Día 6: Rastrero
Al final le conté toda la verdad a Gabriela, total... Está bien loca y no es para nada importante en mi vida.
-Ay niña, te prometo que te voy a ayudar a cazar a aquel papasote... Te lo juro... - dijo la mujer muy entusiasmada, como si todo esto fuera una película y ella la hada madrina.
¿Saben? No le di importancia, se ve una mujer tímida, que ni es capaz de hacer nada malo. ¡Craso error! Porque la regordeta está bien loca, aunque no la aparente.
Al otro día fui al gimnasio muy temprano, como suelo hacer desde hace una semana. Me cambié de ropa y comencé con las máquinas, todo normal en el establecimiento, hasta que veo dos moños de pelo rubio corriendo desde el baño de los hombres.
¿Quién se peina de esa manera? Es que solo una niña pequeña puede llevar ese tipo de coletas.
De inmediato me di cuenta que era Gabriela y es que es la única mujer gorda en el gimnasio. La pobre corría desesperada, con el rostro rojo, parecía un tomate rechoncho rodando por el piso.
Supuse que la pobre se había equivocado de baño y sin querer se había metido al de varones. Las risas de los hombres al rato me lo confirmó. O eso imaginé hasta que hablé con mi amado Adonis.
-¿Puedes creer que había una bola de grasa tocándose la panocha en el baño de hombres? Es toda una pervertida, se metió a una cabina solo para vernos desnudos.... - me dijo riendo Cristóbal.
¡Ay por Dios! Gabriela aparte de loca, es pervertida. ¿A quién le confesé que era gay?
Me arrepentí un momento por confiar en ella, aunque regresaron los mismos pensamientos de antes. ¿Quién la conoce? ¿Quién le podría creer? Si al fin y al cabo, es una rechazada.
-Psss... Psss... Por acá... - escuché unos susurro mientras andaba por la caminadora. Resultó ser la regordeta escondida detrás de la máquina de pesas a mi lado.
Sin salir de su escondite, seguimos nuestra charla.
-¿Por qué te metiste en el baño de varones? - le pregunté curioso, supongo que quería que reconociera su perversidad.
-Lo que sucede es que quería sacarle fotos a Cristóbal para que le vieras bien el pito y supieras elegir mejor... Tan solo que vi tanto hombre guapo, musculoso... Sudado... Ay mamá, que no me pude contener y me toqué un poquito con mis dedos.... Aunque mira, son tan gordos que me terminé yendo... Y niño, yo soy multiorgásmica, por lo que no pude resistirlo y gemí como puta... Ahí me descubrieron y tuve que correr... - dijo sin tapujos la muy cochina.
-¿Nicolás?.... ¿Acaso conoces a esa ballena? - se acercó Cristóbal.
El musculoso miró despectivo a Gabriela, como si se tratara de un bicho asqueroso.
-Mucho gusto señor... Me llamo Gabriela y soy la mejor amiga de Nicolás... - la regordeta salió de su escondite y se presentó como si fuera una niña.
-¿Tu mejor amiga?.... No compadre,¿me vas a decir que le hablas a esa cosa? ¿Acaso ya te la follaste? - el musculoso seguía con su desaire a la pobre rubia.
Miré a ambos por un tiempo, ¿qué debía hacer? Reconozco que me sentí muy mal por Gabriela, porque Cristóbal la trató muy mal, la miró como una basura y en el fondo, muy en el fondo, supongo que hasta me cae bien la gordita. Sin embargo, estaba frente a mi amado futuro follador y no podía parecer un imbécil.
-Claro que... No... ¿Cómo me voy a juntar con ella? Si está loca... - me sentí rastrero, pero chiquillos... Es que estaba en juego mi futuro homosexual. No se podía perder mis posibilidades con don pollaricolina.