Día 83: Los que se pelean
Tuve que soportar a Manuel instalado en la casa, y que todos en ellas se llevaran bien con él. ¿Por qué les simpatiza tanto?
- ¿Qué tiene él que no tenga yo? - suspiré un momento en la sala de estar.
-¿Aparte de medio cuerpo de músculos? - apareció la inconfundible voz de Anastasia.
-¿Por eso les cae bien? - no podía creer la razón.
-Bueno, no me gusta ser superficial, pero la belleza vende, cariño... Si eres guapo eres mejor tratado. Me pasa todo el tiempo... - claro, no estaba hablando con la persona más cuerda.
Me fui del lugar para poder pensar solo, sin la interrupción de la polilla ésa.
-Eres muy infantil... Solo es un hombre más en esta casa, no te va a quitar el puesto - cuando pensé que había logrado la tranquilidad en el patio, apareció a mi lado Fabricio.
El chico parece cada vez más un hombre y es que como ha comenzado su tratamiento hormonal, se ha notado los estragos de la testosterona.
-Siento que te ha cambiado la voz - le cambié de tema.
-Sí, eso me encanta... Ahora solo espero que pasen los meses para que me operen y me quiten los senos - hablaba del progreso de su transición.
Me alegraba mucho la nueva felicidad del muchacho y es que, aunque al principio no lo quería aceptar en casa, ahora le veía como un hijo.
-En esta casa te queremos por cómo eres, es muy difícil que nos olvidemos de ti... Y mucho menos tu hijo, él aunque sea un bebé, no te podrá olvidar jamás - comentó Fabricio.
Me emocionó escuchar sus palabras, y es que aunque no me había dado cuenta, formé una familia con la gente del burdel. Ahora todos éramos una gran manada de putos (en el buen sentido, que ser prostituto no tiene nada de malo).
Abracé al chico, acción que no se esperaba y es que estuvo a punto de huir.
-Lo siento, es que no estoy acostumbrado a las demostraciones de afecto... Mi familia no es muy cariñosa - terminó aseverando.
Aunque le costó, terminó aceptando mi contacto.
-En esta casa siempre tendrás todo el cariño que necesites - y era verdad, ya le quiero mucho.
Habiendo superado mi miedo de ser desplazado por Manuel, entré a la casa para ver a mi hijo. Iba subiendo las escaleras cuando me topé de frente con mi némesis.
-No sabía que ahora te gustaban lo niños... Fabricio podría ser tu hijo - murmuró Manuel sin siquiera detenerse para hablar.
-¿De qué hablas? - le increpé antes que se marchara.
-Que te vi por la ventana muy acaramelado con el pobre muchacho... - dijo finalmente.
Estuve a punto de reírme y es que su conjetura era tan inverosímil que más parecía un buen chiste.
-Y si me gustara ¿qué? Estoy soltero y hago lo que quiero - ¿acaso estaba celoso?
Debo reconocer que verle de ese modo, enfadado ante una posible relación con otro hombre, me hizo sumamente feliz.
-Pero no deberías aprovecharte de ese muchacho que está muy perdido... - seguía obstinado.
-¿Y con quién debería estar? ¿Contigo? - quería que me dijera que sí.
-Claro que no, yo ya no siento nada por ti... De hecho, estoy iniciando una relación con alguien - me quería enfrentar, como si se tratara de una guerra.
-¿De quién? ¿Le conozco? - quizás estaba solo mintiendo.
-Sí, la conoces... Ella... Ella... Es Anastasia... - dijo tartamudo. Parecía como si estuviera improvisando.
Como aquella mujer es como Dios, se presentó en el lugar justo al escuchar su nombre.
-¿En serio? ¿Me amas? - la chica no iba a perder ninguna oportunidad.
Manuel quedó congelado, y es que tal parece que todo era una treta para molestarme.
-Bueno, pero primero tienes que pasar ciertas pruebas... ¿Te gusta que te penetren ocasionalmente? Porque como sabrás, tengo pene y me gusta ser activa algunas noches... Segundo, me gusta que me lamas la orejita todas las mañanas porque o sino despierto de mal humor. Tercero, tienes que tener un pene sobre veinte centímetros. Cuarto, en nuestro aniversario mínimo debemos hacer un trío. Quinto, me gusta hacer fisting, ¿crees poder meterme el brazo por el culo? Sexto... - la pobre no pudo seguir con su lista, porque Manuel salió corriendo ante la locura que se le avecinaba.
-¿Por qué todos huyen cuando les comento esto? ¿Tan raro es que me guste que me laman la orejita? - Anastasia estaba desilusionada.
Al final me quedé solo en las escaleras, pensando en lo que había sucedido y es que aunque quisiera ocultarlo, Manuel seguía interesado en mí, no es muy brillante como para esconderlo. Eso significa que tal vez tengo una nueva oportunidad, que puedo recuperarlo y vivir la historia de amor que me merezco. Pero, ¿cómo me acerco a él?