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Ni tan casados por jotaceh

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Día 32: Feliz navidad

¿Han escuchado que la navidad reúne a las familias? Pues tremenda mierda, para lo que quiero juntarme con ellos, o crear una nueva.

Pues resulta ser que Claudio quería eso, arreglar el problema con "su amigo" y con la mujer a quien ama. Por lo que se contactó con Leticia para reunirse, todo esto en vísperas de la navidad.

Claro, si uno va por el centro comercial comprando y de repente se te caen los buenos sentimientos con el resto. Es tan de niño Jesús.

-Genial, entonces tú tendrás que hacerte pasar por mí nuevo novio y padre de mi hijo.... Eres muy violento, de hecho, perteneces a la pandilla del barrio... Traficas drogas y has matado a muchos enemigos... - respondió Leti cuando Jonathan aceptó ayudar.

A mi toda esa historia me parece más fetiche que cualquier cosa, y es que contaba la mentira como si le gustara, como si en realidad deseara estar con un hombre así.

-Si quieres me puedo conseguir una pistola con un primo... - ofreció el tipo.

-Sería espléndido... - dijo la embarazada un tanto dichosa.

Ah no, que esta ya me ha robado al hombre antes y hasta se preñó, por lo que saqué al moreno al patio para que platicáramos.

-Entonces, bueno... ¿Desde cuando sabías la verdad? - fui al grano con Jonathan y es que había mencionado que sabía de mi relación con Lorenzo.

-Desde el principio, de hecho, te coqueteé porque estaba celoso... Tan solo que nunca imaginé que fueras tan descarado como para querer estar con ambos... Al principio me desagradó tu idea, pero ahora hasta me encanta... Tú si eres bien  zorra eh... - se terminó riendo.

En ese momento no supe si largarme  a reír o a llorar. ¿Qué significaba todo eso? ¿Quería que siguiera jugando con ambos?

-No vas a pensar que te voy a dejar que enamores a Lorenzo, ¿o sí?... Podemos jugar todo lo que queramos, pero jamás vas a tener nada más que eso... Él es mío y no se va a separa de mí nunca.... - sacó cara de psicópata.

Ay por Dioh, ¿en qué mierda me metí ahora? Si esto me pasa solo por ser caliente, si no fuera por eso, no me buscaría pendejos tan ridículos.

El día de noche buena llegó y con Gabriela estuvimos preparando la cena.

-O sea que te salió loco de nuevo... Primero escoges a Leticia y ahora a éste... Tú si que vas de mal en peor... - se burló de mi la gorda.

-¿Qué iba a saber yo que era así de desquiciado? Si por fuera parece normal... - no podía salir de la depresión, todo siempre me resulta mal.

-¿Qué puedo hacer para solucionar esto? - le pedí ayuda a mi amiga.

-A ver... Lo más cuerdo es que lo mates y te vayas a la cárcel, donde puedes ser penetrado por muchos hombres... Probablemente te contagies de VIH, y mueras de Sida... Pero de que vas a gozar, vas a gozar... O la otra opción, es decirle toda la verdad a Lorenzo, quedar como alguien honrado y ensuciar aun más la reputación de Jonathan... - me aconsejó.

-Sí, eso... Eres una genio... - exclamé.

-Ya, pero eso de morir de Sida no suena tan bien... - dijo Gabriela pensando que quería tomar la primera de sus ideas.

Iba a esperar a que pasaran las fiestas para contarle toda la verdad a Lorenzo. Si el vendedor de dulces quería guerra, pues eso le daría.

Terminamos de hornear el pavo y aliñar las ensaladas, ordenar la mesa y prender las luces del árbol de Navidad, cuando sonó el timbre de la casa.

Mierda, había llegado Claudio. Todos nos colocamos nerviosos, y es que teníamos que actuar lo mejor posible para que el desgraciado ese no se diera cuenta de la verdad.

-Buenas noches... Feliz navidad... - fue lo primero que dijo mi antiguo amigo cuando me vio.

Le abrí la puerta ¿y con qué me encontré? Con un tarado que intentó fingir cordialidad al verme, y que incluso trató de abrazarme, aunque en su rostro se veía el malestar. Homofóbico de mierda.

Solo para vengarme de su desaire, decidí saludarle de beso en la mejilla, para que al imbécil le diera un paro cardíaco.

-Hola, tú.... - saludó luego a Gaby.

-Tú... Debes ser el afortunado que embarazó a Leticia... - Claudio confundió a la gordita con un hombre.

-Pues no, no puedo....porque no tengo pene... El semental todavía no llega, así que siéntate... - mi amiga recordó que no la habían elegido para el papel de padre y se enfadó tanto, que de un solo empujón sentó el hombre.

Cuál princesa, Leticia bajó las escaleras y orgullosa mostró su vientre abultado. Claudio moría al contemplarla, estaba embobado.

-Te apuesto que éste tiene el fetiche de penetrar a una preñada... - me susurró la gordita al oído.

-Tes ves hermosa... - se levantó el galán para besar la mano de Leti.

En ese momento sentí un fuerte dolor de estómago, como si me revolvieran las tripas. Estaba celoso, todavía me sucedían cosas con ese sujeto, aún cuando me viera como un asqueroso maricón.

La escena de amor terminó cuando llegó Jonathan, montado en un auto viejo acondicionado como de carrera, que sonaba como metralleta.

-Buena, hermano, ¿cómo te baila? - fue la forma en que me saludó el vendedor, fingiendo ser un maleante.

-Ah, tú eres el perro desgraciado que se servía a mí zorra antes, ¿verdad? - se dirigió a Claudio de forma desafiante.

Debí reconocer que esa actuación de malote me excitó mucho.

-A ver... Vamos al grano delincuente... Te doy cinco millones para que desaparezcas de la vida de mi mujer y dejes que esté con un hombre de verdad... Como yo... Toma estos billetes y lárgate del país.... - Claudio sacó un maletín con dinero.

El rostro de Jonathan se desfiguró y es que nunca había visto tanto dinero antes. Todos quisimos hacerle señas para que recapacitara y nos fuera leal, que no podía aceptar su oferta si es que nunca había sido el padre del bebé.

-Yo... Bueno... Si tampoco me gusta tanto la zorra ésta... Así que... Nos vemos.... - el muy desgraciado tomó el dinero y se fue corriendo como una rata.

-Vaya hombre, tú si que eres imbécil... Ese que se fue con tus billetes era un amante de Nicolás... Tarado... - Gabriela no se pudo contener y le dijo la verdad.

-¿Qué? ¿Era mentira?... Entonces... ¿Es mi hijo? - sacó sus propias conclusiones.

-Ya, vale... Que sí, que es tu hijo... ¿Y qué tiene? No quiero que te hagas cargo de él, porque... Porque... Me cansé de mentir, que soy lesbiana... Y esta... Esta... Bella... Mujer de aquí, es mi pareja... - Leticia improvisó, y lo hizo tan bien que terminó besando a la gordita.

Con Claudio quedamos helados, ninguno de los dos nos hubiéramos podido creer lo sucedido. La única diferencia es que yo sabía que ellas no eran pareja. Mierda, que fue fuerte ver ese beso.

 


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