Día 31: Todo, todo
¿Se acuerdan que me gustaba Claudio? Sí, el que se supone era mu amigo, pero se estaba cascando a mi esposa.
Bueno, como Leticia no quiere que se entere que serán padres, me pidió prestado uno de mis novios para que se haga pasar por el padre de la bendición.
-Yo que tú, tengo cuidado, a ésta le gustan los mismos hombres que a ti... ¿Y si te quita a alguno de tus ricolinos? - me comentó Gabriela una vez solos.
-No, no creo... - respondí, aunque seguía pensando.
¿Y si es verdad? Eso sería horrible, porque me ha costado mucho ser la marica popular del barrio. No cualquiera está con dos sujetos que antes eran parejas. Que soy la zorra más zorra del gueto.
-Confío en Leticia, y la voy a ayudar... - dije tajante.
-No, si hasta yo confío en ella... En la que no confío nada es en su panocha... - La gordita habló antes de salir de mi cuarto.
Y ahí quedé, pensando toda la noche en quién elegiría para ayudar a la embarazada y lo más importante, cómo le mencionaría toda la verdad. Que ella es mi ex esposa, que en realidad tengo treinta y que soy ginecólogo.
En la mañana, mientras estaba trabajando. Vi detenidamente a Lorenzo. Él es el chico tierno, con quien me gustaría acurrucarme una tarde fría de invierno. ¿Podría ayudarme? ¿Qué me diría si le preguntara?
Trabajé muy mal debido a eso, intentaba darme valor y pedirle que se hiciera pasar por el padre del bebé, tan solo que el hecho de pensar en perderle, me desmotivaba mucho.
Al salir de la jornada, me percaté que lo mejor que podría hacer es apelar a Jonathan. Estaba con él solo por su verga, una que podría reemplazar con facilidad. Sí, eso, él era el indicado.
Caminé hasta el paradero de buses donde suele trabajar para pedir su ayuda.
-Hola guapo, ¿quieres que sigamos jugando en los árboles? - me saludó coquetamente.
-Aunque no lo creas, hoy te busco para otra cosa... Pero qué más da... Follemos de todos modos.. - si te lo ofrecen así, cualquiera acepta.
Volvimos detrás de los árboles, nos bajamos los pantalones, me dilató un poco con saliva (somos pobres y calientes, ¿ok?) y comenzamos con el juego.
Todo iba bien, sentía su verga tiesa dentro de mí, se meneaba con pasión. Me hacía sentir cosquillas.
-Quisiera pedirte un favor.... - dije en medio del coito.
-¿No puedes... esperar a que... terminemos? - dijo entre jadeos el moreno.
-No, no puedo... ¿Te había contado que tengo... Una.... Hermana? Si, eso... Se llama Leticia y... Y... Está preñada. Gorda, gorda la pobre... La situación es que no quiere que el padre de la bendición sepa que es suya la criatura y por eso, había pensado en ti para que te hagas pasar por.... Mierda, ¿acabas de terminar?... - sentí húmedo en mi interior y es que resulta que de la impresión, el vendedor ambulante "se fue cortado".
-¿Debo tomar esto como un sí? - pregunté subiéndome los pantalones.
-Yo... Bueno.... ¿Con una mujer?... ¿En serio?... - no podía entender la situación.
Vale, es un poco afeminado, es verdad... Pero, Dios mío, que Leticia se casó conmigo, y no soy precisamente un icono de masculinidad. ¡Hay precedentes!
-Está bien, los ayudo... Pero con una condición... - que sea con sexo, que sea con sexo. Pensaba.
-Que cuando nazca la criatura le coloquen mi nombre. Siempre ha sido mi sueño tener un Jonathan Junior... - y ahí quedé helado.
¿Jonathan? ¿Really? No tengo nada en contra del nombre. No quiero insultar a nadie que se llame así y que esté leyendo esto, tan solo que... ¿Jonathan? No sé, no me parece el nombre más.... Apropiado.
-Vale... - afirmé no tan seguro y es que sé que Leti no va a querer bautizar a su niño con ese nombre jamás.
Lo llevé de inmediato a la casa para presentarle a su futura familia.
-Mierda, ¿cuántos bebés va a tener? - Jonathan señaló al creer que la embarazada era Gabriela.
-Éste es el que te folla ¿verdad?... Porque se nota que es el tarado... - me susurró la gordita un tanto molesta.
-Un gusto joven, Nicolás me ha hablado mucho de ti... Lorenzo ¿Verdad? - tenía que arruinar todo.
-No, soy Jonathan... Lorenzo es el otro, con quien trabaja en el restaurante... Mi ex pareja... - dijo el vendedor como si nada, para luego mirarme a los ojos como si quisiera decir: Oh sí, sé toda la verdad y me he estado riendo de ti.
Sentí como un vacío en mi estómago. ¿Por qué todo me tiene que salir mal?