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Ni tan casados por jotaceh

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Día 25: Bueno ya

-Ellos se lo pierden, eres mucho para esos niños... - me tranquilizaba Leticia tras contarle mi experiencia con Lorenzo y su expareja.

-Nada que se lo pierden... Yo creo que lo mejor es que se meta con ambos... Total, ya no son novios, ¿qué podría salir mal? - intervino Gaby con sus ideas de siempre.

Ambas chicas se miraron con rivalidad, y es que siempre me aconsejan todo lo opuesto.

Estaba triste, casi llorando, quería tener un poco de romance en mi vida y cuando creí conseguirlo, resulta que venía con una trampa.

-Sabes, tienes razón... Yo no tengo nada que ver con su ruptura y es mucha coincidencia que ambos me hayan coqueteado, tal vez deba probar con los dos... - me levanté del sofá con convicción.

La gordita estaba feliz, mientras que la embarazadar03; tenía cara de pocos amigos, como la que te coloca tu mamá cuando sacas malas calificaciones. Ya no importa, después podrá regañarme todo lo que quiera, tan solo que ahora quiero experimentar todo el romance que ese mercado me puede dar.

Mis primeros días de trabajo fueron duros. Jamás había atendido público, solo a mujeres con la falda abajo, y esto era nuevo. Me costaba retener los pedidos de los clientes, gritarle al cocinero para que supiera qué platos hacer, llevar la bandeja con todos los pedidos y volver a recordar qué pidió cada imbécil que va a comer allí.

-No te preocupes, de a poco te vas a acostumbrar... - me consolaba Lorenzo, acariciando mi espalda.

Ese contacto entre ambos decía mucho, porque yo sentía sus verdaderas intenciones, es como cuando le dices "te amo" a tu mamá para que te dé dinero, o cuando te comes la orilla del sándwich para terminar comiendo lo más suculento al final. Él me estaba comprando de a poco, primero sería el hombro, después las manos, un abrazo, un roce casual con su paquetón, y de pronto, sin darme cuenta, me baja los pantalones, y "puaf" me la mete salvajemente. ¿O yo se la meto? Todavía me carcomía la duda de saber qué rol era.

A mi mente venían los consejos de Gabriela, me insistía en que le metiera la mano en el calzoncillo para saber qué efecto pasaban.

-Muero de la curiosidad... ¿Qué rol será? - estaba limpiando una mesa cuando de pronto pensé en voz alta.

-Es activo, una vez lo encontré metiéndole el salchichón a Jonathan... - escuché a mi espalda, la anciana dueña del restaurante me había escuchado.

Ahí quedé yo, entre avergonzado porque la vieja me había oído y feliz ya que Lorenzo es el hombre perfecto.

Saltaba de la emoción esa tarde, era cosa de seguir con el coqueteo para terminar con el hombre indicado.

Salí de mi trabajo y caminé como se me había hecho costumbre. No me percataba de mi alrededor, la vida parecía hermosa tras esa noticia. Saltaba alegre, cuando de pronto, una mano se posó sobre mi hombro.

¡A la mierda! Me van a robar de nuevo. Pensé de inmediato.

-Hola guapo, hace tiempo que quería verte.... - era el tal Jonathan.

Al tenerle en frente, recién ahí, me percaté que si Lorenzo es activo, eso significa que el chico de rostro autóctono era pasivo. Y de eso ya he tenido mucho, así que no me interesaba.

-Ah, pues yo no... Adiós... - fui directo, no me importaba la prima.

-¿Por qué no?.... Si no he hecho otra cosa que pensar en ti desde que te vi... - ay, la colita era tierna.

-Mira, te lo diré así... A ver... Tú eres muy Juan Gabriel y a mi me gustan más Ricky Martín.... ¿Comprendes? - traté de no ser vulgar.

-A ver, deja comprender.... ¿Estoy demasiado muerto para ti? - preguntó sin comprender.

-Que no, que eres muy pasivo para mi... Quiero un macho que me abra como una perra... - dije sin percatarme que las señoras que caminaban a nuestro lado me escucharon.

Había quedado en ridículo y además, el tal Jonathan se estaba riendo.

-Me da lo mismo el tema de los roles... Tengo un buen trasero y  un rabo grande... ¿Lo quieres ver? Te podría abrir ahora mismo... - dijo el muy caliente.

-No, no... ¿Cómo se te ocurre?.... Ya, bueno, ya... Pero solo por curiosidad... - me entró la maldad.

Me llevó detrás de un árbol y abrió su pantalón. Ahí pude ver en todo su esplendor la belleza de polla que tenía.

-¡Madre mía! ¿Y todo eso es tuyo? - pregunté sorprendido.

-Y podrías jugar con él.... - respondió excitado.

Y yo quedé helado. Porque no la tenía grande como el burro, pero de buen tamaño, color aceptable y bien depilado. Si hasta te daban ganas de meterlo a un concurso de belleza.

¿Ustedes qué creen que hice? ¿Me metí con el vendedor de dulces? ¿O lo rechacé para seguir intentando con Lorenzo?

 


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