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K-141 por sasunarujonathan

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Notas del capitulo:

¡Hola otra vez!
 
¡Qué lo disfrute! 
 
:3
 

Él se crió con su padre porque su madre los abandonó, ya que su padre jamás consiguió un mejor trabajo ni una cara más decente. Su padre se lo había dicho muchas veces “Terminarás muerto joven o te convertirás en un fracaso total.”
 
 
Tenía razón, eso era, así era como se sentía en ese momento. ¿Por qué no se enfocó en una carrera, en llevarle la contraria a su padre? Sólo se convirtió en lo que dijo que sería.
 
Suspiró profundo. Era fácil engañar a las personas, persuadirlas, fue el don con el que nació. Había que utilizar lo que te regalan, porque la vida no regala nada nunca. Eso lo aprendió lentamente para su desgracia.  Se encontraba de pie frente al hotel Rock Stars, junto a aquel joven rubio, de ojos muy azules y expresivos, marcas raras en sus mejillas, facciones finas, con una mirada hastiada en ese momento. 
 
 
El coche se quedó esperando. El hombre rubio que aún no me decía su nombre, me ordenó caminar a su lado y como si fuese yo el que se lo ordena a mi cuerpo éste se movía aunque por el contrario yo no quería.  El elevador, siempre le tuve miedo a los ascensores, pero ya no lo demostraba. Papá siempre decía que los hombres de verdad ocultan sus emociones.
 
Frente a la habitación 16.
 
— Toca. — Dijo el rubio. Golpee fuerte para que me escucharan, sea quien sea la persona que estaba del otro lado. Nada pasó.
 
— No hay nadie.
 
— Toca de nuevo. — Se escuchó un pequeño ruido. Pasos, luego de unos segundos se entreabrió la puerta, una silueta de un hombre y si la vista no me fallaba era Sasuke. 
 
— ¿Sí?
 
— ¿Sasuke Uchiha?
 
— ¿Qué quiere?
 
— Hablar con usted.
 
— Busca un terapeuta para que hables. ¿Qué quieres?
 
— Busco a una persona. 
 
— Para eso es Facebook. — Sasuke iba a cerrar la puerta pero lo detuve. 
 
— ¿Tienes algún problema?
 
— No, pero tú lo tendrás si no le haces caso.
 
— ¿Estás amenazándome? — alzó una ceja incrédulo. 
 
— No, te estoy ayudando.
 
— ¿Ayudando?— Sasuke iba a protestar, mas, Naruto no lo dejó.
 
— ¡Basta! — Dijo serio el rubio. Se rascó el puente de la nariz. “¡Puta!, ¿Qué hiciste? ¡Estúpido ignorante!, ¡lo hiciste enojar!”  pensé. No lo conocía y ya le tenía algo de miedo. 
 
— ¿Cuál es su problema? — Preguntó empezando a enojarse Sasuke.
 
 
El rubio empujó fuerte la puerta, hizo a un lado a Sasuke y se adentro a la habitación.
Lo seguí, antes de que me lo ordenara. La puerta se cerró. Vi como se sentaba en uno de los sofá lujosos como si fuera el dueño de ese lugar o de la ciudad. Suspiré. “¿En qué me había metido ahora?
 
— Iré directo al grano. Necesito encontrar a mi tía, su nombre es Mito Uzumaki, tuvimos un percance en el transporte en el que viajamos, se estrelló. Yo quedé inconsciente, cuando desperté ella ya no estaba. Hará 15 días ya. Ella debe estarme buscando. Sin embargo, he buscado en lugares donde me han dicho que hay altas probabilidades en los que se encuentre. Pero nada, no la encuentro… el día de hoy, tuve la suerte quizá, de encontrarme a un joven que ayuda a las personas a encontrar a otras personas. ¿No le parece un gesto muy amable? Y sólo por 20 dólares. — Sonrió, y aunque tenía una sonrisa muy atractiva, no me gustaba la forma en la que acaba de remarcar lo último con sarcasmo.
 
— Le advierto que si de verdad quiere que le ayude y si lo hago que sería algo muy fácil. Cobro caro.
 
— ¿Cuánto?
 
— 100 dólares por hora. — silbe ante lo que dijo.
 
— De acuerdo. Sólo hágalo rápido, ésta semana si es posible.
 
— Necesito una foto, más datos. Por cierto, ¿Ha puesto algún reporte o anuncio que se busca? Ah, y también ¿Cuál es tu nombre muchacho?
 
— Le enviaré una foto a su correo, si gusta. Haga un anunció o reporte, lo que usted considere necesario. Mi nombre,  Naruto Uzumaki, él es Sai. — me señaló como si fuese el secuaz, secuaz de alguien al que apenas acabo de saber el nombre. Estaba ahí, parado en medio de esa habitación, en medio de esas dos personas, como un idiota, en un lugar donde no debía estar, en una vida que no debía vivir. Papá decía “A palos se aprende” y tenía razón.
 
— ¿Tu novio? — se burló con una sonrisa.
 
— Sí. — respondió tranquilo y serio. Sasuke borró la sonrisa, había sido un pésimo chiste. Era justo como se lo imaginaba, como se lo imaginaban los demás.
 
— Tenemos un trato, yo le llamaré. Usted haga su trabajo.
 
— Ah, jovencito, eres muy joven para ser tan mandón. Sin embargo, lo haré, no he tenido qué hacer en un largo tiempo. Mañana, venga, si deposita en mi cuenta tendrá algo. — Caminó directo a una mesa de vidrio donde había varios periódicos y revistas nuevas. Agarró un bolígrafo y escribió algo en un pedazo de periódico.
 
— Tenga. Lo veo mañana. — Naruto agarró el pedazo de papel y se encaminó a la puerta, lo seguí. Sin despedirnos nos dirigimos hacía afuera. Por el maldito ascensor.
 
 
Esperé, esperé y esperé. Odio esperar. No es sano, te salen arrugas y da estreñimiento.
Hasta que por fin decidió hablarme, 54 minutos de silencio.
 
— ¿Tienes familia? — Fijó esos ojos tan azules en los míos.
 
— Sí, una linda esposa y dos niños. — se acercó a mí, tan cerca su rostro del mío, que podía sentir su respiración en mi cara.
 
— Dime solamente la verdad. — con voz suave habló él.
 
— Jamás volví a saber de mi mamá, mi padre murió hace poco más de un año y mi novia me abandonó hace seis meses... — algo me obligó a decir lo que no quería confesar. Este hombre no era un hombre normal me di cuenta desde el momento en que iba a huir de él e hizo que me detuviera sólo con ordenármelo,  tenía al parecer el poder de controlar a las personas y de que confesaran. Con tipos como ese no debería existir el suero de la verdad.
 
— Ves, muchacho. No es tan difícil decir la verdad, ¿Cierto?
 
— No me digas muchacho, si tienes mi misma edad tal vez. — dije mientras salíamos del auto, llegamos a otro hotel.  Entramos, directo al ascensor, suspiré.
 
Ya no quería más elevadores, ya no. Escaleras hasta el piso 15 estaba bien para mí. Sin embargo acabo de ser contratado por un hombre que parecía tener poder literalmente, dinero y poca paciencia. Una persona sin paciencia jamás puede tolerar a otra sin paciencia, es una ley.
 
— No tengo tu misma edad.
 
— ¿Ah?... ah, ¿Cuántos tienes?
 
— 419. — lo vi mientras me daba la espalda y empezó a caminar. “Es una mala broma" pensé.
 
— Ajá, y yo tengo 100 años.
 
— ¿Qué te hace creer que no es verdad?
 
— Debes ser una de esas personas que practica vudú y algo  de hechicería. No creo que haya hechizos para la vida eterna.
 
— No soy eterno, el promedio de vida de mi especie es de 3000 años.
 
— ¿Especie?, ¿Especie de dementes?, sí, seguro eres un niño rico que escapo del sanatorio y mató a sus padres.
 
— ¡Alto ahí!... — Naruto enfadó. — murieron hace tres días y no fui yo. Si te vuelves a meter con mis padres, haré que mueras lentamente, ¿Nos entendemos?
 
— Nos entendemos… sí, entiendo. — entramos a una habitación, número 03. No muy lujoso, en el centro habían unos sillones, una mesa, una pantalla muy grande, una enorme y al parecer muy cómoda cama y en una esquina una puerta que daba hacia el baño.
 
 
Naruto suspiró tres veces muy hondo. Se recostó en uno de los sofás negro, cerrando sus ojos.
 
 
— No creo que tengas esa edad. ¿Por qué no me dejas ir?, olvídalo, ¡Me voy! — me di media vuelta para salir de ahí.
 
— ¡Alto ahí, te lo ordeno! —  se paralizó mi cuerpo, traté de moverme y no pude.
 
— ¡¿Por qué?!, Si no me dejas ir para que quieres qué me quede, ¡Explícame!
 
— Estás solo, igual que yo ahorita, ¿No? Además, me viste cara de idiota.
 
— Le veo la cara a todo el mundo. Así soy yo.
 
— ¿Todos los humanos son así?.
 
— Sí. Muy pocos lo aceptan, pero sí. Nos gustan las mentiras, decirlas, escucharlas o vivirlas, sea como sea.
 
— ¿Si mueres quién crees que te extrañaría? ¿Algo cambiaría?
 
— No, nada. Tú, tienes una tía a la que estás buscando.
 
— Sí así es.
 
— No estás solo. Dijiste que yo estoy solo igual que tú, sin embargo, la tienes a ella.
 
— No sentimentalmente. Sino, momentáneamente. Además los de mi especie somos…
 
— ¿Los de tu especie? — arrugué la cara por un instante.  — ¿Qué eres exactamente?
 
— Soy de otro planeta, ¿No es obvio?
 
— ¿De Venus,  Mercurio, Plutón….Narutón? Ja ja ja,— me burlé y vi una  mirada muy seria de reojo— es una broma.
 
— No me dio risa.
 
— Sí, ya me di cuenta. Así que, ajá, de otro planeta… — me moví, ya podía, respiré hondo de alivio, me senté. — ¿De dónde? Me gusta que me expliquen las cosas.
 
— De otra galaxia, mi planeta es el planeta K-141.  No es tan pequeño como la Tierra, es el triple de su tamaño, sin embargo, no es tan grande como otros. Somos una especie pacífica, nos dedicamos sólo a nuestro planeta, en hacer avances, en todos los ámbitos posibles. Existe un grupo de investigación extra galáctica y planetario. Un día un grupo de ellos, compuesto por 15 cuarenta y unos, algo pasó, había un agujero negro y murieron 7…
 
— ¿Tus padres? — El de ojos azules asintió. — lo siento mucho.
 
— No hay porqué. En fin, mis padres, junto con los otros trataron de sacar de ahí las naves. Dos de ellas no lo lograron. Todo suena sencillo, ya que es una perdida y se supone que debería superarse, ¿Verdad? Esas son cosas que casi no suceden, no en nuestro planeta. Kaguya, perdió a sus dos hijos ahí… — Hizo una pausa tan larga que creí que se había olvidado de lo que estaba hablando, luego prosiguió — culpó a La Unión de los cuatro Reinos. Guiada por su dolor,  hizo un grupo de rebeldes, al principio muy pequeño; luego se extendió. Quiso empezar una guerra, para cambiarlo todo, con una ridícula justificación, de que los cuarenta y uno no podían tener a un futuro rey como yo. Según ella, mis padres debieron ser los únicos en morir. ¿Sabes por qué? — negué — porque los reyes deben sacrificarse por el pueblo. Mis padres, mis abuelos, y todos mis antepasados, lucharon y se esforzaron por mantener paz durante miles de años en mi planeta. 
 
— ¿Qué pasó después? ¿Hicieron guerra?
 
— Sí. Sólo quería detenerla antes de que siguiera arrastrando a los demás en esa locura suya. Ahora pienso que ella sólo quiere matar y conquistar, la invadió ese terrible deseo en su extraño frenesí de venganza.
 
— Oh, como los humanos. — subí los pies en el sofá, acomodándome mejor.
 
— Lo que quedaba de mi escuadrón, que al final éramos mi tía y yo,  huimos. Kaguya, me encontró, a donde yo iba me encontraba; sí, su odio, se acrecentó contra mí, maldita… mataba al que estuviera cerca de mí, fuese su aliado o no. Salí del planeta por un momento porque ella no me dejaba respirar, algo hacía, con algo me rastreaba. Me encontró, daño mi nave levemente, me alejé lo más que pude. — suspiró cansado — me gritó por los transmisores que si en un mes no volvía destruiría a todos los no rebeldes. Sé que se está guardando un arma final. Tengo que descubrir qué es y cómo impedirlo, destruirla, restaurar todo.
 
— Ahora entiendo, creo… de esa manera te refugiaste en la tierra.
 
— No. — mi frente se arrugó en señal de duda.
 
— ¿No?
 
— Llegué a tu planeta porque se me acabo el combustible, la órbita de tu planeta me atrajo. ¿Crees que es la primera vez que estamos en la tierra? Nos han enseñado a llegar a otro planeta sin que se den cuenta. Yo no. Sí, es mi primera vez aquí, es casi como lo describían.
 
— ¿Cómo lo describen?
 
— Con su evolución positiva, autodestructiva y sucios.
 
— Ah. — asentí — y ¿Tu tía?
 
— Ella venía en la nave conmigo. Para no estrellar la nave tuve que salir y hacer que aterrizara bien, a pesar de ello no salió como esperaba. — dijo lo último para sí mismo.
 
— ¿Por qué?
 
— Se estrelló, quedé inconsciente. La nave estaba un poco lejos, seguramente ella se fue a buscarme por otro lado. Debió esperarme ahí, aunque probablemente se preocupó demasiado por mí.
 
— La nave, ¿Trataste de que no se estrellara al estilo Superman?
 
— ¿Qué? — sus cejas se juntaron frunciendo el ceño.
 
— Ya sabes, al estilo Superman, con tu súper fuerza tratando de agarrar con tus manos la nave para que no caiga.
 
— No. — respondió secamente.
 
— Ah.
 
 
Él suspiró por no sé cuanta vez. Yo bostecé y lagrimé. ¿Estaba él loco o más loco yo por creerle? Quizá ambos.
 
 
— Entonces yo, ¿me quedaré contigo hasta que tengas que regresar a tu planeta? — él asintió — estoy seguro de que encontrarás a tu tía.
 
— Lo sé. Estoy seguro — su mirada dio un vago brillo — de que serás un buen esclavo. — mis ojos se abrieron más ante lo que dijo.
 
— ¿Esclavo?
 
— Ja ja — una pequeña risa escapó de él — era una broma.
 
— No me dio risa — Naruto sonrió entrecerrando los ojos tiernamente, un gesto nuevo.
 
 
Su padre se lo dijo  “Tendrás un seguro futuro incierto, con un final triste, muy triste, hijo.”
Era incierto, sí, esperando no tener un final triste, confiando a ciegas en nada.
 
 
 

Notas finales:

Gracias una vez más por leer. 
 
Aprecio su apoyo querido lector. 
 
¡Qué tenga un bonito día, tarde o noche!
 


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