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Ni tan casados por jotaceh

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Día 46: Vendetta

 

Cuando uno la caga, trata de buscar cualquier excusa para justificarse. Pues eso me sucede a mí, es tanto el remordimiento que en mi cabeza busco algún pequeño detalle que me haya obligado a serle infiel a Lorenzo.  No sé, que el día anterior se juntó con su ex a tomar café, eso en cualquier parte del mundo es una infidelidad... ¿Y si se tocaron debajo de la mesa? Ah no, y por eso, dejé que Claudio me penetrara. Era la razón perfecta, ¿o no?

-Mira Nico, la idea es que cuando te follen, coloques cara de perra... Uno que otro jadeo hubiera sido ideal, estuviste muy plano... -Gabriela llegó a la mañana siguiente a mi cuarto.

¡Mierda, las cámaras! Se me había olvidado que la pervertida de mi amiga me vigilaba y que podía saber todo lo que hacía.

-¿Sabes?... Ya no me está gustando tanto la idea de que me grabes... - le dije un tanto enojado, y es que ni siquiera me había pedido permiso.

-Todo dicen lo mismo... Pero enfócate en tu problema ahora... Lo único que quiero saber, es como le vamos a decir a Leticia que su nuevo amado le gusta taladrar por atrás... - es lo que le preocupaba.

-¿Es broma?... Ella no se va a enterar nunca de esto... ¡Te lo prohíbo! - claro que no le diría a la pobre.

Esa mañana me fue difícil mirar a los ojos a la embarazada, porque a ella también la había engañado. Luego me acordé que Leticia también me había sido infiel y se me pasó un poco el malestar, debe ser algo del karma.

Lo peor del cargo de conciencia, es que te hace sentir que cualquier paso en falso te va a delatar.

-Que bueno que te pusieron otro... - dijo Lorenzo cuando me fue a visitar al bar.

¡¿Qué?! ¿Cómo lo supo?

-Qué te pusieron otro delantal, el otro estaba bien viejo... - a eso se refería mi novio.

Ahí me relajé un poco, parece que el pobre todavía no intuía nada.

-¿Me amas? - me preguntó de pronto el muchacho.

¿A qué venía todo esto? Me sentí un poco cuestionado, como si fuera un detective o algo así como un narcotraficante angustiado.

-Pues... Pues... - ¿cómo le decía que un poco, pero que prefería la polla de otro?

-Sí, desde el primer día en que te vi... - tuve que fingir.

-Me alegra mucho saberlo, porque yo a ti no.... - a la puta madre, ¿y esto qué era?

Me quedé pasmado al ver que no se trataba de una broma. A lo lejos escuché luego la risa malvada de la señora Mauri, quien estaba atenta a mi humillación.

-¿Qué es esto? - pregunté incrédulo.

A mi cabeza pasaron muchas conjeturas, desde que también tenía cámaras en mi pieza y se había enterado de mi infidelidad, hasta que Gabriela se lo había dicho a una vecina, y ella a su marido, quien se encontraría con el verdulero de la esquina, el que a su vez es el más chismoso del pasaje y que sin pudores se lo hubiera revelado a Leticia. Ella, con  los cambios hormonales, se hubiera enojado tanto que perseguiría a Claudio con un machete para cortarle la verga, y justo en la persecución la preñada entró en trabajo de parto, encontrándose en la calle con Lorenzo, que al saber toda la verdad dejó a su suerte a la parturienta, para venir a destruirme. Ya saben, una conjetura que cualquiera se hubiera imaginado.

-Lo que escuchas, que nunca te he amado y que si estoy contigo es por venganza... ¿Acaso creías que te dejaría sin pagar por tu amorío con Jonathan? Claro que no, y por eso me vengué de ambos... Estuve con ese imbécil primero, para después dejarlo por ti y hacerle daño.. Ahora que te enamoré, te cuento la verdad para que sufras...-y así son las maracas, malas malas.

Me quedé congelado al escuchar la verdad, y seguiría en eso sino fuera porque la señora Mauri le saltó encima a Lorenzo para agarrarlo de los pelos y azotarle la cabeza contra el suelo.

-Me quitaste a mi morenito, idiota... Me dejaste solterona solo porque eres bien puta... Me las vas a pagar, prometo que te voy a arrancar hasta el último pelo que te encuentre, incluso te voy a sacar los del pito... - la barman estaba loca, como si la Tigresa del oriente hubiera tenido crisis nerviosa.

Y así fue como me di cuenta que la vida vale verga, que la infidelidad no es tan mala, que me gusta mucho la polla y que no hay que confiar en el ex novio de tu amante, porque lo más seguro es que todo lo que haga sea por despecho... Pero la lección más grande que aprendí, es que mejor no hay que hacer enojar a  la señora Mauri, porque cumple su palabra... Le bajó los calzones a Lorenzo y le sacó uno por uno los vellos de la polla... Ni se imaginan como gritó ese pobre cristiano.

 


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