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Ni tan casados por jotaceh

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Día 88: Mi gordito

 

Para saber si amas a otra persona debes saber de su vida, sus gustos y sus sueños, preocuparte por su bienestar y querer tener un futuro juntos. Medité sobre esto al escuchar las palabras de Fabricio. ¿Estoy o no enamorado de Manuel?

¿Cuál es su música favorita? Supongo que las rancheras porque viene del campo. ¿Qué comida le gusta? Toda, si come como cerdo. ¿Qué es lo que quiere ser cuando sea grande? No sé, actor porno supongo. Ay, verdad que ya somos adultos.

¿Qué es lo que quiero formar con Manuel? ¿Qué quiero para nuestro futuro? Pues follar.

¿Me preocupo por él? Y esa pregunta estuvo complicada, porque recordé que lo automediqué y que le conté toda la verdad sobre su padre.

Es difícil reconocer esto, pero tal parece que no estoy enamorado de mi primo. Me gusta, eso es verdad, pero solo es algo carnal.

-¿Pero cómo te das cuenta que lo amas de verdad? - le hice esta pregunta a Clarisa.

-Bueno, te das cuenta que te gusta estar a su lado, que tu vida estaría vacía si no le tienes... Que pasarías todos los días que te quedan de vida junto a él, y no te arrepentirías - la mamá de Gabriel me decía obnubilada.

-¿Estás realmente enamorada de Gianluca? - le pregunté al escuchar de las maravillas que hablaba sobre el amor.

-Sí, le amo con todo mi corazón... - y suspiró cual quinceañera.

-Ya, pero te dice que eres fea y que le das vergüenza... ¿Cómo toleras eso? - fui directo al grano.

-Está bien, si es verdad... Debo reconocer que no soy muy agraciada, y por eso mismo, debo agradecer que alguien tan hermoso como él me quiere - seguía en modo corazones.

-Claro, y el superficial soy yo - fue lo último que dije antes de marcharme.

Saqué a pasear a Gabriel. Hace tiempo que no le dedicaba tiempo de calidad.

Le saqué en el canguro, estaba aferrado a la tela, bien puesto en mi pecho. Podía sentir el calor de su cuerpo pequeño y el latido de su corazón. Esa cosa chiquita que tenía entre mis brazos era mi hijo, de quien sé que le gusta la compota de manzana, le asustan los payasos, pero adora las drag queen. Su color favorito es el amarillo, su palabra más repetida es mamamamama y puta. Ese pequeñito es la persona a quien más amo en este mundo y no le he dado la importancia que se merece, todo por andar detrás de ese campesino.

-Pero que lindo bebé... - se me acercó una mujer de mi edad, de grandes pechos y caderas, vestida como si fuera a un antro, pero andaba en el parque por la mañana. Supe de inmediato qué buscaba.

-Soy Gay... - le dije serio a la cazadora de hombres.

-Pues ponte un cartel o vístete más como maricón... - se fue muy molesta.

Al verla pensé que tal vez yo me veía igual de desesperado que ella, que he estado todo este tiempo buscando a un hombre que me haga compañía, cuando ya tengo una hermosa familia compuesta por mi hijo, prostitutas y gigolós. ¿Qué más podía pedir?

Tras aquella epifanía seguí mi paseo con mi gordito, quien andaba feliz al escuchar a las aves y ver cómo se meneaban las copas de los árboles.

De pronto, y como si el universo conspirara en mi contra, veo pasar frente a mí a Manuel.

-Menos mal que te encuentro. Ayúdame, esa mujer está loca... ¿Puedo volver a tu casa? - mi primo estaba desesperado.

-¿Qué mujer? - no alcancé a hablar más, porque en ese preciso segundo llegó corriendo Bárbara.

Regresa! Te amo, eres el amor de mi vida... ¿Qué tiene de malo que quiera tener diez hijos? ¿O que quiera casarme la próxima semana? Además tampoco es tan malo que me mantengas, porque ese es el deber de un hombre... Y no estaría mal que estudiaras alguna carrera, porque quiero tener un esposo profesional, alguien de quién sentirme orgullosa... Todas mis amigas ya están casadas con médicos e ingenieros. ¿Y yo qué tengo? A un campesino bruto, que aunque es muy guapo, es bastante corriente... - hablaba la loca como papagayo.

Manuel se escondió detrás de mí, como si yo fuera a protegerlo.

-Ay no, a mí no me metan en sus problemas. Ando muy tranquilo con mi hijo y no quiero que me arruinen el día... Ustedes quisieron estar juntos, pues bien, sean felices - fue lo más maduro que he dicho en muchos años.

-¿Qué? ¿Ya no vas a luchar por mí? Si yo estaba con ésa solo para darte celos... Nunca me ha interesado - reveló el campesino.

-¿Qué? ¿Me utilizaste? ¿Todo fue una mentira? - gritó colérica la barbie antes de empujarme.

La muy desgraciada quería hacerle daño a mi primo, pero como estaba en medio, terminó dañándome, solo que eso no fue lo que logró.

El llanto de Gabriel me descolocó y es que Bárbara le terminó pegando a él. Al percatarme de eso, me llené de ira y es que no iba a permitir que nadie dañara a mi hijo.

-Sostén al gordito... - le dije a Manuel y es que tenía que saldar cuentas.

No me importó que fuera mujer ni nada de esos dichos que a una dama no hay que tocarla ni con el pétalo de una rosa. Pamplinas, esa desgraciada había dañado a mi bebé y no se lo iba a permitir.

Sin pensarlo, me lancé contra ella y teniéndola en el suelo, comencé a tirarle las mechas rubias teñidas que poseía de cabello. Y digo poseía, porque ahora está calva. Ya, no pelada pelada, pero sí como la muñeca Cintia de Rugrats.

Después de hacerle pagar por sus fechorías, al más estilo de la señora Mauri, tomé a mi criatura y a mi hombre para marcharnos del lugar. Y espero que nunca más nadie se le ocurra siquiera tocar a mi bebé.

 


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