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Ni tan casados por jotaceh

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Día 41: Juntos y revueltos

Esperé con ansias el fin de semana. Sonreía todos los días, incluso con los cerdos que usan el baño del bar fui amable.

-No se preocupe, si su vómito no huele tan mal.... Qué más da si orinó en el lavamanos... - parecía la virgen María, toda santa y devota.

Después de todas las burradas que hice,  a Lorenzo le sigo gustando, por fin me sucede algo bueno.

-Debe estar planeando una forma de vengarse, dudo mucho que se haya enamorado de ti... - disparó la señora Mauri.

La vieja ésa volvió a ser malhumorada, y es que tras darse cuenta que Jonathan sólo la utilizó y que no podrá usar el vestido de novia que lleva en la mochila, su corazón regresó a ser de piedra.

-Algún día tú encontrarás el amor también... - me vengué de ella, diciendo las mismas palabras que me dirigió cuento se suponía que había encontrado a su príncipe azul. La muy bruja solo calló.

-¿Y cómo te vas a vestir?... ¿Casual o más formal?... Debes darle una buena impresión al muchacho... - me aconsejaba Leticia horas antes de mi cita.

-¿Con sabor y lubricante, o mejor bareback? - Gabriela hacia su aporte también.

En realidad lo menos que pensaba era en sexo. Aunque parezca raro, lo que me importa ahora es encontrar a alguien a quien pueda amar.

-Tes ves guapo... - fue lo último que me dijo la embarazada antes de marcharme.

Como nunca antes, estaba nervioso, tirité todo el camino hasta el lugar donde me juntaría con Lorenzo.

Finalmente, cuando llegué al parque que me había mencionado, lo encontré sentado frente a un fuente de agua, una coronada por un angelito gordo y desnudo, que botaba agua por la boca.

-Hola Nicolás, ¿cómo estás? - me preguntó ofreciéndome su mano.

¿Su mano? Ah no, que falta de respeto. Me sentí humillado y es que se supone que le gusto, ¿y solo la mano? No lo iba a permitir, así es que en vez de saludarle con un apretón de manos, le tomé la cara y le di un beso con lengua y todo.

-Vaya.... Que.... Romántico... - dijo un tanto asustado.

A la mierda, ya lo había arruinado de nuevo.

-¿Qué quieres hacer? - trató de olvidar aquel momento y seguir con la cita.

¿Qué hacen en las telenovelas? Haciendo memoria, antes que la protagonista quede embarazada, pierda la memoria y su gemela malvada se haga pasar por ella, sale con su enamorado en una cita casual, que termina con asuntos sexuales.

-Vamos a la heladería... - sentencié al final, era mejor que ir a un restaurante de lujo, donde estaría esperando la ex de él, quien me tiraría vino en mi rostro.

-Buenos días, ¿que desean pedir? - nos dijo la mesera cuando nos sentamos en la terraza de una linda heladería.

-¿Sabes?... En realidad estoy muy nervioso, porque nunca antes había tenido una cita con alguien que me gustara tanto como tú... Por eso, no sé qué hacer... Y tengo miedo que eche a perder todo lo bonito y tú aburras de mí... - fui al grano, no quería que Lorenzo siguiera teniendo una mala imagen de mí.

-¿Qué desea  pedir? - la mesera no entendía nada.

-Está bien, bobito... Yo también estoy muy nervioso, pero tratemos de pasarlo bien... - fui muy cordial y su sonrisa de niño bueno me derritió por completo. Al final me besó en la boca, un piquito como de pájaro.

-Mierda, ya me mojé... - dijo de pronto la mesera, porque al parecer pronunció lo que estaba pensando.

-Yo igual...pero mejor nos vamos, esta mesera me da mala espina.... - al final nos fuimos de allí, porque la muchacha nos estaba viendo muy coqueta. ¿Habrá sido amiga de Gabriela?

Regresamos al parque, donde nos sentamos bajo un árbol y disfrutamos del hermoso día que hacía.

-¿Qué es lo que te gusta de mí? - dije luego de unos minutos en silencio.

-Me gusta... Que seas directo, que siempre digas lo que sientes... Creo que después de Jonathan, odio las mentiras... - si es tan bonito.

-Vale, pero... ¿Estás seguro? Te mentí, estaba con tu novio y contigo al mismo tiempo... Soy igual de despreciable que él... - algo no me cuadraba.

-Ok, lo admito, me gusta tu trasero... Está bien parado y gordito... - soltó de pronto el muy pervertido.

¿Y saben? Creo que ha sido el mejor halago que me han hecho, me llené de orgullo por mis preciadas nalgas.

Después de eso, nos besamos apasionadamente y hasta nos corrimos mano, yo tocando su paquete y él mi trasero. Estaba en el paraíso.

-¿Nicolás? ¿Eres tú?-apareció de pronto un hombre.

¿Con quién me había encontrado? ¿Quién osaba a interrumpir un momento tan hermoso?

Levanté la mirada y quedé negra, porque se trataba ni más ni menos que de Claudio, el desgraciado de siempre.

-¿Qué haces aquí?... - estaba sorprendido.

-Vivo en el edificio de enfrente... ¿No te acuerdas? - mierda, tenía razón, se me había olvidado por completo.

-Pero... ¿No era yo quien te gustaba? - Claudio parecía enojado, como si se sintiera engañado.

-A la mierda... Pero si me rechazaste por un "pequeño error", ¿Y ahora vienes a preguntarme eso? Seamos sincero, no eres marica... Así que ahora vete y déjame con alguien a quien realmente le gusto porque tengo las nalgas gorditas... - dije con convicción, ya no hay espacio para un amor no correspondido.

-Así que aquí estaban... ¿No les da vergüenza? ¿Acaso tan poco valgo?.... Lorenzo, ¿ya no sientes nada por mi? - y para completar la escena, apareció de la nada Jonathan.

Algo me pareció extraño de todo eso, pero no podía recordar qué andaba mal.

-Espera, ¿tu no eres  el amante de Leticia?.. - eso era, habíamos fingido delante de Claudio.

No sé por qué, pero todos terminaron viéndome, como si yo tuviera la culpa del enredo... Ah no, esperen... Sí soy el culpable... ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo me safo de ésta?

 


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