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Mi historia de cuento de hadas por ToniestImpala

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Notas del capitulo:

Pufff, ahora sí me tardé en actualizar D': de verdad, busque y busque espacios en mis horarios, pero nada. Aunque ahora sí! 

 

Espero les guste!!

Hinata y Kageyama continuaron hablando por bastante tiempo, tanto así que olvidaron el pasar del tiempo. Hubo un momento en el que Shoyo decidió mirar al cielo, dándose cuenta de que ya no había sol.

-Creo que se nos hizo tarde...- dijo el pelirrojo ladeando la cabeza.

-Si...- Respondió el pelinegro.

Se quedaron en silencio un momento, al no saber qué decir.

-Hey... Realmente vas a volver así?- Dijo el de ojos azules señalando la única prenda que llevaba el pelirrojo.

De pronto los colores invadieron el rostro de Hinata, sintiendo una inmensa vergüenza, había olvidado ese detalle por completo.

-N-No puedo hacer nada más...- Dijo tímidamente cubriendo su rostro con sus manos.

Tobio estaba enternecido por los actos del otro. Como sus pequeñas y delicadas manos tapaban su hermoso rostro.

-Quieres que te preste algo más de ropa?- Cuestionó Kageyama al otro.

-Cómo...?- Preguntó dudoso el pelirrojo.

-Tengo de sobra...- Tobio apartó la mirada, no sabía cómo decir eso sutilmente.

-P-Pero... Debo volver...- Ya era tarde, la tenue luz de las estrellas ya se alcanzaba a ver entre los espacios que las hojas dejaban entre sí. Si no volvía, seguro preocuparía mucho a su madre.

Pero de cierto modo, el otro tenía razón. Perdió su ropa al momento de caer al agua y a penas tenía una capa encima.

-No hay problema. Puedes quedarte esta noche y al primer rayo de luz matinal podrás volver.- Kageyama dio media vuelta y permaneció quieto un momento, expectante a la decisión del pelirrojo.

Hinata lo pensó un poco, tal vez no haría daño estar fuera durante una noche. Podría inventar una excusa para el momento en el que regresara.

Y entonces, decidió seguir al pelinegro entre la maleza.

-Vivo en la capital, pero conozco atajos entre el bosque que no tardan mucho.- Kageyama aceleró su paso, adentrándose en el frondoso bosque. Hinata al principio no podía mantener el paso, pero se dio cuenta de un pequeño detalle. Había marcas en los árboles apuntando su ruta. Así era como el otro no se perdía en ese oscuro lugar.

Entonces Shoyo comenzó a poner suma atención a las marcas para no quedarse atrás. Ahora ya podía estar a la par del de ojos azules.

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Aproximadamente se mantuvieron andando durante 2 horas, hasta que el sonido de una fuente podía ser escuchado a la distancia.

-Bien, ya llegamos- Habló Tobio mientras comenzaba a disminuir su velocidad. Andando hacia el frente, apartó varios arbustos y matorrales para abrir el camino.

Cuando Hinata dejó el bosque, pudo apreciar su alrededor. Casas con arquitectura hermosa, con banderas negras y naranjas ondeando con el viento. Una enorme fuente con una estatua de Cuervo al centro. Esa era la capital de Karasuno.

Era de noche, no había casi nadie. Pero la luz que desprendían las lámparas de aceite era muy hermosa al alumbrar todo a su alrededor.

-Ven, sígueme- Kageyama comenzó a caminar hacia una casa bastante grande. Shoyo le seguía de cerca. Tenía miedo de que los vieran.

Tobio paró frente a la puerta y sacó una llave de un saco que llevaba al costado del cuerpo. Con un pequeño chirrido, la puerta se abrió.

-Adelante- El pelinegro se hizo a un lado y cedió la entrada a Hinata. Estaba asombrado. La casa era muy amplia y tenía una bella decoración. Lo cierto es que se esperaba algo bastante diferente.

Caminó por el corredor principal, mirando algunos cuadros y esculturas en miniatura. A lo lejos escuchó a Kageyama subir las escaleras, aunque no le importó mucho.

Shoyo seguía rondando la casa. Desde el pasillo, la cocina, el baño y un pequeño salón. Era muy diferente a su hogar, quizá porque Kageyama vivía en la capital y él mismo en un pueblo algo alejado del centro de Nekoma.

-Hey!!- Gritó Tobio desde el segundo piso.
Shoyo se asustó un poco ante el repentino sonido, pero lentamente se fue acercando hasta las escaleras y subió con cuidado los escalones.

Una vez en la parte superior, se dirigió al lugar de donde provenía la voz de Kageyama. Al parecer una habitación.

-Bien, aquí puedes dormir. Los armarios tienen ropa que puedes usar. Quizá te quede grande... Pero es lo que hay. El baño está a la derecha del pasillo.- El pelinegro señaló todas las cosas importantes. Dejó una pequeña vela en la mesa de madera junto a la cama y salió por la puerta.

"Woah, es enorme... Más grande que la de mi casa" Pensaba Hinata. La habitación tenía una cama en el centro, dos armarios, una alfombra, mesa, perchero, ventanal y una silla.

Shoyo ya estaba cansado, tanto por la hora como por el viaje, así que decidió sacar algo cómodo de ropa y dejarse caer sobre las cobijas.

Eran muy suaves, como una gran pila de plumas. Se sentía ligero. Entre todas esas sensaciones, sus ojos comenzaron a cerrarse, hasta quedar profundamente dormido.

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Kageyama dio un pequeño vistazo a la habitación donde se encontraba Hinata. Era oscuro, por lo que no podía apreciar bien el interior. Con pasos sigilosos, se colocó a la orilla de la cama. Ahí podía ver como el pelirrojo descansaba plácidamente. Como su cuerpo estaba relajado, mientras su pecho subía y bajaba gracias a su tranquila respiración.

Era una vista hermosa para el de ojos azules. Tan sólo se sentía aún más enamorado de ese pequeño ángel.

Se agachó un poco, dudando al principio. Lo que estaba a punto de hacer, estaba bien? Bueno, no haría daño después de todo.

Con delicadeza, bajó la cabeza justamente sobre el rostro del pequeño. Kageyama cerró los ojos, y depositó un inseguro, pero tierno beso sobre la mejilla de Hinata.

De pronto el pelinegro comenzó a sentir calor sobre sus propias mejillas. Estaba muy avergonzado. Nuevamente, con sigilo salió de la habitación.

Bajó las escaleras para tomar un vaso de agua. Necesitaba despejar su mente, todo le daba vueltas. Era el primer beso que daba en su vida, aunque fuese sólo en la mejilla.

Tobio suspiró, estaba realmente a los pies del pequeño.

Pero, se le ocurrió una idea. Ya había descubierto que Hinata poseía las marcas distintivas de Karasuno, pero de algún modo terminó en Nekoma. Tan sólo debía hacerle ver su pasado, pues por lo que había deducido, probablemente no recordaba eso.

Entonces hizo memoria. Uno de sus senpais, Sugawara, compañero de escuadrón del ejército, le había contado algo sobre una tragedia en un pueblo cerca de Nekoma o algo así. Tendría que preguntarle de nuevo.

Decidido, Kageyama salió de su casa, no sin antes haber tomado un pequeño pan para matar el hambre. Sus dudas destrozaban su cabeza, quería unir hilos cuanto antes.

Se dirigió hasta la casa de Sugawara, no quedaba lejos, así que llegó bastante rápido.

Se sentía algo apenado por llegar a esa hora, pero sólo tenía sus pensamientos y deseos en mente.

Tocó unas cuantas veces a la puerta. Esperó alrededor de 4 minutos, hasta que escuchó ruidos que provenían del interior.

-...Ya voy...- Se logró escuchar la soñolienta voz de alguien. Tobio de inmediato reconoció a Suga.

La puerta por fin se abrió, mostrando a alguien de cabello blanco platinado, de ojos cafés y un lunar junto al ojo izquierdo. Su nombre era Sugawara Koushi

-Ummm, lamento llegar a esta hora... Pero creo que necesito ayuda...- Mencionó Kageyama algo apenado, evitando contacto visual.

-Hah... No importa, puedo ayudarte- Suga cerró los ojos y sonrió, era una persona maravillosa, siempre dispuesto a ayudar.

Ambos pasaron a la sala de la casa y tomaron asiento.

-Bien, de qué quería hablar?- Dijo amablemente Koushi, mirando al otro.

Tobio estuvo callado en un principio, pero después se animó a relatar toda la historia, desde todo el principio, la primera vez que vio a Shoyo.

Expresó que quería saber sobre su pasado. Tenía la ligera sospecha de que la tragedia de hace años podía tener algo que ver.

-Hmm, ya veo... Si ese es el caso, te diré lo que sé. Hace varios años, había un pequeño pueblo bastante pacífico a las orillas de la frontera con Nekoma. No había mucha actividad ahí. Hasta que un día, una armada del reino de Seijoh atacó ese lugar. Todo fue un caos, nadie nunca se imaginó que aquello pasaría. Todo fue reducido a cenizas y hubo muchas muertes. Fueron registrados 5 desaparecidos, nadie sabe si sobrevivieron.- Terminó Sugawara. Al parecer tampoco le gustaba mucho hablar sobre aquella tragedia.

Eso hizo pensar a Kageyama. Y si uno de los desaparecidos era Hinata? Tendría sentido, Nekoma era muy próximo al lugar.

-Gracias, de verdad. Lamento las molestias- Tobio hizo una reverencia y se despidió de su senpai. Salió de la casa y caminaba hasta la suya.

Por la mañana, podría llevar a Shoyo a través del sitio devastado, con suerte recuperaría sus memorias... Aunque quizá reviviera un trauma del pasado.

El pelinegro llegó a su hogar. Ya estaba exhausto, así que ni siquiera se molestó en nada. Directamente se tiró sobre un sillón largo y cerró los ojos.

Ya mañana sería otra historia.


CONTINUARÁ~

Notas finales:

Wu, ahora lo hice más largo o es mi percepción? Meh, en todo caso, estoy satisfecha. Nos vemos en la próxima :'3


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