Tras sentir los rayos de sol golpear su rostro, finalmente se decidió a abrir sus ojos pesé a lo cómodo que se sentía en aquella gran cama.
-¿Ah?
Se levanto de golpe al recordar que así no era como lucía su habitación y en un instante los recuerdos de lo que había ocurrido hacia unas horas llego a su mente. Paso su mirada por toda la cama para comprobar que nuevamente se encontraba solo, tal parecía que aquel sujeto tenía el hábito de irse en cuanto obtenía lo que quería.
Afortunadamente ese día no se sentía tan mal como el anterior, de hecho, su cuerpo se encontraba sumamente renovado y relajado. Por ello decidió irse lo más pronto posible… esta vez se escaparía de ese idiota.
-¿Dónde? ¿Dónde?- murmuraba buscando cada una de sus prendas en el piso y cuando ubico sus pantalones se acerco lo suficiente para notar el ruido de la ducha- ¡Mierda!- se cubrió rápido la boca esperando que no le hubiera escuchado.
Tomo sus prendas con sumo cuidado y comenzó a vestirse, no sabía cuanto tiempo llevaba el Uchiha en el baño pero tenía que salir ya.
-Corre, corre- se alentó una vez en el pasillo.
Intento marcarle a su amigo pues recordaba que Sasuke le golpeo antes de llevárselo y eso le tenía preocupado pues no tenía mensajes o llamadas de él.
-Contéstame- tras un par de intentos decidió rendirse-¿Dónde estás Gaara?
Todo era un caos, su amigo no estaba, había perdido un día de clases y necesitaba supresores de forma urgente. Poniendo un poco de orden a sus pensamientos opto por ir a su habitación para tomar sus medicinas, quizás cuando llegará al salón encontraría a su amigo.
-Naruto, buen día- saludo su compañero de habitación.
En aquel edificio de Omegas era normal que ellos compartieran cuartos puesto que no corrían ningún tipo de peligro entre ellos, ya que las feromonas producto del celo solo incitaban a los Alfas y unos cuantos Betas.
-Buen día Haku- respondió al lindo chico de pelo largo.
Apenas ingreso para cambiar su ropa noto que este le estaba mirando de forma extraña y con el rostro sonrojado.
-¿Ocurre algo?- cuestiono mientras se alistaba.
-…-
-¿Haku, que pasa?
-Perdón es sólo que… esa marca es…
Su inmediata reacción fue cubrir su cuello con las manos y sonrojarse, ahora entendía su actitud. Seguro era algo curioso e interesante, sobre todo para su compañero pues aún siendo Omega él no había experimentado su primer celo.
El chico era un caso “extraordinario” e incluso asistía a clases apartadas del resto por su propia seguridad.
Los Omegas presentaban su celo entre sus últimos años de escuela básica por lo que estudiaban en escuelas donde solo asistían ellos, dado que el celo era algo espontaneo preferían evitar emparejamientos no deseados.
Una vez en escuela media y con medicaciones ellos asistían de forma normal con los Betas y Alfas, pero aquellos que no presentaban su primer celo continuaban teniendo clases apartados del resto.
-Ah, y-yo n-no quería incomodarte-se apresuro a disculparse- te traeré unos vendajes del botiquín.
No pudo responder siquiera cuando el chico se había ido en busca del objeto.
Hasta ese momento cayo en la cuenta de que todos se enterarían de lo ocurrido y seguramente sería el hazme reír, puesto que constantemente alardeaba de ser inmune a todos los Alfas.
-Demonios.
Se metió al baño para asearse puesto que sentía su cuerpo totalmente pegajoso producto del sudor y…
Cerro los ojos al sentir el agua correr por su cuerpo y aprecio todas las marcas que estaban sobre su bronceada piel. Sabía que era inútil pero tallo su cuerpo fuertemente para intentar borrar lo sucedido.
Una vez listo opto por ponerse una bufanda, sería raro pero seguramente a nadie le importaría puesto que el era un chico nada popular en su clase.
-¿Por qué no usas el vendaje?- indago el pelinegro- La herida aun esta fresca y podrías contraer una infección si no la cuidas adecuadamente.
-No te preocupes, estaré bien con esto- agrego mientras se apresuraba a salir puesto que ya era bastante tarde- suerte con tus clases.
Al ir por los pasillos percibió demasiadas miradas sobre él o quizás estaba paranoico y sentía que todo mundo le observaba. Bien, lo que fuera esperaba que terminará pronto.
Para el quinto período todo estaba regresando a la normalidad cuando al finalizar la clase un grupo de chichas no pudo contener un grito de emoción.
-Sasuke- corearon al ver al chico ingresar a su salón.
-Perdonen pero busco al chico Uzumaki.
Se sintió morir cuando las miradas de todos se enfocaron en él y aun peor sintió la molestia que les causo que el Alfa se acercara con una sonrisa a donde estaba.
-Te fuiste demasiado rápido en la mañana, Naru- le susurro dulcemente.
-No tenía motivos para pasar más tiempo ahí Uchiha.
-Sasuke- le espeto sin cambiar su tierna actitud- después de todo eres mi…
-¡Ahh! Es hora del almuerzo –grito para evitar que expusiera su relación- ¿Por qué no vamos por algo?
-Justo venía para invitarte, vamos.
Contuvo las ganas de empujar al Uchiha cuando este paso su brazo alrededor de su cintura para caminar juntos al comedor. No quería protagonizar una escena, tendría que esperar a estar solos para poder hablar con ese sujeto.
Tenía que arreglar las cosas aunque no sabía como, no había escuchado de algún caso en donde un Omega se pudiera quitar la marca de apareamiento pero él tenía que ser el primero, no podía quedarse con Sasuke.
Le miro por el rabillo del ojo notando lo tranquilo que este lucía, de hecho parecía acostumbrado a la situación y aquello le hizo recordar el rumor.
“Sasuke Uchiha es conocido como el domador de Omegas, es inmune a las feromonas de cualquier Omega y por el contrario el puede seducirlos hasta convertirlos en simples esclavos del placer”
Tras pedir su almuerzo se sentaron en una de las mesas más apartadas para poder tener algo de privacidad.
-Buen provecho- espeto el pelinegro mientras se disponía a probar bocado.
-¿Qué te propones Uchiha?- pregunto sin delicadeza.
-Almorzar contigo ¿no es evidente?
-Sabes de lo que hablo- murmuro sumamente molesto- ¿Qué es lo que quieres? Y ¿Dónde esta Gaara?
Por un momento pensó que quizás el azabache lo tenía secuestrado o algo pues el pelirojo seguía sin aparecer y eso le tenía altamente preocupado.
-¿Gaara?
-No te hagas el tonto, el chico que estaba conmigo.
-¡Oh! Ese chico- puso expresión de pensárselo un poco- no lo sé, después de ayer no lo he vuelto a ver.
-¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de lo que paso?
-Naruto, deberías comer o dañaras al bebe- le susurro con ternura.
-Espera ¿Qué?
¡Bebé! ¡¿Qué demonios estaba pensando el Uchiha?!
-Bueno, después de lo que paso ayer sería sumamente extraño que no hubieras quedado embarazado.
-Así que de eso se trata todo esto-suspiro profundamente entendiendo la situación- Tan sólo te sientes responsable de las “consecuencias” de lo que hicimos.
Muy bien, era momento de aclarar las cosas pues el NO quería emparejarse con semejante hombre.
-Escucha bien Uchiha, como Omega tengo problemas para controlar el celo, por lo que tomo supresores y anticonceptivos para poder regularlo de forma adecuada.
-Sé muy bien que no eres un chico cualquiera.
-Gracias- resoplo con sarcasmo pues no le agradaba ser tratado como alguien “especial”- aquel día que nos encontramos administre mal mis medicamentos y en vez de los supresores tome doble dosis de anticonceptivos, por lo que un embarazo difícilmente se pudo dar en estos días.
-Entiendo.
-Correcto entonces me retiro y no te preocupes, no diré nada para que continúes tu vida de forma normal. Hasta luego.
El azabache miro como su pareja iba a entregar sus platos para salir de ahí, muy bien era decepcionante que el chico no estuviera embarazado pues él ya se había hecho a la idea, aunque era cierto que eran demasiado jóvenes aún.
-Bien, tendremos que seguirlo intentando- sonrió para sí y se dispuso a irse de ahí también.
Bueno al fin un problema menos, ahora tenía que encontrar a Gaara donde quiera que este estuviera, tal vez estaría en su habitación o en la enfermería, aunque no esperaba que la fuerza de Sasuke fuera tal como para lesionarlo de gravedad.
Opto por saltarse las últimas clases y buscar al chico mientras nadie regresaba aún, no conto con que le estuvieran siguiendo los pasos de cerca.
Llevaba 2 horas de haber comenzado la búsqueda y nadie sabia nada de su amigo, ni en los dormitorios o el club al que asistía había encontrado algo.
Opto por sentarse en una banca del patio principal, necesitaba pensar algún otro sitio donde el chico se hubiese ocultado.
-Quizás solo esta molesto conmigo- pensó con pesar.
Sería lógico que Gaara no quisiera verle tras la escena que presencio… Vamos que el mismo se avergonzaba de haber actuado como una perra necesitada de sexo.
Sostuvo su cabeza fuertemente tratando de frenar los desagradables recuerdos, ¿Por qué tenia que perder el control sobre si mismo? ¿Por qué no podía tener una vida normal?
-¿No te has cansado de seguirlo?
Aquella voz no era de otra persona más que Sakura Haruno, una de las Omega más populares de la escuela.
Se giro para encontrar a la joven cerca de un banco en el patio, mismo donde el Uchiha estaba sentado.
-Él es un chico raro que le gusta jugar con cuanto alfa se tope- agrego molesta –tú no eres como “esos” Sasuke.
Un sonrojo apareció cuando sus miradas se toparon y supo que algo extraño le estaba pasando, no era normal sentirse así puesto que ya había tomado supresores y el efecto no era fácil de disolver.
Estaba por acercarse y decirle algo al alfa cuando observo como la chica descaradamente se sentaba en sus piernas y pasaba sus brazos alrededor del cuello del Uchiha.
Entonces espero pacientemente a que el tipo la rechazara o quitara de encima, lo cual no ocurrió. En cambio el pelinegro paso uno de sus brazos por la cintura de la chica y con su mano libre tomo su rostro para girarlo levemente haciendo expusiera su cuello.
-¡Maldito seas!- vocifero mientras apretaba fuertemente sus manos cerradas en puños y giraba sus pasos al edificio de los Omegas.
Sus ojos estaban húmedos producto de la humillación que sentía, más no estaba dispuesto a llorar por ese estúpido alfa. Parecía ser que los rumores eran ciertos y él sólo era uno más en el Harem de ese sujeto.
Al llegar agradeció enormemente que Haku no apareciera pues quería tranquilidad para pensar las cosas, para deshacer lo que había hecho.
Era un idiota por dejarse embobar, aunque fuese un poco, por la amabilidad de Sasuke y más aún por creer que era diferente. ¡Era injusto! Los malditos alfas podían emparejarse cuantas veces quisieran y ellos, los omegas estaba obligados a estar sólo con uno.
Quito con furia la bufanda y sus manos llegaron hasta la marca que le habían hecho, paso sus dedos una y otra vez esperando que en algún momento desapareciera pero eso no ocurría.
Cansado se dejo caer en la cama boca abajo, su padre estaría furioso pues muchas veces le advirtió los riesgos que conllevaba ser el heredero Omega en su familia.
No, más que temer la ira de su padre le preocupaba decepcionarlo.
Durante años Naruto había conseguido un gran autocontrol que le permitió salvarse de tantas situaciones riesgosas, no entendía porque esta ocasión fue diferente, no lograba explicarse lo que le sucedió.
Ahora ¿Qué iba pasar? Si se emparejaba con el chico seguramente habrían grandes repercusiones en cuestión de la empresa familiar, hasta donde sabía los Uchiha estaban bien posicionados dentro del mercado tecnológico, seguramente una pequeña empresa como la suya no les serviría de nada… quizás la desintegraran.
Con tales pensamientos nefastos se levanto de golpe, no podía permitirlo, nunca…
Tenía que encontrar pareja, una más conveniente para el negocio familiar pero ¿Dónde? ¿Quién? Estaba seguro que nadie querría emparejarse con un “marcado”.
-¡Oh, Naru!- saludo el chico castaño al entrar en la habitación- pensé que no estarías.
-¿Dónde más podría esconderme de las clases Haku?
-No era eso a lo que me refería- agrego tras reír por el comentario de su amigo- El traslado no es oficial pero imaginé que ya estarías con él.
-¿Traslado?
-Sí, en el edificio de administración está la nota de reubicación de habitaciones, debido a tu mudanza compartiré habitación con Nagi.
-¿Qué? ¿Mudanza?- abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta de lo que eso significaba, el desgraciado ya lo había hecho oficial y ahora todos lo sabían… que era SUYO.