Día 87: Capricho
Adivinen dónde hizo su reposo Manuel. Pues sí, en la casa de la rubia desagradable ésa. No, que allá estará más cómodo. Claro, como uno vive en un burdel supuestamente no puede darle tranquilidad.
-¿Y si sigues dándole antidepresivos? Esta vez puedes matarlo... - se defendió Bárbara.
Ahora la quiero ver cuando su novio tenga síndrome de abstinencia, espero que sufra todo lo que se merece.
Me tuve que resignar y dejar que el amor de mi vida se me fuera de mi lado.
-¿Por qué estás tan triste? - escuché una voz masculina mientras estaba sentado en el sofá de la sala.
Al voltear me percaté que se trataba de Fabricio, quien ya hasta tenía un poquito de barba y su voz se había engrosado. Casi nada, pero se siente orgulloso con sus cuatro pelos tontos.
-Lo que sucede es que parece que nunca podré estar con Manuel... Nuestro amor es imposible... - dije apenado.
-No seas tan pesimista, solo tienes que seguir adelante y no perder la fe. Tienes que seguir esforzándote ya verás cómo regresa a ti... - lo decía tan fácil.
-Claro, pero si con lo último que hice quedó en el hospital... Para la otra quizás y lo mate - no podía pensar en otra cosa que no fuera eso. ¡Estoy perdido!
No me sentía bien en ese momento y aunque traté de ser fuerte, terminé llorando como un mocoso delante del muchacho.
Él muy tiernamente me abrazó y me dio unas palmaditas en la espalda para consolarme.
-Quizás él no sea el adecuado y debas buscar a otro... - pronunció en mi oído.
¿Qué? Eso me sonó tan extraño, tanto que comencé a pensar estupideces.
¿Y si le gusto? Se me pasó por la cabeza. Ay no, que tal vez quería declarme su amor o algo por el estilo y estaba tratando de usar ese momento para decirme que no era el indicado al que yo quería, sino que él. ¿Qué iba a hacer? Y es que es una buena persona y todo eso tan solo que no es mi tipo ni mucho menos, además es muy menor.
-Ay, lo siento... No quería darte falsas ideas, ni nada por el estilo.. Solo que no eres mi tipo... - fui directo al grano.
Fabricio me miró muy extraño, quizás le había roto su débil corazón. Aunque no, porque después comenzó a reír.
-No, no estoy interesado en ti... A mí me gusta otra persona - confesó.
-¿Entonces por qué me tratas tan bien? - era mi duda.
-Quizás... ¿Porque somos amigos? - intentaba explicarme.
Claro, eso tenía sentido.
-¿Y qué hago entonces con Manuel? - necesitaba un consejo.
-Bueno, tal vez deberías demostrarle sinceramente que lo amas. Sin trucos ni trampas, solo decirle con gestos que le amas de verdad... - dijo como si fuera tan fácil.
Medité un tiempo su idea, parecía buen plan y es que era algo que nunca había intentado. Eso de ser directo y sincero, es algo que ya nadie hace.
-Muy bien, lo intentaré... Pero quiero que me respondas una pregunta - pronuncié.
Vi si rostro sereno asintiendo a mi petición.
-¿Quién te gusta? - me lo había dicho y había quedado con la duda.
Fabricio se colocó muy nervioso y es que tal parece que quería que fuera un secreto.
-Te lo diré si es que prometes que no se lo dirás a nadie - por favor, si soy una tumba.
-A mí... Me gusta... Bueno, quizás te sorprenda... Pero... Me gusta Anastasia - declaró tartamudo.
¿Qué? ¿Cómo le puede gustar ella? Digo la adoro y todo, tan solo que nunca imaginé que le gustarían las mujeres como ella, así, tan estrambótica.
-¿Por qué? - terminé preguntando.
-Me gusta su sinceridad, lo leal que es, lo fuerte y valiente... Es divertida y libre, me encanta todo de ella - decía como si estuviera embrujado, realmente siente algo por esa chica.
-Ya, pero... ¿Sabes que tiene pene? - porque yo pensaba que le gustaría alguien con vagina.
Me observó un tanto enojado. Está bien, creo que fui muy simple con mi pregunta.
-Sí, lo sé... ¿Y qué tiene? ¿Acaso crees que me enamoro de los genitales? ¿Tú te enamoraste del pene de Manuel? - lo había alterado un tanto.
-Sí - respondí abiertamente.
¿Qué tiene? Si es verdad, si me enamoré de mi primo porque teníamos sexo.
Fabricio suspiró profundamente, como si le costara lidiar conmigo.
-Mira Nicolás. Si crees que le amas por cómo tienen sexo, deberías meditar un poco mejor tus sentimientos. Quizás no estás enamorado, sino que sólo encaprichado... - y eso amigos míos, me dolió profundamente.
Me quedé mudo y es que aquel muchacho menudo, mucho menor que yo, parecía ser más maduro y saber más de mis sentimientos que yo mismo. ¿Y si tiene razón y no le amo? ¿Cómo se diferencia el amor de la calentura? Yo pensaba que era lo mismo.