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K-141 por sasunarujonathan

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Notas del capitulo:

 

¡Hola otra vez querido lector!

 

¡Tengo trabajo! ¡Yay!

 

No he tenido mucho tiempo, así que lo siento por eso.

 

¡Espero que lo disfrute!

 

 
Abrí los ojos y me quedé viendo el techo por un largo rato, hasta que un ruido me distrajo. Me levanté, reconociendo el lugar, me parecía ser lo único que recordada de la tarde anterior.
 
 
Haría una nota de no volver a tomar si tenía más de un año de no hacerlo, pero sería en vano, siempre me digo: “No volveré a cometer el mismo error más de dos veces.” Es tan irónico, creo que eso es algo que quizás todas las personas alguna vez en sus vidas han dicho o pensado, a veces tenemos pensamientos en común creyéndonos únicos y especiales ¿No?
 
 
Miré a Sasuke tomando café y comiendo unas rosquillas.
 
 
— ¿Cómo dormiste? — preguntó con burla en su mirada Sasuke
 
— Mmm, como un culo con diarrea.
 
— Pues tu cabello parece un culo con diarrea. — habló Sasuke y me  lleve instintivamente una mano al cabello, sintiendo una costra dura y pegajosa.
 
— ¿Qué demonios?
 
— Ni te sorprendas amigo. Es tu propio vomito, eres un desastre ebrio, eres un desastre dormido y ebrio, todo tú eres un desastre completo. Das asco… ¡Ah, sí! Y lloraste como bebé, repitiendo “Nadia ¿Por qué?”, ¡Ah, sí!, también se me olvidaba, cantas como un gato apareándose. — exclamó Sasuke con su tono y mirada burlona.
 
— ¿Gracias?
 
— En fin. ¿Quieres café? Ten, tómate esto para que se te baje la resaca. — dijo con una sonrisa amable entregándole unas píldoras y una jarra con café negro —oh, no me agradezcas.
 
— ¿Gracias? — repetí.
 
— Oye… Naruto me pidió que te llevé a mi casa y que él te va a llamar en la tarde para que vayas con su tía y él al hotel.
 
— ¿Dónde están ellos?
 
— Se fueron caminando sobre el agua como cuenta la biblia que lo hizo el Mesías.
 
— ¿En serio? — cuestioné sorprendido e incrédulo.
 
— No. — respondió con fastidió el otro hombre.
 
— Ja ja, pero que gracioso. — respondí con el mismo tono.
 
— Ellos están arreglando su nave, llevan tres días arreglando esa cosa.
 
— Debe ser difícil, ¿No crees?
 
— No sé.
 
— Bien, debo darme una ducha primero antes de irnos.
 
 
Nos habíamos aseado y una hora después estábamos en marcha ambos a la cabaña de Sasuke, en el auto del susodicho.
 
 
— Pondré música. —  dije al otro pelinegro en el coche.
 
— Ah, veo que ya estás bien. — habló con sarcasmo.
 
— Un poco. ¿Te gusta la opera?
 
— ¿Qué?, no. A mi madre le encanta pero eso es horrible.
 
— A mí me gusta, sin embargo, si no te gusta, cambiaré la estación. — digo y luego de un momento agrego — ¡Ah, progressive! ¿A quién no le gusta?
 
— No tengo ganas de escuchar nada de eso.
 
— Bien…  Hard rock.
 
— Sí, deja esa, me gusta lo que pasan por esa estación.
 
— El thrash metal pegó mucho en los ochentas. Luego en los noventas pegó el Glam metal, después llegó la era del Rock alternativo en los dos mil, luego el pop, era la moda.
 
— No encuentras un mejor tema de conversación, ¿Verdad?
 
— No.
 
— Okay… supongo que el dos mil nueve fue un gran año para el metal y el rock.
 
— Sí, también pienso lo mismo. — hablé emocionado. — pero con sinceridad yo escucho lo que me guste, independientemente del género.  — agregué y Sasuke asintió.
 
 
 Me había quedado sin tema de conversación y miraba por la ventana. Sasuke acababa de rayar un auto, el cielo estaba despejado, hacía calor, se veían pocos árboles, de vez en cuando veía una casa u otra calle. Tenía los ojos entrecerrados por el viento y estaba ensimismado cuando Sasuke me habló.
 
 
— ¿Hace cuánto que conoces a Naruto y por qué afirma que eres algo de él?
 
— ¿Eh?
 
— Lo que dije.
 
— No sé, algunas veces le da unos ramalazos rarísimos. No digo que esté loco por completo, sólo que, cuando se estresa o se enoja, es insoportable.
 
— ¿Cómo te acostumbraste a él? ¿Por qué no te vas lejos de él?
 
— Creo que me encontraría igual como te encontró ayer a ti, además, me agrada, Mito y él, los conozco hace dos semanas.
 
— Mmm… tan poco tiempo y dices que te agradan.
 
— Debes verlos en sus buenos momentos, son agradables.
 
— Ajá. — cortó la conversación Sasuke, pasados unos minutos agregó — Oye, exactamente a qué te dedicas. Naruto me dijo que haces negocios.
 
— Jo jo, tan simpático Naruto, creo que podría salir con él, mejor aún, podría salir con Mito, ese trasero y esas tetas, ¡ay papá!
 
— ¿Es en serio? ¡Concéntrate! ¿Cuántos años tienes? ¿Dieciséis?
 
— Veinticuatro.
 
— Era retórico.
 
— Sí, lo sé, da igual. En realidad, estafaba a las personas o repartía drogas en algunos barrios.
 
— ¡Vaya negocios! — exclamó divertido.
 
— Ah, pues qué te diré.
 
— ¿No estudias, no deseas tener una carrera o algo que se le parezca?
 
— Sí, lo haré hasta el próximo año.
 
— ¿No temes que el próximo año jamás llegue para ti?
 
— Sí, lo he pensado, pero pensar en ello me abruma. Es aterrador…
 
— No hablo de la muerte, hablo de qué tal si el próximo año dices: “El próximo año.” Y el año consiguiente dices lo mismo, entonces, ¿Qué tal si nunca lo haces por posponerlo?
 
— Ah… tienes razón. De fijo el siguiente, no lo dejaré pasar, lo prometo.
 
— No tienes que prometerme nada.
 
— No te lo decía a ti, me lo decía a mí.
 
 
 
Habíamos entrado en el camino que se desviaba hacía la casa de Sasuke; llegamos. Era grande, de madera de roble, con ocho habitaciones con baño incluido, suelo de cerámica y en algunas partes de madera. Una sala de visitas, sala de juegos; el salón principal, la cocina, el cuarto de lavado, el garaje, el patio delantero y el patio trasero. En varios kilómetros ni una sola casa cerca, si asesinara a alguien nadie se daría cuenta. Me preguntaba: “¿Por qué una casa tan grande para una sola persona?”
 
 
Sasuke me hablaba de cuando en cuando, me enseñaba cosas que tenía, como esos feos adornos de cabezas de animales, incluso pieles de osos. Jugamos un videojuego, comimos algo que él preparó, y me sentía como el hermano menor al que el hermano mayor cuida a regaña dientes por ordenes de sus padres, sin embargo yo lo estaba disfrutando, porque me trataba bien, aunque quizás haya sido sólo porque Naruto se lo pidió.
 
 
No hallaba la hora en que me llamaran, estaba aburrido sin ellos. “Pide y se te dará” me parecía recordar esa frase, fue así, entró la llamada; para informarme que debía ir al hangar.
 
 
 
 
Acabábamos de llegar al lugar, uno de los guardas nos saludó. Una vez dentro del lugar, estaba el aeroplano de Sasuke y a la izquierda el jet oscuro de Naruto. Habían muchos cables, una locura de ellos, más por el enredo que por la cantidad. Una mesa con herramientas a la derecha del jet y en una silla a la par de la mesa se encontraba la pelirroja, cruzada de piernas. Tenía puesto un vestido blanco pegado al cuerpo, sin mangas ni tirantes, le llegaba hasta los muslos, era algo maravilloso de ver, su cabello largo estaba en una coleta alta y con maquillaje apenas notable, usaba unos tenis deportivos negro con blanco y se pensaría que no combinarían pero era todo lo contrario.
 
Ella nos saludó vigorosamente y le devolvimos el saludo, por otra parte, no se miraba a Naruto.
 
— ¡Sai!, ¿Cómo te encuentras hoy? — preguntó amablemente Mito.
 
— Mejor ahora que en la mañana, gracias a Sasuke.
 
— Ah, eso me alegra, cuando te dejamos eras un desastre, dabas asco, sin ofender.
 
— No — hice un ademán con la mano — eres la segunda persona en decirlo.
 
— En fin, le estaba comentando a Naruto que me gustaría ir hoy a un lugar llamado Mega, es un bar al sur.
 
— Sí, sí, sabemos cual es.
 
— Cada vez que le digo que si me está escuchando me dice: “Sí, te escucho" — dijo la pelirroja tratando de imitar la voz de su sobrino en vano — escuchen, ¡Naruto! ¡¿Me escuchas?! — gritó la mujer.
 
— ¡Sí, te escucho! — gritó Naruto, apenas si se escuchaba.
 
— ¿Qué hace? — preguntó Sasuke a Mito.
 
— Tiene cuatro días arreglando los generadores, no sé en qué tarda tanto. — agregó Mito, cuando terminó, en la parte de abajo de la aeronave, en una puerta pequeña salió el blondo, con sudor perlado en su piel.
 
 
Vestía una camiseta blanca sin mangas, se podía apreciar mejor lo esbelto y tonificado que eran sus músculos, no era un Superman, pero se veía en forma. Traía un jean negro apretado conforme descendía  y unas botas negras que llegaban hasta sus pantorrillas, era como si tuviese un uniforme militar. Usaba un collar con una piedra alargada de color turquesa y un reloj dorado en su mano izquierda, el reloj no parecía nada de otro mundo, quizás porque así era.
 
 
 
Se limpió el sudor con su mano derecha mientras se encaminó hasta su tía, caminaba con seguridad o eso inspiraba, con la cabeza en alto, sin miedo, como todo un líder al que deberían seguir. A Naruto lo primero que se le debe ver son los ojos, adornados por esas espesas pestañas doradas, luego lo que se le debe notar es su actitud.
 
 
— Listo, en lo que a mí concierne, terminé. Estamos listos. — afirmó.
 
— En seis días y una hora, exactamente. — dijo ella observando su móvil, un celular nuevo que Naruto había comprado para ella, ya que su móvil extraterrestre, si así se le podría llamar, estaba estropeado.
 
— Sai…
 
— ¿Sí?
 
— ¿Cómo estás hoy?
 
— Bien, gracias por preguntar.
 
— ¿No era gracias a mí? — cuestionó Sasuke.
 
— También.
 
— Gracias por cuidarlo, nadie pensó que se pondría tan sentimental y torpe.
 
— Nadie. — asintió el otro pelinegro.
 
— Naruto, respecto a lo que te comenté.
 
— ¿Qué? — preguntó frunciendo levemente el ceño Naruto.
 
— Iré en la noche por si quieres ir.
 
— Oh, primero me daré una ducha en el hotel.
 
— Ah, te acompaño. — dijo Mito.
 
— Yo también. — dije.
 
— No, tú Sai, ¿Puedes guardar las herramientas y los cables?, sólo deja los de la carga. — continuó hablando Naruto— Sasuke ayúdale. Si quieren ir lleguen al hotel; Sai, llévate mi auto.
 
— Mmm. — asentí sin ganas.
 
— ¿Por qué debo ayudarlo? — cuestiona Sasuke.
 
— Porque yo te lo estoy ordenando. — responde Naruto.
 
— No es suficiente motivo. — protesta.
 
— ¿Ah, no? — pregunta alzando una ceja en desafío.
 
— Naruto. — dice Mito.
 
— Vamos — dijo Naruto a la mujer — sólo hazlo, te pagaré como a Sai. — agregó cansado a Sasuke.
 
— Okay, lo haré porque quiero no porque me lo ordenes.
 
— Eso es lo que todo orgulloso dice. — comenté con burla.
 
 
Cuando terminamos nuestro deber. Sasuke deja su auto en el lugar, con piedra, papel o tijera; decidimos quien conducirá, por desgracia él gana.
 
 
— ¿Cómo hace Naruto para conseguir dinero?
 
— Me comentó algo que casi no entendí, acerca de entrar en unos servidores, después infiltrarse en los sistemas bancarios y por último transferir dinero en grandes cantidades a unas cuentas falsas por supuesto.
 
— Eso es fraude. — dijo sin disimular sorpresa.
 
— Oh, ¿Llamarás a la policía para demandar a un extraterrestre? Ja ja ja — la risa que se me escapó era indecente.
 
— No, sabes, olvídalo. Qué más da... lo que pensé fue llamar a un psicólogo, rodeado de repente por locura espacial, ¡Qué mierda!
 
— Sí, sentí algo parecido, una completa locura. — coincidí con Sasuke.
 
 
 
Discutiendo sobre asuntos banales y sin sentido, nos adentramos en una de las avenidas de la ciudad, faltaban diez para la seis de la tarde, la presa que había era algo brutal; avanzábamos cinco metros cada cinco minutos, había aire fresco y aún así hacía calor. Las personas como hormigas no despejan las aceras por más de un par de minutos. Los autos no dejan de hacer bulla y por mientras le subo el volumen a la música. Veo por la venta y miro a mi ex cuñado.
 
 
— ¡No inventes! Es Hollywood. — dije sin pensar. — espérame aquí.
 
— Como si pudiera irme. — agregó  rodando los ojos.
 
— ¡David! ¡Hollywood! — grité, él hombre se gira con duda evidente, sin embargo me visualiza y se encamina hacia mí.
 
David tenía la misma edad que yo, un poco más alto que mi persona, con 1.85, delgado, cabello castaño largo, hasta la espalda baja, con la peculiar palidez, similar a la mía, cejas finas, ojos hazel, nariz recta y pecosa, labios muy delgados, con su típica vestimenta negra y sencilla.
 
— ¡Sai!
 
— ¡Hombre, cuánto tiempo sin verte! ¿Ocho meses?
 
— Mas o menos. Me enteré que Nadia te terminó.
 
— Sí, eso ya lo superé. — hice un ademán quitándole importancia. “Sí, claro.” Pensé.
 
— Ella está saliendo con otro tipo ya. El susodicho no me agrada tanto como tú, pero qué puedo hacer. — habló encogiéndose de hombros.
 
— Sí… y em… ¿Qué vas hacer ahora? Iré a Mega, más tarde, por si quieres ir.
 
— No puedo, trabajo temprano mañana, mas, gracias por la oferta, tenemos que estar en contacto viejo, así otro día nos ponemos de acuerdo para ir a tomarnos algo.
 
— Claro.
 
— Ah, por cierto, Ángel Perico me preguntó por ti.
 
— ¿Ah, sí? Qué extraño, a mí no me ha llamado, en fin.
 
— Me enteré también que los Bravo tienen problemas con los de Santa Fe, yo que tú me hago el loco, pero no vuelvo ahí.
 
— Okay, gracias por el consejo lo tendré en cuenta.
 
— Sai.
 
— David. — dije chocando puños en una despedida amistosa. El castaño dio media vuelta y se fue, a lo que hice lo mismo, el auto sólo había avanzado unos 30 metros.
 
— Cálculo que llegaremos en dos horas. — comentó Sasuke cuando entré una vez más al auto.
 
— Dos horas en un recorrido normal de veinte minutos, increíble…
 
— ¿Quién era Hollywood?
 
— Ah, era mi ex - cuñado.
 
— Oh. ¿Le fuiste a pedir que le dijera a su hermana que volvieran? Como ayer lloraste… — La burla que salía de sus palabras era molesta.
 
— No, es amigo mío también.
 
— Ay ajá.
 
— Que tú, Sasuke, no tengas amigos, no significa que los demás, tampoco los tengamos.
 
— ¿Eso es un intento de insulto o contraataque?
 
— Sí — suspiré, era un niño desarmado ante el hermano mayor, se supone que ellos siempre ganan.
 
— Yo tenía buenos amigos, pero desde que mi mejor amigo se metió con Judith… los mande a la mierda a todos.
 
— No soy de dar palabras de aliento, en realidad, soy de los que se quedan callados ahí de pie al lado de quien lo necesite. Si de algo sirve, creo que encerrarse y alejarse en una burbuja no va evitar que de una manera u otra  las personas te lastimen.
 
 
 
El silencio, cualquiera pensaría que era incómodo, sin embargo, era todo lo contrario.  Los carros de adelante empezaban a moverse.
 
— ¡Al fin! — exclamó Sasuke al mismo tiempo que yo.
 
 
 
Llegamos al hotel, Sasuke estacionó. Buscamos a Naruto y Mito. La bella Mito tenía el cabello suelto, un vestido rojo con tirantes, pegado al cuerpo, hasta la mitad del muslo, unos tacones altos, rojo oscuros, al igual que sus labios. Por otra parte Naruto, llevaba puesto unas convers negras de lo más común, un jean negro parecido al que andaba anteriormente, la diferencia era que ese estaba limpio, una camisa negra sencilla, cuello V y un blazer negro, su cabello despeinado lo hacía ver más apuesto.
 
 
De último estábamos nosotros, Sasuke con una camisa negra, un jean azul desgastado, unos zapatos negros estilo burros, un reloj plateado en la muñeca izquierda, su cabello casi tapándole un ojo. Luego mi persona, con unas tenis deportivas negras, un jean negro, una camisa gris y una chaqueta beisbolista negro con mangas gris, ni un reloj, ni collar, cabello despeinado.
 
 
Estaba perfecto no necesitaba nada más. Cuando estábamos los cuatro en el estacionamiento, Naruto me había ordenada conducir, “Siéntete no como un chofer cualquiera, sino como Sebastián Vettel” comentó con sonrisa burlona presente a lo que los otros dos se reían.
 
— Ja ja — dije evadiéndolo.
 
— Ya oíste campeón. — agregó Sasuke.
 
— Llévanos a la victoria cariño . — dijo Mito.
 
— Naruto, entonces, ¿Me compras un Ferrari? — pregunté entrando al auto negro.
 
— ¿Estás loco?, olvídalo, no respondas. — habló el blondo entrando al igual que los demás.
 
— Según tú, Naruto te comprará un auto.
 
— ¿Por qué no? Tiene dinero, podría limpiarse el culo con dinero.
 
— ¡Oye, qué asco! — exclamó Mito haciendo un ademán con la cabeza.
 
— Supongamos que sí, ya que es un rey, debe haber dinero o algo de valor en su planeta y tiene dinero en la tierra, ¿No?, sin embargo, ¿Qué te hace creer, Sai, que te comprará uno?
 
— ¿Porque es mi amigo? — respondí con duda.
 
— Ja ja no creo que sea suficiente.
 
— Basta Sasuke. — respondió amable Naruto — Sai, no te compraré nada idiota, te dejaré lo que he conseguido en la tierra cuando me vaya.
 
— ¡Oh, es verdad! Te vas éste viernes.
 
— Chicos, ¿Nos vamos? Me están esperando. — dijo la pelirroja.
 
— Lo siento tía, vamos Sai.
 
— Ya escuchaste al jefe.  — comentó Sasuke y puse andar el coche, había poco tráfico en las calles por las que iba.
 
 
Discutimos un par de veces en el auto, por diferentes temas, mas el asunto se olvidaba al momento. De repente sentí una sensación cálida en mi pecho, sentía que estaba en el lugar correcto por primera vez en mi vida, útil. No sé si amado por alguien, pero sentí que existía por algo y eso era lo importante.
 
 
 
 
Llegamos al edificio pequeño, muy lujoso y llamativo, con el letrero enorme que decía: “MEGA". Estaciono, y Mito llama a la persona con la que quiere verse, subimos al cuarto y último piso.
El lugar se encuentra medio lleno o medio vacío, dependiendo de la perspectiva, como sea, pienso, el tipo es un tal Vicente Ovarios. ¿Quién carajo se apellida Ovarios?. Ese pobre hombre definitivamente debió haber sufrido de Bullying en su colegio; pero qué más daba si el susodicho estaba forrado en billete.
 
— Sai Cheselowsky, mucho gusto. — dije presentándome al igual que los demás.
 
El tal Vicente Ovarios, era un hombre cuarentón, con muy buena fisionomía, joven, ojos azules, cabello negro, con un corte al que mi padre solía decir “El estilo Hitler", tiene la nariz recta, labios delgados, de 1.75 aproximadamente.
 
— El gusto es mío, por supuesto. Mi querida amiga Mito, no ha dejado de hablarme de todos ustedes, en especial de ti, Naruto.
 
“Bla, bla, bla" es lo que escucho, mientras pienso en que mi cabello ya está largo, tal vez, también debería cortarme el pelo, quizá me haga  “El estilo Hitler”
 
 
— Oye… — habló Naruto tan cerca de mí, lo primero que vi fueron sus dedos finos y largos, contorneando el borde de su copa.
 
— ¿Sí?
 
— ¿Hoy no te vas a emborrachar?
 
— ¿Me ves cara de…
 
— Sí.
 
— Por lo menos déjame terminar.
 
— ¿Quieres ir a la terraza?
 
— Vamos. — me levanté y le di una palmadita en el hombro.
 
— Voy con ustedes. — comentó Sasuke.
 
— ¿Van a la terraza? — preguntó Mito.
 
— Sí. — dijo el rubio, quien levantándose se acercó a Mito, inclinándose le susurró algo al oído. 
Se miraba como una escena de película; cuando el amante le susurra indirectas al oído del otro, la gran diferencia es que no era una película y eran tía – sobrino. Naruto se levantó, Mito lo agarra de la muñeca y lo atrae para volver a decirle algo en voz baja. Después de que Naruto arruga la cara y Mito le sonríe, el rubio deposita un beso en su mejilla y salimos.
 
 
Un juega rico a la derecha, un rubio con marcas raras en las mejillas en el centro, un paliducho a la izquierda, ¡Cielos! ¡Definitivamente tuve que haber llamado la atención! 
Sasuke y Naruto empezaron una conversación a la que no me pude unir, por tener que contestar una llamada.  “Wendy Perico” ponía en la pantalla del móvil.
 
— Diga…
 
— Oye, ¿Dónde estás? Y ¿Cómo estás? — se escuchó una suave voz de mujer al otro lado de la línea.
 
— Bien… — balbucee.
 
— No se escucha muy convincente. Como sea, ya van más de dos semanas que no te apareces por acá. Ángel salió de la ciudad, pero me dijo que te llamara.
 
— Escucha… no había tomado ni un solo momento por la muerte de papá. Ahora, recién, me dio muy fuerte, ¿Entiendes?. Se que debí avisar, decir algo, mas, no lo entenderían o imagínate a Ángel diciendo: “Sí, viejo, supéralo, todos moriremos.” Y tiene razón, sin embargo, espero Wendy, que tú, puedas tratar de entenderme, que papá era todo lo que tenía… — dije con falso esfuerzo las últimas palabras, deberían darme un premio por mi actuación.
 
— Oye, Sai, no, no, ¿Cómo crees? Hablaré con Ángel, haré que él entienda. ¿Sabes una cosa?, aquí los Bravo somos una familia, un poco disfuncional a veces, pero, una familia al final.
 
— Sí... te lo agradezco.
 
— Con gusto Sai. Estamos hablando. — dijo ella para terminar la llamada.
 
 
En la terraza sólo nos encontrábamos los tres, habían dos bancas metálicas de color azul marino, unas plantas decorativas, el cielo de un azul oscuro y sin estrellas, edificios iluminados a la vista,  aire fresco y una canción de The Rolling Stones sonando de fondo.
 
“¿Una familia? ¿Los Bravo? ¿En serio, Wendy, en serio?, ¡Ja!. Papá, debes estar decepcionado de mí, mira que usarte de excusa con Ángel Perico.”
 
 
Los otros dos hombres están con los brazos recargados en las barras de seguridad, hombro con hombro, charlando.
 
 
— Entonces, mi perro Amanco, se fue lejos, a morir, no lo dejé de buscar en diez días. Lo encontré a cinco kilómetros lejos de casa, en un matorral escondido. Se escondió para que su amo no resintiera su muerte, si él hubiese sabido que me afecto más no haber estado allí para él, en su último suspiro. Luego un estúpido pensamiento llegó a mí — hizo una pausa Naruto en su relato, con el dedo índice hizo un ademán cerca de su cabeza. — pensé: “¿Por qué todos los que quiero se mueren lejos de mí?, Quizás yo pudiese hacer algo por ellos”
 
— ¿Es la hora triste del día? — comenté para que él quitara la expresión de tristeza que no había visto hasta ahora.
 
— Ja ja, no. — dijo Naruto borrando inmediatamente esa expresión de su rostro. — No. — repitió luego de un breve momento.
 
— Yo tenía un gato, que se murió cuando se cayó de un segundo piso. — Comenté.
 
— Pobre. — dijo Sasuke con pesar.
 
— Sí, ¿Murió instantáneamente? — preguntó Naruto.
 
— Ah, no, no, qué va, cayó bien, pero el idiota caminó dos metros en dirección a la calle, y lo arroyó un auto.
 
 
Los dos hombres intercambiaron miradas de duda y luego sonrieron.
 
 
— Ustedes me hacen sentir como un malvavisco cubierto con leche condensada, son tan sentimentales. Hasta el más duro de los seres humanos. — comenta Naruto sentándose en una de las bancas.
 
— ¿Crees que hasta el diablo llora? — pregunté — No señor, yo soy muy hombre para ser sentimental o llorar.
 
— Lo dice el que ayer parecía Magdalena.  — habló irónico Sasuke.
 
 
Tres hombres llegaron a la terraza, hablando entre ellos temas intrascendentes.
 
— Sólo necesitaba poder llorar para sacar lo que tenía y continuar. ¡Ah, por favor!, como si tú nunca lloraste por tu ex o alguien que se te haya muerto… Naruto sabes lo que siente, ¿Acaso no lloraste, es tan vergonzoso? Y es una pregunta retórica. — agregué.
 
— No, Sai, no.  — dijo el rubio, quien quería que hablara de otra cosa, menos ese tema frente aquellas personas y lo noté porque agachó la cabeza y desvió su mirada.
 
— Okay, perdón. Tienes razón Naruto, estoy siendo un caramelo… — dije con fastidio.
 
— ¿Naruto, Sai? — una voz que no reconocí de inmediato me llamó la atención.
 
— ¡Alexander!  — exclamó sorprendido Naruto.
 
— ¿Alexander? ¿Tú por aquí? ¡Los milagros existen! Siendo tú, de seguro estarías en un putero.
 
— Oye no. Shhh, respeta, soy un hombre nuevo.
 
— ¿Eres religioso ahora? Por cierto, ¿Cómo conoces a Naruto?  Ah, sí, él es Sasuke un conocido.
 
— Mentiras, Alexander, Sai es mi mejor amigo, lo que pasa es que se avergüenza de nuestra amistad de años y años. Lo conozco desde el preescolar. — comentó Sasuke queriendo molestar de alguna manera.
 
— ¿Tú también eres de San Francisco?
 
— Ah, pues, ajá. — mintió Sasuke. Alexander sacó un cigarrillo y le ofreció a los hombres, sólo Sasuke aceptó.
 
— Estoy acompañado de unos compañeros de trabajo, estamos intentando comprar al jefe con buenos tratos, pero es difícil, no se doblega. Cambiando de tema, Ángel Perico me pregunto por ti.
 
— Ah, sí, ya hablé con Wendy.
 
— ¿Te contó lo que pasó con los Bravo y Santa Fe?, ni te aparezcas por ahí.
 
— David, me comentó algo.
 
— En fin, me voy. Me llamaron unos amigos que están ahorita en la playa del Oeste.
 
— ¿Abandonas a tus compañeros?
 
— Sí, el jefe es un completo imbécil, que le laman las bolas ellos, yo me voy. ¿Quieren venir?
 
— Sí. — respondió sin dudar Naruto, Sasuke y mi persona lo miramos extrañados. — ¿Qué? Me gusta el mar y ustedes ya me están aburriendo.
 
— Sinceridad ante todo. — se olió el sarcasmo por parte de Alexander — Él me agrada. — señaló a Naruto.
 
— Quiero ir también. — dije finalmente.
 
— No tengo nada mejor qué hacer. — comentó Sasuke encogiéndose de hombros.
 
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

 

Gracias por leer, los aprecio queridos lectores

 

¡Qué tengan una bonita semana! :3


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