Kaito había nacido de una camada de cuatro cachorros y de todos él era el más débil, colocándole en situaciones poco agradables, luchar por la leche, donde mayormente perdía y tenía que esperar a que sus hermanos se durmieran para él poder comer, luchar por una presa donde mayormente también perdía.
De sus hermanos él tenía el menor tamaño así que siempre era el agredido por ellos y terminaba perdiendo, sus padres pensaban que él no iba a sobrevivir su estado desnutrido y el hecho de que no obtenía las proteínas necesarias lo hacían estar cada vez peor.
Pero Kaito luchaba por sobrevivir sobrepasando las expectativas de su padre, cuando le enseñaban a cazar el más torpe era Kaito, cosa que nuevamente desilusionaba a su padre.
Así que el zorro siempre fue una decepción para su familia y sus hijos más consentidos eran sus demás hermanos, hasta que un día su padre fue capturado por unos cazadores y su familia fue dispersada de la madriguera.
Su madre intento llevarlos lejos de sus hijos, un sonido de disparo se escuchó luego de un profundo silencio.
Siguiendo a sus hermanos se alejaron tanto que no sabían si quiera como regresar a casa, así que les toco aprender a sobrevivir, sus hermanos siempre le hacían burlas y muchas veces le robaban las presas pequeñas que él lograba cazar, siempre tenía deseos de alejarse de ellos pero al mismo tiempo no quería estar solo y por eso se quedaba.
Hasta que llegaron a una zona más alejada del bosque donde los humanos le habían obligado a llegar, había distintos depredadores de los cuales él siempre se lograba librar, pero sus otros hermanos no, uno a uno otros depredadores fueron cazando a sus hermanos hasta que él se encontraba solo, completamente solo intentado sobrevivir.
Sin saber si era su mala suerte o su deseo por permanecer con vida lo que lo mantenía en aquel estado.
Pero aun así de todos los zorros de esa camada, él que sobrevivió fue el más débil, el que pensaban que iba a morir a las semanas y quien obtuvo a un lobo como pareja.
Kaito podía ser el zorro más torpe de todos pero algo si tenía el pequeño suerte.
Un pequeño problema
El pequeño cachorro iba creciendo volviéndose bastante hiperactivo de nombre le habían dado Fuyu por encontrarlo cerca de la estación de invierno, de ojos azules mar y cabello de color morado se le podía encontrar correteando por la cueva saltando entre las rocas y jugando con las orejas de uno de sus padres.
Cuando paseaban por los bosques tenían que estar bastante atento de él ya que le gustaba andar revisando madrigueras o entreteniéndose con insectos, peor aún con serpientes, el cachorro era demasiado curioso, al sentir un nuevo aroma no dudo en llegar hasta a él con su muy desarrollado sentido del olfato, Kaito quien se encontraba echado por el cansancio que le generaba el cachorro, enserio era bastante energético había tenido que sacarlo varias veces de distintas madrigueras algunas habitadas y otras no, de repente sintió el olor del pequeño muy lejano.
-¡Fuyu! –Se levantó de golpe y a ver que el cachorro no respondía salió corriendo – ¡Fuyu! –Kaito se estaba desesperando revisaba cada lugar, cada madriguera, cada hueco, cada tronco, pero no encontraba al pequeño y su rastro se había perdido – ¡Fuyu! ¡Fuyu por favor no me asustes! Cielos ¡Fuyu!
-¿Qué ocurre Kaito? –Pregunto Gakupo entre dientes ya que llevaba una presa viva para que el cachorro aprendiera a cazar –
-No encuentro a Fuyu y perdí su rastro –Respondió alterado el pequeño zorro –
Al enterarse de esto el lobo soltó al conejo y salió corriendo lo más rápido que daban sus patas buscando al pequeño, su aroma estaba demasiado ligero al parecer había nadado por el río, el lobo comenzaba a asustarse temiendo lo peor por donde le llevaba ese camino.
-¡Fuyu! –Exclamo pero no hubo respuesta, se detuvo soltando un largo aullido “¿Dónde estás?” ese era su significado, para recibir uno en respuesta “ayúdame” –
Sin dudarlo ni un segundo comenzó a correr nuevamente siguiendo la dirección de dónde provino el aullido, encontrándose con un grupo de humanos que tenían a su cachorro encerrado en una jaula, sin pensarlo se lanzó a atacarlos, había herido a uno de los humanos mientras los otros disparaban, se lanzó a atacar a los otros recibiendo varios de los disparos pero no desistiría el salvaría a su cachorro, porque ese pequeño era su cachorro.
Como pudo tomó al pequeño de la jaula sacándolo de allí tomándolo con delicadeza entre sus dientes para llevárselo, todo se estaba comenzando a volver borroso para él, el pequeño estaba muy asustado primero estaba siguiendo un delicioso aroma y al minuto siguiente estaba siendo enjaulado por unos humanos, todo había pasado tan rápido frente a sus ojos que no había tenido oportunidad de reaccionar y ahora estaba siendo llevado por su padre a toda velocidad.
Podía sentir un aroma extraño en el aire pero no sabía identificarlo, de repente cayó al suelo rodando su padre había colapsado – ¿papá? –Se levantó llegando junto a su padre – ¿papá? –Volvió a preguntar, se encontraba respiración aceleradamente para que fuera bajando, lento y constante – papá ¿estás bien?
Pero no había respuestas los ojos de su padre se cerraban y el pequeño en su desesperación soltó un doloroso y desgarrador aullido.