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Back to you por Aomame

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 Back to you

The same mistake

La visita de Sharon no le sorprendió esta vez. La chica entró sin pedir permiso y pidió que le entregara las cartas y la fotografía, pero pronto olvido su cometido, al mirar a su alrededor.

—¿Te mudas?

Bucky asintió. Sharon lo miró boquiabierta, eso había sido rápido. Se sentó en el sofá y se quedó en silencio por un  momento, recorriendo con la mirada las cajas que se apilaban aquí y allá. Bucky aún sentía los ojos hinchados, así que apartó su mirada, y no vio cuando la chica sacó su teléfono móvil y lo dejó sobre la mesa de centro

—¿Te irás?

—Sí

—¿Y volverás?

Bucky suspiró —No, no lo haré.

—¿Le dijiste a Steve?

—Aún no.

—¿Te despedirás?

—Tal vez, después, cuando esté lejos. No quiero que se repita del todo la historia.

Sharon asintió. Levantó el teléfono y lo revisó con tranquilidad mientras hablaba — Está bien. Por mí está bien. Pensé que tendríamos que tener otra conversación para que entendieras.

—Déjame las cartas y la foto.

—Si quieres—Sharon se puso de pie y se dirigió a la puerta—. Suerte.

—Sharon—ésta se giró con la mano ya en el pomo de la puerta—Cuida de él, ¿sí?

Justo entonces, el teléfono de la chica sonó, se lo enseñó a Bucky con una sonrisa, era Steve—. ¿Sí? Buenos días, amor... Claro, te veo ahí. Besos —guardó el teléfono y abrió la puerta— Hasta siempre, James.

Bucky la vio salir y una vez más, se preguntó, si estaba haciendo lo correcto. Sea como sea, tenía que salir de ahí. Y esperaba con todo su corazón que Steve fuera muy feliz.

 

 

Sharon llegó a la casa de Steve una hora después de su encuentro con Bucky. Entró con una sonrisa en los labios y le besó como si no hubieran discutido, ni nada por el estilo. Comenzó a hablar de la boda, de los últimos detalles, que, por supuesto, ella se encargaría de dejar a punto, porque era un día que tenía que ser más que perfecto. Pero Steve detuvo su carrera y le pidió silencio. No era para eso que le había llamado y pedido hablar.

—¿Entonces para qué?

Steve respiró profundamente antes de hablar.

—Sharon, tengo que ser muy sincero contigo. Sé que es muy apresurado e inoportuno, sé que todo está listo para mañana y que me vas a odiar después de esto, pero tengo que ser honesto contigo.

La chica intuyó de que iba todo eso, sabía que tenía que evitar que las palabras de Steve terminaran con su relación y la boda se cancelara. Esperaba que sucediera, pero aun así, no estaba lista para ello.

—Tú sabes lo que Bucky significa para mí—él siguió hablando con aplomo, intentando dar sus razones para así conducir suavemente a la verdad—. No esperaba volver a verlo. Pero ahora tengo la oportunidad una vez más de estar con él, y simplemente no puedo dejarla de lado. Sharon, lo siento, pero…

—Hablando de Bucky—Sharon lo interrumpió, Steve retuvo las palabras en la punta de la lengua—, lo acabo de ver.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Me dijo que se iba. ¿No te lo dijo?—frunció el ceño, como si eso también le extrañara— Así que, no tendré que preocuparme por que esté o no en la boda ¿no es genial?

—Es-espera, ¿cómo qué se va? ¿A dónde? ¿Por cuánto?

Sharon se encogió de hombros. —¿No eres tú su amigo? Eso deberías saberlo tú.

Steve la miró con incredulidad. No podía ser, simplemente, no podía ser. Sonrió y sacudió la cabeza, pensó que todo era una estratagema de ella. Bucky no podía irse, no de nuevo.

—Mientes—le dijo sin más, con seguridad.

Sharon abrió la boca ofendida. Murmuró algo que Steve no comprendió, al tiempo que sacaba su teléfono móvil. Buscó algo y después lo miró triunfante. Era una grabación.

“¿Te vas?’”  “Sí”… 

La sonrisa incrédula de Steve se derrumbó conforme escuchaba la voz de Bucky. Sharon apagó la grabación y volvió a encogerse de hombros.

—Sabía que no me creerías, por eso lo grabe.

—No—Steve negó con la cabeza también—. Es falso. Esa grabación es falsa.

—Steve, soy buena con la tecnología, pero no soy Tony Stark, como para fabricar algo así. Si no me crees, búscalo, cariño. Ahora, me disculparás, pero tengo una cita en el spa… ¡mañana es el gran día! ¿Lo puedes  creer?

Sin agregar nada más, le besó la mejilla y salió de la casa con paso apresurado.

Steve se quedó plantado en la sala de estar, con la mirada perdida en un punto indefinido por varios segundos. Cuando reaccionó, se dijo de nuevo que no podía ser, que no era verdad. Así que buscó su propio teléfono y llamó a Bucky.

Ese fue el primer golpe, el teléfono dio tono de llamada, pero de inmediato se cortó. El segundo golpe vino cuando decidió llamarlo a su oficina. La secretaria de siempre le contestó con la clásica amabilidad mecanizada.

—Con James Barnes, por favor—pidió.

—Oh, lo siento, no puedo comunicarlo. El licenciado Barnes, renunció ayer.

—¿Qué?—Steve sintió que el aire comenzaba a ser escaso a su alrededor.

—Lo siento, señor. Tengo su teléfono celular, si quiere puedo…

—No, está bien así. Gracias.

Colgó. Eso debía ser una especie de pesadilla. No podía estar pasando. Simplemente se negaba a creerlo. Salió de casa y se dirigió al departamento de Bucky. Se negaba a creer que, una vez más, estuviera en la misma situación de hace diez años. Se negaba rotundamente a aceptarlo.

Tocó el timbre de la puerta y después con los nudillos, pero nadie respondió. Entonces golpeó la puerta con la palma.

—¡Bucky! ¡Abre la puerta! ¡Bucky!

Fue entonces que una mujer salió de la puerta de al lado.

—No se gaste—le dijo y Steve se giró para mirarla—. El joven que vivía ahí, se mudó esta mañana.

Ese fue el tercer y último golpe. Steve cerró los ojos y se mordió el labio inferior, antes de poder articular otra frase.

—¿No sabe a dónde se mudó?

—Lo siento, no  hablaba con él así que…

Steve asintió, le dio las gracias y bajó del edificio.

 

 

—Jarvis, ahora no, estoy ocupado—Tony llevaba puestas las gafas y soldaba algo con mucha concentración, cuando escuchó que su mayordomo le llamaba.

—Señor, creo que tendrá que interrumpirlo.

—Jarvis ya te dije que…

—Se trata del señor Rogers.

Tony dejó lo que hacía y se quitó los lentes, al tiempo que miraba hacia sus espaldas.

—¿Qué pasa con Steve?

—Lo espera en la sala.

Eso era muy extraño. A esa hora su amigo debería estar de luna de miel con Bucky. ¿Qué demonios hacía ahí? Tuvo un mal presentimiento, así que acudió sin demora al encuentro con él. Cuando Steve lo vio, se levantó del sofá y lo abrazó, en ese momento, sólo en ese momento se quebró por completo.

Tony los sostuvo, sin entender qué demonios estaba pasando. Natasha le había dejado un mensaje aquella mañana, sobre que tenían que hablar e iría a visitarlo en cuanto terminara su ensayo. Le dijo que tenía que ver con Steve, pero al parecer, sea lo que sea que ella quería evitar, ya era tarde para ello.

—¿Qué sucede, Steve? Hey, ¿qué pasó?

Steve se apartó y lo miró con los ojos más tristes que Tony hubiera visto es su vida.

—Se fue—dijo con la voz rota—, otra vez. ¡Una vez más! ¡Simplemente se fue!

—¿Bucky?—Steve asintió, se sentó en el piso y hundió el rostro en sus rodillas. Tony, simplemente no podía asimilar lo que éste le decía.

—¿Por qué, Tony? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que le hice para que me odie así?

—No te odia, oye…—Tony se acuclilló a su lado y apoyó su mano en el hombro de su amigo, infundiendo todo el apoyo que podía.

—Entonces, ¿cómo explicas que se haya ido de nuevo y sin decirme nada?

Jarvis entró en ese momento, acompañado de Natasha. La chica se llevó una mano a la boca. No necesitó más que ver el rostro de Steve para comprender lo que estaba pasando: Bucky había hecho lo único que no debía hacer.

—Steve—se arrodilló ante él y lo abrazó con fuerza—. Él te quiere, créeme. Él te quiere.

—No, no es verdad—repitió él una y otra vez. Lloró en brazos de Natasha. Y ella también lo hizo contagiada por ese sentimiento que él transpiraba.

Tony intentó mantener la compostura, estaba pensando tan rápido como podía.

—Steve, cálmate—le dijo y éste asomó la cabeza de entre los brazos de Natasha, en tanto ésta lo miró reprobatoriamente, ¿cómo le pedía algo así?—Toma un baño, descansa. Así no puedes pensar.

—Tony…—Nat lo miró con el ceño crispado.

—Tienes razón—Steve se limpió el rostro y se puso de pie—Mañana es el gran día, ¿cierto?

—Espera—fue Tony quién, ahora, frunció el ceño—¿Te vas a casar?

Steve se encogió de hombros.

—Realmente no me importa. ¿Qué más da?

Tony  y Natasha suspiraron. Pero lo dejaron irse sin decirle nada más. Jarvis fue el asignado para llevarlo a una habitación de huéspedes. Fue entonces que, Natasha, puso al corriente a Tony de lo que sabía. Ciertamente no esperaba que Bucky tomara una decisión tan precipitada y tan equivocada, pensó que tenía tiempo de convencerlo de no hacer ninguna tontería.

—Es un idiota— concluyó Tony—, y Steve es más idiota por enamorarse de un idiota.

Nat no pudo evitar una pequeña sonrisa, pero se le borró de inmediato.

—Tony, esas cartas… en verdad, Steve estuvo sumido en una depresión horrible. No me gustaría que pasara por lo mismo. Es eso lo que no se merece.

Tony asintió.

—Mira, Nat. En ese tiempo Steve estaba solo. Completamente solo. Esta vez es diferente, nos tiene a nosotros ¿cierto? No dejaremos que pase—se palmeó los muslos y se puso de pie.

—¿A dónde vas? ¿Qué vas a hacer?

—Tú cuida de este idiota. Yo me encargo del otro idiota.

 

 

Bucky creyó que se trataba del servicio a la habitación cuando tocaron a la puerta. No imaginó, pero ni por asomo, que quién atravesara el umbral fuera Tony y mucho menos, que éste lo empujara dentro de la habitación con una fuerza que sólo podía indicar enojo. Eso sólo podía significar una cosa: Steve ya sabía que se había ido.

—¿Cómo supiste…?

—¿… qué estabas aquí? Barnes, soy Tony Stark—Dijo éste mostrando las palmas de sus manos, indicando que no podía ser más obvio—. No hay nada que no pueda hacer. Tengo mis contactos, no todos son muy honorables, pero son muy útiles para encontrar idiotas en fuga.

—Tony, no es lo que…

—Es lo que es. Te dejaste manipular por las palabras de una chica desesperada. Creíste que realmente él estaría bien sin ti. Cuando lo único que él necesitaba entonces, y necesita ahora es a ti, pedazo de imbécil.

Bucky no supo que contestar, boqueó un par de veces, pero nada salió.

—¿Sabes lo que Steve iba a hacer esta tarde?

Bucky negó.

—No, claro que no. Iba a terminar con Sharon, a cancelar la boda, para poder estar contigo. Iba a tomar el riesgo y tú, le acabas de demostrar que no valía la pena. Y ahora, ¿sabes cómo estará mañana a esta hora?

Bucky volvió a negar.

—Casado con la mujer que te llenó la cabeza de idioteces—Tony resopló y parecía que por fin podía tranquilizarse.

Bucky bajó la cabeza, realmente no tenía palabras.

—¿Lo amas?—Preguntó Tony apretándose el puente de la nariz.

—Sí.

—¿Te das cuenta que cometiste una estupidez?

—Sí.

—Bien. Te voy a decir una cosa, Barnes. Mañana me encargaré de colarte en la boda, antes de la ceremonia. Habla con él, pídele perdón, arrodíllate, yo qué sé, haz lo que tengas que hacer. ¿De acuerdo?

—Pero…

—Te espero mañana, frente a la estación. Si no llegas, Barnes… Escucha. La primera vez es un error, la segunda vez, es una lección mal aprendida; pero una tercera vez, si huyes una tercera vez, Barnes, me confirmarás a mí y al mundo, que eres un idiota… y que definitivamente, no mereces el amor que él te tiene.

Fue todo, Tony salió de la habitación con la misma rapidez con la que había entrado. Bucky lo vio partir sin moverse. Su mirada se dirigió a la fotografía que Sharon había intentado quemar frente a él.

Steve y él estaban sentado juntos en la escalera de la casa del primero. Sonreían. Steve tenía su antebrazo apoyado en el muslo de Bucky, y éste le rodeaba los hombros con su brazo. Había cosas que nunca debieron cambiar, esa era una de ellas.

 Se había dado cuenta de su error cuando salió del departamento. Se había tirado de cabeza y se había movido tan rápido para desaparecer, que no se percató de que estaba haciendo lo mismo que hace diez años. No había aprendido. Tony tenía razón. Era un idiota. Y esta vez, se sentía en arenas movedizas. Porque nadie le aseguraba que Steve, lo perdonaría.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado.

Pues esto está llegando a su fin XD

Hasta la próxima! 

 

Continuará...


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