Día 43: Doble discurso
Creo que me van a salir arrugas, porque he comenzado a sonreír más de lo normal, es tan lindo cuando eres correspondido. Y lo mejor de todo, es que ya no tengo que mentir, la persona que me ama sabe quién soy realmente.
-Me alegro mucho por ti, me gustaría encontrar a mi príncipe azul... - mencionó Leticia, un tanto melancólica. Con el embarazo está muy sensible.
-Con una bendición te va a costar mucho más, yo que tú abandono toda esperanza... - Gabriela no tuvo compasión con la preñada.
La pobre terminó llorando, pero al rato, la gorda le dio unos chocolates y se tranquilizó. Ambas están muy cercanas, como si fueran hermanas de sangre.
-¿Y cómo vamos a deshacernos de Claudio?... Todavía sigue molestando... - Leti cambió de tema.
Se me había olvidado por completo ese problema, y es que ¿quién es ese tal Claudio? Si ya ni me acuerdo de él.
-Parece que Nicolás ya no está de putón, así que no podemos contar con él... No nos queda de otra más que asesinarlo... Leí el otro día en el periódico, que una señora mató a su esposo y lo hizo empanadas... ¿A qué sabrá el desgraciado? Debe tener la carne muy dura, vamos a tener que dejarlo en agua para que ablande... - intentamos omitir la idea de Gabriela y seguir con la conversación.
-Ya vimos que alejarnos no sirve, nos va a encontrar igual... Le mentimos diciendo que ustedes son pareja e incluso con eso, sigue molestando... ¿Qué más podemos hacer? - intervine y es que no se me ocurría nada.
-Ya está... Me cansé, si quiere ser el padre responsable, que lo sea... Si quiere estar conmigo, que lo esté... Y es que me hace mucha falta... - Leticia estaba realmente sensible.
-¿Me vas a decir ahora que lo amas?... ¿Lo extrañas? - estaba impactado.
-No... A él no... A su miembro... - seguía llorando como loca.
-Pero puedes conseguir una polla en cualquier lugar, si es eso lo que necesitas... - Gaby tenía razón, si hasta yo tengo una.
-Lo sé... Pero.... Quiero amor, que me abracen por las noches, que me acaricien el cabello... Quiero un novio... ¡Ahora! - a la preñada le había dado un antojo y ése era de hombre.
-¿Entonces qué? ¿Nos rendimos y le dejamos que esté cerca tuyo?.... No puedo entenderte ... - y por eso no me gustan las mujeres.
Así es que finalmente tuvimos que dar nuestro brazo a torcer y dejar que Claudio se acercara a Leti, después de todas las mentiras que inventamos, la muy pendeja va y arruina todo.
-Siempre supe que me amabas, prometo serte fiel y hacerte muy feliz.... - el sujeto llegó a nuestra casa y tan solo al abrirle la puerta, se le declaró desesperado a la embarazada.
Con Gaby suspiramos tan solo y es que ese hombre no nos cae bien, su sola presencia en la casa nos incomodaba.
-¿Qué le viste a ese imbécil? ¿Cómo pudiste estar enamorado de él? - me susurró la gorda.
-Un día le vi la polla en el baño y de ahí que no dejé de pensar en él... Amor de adolescente, o algo así... - le conté la verdad.
Tuvimos que compartir con él toda esa noche, viéndole abrazar y besar a Leticia, como una solterona mimando a sus gatos.
Cuando no pude controlar más mis ganas de vomitar, decidí ir a mi cuarto para estar solo.
Tuve que ser muy tarado como para amar a alguien que nunca se fijaría en mí. ¿Cuál es nuestro afán como homosexuales de fijarnos siempre en los heteros? Es estúpido, si jamás se van a fijar en nosotros.
-Te lo dije, Leticia sería mía algún día... - de pronto apareció el susodicho en mi cuarto. ¿Qué hacía ahí? ¿Burlarse de mí?
-Muy bien, campeón... Tú ganaste, ahora vete... - estaba aburrido de tener que verle.
-¿Qué? ¿Acaso ya no te gusto?... ¿O estás celoso porque prefiero a Leti? - se burlaba de mí.
-No, creo que es un error que ella te haya dado una oportunidad... Pero no son celos, porque ahora estoy con alguien genial, a quien amo mucho y que él también siente algo por mí... - respondí confiado, no iba a dejar que me fastidiara.
-Ah, claro... El pendejo del otro día en el parque, ¿es tu novio ahora?... Pensé que te gustaban más hombres, no tan niñitas... - buscaba ofender.
-Es mucho mejor que tú. De partida, tiene corazón... - Claudio es demasiado desagradable, tanto que ya me estaba sacando de quicio.
Tras de eso, Claudio dejó de sonreír con gesto burlesco y cerró la puerta, para quedar dentro de mí cuarto, en penumbra.
-¿Qué?... ¿Me vas a golpear como matón de colegio? - le enfrenté al verle en mi pieza.
-A ti lo que te gusta es la verga, y la mía te encanta, se te hace agua la boca al pensar a qué sabrá... Sácala y mámala, maricón.... - esto comenzaba a parecer película porno.
-¿Equimi? ¿Me estás ofreciendo sexo?...¿No que estás enamorado de Leticia? - ¿qué era todo eso?
Y sin decir nada, Claudio sacó su miembro del pantalón y lo puso frente a mi boca. Podía ver su carne ardiente por la luz tenue que entraba por la ventana de mi cuarto. Percibía su calor en mi rostro. ¿Qué estaba sucediendo?
De pronto el piso comenzó a temblar, la casa estaba meciéndose. ¡Terremoto!
-No, eso no lo voy a permitir... Te castigaré, en, nombre del yaoi... - pues no, no era un movimiento sísmico, sino que Gaby que había subido las escaleras corriendo y había entrado a mi pieza.
La gorda tomó a Claudio por la camisa y lo sacó por la fuerza de la habitación.
-¿Cómo... Supiste?... - le pregunté anonadado.
-Lo sé todo... No, en realidad lo vi en mi celular gracias a la cámara que coloqué en tu closet... He grabado todas tus noches, especialmente en las que te jalas el gancito... He subido las grabaciones a Internet, todos dicen que eres muy soso, que deberías jugar un poco más con tus pezones o meterte un dildo... - ¿qué voy a hacer? Si no siquiera me sorprende, Gabriela es así.