En este punto se preguntarán, quién es la persona interesada en el pequeño Hinata?
Pus bueno, ahora lo sabrán.
Quien se quedaba horas y horas cada tarde mirando entre los arbustos a Shoyo, era alguien llamado Kageyama Tobio. Cabello negro y bastante alto, la expresión de su rostro era tenebrosa cuanto menos.
Él era un chico que pertenece al reino de Karasuno, pero siempre ha admirado secretamente a un guerrero de Seijoh, Oikawa Tooru.
De él tomó sus inspiraciones para ser parte del ejército real. Quería ser el mejor de todos los reinos. Practicaba diariamente. Pero en poco tiempo supo que era un genio para pelear. De hecho, no había nadie que le hiciera frente o le siguiera el paso, al menos no hasta ahora.
Pero también disfrutaba de la tranquilidad de los bosques, le distraía un poco de su realidad. A veces se cansaba mucho tras sus entrenamientos y necesitaba despejarse.
Había encontrado un sitio hermoso, bastante cálido, con muchos animales y pequeños riachuelos que cruzaban por ahí. Con luz lo suficientemente fuerte como para llenar el lugar de vida. Ese sitio era su favorito, aunque a veces le preocupaba que estuviera tan cerca de la frontera con Nekoma. No porque le temiese a los problemas que causara, sino porque no le gustaría ser visto con cara de idiota recostado en el pasto silbando junto con los pájaros.
Pero desde que vio a aquel ángel al otro lado, consiguió un nuevo motivo para ir a ese lugar. Al igual que Tobio, Hinata pasaba horas y horas relajándose, aunque era un poco despistado al no notar que le observaban. También era algo ruidoso a veces, pero no le importaba.
Cada vez que Kageyama regresaba a su casa, pensaba en ese lindo chico y en cómo misteriosamente le atraía. Pero había algo raro en él.
Su sentido le decía que él no pertenecía ahí. De alguna manera no emanaba esa especie de aura felina característica de Nekoma, o al menos no una muy fuerte. Había logrado memorizar las diferencias entre las personas de cada reino.
Si de verdad quería saberlo, debía estudiarlo a fondo. Sus ojos no indicaban parentesco con Nekoma o Fukurodani. No se veía para nada como alguien proveniente de Shiratorizawa. Nada así. Sus únicas dos opciones lógicas eran Karasuno o Seijoh. Si lograba ver su espalda, podría saberlo. Las manchas serían la prueba clave.
El único problema era cómo lo haría. No sería tan fácil, o sí?
Cada día ideaba numerosos planes para que lograra descubrir lo que le inquietaba. Siempre con plan de respaldo por si sale mal lo primero. A veces sacaba incluso 10 planes por día.
Aunque era tranquilo y serio la mayor parte del tiempo, Tobio podía llegar a ser muy obsesivo e incluso posesivo. Cuando entrena con otras personas, le molesta que no puedan seguirle el paso, por lo que comenzaron a alejarse de él. Incluso comenzado a decir que si seguía así de mandón, incluso podría ser un rey.
Eso le molestaba de sobremanera, por lo que normalmente ignoraba ese tipo de comentarios, pero en realidad se sentía algo solo. No encajaba, era diferente de los demás.
De cierta forma, estar, aunque fuese a distancia con el chico pelirrojo le daba un poco de compañía. Medianamente compensaba su soledad.
Pero como todo un Rey, podía llegar a ser un problema.
Sus deseos de posesión lo llevaron a obsesionarse. Pensaba en ello todos los días. Cada vez era peor, evolucionaba su sed de él. Su autocontrol disminuía. Llegaba a dar verdadero miedo.
Se acercaba el día en que por fin Kageyama cediera ante sus impulsos. Y nada bueno podría salir bien si se comportaba como un dictador.
CONTINUARÁ~