en sus rasgos de nieve, su atractivo tan raro y gracioso. No podía negarlo, le atraía; se recargo en la columna de granito ceniza, viendo a Crocodile subir a su auto y desaparecer por el sendero verde, y entonces volteo hacia su esposo.

— ¿Cómo puedo qué?

— ¡Tu idea de botarme! —Katakuri le quito la botella. —Botarme dulcemente. — se rio, no por estar ebrio, sino porque le parecía cínico, levanto los brazos arañando el aire, no podía recuperar su alcohol. —Dame mi botella, ¡deja de aprovecharte de tu altura!

—No— negó severamente y señalo su taza. —Te recomiendo suministrar eso porque no vas a conseguir más. Detesto el victimismo.

—Lidiar conmigo ebrio sería más fácil para ti— escupió amargamente, y Katakuri se aprovechó y le arranco de las manos la taza también. —Entonces no te quejaras porque me quede con esto. —dio un sorbo y arrugo el ceño. —Demasiado amargo.

—Departamento, autos, dinero, la empresa de mi padre... ¡Que generoso! ¡Siempre resolviéndome la vida! Siempre controlando todo, no llegaste a mi precio, difícilmente lo harás.

—Nunca había tenido tantos problemas para satisfacerte — Katakuri bufo con falsa indignación, acercándose más y más a él, sonrió. —Entonces dime, ¿Qué es lo que necesito para hacerte llegar...—susurro en su oído, Ichiji trago duro? —...Al precio?, ¿Cuánto quieres?

—Todo. Absolutamente todo.

Katakuri negó, sus ojos de acero, su rostro vehemente, era un depredador. —No vales tanto, no a ese grado. — Sostuvo su mentón, levanto su cara.

Ichiji sonrió. —Me hiciste pensar que sí, tú también te lo creíste, me hacías sentirlo. —cerro los ojos e inclino la cabeza, todavía con la sonrisa. —Es todo o nada. O me das todo lo que tienes, o entonces te acostumbras a mí.

— ¿El lobo ahora es feroz?

—Es porque el tigre no le da tregua. 

Notas finales:

 

N/A:

 

Cualquier error que vean, culpa mía, quería subir el capitulo a esta hora y no lo cheque con ojo minucioso, asi que ya saben a quien linchar. Muchísimas gracias multiplicadas al millón por leer, ojala les guste el capitulo!

 

Performance; se trata de un espectáculo o show.

 

Nefertari Titi; era la esposa de Cobra y la madre de Vivi, es muy parecida a ella físicamente.

 

Indiana Jones; "arqueólogo y profesor universitario que emprende viajes con la finalidad de buscar objetos de importante valor histórico para la humanidad..."

 

Pell; otro de los personajes de Arabasta, uno genial, es uno de los guardianes, aquí es la pareja de Kohza y básicamente pasa (sin saber) por lo mismo que Sanji.

 

I will survive de Gloria Gaynor; "I've got all my life to live and I've got all my love to give and I'll survive...YEEE EH EH EEEEH, bueno ya saben cual, Sanji la cantaria a todo pulmon y con los ojos cerrados.

 

"Pero no hace falta que hagas tanto drama, te puedo oír" (1); Katakuri hizo una broma sobre Ichiji estando en celo, al decir esa oración, el hdp se refiere a que cuando las gatas están en celo maúllan para atraer al macho, pero como pueden ver a Ichiji no le importo, y de hecho acepto muy bien el comentario xD


 


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